Mes: octubre 2015

DON AURELIO GRANDE FERNANDEZ (1930-2001). Por Merche Grande Gallego

DON AURELIO GRANDE FERNANDEZ (1930-2001). Por Merche Grande Gallego

El 5 de octubre de 1930 nace en nuestra querida Parderrubias, don Aurelio Grande Fernández, Aurelio, en una familia de nueve hermanos. Cursa estudios en el Seminario de Ourense y en el año 1953 obtiene el Título de Licenciado en Historia Eclesiástica por la Universidad Gregoriana de Roma. Ese mismo año es ordenado sacerdote diocesano y comienza su labor como Profesor de Historia de la Iglesia en el Seminario Mayor de Orense, actividad que mantuvo durante cuarenta años, siendo recordado como un hombre alegre, muy conversador, que divagaba en sus clases hasta el punto de salirse completamente de su tema inicial. Le encantaba hablar, le encantaban las personas.

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Recordatorio Ordenación Sacerdotal y Primera Misa en Parderrubias. Fotografía cedida por José Luis Camba

Aurelio era un hombre sencillo, pero que fue grande en su vida y que tocó la vida de las personas que estaban cerca de él. Su faceta más importante fue la de Delegado Diocesano de Misiones, cargo que llevó su nombre treinta y seis años (1965-2001).

Aurelio hizo una labor  única en la Delegación de Misiones de Ourense. Su pasión por las Misiones y los misioneros, los viajes que hizo para conocer “in situ” su situación en diferentes países, su ilusión con la Misión Diocesana en Jipijapa (Ecuador) son pequeñas pinceladas de la grandeza interior de este hombre pequeño en su constitución pero     enorme en su corazón.

Sin duda, su gran legado en Ourense fueron y son los Festivales de la Canción Misionera, en sus ediciones Infantil y Juvenil. A día de hoy son los únicos festivales que se mantienen en España en las dos ediciones con una alta participación. A raíz de su fallecimiento, la Delegación de Misiones de Ourense creó los premios “Aurelio Grande” a los misioneros   de “aquí” y de “allá”, buscando reconocer la labor de nuestros religiosos y religiosas, laicos y organizaciones que viven en territorio de Misiones o colaboran arduamente para hacer un poco más feliz las vidas de otras personas.

Como Delegado de Misiones guiaba un grupo de jóvenes colaboradores y voluntarios de la Delegación para hacernos entender la labor misionera y la importancia de ayudar a nuestros misioneros allá donde estuviesen. Mantener contacto con ellos, hacerles sentir que estábamos a su disposición, que no estaban solos era algo en lo que Aurelio se empeñaba de forma especial.

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Don Aurelio Grande Fernández. Fotografía cedida por Merche Grande Gallego

Aurelio fallece el 29 de septiembre de 2001, y en nuestra Parroquia no se recuerdan precedentes de un entierro ni siquiera parecido. Todos queríamos despedirnos de él y darle nuestras más sinceras Gracias.

Podríamos citar muchos más cargos, títulos y logros académicos de Aurelio, como el de Canónigo de nuestra S. I. Catedral de Ourense, desde 1992, pero lo más importante y   relevante de Aurelio era su corazón y su amor incondicional con todas aquellas personas que coincidían en su vida. Dejó un vacío enorme no solo en su familia, hermanos, sobrinos y bisobrinos. En la Delegación aún huele a Aurelio, y en Jipi Japa, y en tantos y tantos lugares por donde pasó.

Buen Sacerdote, buen hermano, buen hijo, buen delegado, buen vecino, BUEN AMIGO!   Sin duda, don Aurelio es un ejemplo a seguir para todos los vecinos de esta pequeña Parroquia, a la que él siempre, allá a donde iba, por lejos que fuese, nombraba con orgullo:

EU SON DE PARDERRUBIAS”.

Gracias Aurelio.

Misioneros Ourense
Fotografía cedida por Merche Grande Gallego
Parderrubias en el XIII Centenario de la Unidad Católica promovido por los Carlistas (1889)

Parderrubias en el XIII Centenario de la Unidad Católica promovido por los Carlistas (1889)

Por Juan Carlos Sierra Freire

En el año 1889, los Carlistas, tanto los leales a Carlos VII, pretendiente al trono de España, como los escindidos integristas, celebran, apropiándose del aniversario, el XIII Centenario de la Conversión de Recaredo, rey de los Visigodos, al catolicismo y su abjuración del arrianismo en el III Concilio de Toledo (año 589), consiguiéndose de esa manera la unificación religiosa de visigodos e hispanorromanos en la península ibérica. Esta  magna celebración se había pensado, además de para conmemorar la unidad católica, para mostrar la oposición del carlismo a la Revolución Francesa, que cumplía su primer centenario. Recuérdese que el trilema de los carlistas era “Dios, Patria, Rey”, es decir, Dios por encima de todo (Fernández Escudero, 2014). La escisión carlista de 1888 fue protagonizada por Ramón Nocedal, fundador del Partido Integrista Español, de corte mucho más conservador que los leales, y creador del periódico tradicionalista El Siglo Futuro, medio que trató de centralizar el protagonismo del XIII Centenario de 1889. El  Partido Integrista Español estaba formado básicamente por religiosos y laicos ilustrados con fuerte preocupación religiosa (Fernández Escudero, 2014).

Teniendo en cuenta que había sido el 8 de mayo del año 589 cuando Recaredo abjuraba del arrianismo, será en ese mes cuando se concentre el mayor número de actos religiosos del XIII Centenario a lo largo de más de mil lugares de toda la península (Fernández Escudero, 2012). Así, por ejemplo, en la misa solemnemente celebrada en Ourense, con motivo del centenario del establecimiento de la Unidad Católica en España, se cantó el Himno de Recaredo (Fernández Escudero, 2014).

Uno de los múltiples lugares en los que se conmemoró el evento fue la comarca de Parderrubias. El multitudinario acto de celebración del centenario tuvo lugar el 30 de mayo de 1889 en As Maravillas, participando de forma activa la parroquia de Parderrubias.  Un artículo, firmado por José Álvarez, en el diario El Siglo Futuro del 11 de junio de 1889, describe con todo detalle lo que allí tuvo lugar. Con el objetivo de ser lo más fidedignos posible, transcribimos literalmente dicho documento.


“Señor director de EL SIGLO FUTURO.

Muy señor mío y de mi particular afecto:

Convencido de los sentimientos de Vd. hacia todo lo que contribuya al bien espiritual de las almas, me tomo la libertad de poner en su conocimiento, por si juzga conveniente publicarlo en el periódico de su digno cargo, un maravilloso hecho que, si otra mejor pluma describiera, podría ponerse al lado de las más elevadas manifestaciones que diariamente estamos leyendo en EL SIGLO FUTURO, relativas a la celebración del XIII Centenario de la Unidad Católica. Desde el 8 de Mayo último, que en la parroquia de San Miguel de Soutopenedo se celebró la primera y primorosa función del Centenario, todos los días festivos, y casi en todas las parroquias de este Arciprestazgo de la Merca, procuraron imitarla. En una de las funciones se dio a conocer una voz que en tono exclamatorio dijo: “¡Si esto se hiciese por todos en el Campo de las Maravillas!”. Aunque en el acto ni se esplanó ni se propuso ponerla en ejecución, hizo tal eco entre los asistentes, que hiriendo sus corazones cual chispa eléctrica, los puso en disposición de obrar, y con sólo un Párroco haber pedido licencia y consejo para celebrar la función en la magnífica capilla de Nuestra Señora de las Maravillas en el día 22 del dicho Mayo, para efectuarlo el 30, día de la Ascensión, fue lo bastante para que se verificase Io que a continuación consigno.

Obtenido el permiso del Licenciado Don José Iglesias, Párroco de San Miguel de Espinoso, en donde radica dicha capilla, y ofreciendo cooperar a tan laudable obra con todas sus fuerzas (hizo algo sobrehumano), pasé a la villa de Allariz el 24, y con sólo indicar al ínclito hijo de San Francisco de Paula, don Ricardo Rodríguez Rivas, el pensamiento, aceptó predicar en la función, verificándolo con tanta elocuencia y maestría como pudiera hacerlo el que más en la mayor población del mundo católico.

Creo que a todos, aunque el tiempo era corto (¡¡¡seis días!!!) les pareció un año, por el gran deseo de presenciar tal acto. Apareció la aurora del 30, y las campanas de todas las iglesias en el radio de dos muy largas leguas, anunciaban la solemnidad del día. Cada parroquia emprendió su viaje al centro en la hora que juzgó necesaria para llegar a tiempo. Las más cercanas esperaban por las más lejanas, y fueron formándose gruesos grupos, que cantando desde la salida del Santísimo Rosario y varías coplas de la Misiones, llegaron a las alturas que coronan el lugar del santuario a las once de la mañana.

Bajaron al centro, entrando por tres partes, tres gruesas procesiones que, colocándose frente al altar formado en la parte posterior de los muros del grandioso templo, presentaba una visión arrebatadora. El campo es espaciosísimo. Pueden, sin exageración, maniobrar treinta mil hombres en simulacro de guerra, dejando sitio seguro para otros tantos espectadores y sin peligro.

La capilla está rodeada de robles y de seculares pinos. El altar, lujosamente formado por él señor Abad de Espinoso, y el de Santa Eulalia de Anfeoz, ayudados por los sacerdotes de sus parroquias, contuvo en lugares a propósito las varias preciosas imágenes que de las parroquias salieron en procesión. Al frente de este peregrino altar se hallaba la casi total gente de veinte y tres parroquias, presididas por sus Párrocos y sacerdotes, y muchísima gente que concurrió de otras parroquias lejanas que no se avisaron. Todo este inmenso gentío se hallaba rodeado de cuarenta pendones, cuarenta banderas, algunas con el lema “¡Viva el Papa!”, “¡Viva la Unidad Católica!”, treinta cruces, muchos estandartes y bonitos ramos.

Varios jóvenes, por ver y oír mejor el sermón, trepando por las gruesas ramas, se subieron a los árboles de enfrente, habiendo alguno de éstos que contenía cincuenta personas. De dos leguas de distancia llegó el señor Abad de Queiroás con varios coros de hijas de María, y tres de ellas representaban las tres virtudes, Fe, Esperanza y Caridad, y colocadas en la escalinata que daba acceso al altar, formaba una maravillosa perspectiva. Cuando estaba ultimándose la colocación de personas y cosas, un gran murmullo nos hizo mirar hacia la izquierda, y era procedido de la llegada del nunca bien ponderado señor Abad de Parderrubias [el abad en cuestión es don Manuel Belvis], capitaneando una gruesa procesión precedida de varios coros de hijas de María, montado en su yegua, y permaneciendo en este estado hasta dejar unida su gente a la que ya estaba colocada. No fue solo a mí a quien se le ocurrió, con tal visita, la frase “Santiago y Cierra España”. Se dio principio a la solemne Misa, cantada por preciosas voces y acompañada por música magnífica. A su tiempo subió al pulpito el predicador, y después de exponer el objeto de la reunión y de dividir su sermón en dos partes:

1º Celebración del XIII Centenario de la proclamación de la Unidad Católica en España por el rey Recaredo, y confirmada por el Concilio de Toledo.

2º. Pedir a Dios nuestro Señor la restauración de la misma, hoy conculcada por las leyes, que autorizan la libertad de cultos y todo género de libertades infernales; probó en largo discurso con hechos históricos, antiguos y contemporáneos, los inmensos favores y gracias que han hecho a España la mayor de las naciones, al calor de la Unidad Católica, protegida por los reyes, y los aterradores males que acarreó y sigue acarreando con la protección de gobiernos impíos.

Probó también que el Liberalismo es la recopilación del Protestantismo, racionalismo e indiferentismo, así como de todas las herejías desde los primeros hasta el actual siglo. Estuvo admirable. Concluyó con la lectura de la indulgenciada oración “Omnipotente Dios…” diariamente regalada por Vd., encomiando su lectura, y coronó la obra con una atronadora pero suavísimo voz diciendo: ¡¡Viva el Papa León XIII!!, ¡¡Viva la Unidad Católica!!, ¡¡Viva la Virgen de las Maravillas!!, ¡¡Reine Jesucristo en todo el mundo!! Que, contestadas entre sollozos por la mayor parte de los concurrentes, presentó un magnífico cuadro de alegría y fervor.

No porque, señor director, haga especial mención de cuatro o cinco Párrocos, es mi ánimo ocultar los deseos y magníficos hechos de todos los demás, salvo la insignificancia, sin duda por imprescindibles ocupaciones, de las faltas de asistencia de algunos, sino porque me haría interminable. ¿Cómo ocultaría el celo del señor Arcipreste, D. Camilo Enríquez, Párroco de la Merced? ¿Cómo me olvidaría de la cooperación de los dignísimos Párrocos de San Victorio de Soutomayor, Santa Comba, Pereyra, Sabucedo, Entranbarrios, Penela, Barja, Bobadela, los dos Urrós San Mamed y Santa Eulalia, Olás, Corvillón, Mezquita y Rabal, representadas respectivamente te por los incansables y fervorosos sacerdotes D. José Saborido y D. Emilio Fernandez Atrio? ¿Cómo no consignaría los nombres y hechos de los demás dignos sacerdotes don Paulino, que a dos leguas de distancia fue con Misa, por si hacía falta, y la celebró también solemnemente antes de la principal; de don José González, de ésta, que tuvo que privarse de presenciar tan magnífico suceso por sustituir al predicador en una Misa solemne para lo que estaba comprometido D. Ramón Quintayros, D. Antonio Álvarez y otros muchos que no recuerdo, visto el celo que han desplegado para solemnizar la función?

El ayuntamiento, no sólo correspondió a la súplica de que mandase una comisión, sino que asistió en masa, y llamó guardias para la custodia del orden, que no se alteró en lo más mínimo, a pesar de la concurrencia, cooperando a esta obra afectuosamente el vecino y empleado D. Javier Blanco, a todos los que les damos las más rendidas gracias. Aún hay, señor director, fe en Israel. Si todos los que deseamos la restauración de la Unidad Católica obramos como deseamos, o mejor dicho, trabajamos eficazmente, con la ayuda de Dios, protección de José y María, y la de Santiago y Santos de España, podremos esperar ver la coronación de nuestros deseos. Mil veces sea Dios alabado y bendito por todo cuanto hemos recibido, estamos recibiendo y esperamos recibir; pero especialmente por haber coronado nuestros pequeños esfuerzos con tan prodigiosas obras.

Anticipa a Vd. las gracias, señor director, y le autoriza para publicar este tosco escrito, añadiendo o quitando todo lo que juzgue oportuno, su atento servidor Capellán y suscriptor, Q. B. S. M.,

JOSÉ ALVAREZ, Orense (Proente), Junio, 1º de 1889”.

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Santuario de As Maravillas


Referencias

Fernández-Escudero, A. (2012). El XVII Marqués de Cerralbo (1845-1922). Iglesia y Carlismo, distintas formas de ver el centenario de la Unidad Católica. Studium. Revista de Humanidades, 18, 125-154.

Fernández-Escudero, A. (2012). La contracelebración carlista del centenario de la Revolución Francesa.  Hispania Sacra, LXVI, 661-687.

Noticias de Sociedad en Parderrubias

Noticias de Sociedad en Parderrubias

Por Juan Carlos Sierra Freire

 

En el artículo Sucesos relacionados con Parderrubias publicados en prensa hicimos referencia a aquellos hechos que hicieron que el nombre de Parderrubias apareciese en las páginas de sucesos de la prensa. En esta ocasión traemos un listado de noticias publicadas en distintos medios de comunicación relativas a la vida social de la parroquia: noticias de Sociedad. La lista se inicia en el siglo XVI y termina con hechos acontecidos más recientemente.

1596: El 25 de octubre fallece el párroco de Parderrubias, Juan García Andrés de la Calle, natural de Huércanos (La Rioja), siendo enterrado en la propia iglesia parroquial. Deja el encargo de una importante obra pía para estudiantes pobres de su pueblo natal.

1702: El 7 de julio es bautizado don Francisco de las Casas, vecino de Nigueiroá, a la postre tatarabuelo de don Pedro Casas y Souto, nacido en Sobrado do Bispo, quien llegó a ser Obispo de Plasencia.

1889: Magno acto religioso, en el campo de As Maravillas, con el objeto de celebrar el XIII Centenario de la Unidad Católica y, de paso, arremeter contra «los males y las desgracias del Liberalismo». Está presente un importante séquito de la parroquia de Parderrubias (El Siglo Futuro, 11 de junio de 1889).

1889: Don Manuel Belvis, párroco de Parderrubias, publica una carta en contra el monumento al apóstata Giordano Bruno (El Siglo Futuro, 23 de diciembre de 1889).

1890: Asignación de la plaza de maestra de Parderrubias a doña Matilde Quintas Cid (El Magisterio Gallego, 25 de agosto 1890).

1891: Se cita a doña Elvira Álvarez Vilata para que comparezca a su puesto de maestra de la escuela de Parderrubias. Se encuentra en paradero desconocido (Boletín Oficial de la Provincia de Orense, 8 de agosto de 1891).

1894: Se nombra a doña Dolores Rodríguez Pérez como maestra de la escuela de Parderrubias (Boletín Oficial de la Provincia de Orense, 12 de febrero de 1894).

1896: Se hace pública la lista de vecinos de Parderrubias, propietarios de las fincas que, en todo o en parte, serán ocupadas por las obras de la carretera de Orense a Portugal (Boletín Oficial de la Provincia de Orense, 20 de julio de 1896; Boletín Oficial de la Provincia de Orense, 21 de julio de 1896).

1899: Don Benito Garrido Santiago es nombrado párroco de Parderrubias (El Miño, 19 de diciembre de 1899).

1900: Nombramiento de doña Matilde Seara como maestra de Parderrubias (Boletín Oficial de la Provincia de Orense, 8 de junio de 1900).

1903: Nombramiento de don Antonio Rollón como maestro de Parderrubias (La Correspondencia Gallega, 6 de octubre de 1903).

1907: Nombramiento de don Cesáreo Pérez Rodríguez como maestro de Parderrubias (El Correo de Galicia, 9 de abril de 1907).

1907: Visita del obispo de la Diócesis a Parderrubias con el objeto de administrar el sacramento de la Confirmación (La Correspondencia Gallega, 18 de abril de 1907).

1911: Entierro en Parderrubias de don Manuel Lorenzo Sampedro, Secretario del Juzgado Municipal de La Merca (La Región, 25 de julio de 1911).

1912: Fallecimiento de doña Jacinta González Atrio, madre de Os Escultores de Parderrubias (La Región, 3 de mayo de 1912).

1912: La parroquia de San Facundo recibe dos artísticas imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y de la Santísima Virgen de Lourdes confeccionadas en los acreditados talleres de Parderrubias (La Región, 6 de septiembre de 1912).

1913: Don Manuel Garrido, de Parderrubias, sale en tren hacia Oviedo, junto con otros peregrinos, entre los que se encuentran el señor Obispo y el rector del Seminario. Desde la capital asturiana se dirigirán a Roma (La Región, 24 de abril de 1913).

1913: La parroquia de San Lorenzo de Siabal recibe una imagen de la Inmaculada Concepción de la Milagrosa, confeccionada por los afamados escultores de Parderrubias José Garrido y Hermanos. Bien puede decirse que estos virtuosos artistas pueden competir con los de más notoria fama en su género (La Región, 4 de octubre de 1913).

1914: La parroquia de Esgos recibe una imagen del Sagrado Corazón confeccionada en los talleres de Parderrubias (La Región, 10 de junio de 1914).

1915: El día de San José, se inauguran en Freás de Eiras dos hermosísimas imágenes de los Sagrados Corazones, construidas en los talleres que los hermanos Garrido tienen en Parderrubias (La Región, 2 de abril de 1915).

1915: Las Religiosas Terciarias Franciscanas de Puenteareas reciben, de una viuda, el regalo de una hermosísima imagen de la Divina Pastora, modelada en los talleres de los célebres artistas de Parderrubias (Orense) (El Eco Franciscano, 15 de mayo de 1915).

Divina Pastora (construida para las Siervas de la Divina Pastora de Ponteareas)

1915: Don Benito Garrido, cura párroco de Parderrubias, se adhiere al manifiesto «por el bien hablar» (La Región, 25 de mayo).

1915: Expuesto en uno de los escaparates de la Casa Bravo, en la calle Príncipe de Vigo, un magnífico retablo con dos estatuas religiosas, procedente de los grandes talleres de escultura religiosa José Garrido y Hermanos, de Parderrubias (El Progreso, 10 de agosto de 1915).

1916: En los elegantes escaparates del comercio de novedades «Los Chicos» se exhibe una hermosa escultura de San Francisco, construida en los afamados talleres de escultura religiosa de los Sres. Garrido y Hermanos de Parderrubias. Su destino final es la iglesia parroquial de Osmo, en Leiro (La Región, 23 de abril de 1916).

1916: La parroquia de San Miguel de Osmo presenta una magnífica imagen de San Francisco procedente de los Talleres de José Garrido y Hermanos de Parderrubias (El Eco Franciscano, 15 de junio de 1916).

1916: El 18 de junio, en la parroquial de Soutomandrás, celebra su Primera Misa don Adolfo Outumuro Outumuro, actuando de padrino eclesiástico su tío David Outumuro Seara (La Región, 25 de junio de 1916).

1916: El Sr. Obispo de la Diócesis ha encargado de explicar la cátedra de Latín y Humanidades a don Adolfo Outumuro Outumuro (El Correo de Galicia, 6 de octubre de 1916).

1917: En uno de los escaparates de la joyería de Valentín Cid se hallan expuestas las nuevas imágenes fabricadas en la primera casa española de Garrido y Hermanos, de Parderrubias, Sagrados Corazones de Jesús y María, Niño Jesús, Sagradas Familias y entronaciones (La Región, 19 de septiembre de 1917).

1918: A los 42 años fallece doña Encarnación Garrido González, hermana de Os Escultores (La Región, 20 de abril de 1918).

1919: La antigua iglesia de los Padres Franciscanos aumenta el número de imágenes con dos más adquiridas en los talleres de Parderrubias: Santa Rita y San Blas (La Región, 15 de agosto de 1919).

1920: Sale para Parderrubias, el cura párroco don Adolfo Outumuro (La Región, 16 de julio de 1920).

1920: El Sindicato Católico Agrícola de Parderrubias nombra como vendedores de vinos a los socios Luis Fernández, Germán Seara, Manuel Seara Casas, Emilio Outumuro, José Fernández, Ángel Santos y Francisco Seara (La Región, 2 de noviembre de 1920).

1922: Se desmiente la falsa noticia propagada por ciertas personas que, con fines lucrativos, pretendieron hacer ver que no se seguía trabajando en los los Talleres de Escultura Religiosa de Parderrubias. José Garrido y Hermanos participan a su numerosa clientela que en sus talleres recientemente ensanchados y dotados de maquinaria moderna se trabaja a mayor escala que anteriormente (La Región, 18 de agosto de 1922).

1922: El Batallón de Cazadores de Orense llegó a las once y media a Parderrubias, donde hicieron la primera comida, siguiendo viaje a Celanova, en donde realizarán diferentes clases de ejercicio (La Región, 29 de noviembre de 1922).

1922: Fallece en el Convento de Religiosos de Vistahermosa Francisco Outumuro Justo, franciscano nacido en Parderrubias en 1840 e ingresado en el convento en 1888. Fue sepultado en el convento de la Comunidad (La Región, 21 de diciembre de 1922).

1923: Se anuncia la renovación total de la Junta del Sindicato Agrícola Católico de Parderrubias (La Región, 26 de enero de 1923).

1923: Fue solemnemente entronizado el Sagrado Corazón de Jesús en el domicilio del socio de la casa Hijos de Simeón García y Compañía, don Olegario Muñiz. La imagen fue colocada en un artístico oratorio de estilo gótico, obra de los renombrados escultores de Parderrubias, señores Garrido (Heraldo de Galicia, 11 de febrero de 1923).

1923: El gerente de la razón social José Garrido y Hermanos, de Parderrubias, hace público que las obras construidas en sus talleres de Escultura Religiosa se distinguen por una placa que llevan de bronce con la marca registrada Artes Católicas, de modo que las que no lleven dicha placa no son legítimas de sus talleres (La Región, 10 de marzo de 1923).

1923: Se recomienda que todas las familias virtuosas deben tener en su casa una imagen religiosa; y esta imagen debe adquirirse en los Talleres de Escultura de José Garrido y Hermanos, de Parderrubias, por ser las mejores y más baratas (La Región, 27 de julio de 1923).

1923: En la iglesia parroquial de San Pedro de Pena (Xinzo) ha sido inaugurado un artístico retablo mayor de puro estilo gótico, construido y ricamente decorado en los talleres de José Garrido y Hermanos de Parderrubias (La Región, 11 de agosto de 1923).

1923: Se celebra una misa de campaña con motivo de las prácticas militares de otoño realizadas por el Batallón de Cazadores de Orense (Vida Gallega, 20 de noviembre de 1923).

1923: Los jefes y oficiales del Batallón de Cazadores de Orense visitan los importantes talleres de escultura religiosa que tienen los hermanos Garrido en Parderrubias (Vida Gallega, 20 de noviembre de 1923).

Jefes y Oficiales del Batallón de Cazadores de Orense, junto al párroco y los Hermanos Garrido (Fotografía de Vida Gallega).

1924: Fallece en Parderrubias, a los 31 años, don Adolfo Outumuro Outumuro, cura ecónomo de la parroquia (Vida Gallega, 20 de mayo de 1924).

1926: Toma posesión de maestro de la escuela de Parderrubias don Félix S. del Moral Biempiea (El Heraldo Gallego, 25 de julio de 1926).

1926: En la festividad solemne que se celebró en la parroquia de San Mamed de Puga en honor a la Virgen del Socorro, llamaron la atención de los devotos unas lujosas y artísticas andas de estilo ojival, en las que era conducida la imagen de la Virgen. Fueron construidas estas andas en los talleres de los Sres. Garrido, de Parderrubias (La Región, 16 de septiembre de 1926).

1926: En la iglesia parroquial de Parderrubias, el nuevo y virtuoso presbítero don Celso Cid Fariñas celebra su Primera Misa. Sus padrinos son don Alfonso Cid, párroco de Villanueva de Allariz, el industrial y alcalde de La Merca, don José Garrido y su sobrina, la señorita Josefina Seara Garrido (La Provincia, 30 de septiembre de 1926).

1926: Don Manuel Méndez Gallego es nombrado maestro de Parderrubias (Heraldo de Galicia, 24 de octubre de 1926).

1927: Coincidiendo con el día de Reyes tiene lugar la colocación de la primera piedra de la Escuela de Parderrubias. A las tres de la tarde hacían su entrada en Parderrubias los maestros de las escuelas circundantes acompañados de sus discípulos y banderas cantando himnos alusivos al acto (La Región, 14 de enero de 1927).

1927: Eliseo Garrido anuncia su Taller de la Sagrada Familia, en el que construyen altares, doseles y se llevan a cabo restauraciones, pinturas y dorados (La Región, 14 de enero de 1927).

Anuncio del Taller de la Sagrada Familia

1927: La escuela de Parderrubias contribuye con una peseta a la suscripción nacional para el monumento a Cervantes (La Región, 24 de mayo de 1927).

1927: En el concurso de ganados de las fiestas de Corpus de Ourense, Luis Martínez, de Parderrubias, obtiene el primer premio en Toros mestizos, dotado con 50 pesetas (La Región, 18 de junio de 1927).

1928: En la iglesia de Piñor se inaugura un retablo, primorosamente ejecutado por el competentísimo escultor don Eliseo Garrido, de Parderrubias. En esta obra, netamente suya, se superó a sí mismo (La Región, 1 de enero de 1928).

1928: Coincidiendo con la fiesta de San Antonio, el culto y entusiasta maestro de Quintela de Leirado fue con los niños de la escuela a esperar el nuevo San Antonio adquirido en los acreditados talleres de Parderrubias (El Pueblo Gallego, 22 de febrero de 1928).

1928: Los días 11 y 12 de agosto tienen lugar en Parderrubias festejos en honor de la Santísima Virgen de Lourdes organizados por la casa José Garrido y Hermanos, durante los cuales tiene lugar la bendición solemne de la bandera del Sindicato Católico Agrícola de Parderrubias (La Región, 10 de agosto de 1928).

1928: El 12 de agosto tiene lugar la Inauguración de la Escuela de Parderrubias (La Zarpa, 14 de agosto de 1928).

1929: Segundo premio, valorado en 20 pesetas, al novillo de José Garrido, de Parderrubias, en el Concurso Provincial de Ganados, en los festejos de Corpus de Orense (El Pueblo Gallego, 28 de mayo de 1929).

1929: La Región sortea entre sus subscriptores una artística imagen del Sagrado Corazón, propia para entronización, obra de los Talleres de la Sagrada Familia de Parderrubias (La Región, 9 de agosto de 1929).

1930: El Ayuntamiento de A Merca envía a la Inspección solicitud de creación de una escuela de niñas en Parderrubias, convirtiendo la mixta actual en una de niñas (El Pueblo Gallego, 1 de mayo de 1930).

1930: Don Benito Álvarez es nombrado maestro de Parderrubias (Galicia, 11 de octubre de 1930).

1931: La parroquia de Arnoia adquiere en los Talleres de Parderrubias el Sepulcro del El Salvador, la imagen yacente y las figuras de los Evangelistas (Galicia, 27 de marzo de 1931).

1931: Se celebraron en Parderrubias funerales por el eterno descanso de doña Ramona Lloves de Méndez, esposa del que fue maestro de este pueblo, y en la actualidad lo es de Mugares, don Manuel Méndez Gallego. Los funerales fueron sufragados por los alumnos de la escuela de dicho pueblo y por el maestro que en la actualidad rige dicho distrito, don Benito Ibáñez Fernández (La Región, 21 de abril de 1931).

1931: En la iglesia parroquial de Carballiño se inaugura la restauración total del altar mayor, ejecutada por lo renombrados hermanos Garrido de Parderrubias, los cuales están siendo justamente felicitados (Galicia, 12 de mayo de 1931).

1931: Con pompa y aparato inusitados van a inaugurarse el 25 de los corrientes en la iglesia parroquial de Cortegada dos altares y una efigie de Cristo crucificado. Son obra de los hermanos Garrido de Parderrubias, esclarecidos artistas que ha tiempo recibieron la consagración del público ilustrado por el primor y maestría que suelen imprimir a sus geniales concepciones (Galicia, 24 de julio de 1931).

1931: José Garrido, sucesor de José Garrido y Hermanos, publicita «La Industrial» (La Región, 14 de mayo de 1931).

1931: Unión Musical Santa Cecilia de La Manchica amenizará las fiestas del Corpus, los días 3 y 4 de junio (La Región, 2 de junio de 1931).

1931: En la casa rectoral fallece doña Agustina Losada, madre del párroco don Alfonso Losada, recibiendo sepultura su cadáver en el cementerio de Barja (Celanova). A sus funerales asistieron 34 sacerdotes (La Región, 1 de octubre de 1931).

1931: Funerales en Parderrubias presididos por 22 sacerdotes del joven Benito Iglesias Rodríguez, fallecido en el Ferrol en donde se hallaba prestando sus servicios a la Patria. Era sobrino del cura de Villarino de Pereiro de Aguiar, don Benito Iglesias (La Región, 3 de diciembre de 1931).

1932: Se propone a don José Rodríguez Portela para maestro de Parderrubias (La Región, 20 de enero de 1932).

1932: Con gran esplendor se celebró el domingo, día 26 de junio, en Parderrubias, la fiesta en honor de la Virgen de Lourdes. La banda municipal Santa Cecilia, que con tanto acierto dirige el señor Nieto, se encargó de la amenización (Galicia, 3 de julio de 1932).

Banda de As Pías Santa Cecilia

1933: Doña Amparo Sánchez Rodríguez es nombrada maestra de Parderrubias (Galicia, 20 de junio de 1933).

1933: Don José Garrido, propietario de la fábrica y talleres de escultura religiosa de Parderrubias,, visita La Región (La Región, 22 de julio de 1933).

1933: Fallecimiento en Solveira de don Manuel Touza González, propietario de dicho pueblo, a los 58 años. Su entierro tiene lugar a las nueve de la mañana (La Región, 27 de julio de 1933).

1933: Los Garrido, en Parderrubias, celebran en su casa solariega la fiesta de la patrona de la casa, la Virgen de Lourdes. Hubo misa solemne en el oratorio en la que la Banda de Música de A Manchica interpretó temas de Perosi. A continuación se sirve una suculenta comida a cerca de cien invitados. Se termina por la tarde con una fiesta popular en los patios de la fábrica de escultura (La Región, 30 de julio de 1933).

1934: Víctima de una rápida enfermedad sufrida con santa resignación, falleció en su casa de Parderrubias la virtuosa señorita Pilar Seara Iglesias, persona que por su afable trato gozaba de generales simpatías (Galicia, 31 de enero de 1934).

1934: Se encuentra completamente restablecido de la dolencia que le retuvo varios días en cama el copropietario de la importante fábrica La Industrial de Parderrubias, don José Garrido González (La Región, 20 de julio de 1934).

1934: Tuvimos el placer de saludar ayer en nuestra casa al conocido y prestigioso industrial de Parderrubias, don Manuel Garrido (La Región, 22 de diciembre de 1934).

1935: Solemnes funerales por el eterno descanso del virtuoso sacerdote don Benito Iglesias González, cuyo fallecimiento ha causado profunda consternación. Más de cuarenta sacerdotes distintos puntos de la comarca y de Orense, así como una ingente multitud, se reunió en la parroquial de Parderrubias (La Región, 23 de enero de 1935).

1935: De su viaje a Parderrubias, regresa a Vilanova la bella señorita Candita González. Había ido a pasar las fiestas de Santa Isabel al lado de su tío don Eliseo Garrido (La Región, 16 de julio de 1935).

1935: Don Felisindo Grande Seara publica en Vida Gallega, bajo el pseudónimo F. Paredes Rubias, su afamado poema Caminito a mi aldea, un canto a Parderrubias (Vida Gallega, 20 de julio de 1935).

1935: El acto de entrega de la bandera en homenaje a la Guaria Civil, que se realiza a nivel provincial, cuenta con las siguientes aportaciones: José Garrido y Hermanos, 25 pesetas; obreros de la misma casa, 10; Sindicato Agrícola de Parderrubias, 5; Adolfo Garrido, 5; y Nicanor Lorenzo, 2 (Galicia, 22 de septiembre de 1935).

1936: Se ha celebrado en la iglesia parroquial de Parderrubias una solemne misión a cargo de los Padres Franciscanos M. Puenteareas y A. Lago de Orense, quienes con la elocuencia que le es peculiar cautivaron a los numerosos fieles que mañana y tarde concurrieron a escuchar con verdadera fe y devoción sus sermones. El jueves y viernes, últimos días de la misión, se acercaron a la comunión más de un millar de fieles (La Región, 10 de marzo de 1936).

1936: Fallece el cura párroco de Parderrubias, don Alfonso Losada, como consecuencia de los disparos recibidos durante un atraco a la Casa Rectoral (La Región, 30 de junio de 1936).

1936: Solemnísima fiesta cívico-religiosa con motivo de entronizar en la escuela a Cristo Rey (La Región, 10 de septiembre de 1936).

1936: Las niñas de Parderrubias entregan al Gobernador trece jerséis de punto realizados por ellas con ayuda de sus maestras (La Región, octubre de 1936).

1936: Las niñas Milagros Grande, Josefa Pazos y Paz Fernández, en nombre de sus compañeras de la escuela de Parderrubias, participan al excelentísimo señor gobernador militar que han hecho entrega de doce jerséis confeccionados por todas ellas bajo la dirección de su profesora, con destino a nuestros bravos soldados. Este es el segundo donativo que hacen con tal elevado y patriótico fin (El Pueblo Gallego, 13 de diciembre de 1936).

1937: Don José Garrido, de Parderrubias, ha condonado el importe de una factura de maderas, por la suma de 664,10 pesetas, en favor del Gobierno Militar de esta plaza. Igualmente, ha condonado con el mismo fin, en favor de la Comandancia de Celanova, una factura por importe de 513 pesetas (La Región, 22 de enero de 1937).

1937: La parroquia de Parderrubias dona una cama con sus ropas, 17 cobertores, dos sábanas, una colcha y una almohada para los hospitales de sangre y habitantes de Madrid (La Región, 1 de abril de 1937).

1937: La escuela de niños de Parderrubias, por subscripción, dona 31 pesetas a Acción Ciudadana (La Región, 2 de abril de 1937).

1937: Se reabre al culto la iglesia parroquial de Barbadás que había sido incendiada el Jueves Santo de 1936. Los Escultores de Parderrubias, Hermanos Garrido, regalaron la imagen de San Juan Bautista, patrono de la parroquia (La Región, 31 de octubre de 1937).

1937: El párroco de Parderrubias, don Juan Estévez, contribuye con cinco pesetas al Auxilio Social (La Región, 22 de diciembre de 1937).

1938: Al rector de Santiago se le remite instancia de doña Concepción Sánchez, maestra de Parderrubias, en súplica de ocho días de licencia para alumbramiento (La Región, 3 de febrero de 1938).

1938: José Garrido y Hermanos contribuyen con cinco pesetas al pro-homenaje a Calvo Sotelo (La Región, 22 de junio de 1938).

1939: El presidente del Consejo Local de La Merca comunica la concesión de ocho días de permiso a la maestra de Parderrubias, doña Concepción Vázquez (El Correo Gallego, 1 de abril de 1939).

1939: La prueba ciclista Orense-Celanova-Allariz-Orense pasa por Parderrubias a las cinco de la tarde. El pelotón cruza el pueblo liderado por Julio Carrasco Rojo (La Región, 10 de junio de 1939).

1940: Don José Rodríguez Portela, maestro de Parderrubias, comunica dar clases de adultos (La Región, 26 de enero de 1940).

1940: La carrera ciclista “Gran Premio de Corpus” pasa por Parderrubias bajo una lluvia torrencial (La Región, 28 de mayo de 1940).

1940: Nombramiento de don José Rodríguez Barreiros como párroco de Parderrubias (Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Orense, 9 de octubre de 1940).

1941: Mercedes Seara Outumuro obtiene el tercer premio, valorado en 100 pesetas, en la categoría de novillas en el Concurso Provincial de Ganado Vacuno (La Región, 8 de noviembre de 1941).

1942: Confirmación en el cargo de maestro de Parderrubias a don José Rodríguez Portela (La Región, 16 de enero de 1942).

1942: Anuncio de los tradicionales festejos de Corpus en Parderrubias, amenizados por las bandas de música de Seobrado del Obispo y Soutopenedo. El padre José Sueiro pronunciará el sermón de la misa solemne (La Región, 29 de mayo de 1942).

1942: A consecuencia de una penosa enfermedad fallece a los 17 años el seminarista, natural de Parderrubias, Manuel Grande Seara. La conducción del cadáver y funerales constituyeron una grandiosa manifestación de duelo, presidida por don Felisindo Grande Seara, hermano del difunto, don José Rodríguez Barreiros y don Manuel Garrido González, en representación de la casa Garrido (La Región, 26 de septiembre de 1942).

1948: El párroco don José Rodríguez Barreiros dona 1.000 pesetas, recaudadas en la parroquia, como donativo para la construcción del nuevo Seminario de Orense (La Región, 18 de junio de 1948).

1954: Los hermanos Celso y Adolfo Garrido publicitan el taller de la Sagrada Familia (La Región, 6 de enero de 1954).

1954: Entrevista al Rector del Seminario Divino Maestro de Orense (Manuel Gil Atrio) en la que afirma que la parroquia de la provincia que cuenta con un mayor número de seminaristas es la de Parderrubias, junto con la de la Santísima Trinidad, 13 cada una de ellas (La Región, 18 de marzo de 1954).

1957: Don Benigno Sierra Fernández celebra su Primera Misa, ejerciendo de orador sagrado don Aurelio Grande Fernández, y de padrinos seglares doña María Rodríguez Fernández, la señorita Dora Fernández Rodríguez, don Aurelio Fernández Rego y don José Fernández Rodríguez (La Región, 11 de julio de 1957).

1957: Los niños de la escuela de Parderrubias contribuyen con 50 pesetas en donativos a los damnificados por la inundaciones de Valencia (La Región, 1 de diciembre de 1957).

1958: El gobernador civil, Albert Rodríguez, conectó el transformador de Parderrubias, dando luz a la parroquia, en donde 38 vecinos cuentan ya con este imprescindible elemento de progreso (El Pueblo Gallego, 11 de enero de 1958).

1958: Don José Martínez Sousa, maestro de Parderrubias y don Isolino Camba Casas, maestro de Mundil, permutan sus plazas (El Pueblo Gallego, 10 de septiembre de 1958).

1958: Fallece don José Seara Garrido, hermano político de Os Escultores (La Región, 25 de noviembre de 1958).

1960: Fallece doña Josefa Martínez Iglesias (La Región, 28 de junio de 1960).

1960: En el oratorio de la casa de los padres de la novia, en Parderrubias, se celebró el enlace de la señorita María del Pilar Garrido Enríquez y don Juan Pereira Ferreiro. Bendijo la unión el señor rector del Seminario Mayor don Miguel Ángel Araújo Iglesias (La Región, 9 de octubre de 1960).

1960: Don Isolino Camba Casas, maestro de Parderrubias, recibe el premio Luis María Sobredo, de mil pesetas (La Región, 27 de noviembre de 1960).

1961: Don Felisindo Grande Seara publica su novela Don Proleterio y Valdomino, en la que un trabajador de ideología marxista lucha contra el capitalismo.

1962: Don Manuel Fernández Rúas es nombrado párroco de Parderrubias (La Región, 2 de agosto de 1962).

1963: La escuela de Parderrubias obtiene el sexto puesto en la Sexta Edición del Concurso “La mejor escuela” en la que participaron 237 escuelas de toda la provincia de Ourense. Únicamente es superada por las de San Clodio, Verín, Celanova, Carballiño y Boborás (El Pueblo Gallego, 14 de julio de 1963).

1963: A los 81 años fallece en la capital ourensana don Nicanor Lorenzo Sueiro (La Región, 22 de diciembre de 1963).

1963: Se celebran en Parderrubias los solemnes funerales por el eterno descanso de don Nicanor Lorenzo Sueiro, industrial que contaba con muchas amistades en Vigo (El Pueblo Gallego, 27 de diciembre de 1963).

1964: Se encuentra de visita en Orense el padre Sueiro Outumuro, natural de Parderrubias y párroco de Lautaro (Chile) ( La Región, 8 de febrero de 1964).

1964: Fallece don Modesto Garrido González (La Región, 26 de marzo de 1964).

1964: Don Isolino Camba Casas, maestro de la escuela de Parderrubias, es premiado con 10.000 pesetas en la inauguración del curso 1964/65. El premio es entregado por el Ministro de Educación Nacional en Pontevedra (El Pueblo Gallego, 30 de agosto de 1964).

1964: En la reunión del Consejo Local del Movimiento del municipio de La Merca se priorizan como obras para el desarrollo provincial para el año 1965, la construcción de una fuente con lavadero y abrevadero en Nigueiroá y el afirmado de la pista que conduce de la carretera a la iglesia (La Región, 19 de diciembre de 1964).

1965: Los hermanos Celso y Adolfo Garrido González publicitan sus trabajos en la prensa (La Región, 19 de marzo de 1965).

1965: Se casan en Parderrubias los jóvenes Paulino Sierra Fernández y Aurora Freire Seara. Él, de rigurosa etiqueta y ella elegantemente ataviada con un vestido de raso y velo de tul ilusión (La Región, 5 de agosto de 1965).

1965: El día de Navidad fallece don José Garrido González (La Región, 29 de diciembre de 1965).

1966: Fallece en Ourense doña Rosa Insuela Santos, viuda de don Nicanor Lorenzo (La Región, 30 de marzo de 1966).

1966: Don Isolino Camba Casas es becado para el V Cursillo de Formación Cooperativa que tiene lugar en la Casa Sindical (La Región, 11 de junio de 1966).

1967: Campaña de divulgación sindicalista en la que se habló con los labradores acerca de los problemas que afectan a su economía doméstica (La Región, 3 de diciembre de 1967).

1967: Fallecimiento de don José Grande Grande a los 48 años (La Región, 30 de diciembre de 1967).

1969: Don José Sierra Fernández celebra su Primera Misa, concelebrada por don Benigno Sierra Fernández y don Aurelio Grande Fernández. Apadrinaron al nuevo cura, como padrinos de honor, don Paulino Sierra Fernández y doña Aurora Freire Seara. Finalizada la ceremonia religiosa, los numerosos invitados se trasladaron al restaurante Coralín (La Región, 4 e enero de 1969).

1969: Fallece en la casa rectoral de Cudeiro don Bautista Grande Outumuro, padre de don Felisindo Grande Seara (La Región, 25 de marzo de 1969).

1969: Se reúne el Consejo Local, bajo la presidencia del alcalde y el jefe local del Movimiento, para nombrar la comisión de Parderrubias que abordará la concentración parcelaria (La Región, 4 de junio de 1969).

1969: La escuela de niñas se integra con la de niños, pasando a denominarse Escuela Mixta de Parderrubias (La Región, 6 de agosto de 1969).

1969: En sesión ordinaria del Consejo Local, bajo la presidencia del jefe local Cesáreo Gómez Vila, se solicita la instalación de un locutorio telefónico público en Parderrrubias (La Región, 8 de agosto de 1969).

1970: Avelino Sierra describe la festividad d Reyes que tuvo lugar en Parderrubias (La Región, 9 de enero de 1970)

1970: Entrevista en La Región a don Isolino Camba Casas acerca del Teleclub de Parderrubias, que fue construido con aportación personal y económica de los vecinos, en un solar cedido por la parroquia (La Región, 18 de septiembre de 1970).

1971: El Teleclub de Parderrubias es seleccionado junto con otros, por la Delegación Provincial de Información y Turismo, para peregrinar a Santiago de Compostela con motivo del Año Santo Compostelano y ganar el jubileo. El 28 de abril salen en autobús (La Región, 21 de abril de 1971).

1971: Fallece doña Josefa Justo Fernández, constituyendo su funeral una verdadera manifestación de duelo, con más de mil personas (La Región, 6 de mayo de 1971).

1971: Don Manuel Sierra Fernández celebra su Primera Misa. Concelebran don Benigno Sierra Fernández, don José Sierra Fernández, don Aurelio Grande Fernández, don José Gayo Arias, don José Estévez Armada, don Manuel González Álvarez y don Bernardo Sobrino Vila. Ofició como Maestro de Ceremonias don José Carlos Fernández Otero, estando la Liturgia de la Palabra a cargo de don Miguel Ángel Araújo Iglesias, obispo de Ferrol-Mondoñedo, quien disertó en lengua gallega. Apadrinaron al nuevo cura don César Sierra Fernández y doña Pilar González Sierra (La Región, 14 de agosto de 1971)

1972: Fallece don Eliseo Garrido González, Escultor de Parderrubias (La Región, 8 de marzo de 1972).

1972: Fallece doña Dominga Seara Iglesias, tía de don Felisindo Grande Seara (La Región, 20 de abril de 1972).

1973: Don José Quintas Iglesias, de 34 años, es nombrado Consiliario Diocesano de las Jóvenes de Acción Católica. En la actualidad ocupaba el cargo de Sacerdote a atenciones espirituales del clero. Había sido coadjutor de Xinzo, prefecto de disciplina y Padre Espiritual del Seminario Menor en distintas épocas (El Pueblo Gallego, 30 de septiembre de 1973).

1974: El Consejo de Ministros, en el apartado de Agricultura, aborda el decreto sobre la concentración parcelaria de Parderrubias (La Región, 12 de julio de 1972).

1974: El Decreto 2318/1974 de 20 de julio declara de utilidad pública la concentración parcelaria de la zona de Parderrubias (Boletín Oficial del Estado, 19 de agosto de 1974).

1975: Se aprueba el plan de mejoras territoriales y obras de la zona de concentración parcelaria de Parderrubias: red de caminos, red de saneamientos y eliminación de lindes (Boletín Oficial del Estado, 13 de junio de 1975).

1975: En la visita del Gobernador Civil a La Merca, se le transmite la falta de subvenciones para las pistas de la parcelaria de Parderrubias, y que la Hermandad de Labradores y Ganaderos no cuenta con fondos suficientes para ello (El Pueblo Gallego, 23 de octubre de 1975).

1976: Durante un mes se pueden examinar en el ayuntamiento de A Merca los documentos relativos al perímetro de la parcelaria de Parderrubias, clasificación de tierras, fijación de coeficientes, etc. (El Pueblo Gallego, 18 de febrero de 1976).

1977: Se aprueba el plan de obras de red de caminos y roturación de monte bajo en la zona de concentración parcelaria de Parderrubias (Boletín Oficial del Estado, 2 de agosto de 1977).

1982: Concluye el proceso de la concentración parcelaria con la entrega de los títulos de propiedad de las fincas concentradas (Boletín Oficial de las Cortes Generales, 5 de marzo de 1982).

2007: Fallece Monseñor Miguel Anxo Araújo, obispo emérito de Mondoñedo-Ferrol y miembro numerario de la Real Academia Galega. Su primera misa la había oficiado en Parderrubias en el año 1945 (La Región, 23 de julio de 2007).

2008: Inauguración oficial de las obras de recuperación del paraje de A Chousiña (La Región, 13 de agosto de 2008).

2009: Laura PS crea el Grupo de Facebook «A min tamen me gusta Parderrubias» bajo el lema «Un lugar precioso con xente auténtica de verdade, onde sempre que marchas tes ganas de voltar, e cando voltas tes ganas de non marchar», constituyéndose en un punto de encuentro para vecinos, y enamorados de Parderrubias, de distintas generaciones repartidos por muchos lugares de la geografía española, de Europa, América y Oceanía.

2015: Los Profesores Sierra Freire y Fernández Seara crean el Blog «Parderrubias. (Parietes Rubias«, con el fin de que constituya un centro de documentación, relacionado con Parderrubias, abierto a todo tipo de colaboraciones documentales. Recibe más de diez mil visitas anuales.

2017: Parderrubias recuerda y rinde homenaje a su maestro don Isolino Camba Casas (La Región, 8 de abril de 2017).

2020: Fallece doña Genoveva Canal a los 105 años, vecina de Nigueiroá, la persona más longeva de la parroquia de Parderrubias (La Región, 24 de enero de 2020).

Don José Manuel Fernández Rúas: impulsor de la modernización de Parderrubias

Don José Manuel Fernández Rúas: impulsor de la modernización de Parderrubias

Por Manuel Outumuro Seara

Las actuales generaciones de Parderrubias hemos escuchado en múltiples ocasiones el nombre de don Manuel Rúas asociado a un cambio de ciclo y a la llegada de la modernidad a la parroquia. Las generaciones que precedieron a la nuestra tuvieron la oportunidad de ser, junto a él, parte activa de ese proceso en la década de los sesenta del pasado siglo.

A pesar de la tenebrosa dictadura que padecíamos, la España de los años sesenta empezó a experimentar algunos cambios sociales significativos como consecuencia de la ligera apertura que se estaba produciendo. Cualquier innovación que se produjese, por pequeña que fuese, se hacía más llamativa en pueblos pequeños, tradicionales, y arraigados en la moral y en las costumbres del pasado, como era el caso de Parderrubias en los años sesenta. Todo cambio requiere de un impulsor, un líder, que a pesar de las enormes reticencias y dificultades, muestra capacidad para llevar a la práctica sus ideales. Esa persona que cambió Parderrubias fue don José Manuel Fernández Rúas, conocido por todos como don Manuel Rúas.

En esta colaboración para el Blog, Manuel Outumuro Seara, vecino de Parderrubias y amigo de don Manuel, describe mejor que nadie la figura de don Manuel Rúas y todo lo que supuso su breve, pero intenso y fructífero, paso por la parroquia.

Muchas gracias, Manolo, por este brillantísimo aporte, que nos ayuda a conocer de primera mano una etapa de nuestra historia y reconocer en su justa medida la figura de un cura que será siempre bien recordado.

Juan Carlos Sierra Freire


Nota. Se publica el documento original en gallego y, a continuación, su correspondiente traducción al castellano.

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Fachada de la iglesia de Parderrubias

Coñecido por todos como don Manuel Rúas, párroco de Parderrubias entre os anos 1962 e 1967. De aspecto fráxil, alegre, con ollos agudos e unha mirada limpa a través dos seus lentes, de verbo fácil e rápido, bo conversador, memoria impresionante, espléndido, cosmopolita, nada encorsetado, de pensamento libre e ilustrado, crente mais non dogmático, comprometido coa xente e en especial cos máis desfavorecido. Deste xeito, é como se pode definir este cura de 82 anos nacido na comarca do Carballiño, que lle tocou vivir na súa etapa moza unha das épocas máis penosas da nosa historia recente, pero que tivo o don maila sabedoría de sabela interpretar e de facerlle a vida máis doada a todos aqueles que tiveron e tivemos a sorte de coñecelo e tratalo.

Chegou a Parderrubias alá polo ano 1962 xunto coa súa inseperable irmá “Maruja”, recén saído do forno como quen di xa que, cos seus 29 anos, só lle dera tempo de facer parada e fonda preto de tres anos na parroquia de Fátima (Ourense). Viña para substituír ao coñecido como “cura vello” don José, que debido a súa idade mailos seus achaques retirouse para súa terra de Allariz. Os seus primeiros recordos lembran a situación de atraso e de miseria daquela primeira parroquia do rural (en contradicción coas abundantes “caixas fortes” instaladas entre as pedras das paredes das palleiras) interiorizando como lembranza simbólica de todo aquel mundo a foto fixa da xente andando de noite co candil e co fachuco para alumearse polos camiños e carreiras. Daquela foi cando se decatou da cal debía ser a súa misión neste lugar.

Traía nun dos ocos da súa alforxa vital as ensinanzas eclesiásticas dun Seminario ríxido, clásico e culto, aderezado co tremendismo relixioso daquela época, mais no outro oco da alforxa, e como se fora para compensar, viña toda a ilusión dun cura xove disposto a romper con “corsés” e dogmatismos, e facer a súa Igrexa máis humanizada, tratando de influír directamente na realidade social daquela parroquia rural, atávica, chea de supesticións e mitos, que ben parecían recrear algúns dos episodios da propia Idade Media.

Aquela bocalada de aire fresco, osixenou as relacións sociais e de convivencia dos veciños da parroquia, aínda que, por outra banda, arrefriou algúns dos seus colegas do arciprestazgo instalados no inmovilismo e no status-quo establecido que non entendían tanto empeño e entusiasmo para rachar aquela situación de atraso que estaban a vivir moitos daqueles labregos. Total, ¿para qué?

Polo tanto, a idea de axuda, de modernización, de rachar con mitos e supersticións, de servir a xente, de culturizar, de sacar do atraso e da miseria, de abrir novos horizontes aos nenos e xente moza foron as metas que se marcou don Manuel ao seu paso pola nosa parroquia. Neste afán de cambio e mellora da calidade de vida da veciñanza mostrouse decidido e eficaz, mais non temerario, tal e como se caracteriza aos prudentes, tendo que deixar para mellor ocasión e seguir consentindo, moi ao seu pesar, tradicións tales como cobrar os responsos, coller o millo e mailo trigo que os veciños lles levaban ofrecidos aos santos ou a “paga” en especies que lle daban ao cura.

Nesta tarefa de modernización e compromiso coa xente, en especial cos nenos e nenas, contou cun aliado inestimable, o “Señor Maestro” don Isolino Camba, facendo un tándem perfecto. Como lle gusta recordar a súa consigna: “Isolino ti aquí e eu alá”, ao referirse a que a el lle tocaba pedir e influenciar nas autoridades civis e eclesiásticas da época en Ourense  e a don Isolino mobilizar e motivar a xente para que asumiran e colaboraran nas melloras que tentaban implantar.

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Don Isolino Camba e don José Manuel Fernández Rúas

Así lembra,  aínda con amargura, cando o deixou plantado o Xefe de Colonización Agraria de Ourense logo de terlle prometido facer unha balsa coa súa canalización de auga para mellorar o regadío e ter a tódolos homes armados con petas e sachos para recibilo e poder comenzar a obra. Pero como non hai mal que por ben non veña, conseguiu outra axuda para levar a auga dende a fonte do Outeiro e facer un tanque na Aldea para non ter que ir buscala ao río da Chousiña.  Recorda tamén con orgullo cando o Delegado de Información e Turismo (utilizando a obrigatoria recomendación previa dun amigo) lle informou persoalmante dunha subvención que lle outorgaba para realizar o coñecido como “Tele-club”, lugar de encontro e reunión dos veciños. Foi alí onde moitos descubrimos xogos tan “raros” coma o parchís, as  damas ou o xadrez, e onde puidemos ver por primeira vez aquel aparato rectangular que ademais de escoitar, tamén podíamos ver aos que estaban falando, e que entraba nas nosas vidas con tanta forza que recordo asombrado como a tía Elena lle respondía educadamente cun “buenas tardes” cando dende o outro lado da pantalla saudaba o presentador do telexornal. Outra das súas contribucións foi a das melloras na reitoral, aínda que tivo que custear parte da galería co seu arañeirado  peto; mais o que se lle resistiu foi a autorización do Señor Bispo (Rvdo. Ángel Temiño Sáiz) para facer un cuarto de baño, xa que dende a curia ourensá considerábano un luxo terreal, condenándoo a seguir tirando da trapela do sobrado cando tiña que relaxar os esfínteres e depositar directamente no curral.

Os nenos daquela descubrimos con ledicia que a catequese entraba mellor na “horta do cura” debaixo dunha cerdeira ca nos bancos da igrexa; ou que aquel “repoboado” onde nos obrigaban a ir ao monte coas vacas, ou buscar piñas e “candos”, tiña outro encanto cando o cura nos levaba de excursión ao Castro e zampabamos de xantar aquela rebanda de pan con sardiñas acompañadas coa aquela bebida que facía cóxegas na boca feita de sobres de “sanitex”; ou cando de mañanciña cantaba o galo e nos erguiamos desacougados por chegar primeiro á igrexa e poder gañar unha peseta que nos daba o Señor Abade por axudar á misa das sete; ou aqueles partidos de fubol que organizaba os domingos, onde puidemos ver por primeira vez un balón de coiro, dos de verdade, que segundo me lembra don Manuel fora un regalo persoal de “Ibarreche” aquel porteiro famoso do Clube Deportivo Ourense da época prodixiosa dos 60, cando militaba en Segunda División, logo de perder unha eliminatoria da copa do Xeneralísimo contra a Unión Deportiva Salamanca.

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Equipo de fútbol de Parderrubias nos anos sesenta

Non me quero esquecer do labor que levou a cabo tamén coa mocidade e coa xente maior. Dá fe desta prolífera tarefa o arquivo fotográfico que tiven a honra que me cedera no ano 2008 e que xa no seu día o dei a coñecer a toda parroquia no Local Social Don Isolino Camba, quedando en exposición permanente, e que contribuíu a lubricar os nosos recordos. Así se fixeron famosas as súas obras de teatro interpretadas pola propia mocidade, repartindo os papeis segundo as características de cada quen; aquelas comidas na Chousiña onde nos xuntabamos as familias compartindo mesa e mantel con tódolos veciños; as carreiras de burros que se engalanaban para a ocasión, ou as de bicicletas que se facían pola estrada nacional sen permiso expreso das forzas da orde, para non ter que cortar o escaso tráfico da época; aqueles concursos de doces que facían as mulleres entre as localidades de Aldea, Barrio, Outeiro e Nigueiroá, e onde as nenas facían de espías para descubrir que cocían as rivais.

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Don José Manuel Fernández Rúas con mozos e mozas de Parderrubias

Tamén recordo as excursións que facía cos maiores, chegando a medio financialas co seu propio peto (algunhas con ata 600 pesetas). Os maiores aínda lembran a feita a Vigo onde quedaron impresionados con aquelas cidades flotantes amarradas no porto, descubrindo alguns e algunhas por primeira vez o mar e deixándose acariñar por aqueles aires que, segundo dicía o médico, abrían o apetito e eran bos para o reuma. A de Coruña onde as nosas nais e avoas escandalizábanse coa xente case espida que estaba na praia de Riazor, indicándolle a que, como cura, non mirara para aquelas “puercas” que só invitaban a tentación da carne; aínda que no fondo a tía María chegoulle a confesar: “Don Manuel, ¡e eu ía morrer sen coñecer mundo!”.

Como todo bo ten data de caducidade, o de don Manuel non ia ser menos. A él non o colleu por sorpresa, xa que a súa andaina por Parderrubias era unha interinidade; e dicir, algo de paso. O Señor Bispo tiñalle destinado que debía pastorear na súa terra. E así foi, marchouse para parroquia de Santa María de Arcos no Carballiño (terra de polbeiras) a ali leva exercendo a súa pastoral preto de 48 años que compaxinou con outras tarefas tales coma a de dar clases, xa que tamén fixo Maxisterio, tendo a honra de coincidir con él e intercambiar apuntes alá por finais da época dos 70. Actualmente, e debido os seus ben levados 82 anos, aparte da parroquia tamén presta auxilio espiritual nunha residencia de monxas alí no Carballiño.

Por toda esta historia viva, que eu non sería quen de recordar na súa totalidade (debido á miña escasa idade que tiña cando don Manuel era párroco de Parderrubias) senón fora polo que me tivo contado xa de mozo a miña tía María (q.e.p.d.) e polas longas e gratas conversas que levo tido con don Manuel nestes últimos anos cando quedamos de cando en vez cuns bos amigos que temos en común, eu quero adicarlle este recordatorio a ese home, a ese cura bo e xeneroso, que, abofé, deixou forte pegada na parroquia de Parderrubias e dun xeito notable contribuíu a engrandecer a súa historia e a ser o que hoxe é, tanto no seu contorno coma a súa xente.

Vaia a miña e a nosa gratitude para vostede.


VERSION EN CASTELLANO

Conocido por todos como don Manuel Rúas, párroco de Parderrubias entre los años 1962 y 1967. De aspecto frágil, con vista aguda y una mirada limpia a través de sus gafas, de verbo fácil y ágil, buen conversador, impresionante memoria, espléndido, cosmopolita, nada encorsetado, de pensamiento libre e ilustrado, creyente, pero no dogmático, comprometido con la gente y, en especial, con los más desfavorecidos. Así es como se puede definir a este cura de 82 años, nacido en la comarca de Carballiño, que le ha tocado vivir en su juventud una de las épocas más penosas de nuestra historia reciente, pero que tuvo el don y la sabiduría de saberla interpretar y hacer la vida más fácil a todas aquellas personas que tuvieron o tuvimos la suerte de conocerle y tratarle.

Llegó a Parderrubias en el año 1962 junto con su inseparable hermana, Maruja, recién salido del horno, pues a sus 29 años solo había tenido tiempo para hacer una breve parada de tres años en la parroquia de Fátima (Ourense). Venía para sustituir al que conocíamos como “cura vello”, don José, que debido a su edad y a los achaque se retiró a su tierra, Allariz. Sus recuerdos de esos primeros momentos reflejan una situación de atraso y de miseria en aquella su primera parroquia rural, en contradicción con las abundantes “cajas fuertes” instaladas entre las piedras de las paredes de los pajares. Un recuerdo simbólico de aquella sociedad en forma de foto fija es la gente yendo de noche con un candil o un hacho para alumbrarse por caminos y senderos. En ese momento se dio cuenta de cuál debía ser su misión en la parroquia.

En uno de los huecos de su alforja vital traía las enseñanzas eclesiásticas de un Seminario rígido, clásico y culto, aderezadas con un tremendismo religioso propio de aquella época. En el otro hueco de la alforja, como si fuera para compensar, traía toda la ilusión de un cura joven dispuesto a romper con “corsés” y dogmatismos, y humanizar su Iglesia, tratando de influir directamente sobre la realidad social de aquella parroquia rural, atávica, cargada de supersticiones y mitos, que bien podrían recrear algunos de los episodios de la propia Edad Media.

Aquella bocanada de aire fresco oxigenó las relaciones sociales y la convivencia de los vecinos de la parroquia, aunque ello supusiese “resfriar” a algunos de sus colegas del Arciprestazgo, instalados en el inmovilismo y en el status quo establecido, y que no entendían tanto empeño y entusiasmo por romper con aquella situación de atraso que experimentaban muchos de los agricultores de esa época. Total, ¿para qué?

Por lo tanto, la idea de ayuda, de modernización, de acabar con mitos y supersticiones, de servir a la gente, de culturizar, de sacar del atraso y la miseria, de abrir nuevos horizontes a los niños y a los jóvenes fueron las metas que se marcó don Manuel en su paso por la parroquia, En este afán de cambio y mejora de la calidad de vida del vecindario se mostró decidido y eficaz, pero nunca temerario, tal como se caracteriza a los prudentes, teniendo que dejar para mejor ocasión y seguir consintiendo, muy a su pesar, tradiciones como cobrar por los responsos, recibir el maíz y el trigo que los vecinos le llevaban como ofrenda a los santos o como paga en especies por la labor de cura.

En esta tarea de modernización y compromiso con la gente, en especial con los niños, contó con un aliado inestimable, el “Señor Maestro”, don Isolino Camba, haciendo un tándem perfecto. Todavía recuerda su consigna de “Isolino, tú aquí y yo allá”, refiriéndose a que a él le tocaba pedir e influir en las autoridades civiles y eclesiásticas de la época en Ourense, mientras que don Isolino debía movilizar y motivar a la gente para que asumieran y colaborasen en las mejoras que trataban de implantar.

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Don Isolino Camba y don José Ramón Fernández Rúas

Así, todavía recuerda con amargura cuando le dio plantón el Jefe de Colonización Agraria de Ourense, después de haberle prometido la construcción de una balsa con su correspondiente canalización de agua para mejorar el regadío, estando los hombres del pueblo preparados con picos y azadas para recibirlo y empezar inmediatamente la obra. Pero como no hay mal que por bien no venga, consiguió otra ayuda para llevar el agua desde la fuente del Outeiro y hacer un tanque en la Aldea, para que de este modo los vecinos no tuvieran que ir a buscarla al río de A Chousiña. Don Manuel recuerda también con orgullo al Delegado de Información y Turismo, que, después de emplear la obligatoria recomendación previa de un amigo, le informó personalmente de una subvención que le otorgaba para construir el Teleclub, lugar de encuentro y reunión de los vecinos. Fue aquí donde muchos descubrimos juegos tan “raros” como el parchís, las damas o el ajedrez, y donde pudimos encontrar por primera vez aquel aparato rectangular que además de escuchar, también podíamos ver a los que hablaban, y que entraba en nuestras vidas con tanta fuerza, que recuerdo asombrado como la tía Elena le respondía educadamente con unas “buenas tardes” cuando desde el otro lado de la pantalla saludaba el presentador del telediario. Otra de las contribuciones de don Manuel fueron las mejoras realizadas en la casa rectoral, a pesar de que tuvo que costear parte de la galería con su hucha cargada de telarañas. Pero lo que se le resistió fue la autorización del Señor Obispo (Rvdo. Ángel Temiño Sáiz) para construir un cuarto de baño, ya que desde la curia ourensana lo consideraban un lujo terrenal, condenándolo a seguir tirando de la trampilla del piso cuanto tenía que relajar los esfínteres depositando directamente en el corral.

En aquel tiempo, los niños descubrimos con alegría que la catequesis entraba mejor en la Huerta del Cura, debajo de un cerezo, que en los bancos de la iglesia, o que aquel repoblado a donde nos obligaban a ir con las vacas “al monte” o a buscar piñas y leña tenía otro encanto cuando el cura nos llevaba de excursión al Castro y zampábamos de almuerzo una rebanada de pan con sardinas acompañada de aquella bebida hecha a base de sobres de “sanitex” que producía cosquillas en la boca. O cuando al alba cantaba el gallo y nos levantábamos inquietos por llegar el primero a la iglesia y así poder ganar una peseta que nos daba el Señor Abad por ayudar a misa de siete. O aquellos partidos de fútbol que organizaba los domingos, en los que pudimos ver por primea vez un balón de cuero, de los de verdad, que tal como recuerda don Manuel, había sido un regalo personal de Ibarreche, aquel portero famoso del Club Deportivo Ourense de la época prodigiosa de  los años sesenta, cuando militaba en Segunda División, después de perder la eliminatoria de Copa del Generalísimo contra la Unión Deportiva Salamanca.

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Equipo de fútbol de Parderrubias en los años sesenta

No me quiero olvidar de la labor que también llevó a cabo con la juventud y la gente mayor. De esta prolífera tarea da fe el archivo fotográfico que tuve el honor de que me cediera en el año 2008 y que ya en su día di a conocer a toda la parroquia en el Local Social don Isolino Camba, quedando en exposición permanente y que contribuyó a lubricar nuestros recuerdos. Así, fueron famosas sus obras de teatro interpretadas por los mozos y mozas del pueblo, distribuyéndose los papeles en función de las características de cada cual. Aquellas comidas en A Chousiña, en donde nos reuníamos las familias compartiendo mesa y mantel todos los vecinos. Las carreras de burros que se engalanaban para la ocasión, o las de bicicletas que se hacían por la carretera nacional sin permiso expreso de las fuerzas del orden público para no tener que cortar el escaso tráfico de la época. Los concursos de dulces que hacían las mujeres de A Aldea, Barrio, Outeiro y Nigueiroá, y en los que las niñas ejercían de espías para descubrir que preparaban las rivales.

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Don Manuel Rúas con mozos e mozas de Parderrubias

También recuerdo las excursiones que hacía con las personas mayores, llegando a cofinanciarlas con su propia hucha, alguna hasta con 600 pesetas. Los mayores aun recuerdan la que se hizo a Vigo, en donde quedaron impresionados con aquellas ciudades flotantes amarradas en el puerto, descubriendo algunos y algunas el mar por primera vez, dejándose acariciar por aquella brisa que, tal como decía el médico, abría el apetito y era buena para el reuma. Y la excursión a Coruña, en donde nuestras madres y abuelas se escandalizaron con las personas casi desnudas que tomaban el sol en la playa de Riazor, indicándole a don Manuel que como cura no mirara a aquellas “cochinas” que solo invitaban a la tentación de la carne. De todas maneras, la tía María le llegó a confesar: “Don Manuel, ¡y yo iba a morirme sin conocer mundo!”

Como todo lo bueno tiene fecha de caducidad, lo de don Manuel no iba a ser menos. A él no le cogió por sorpresa, ya que su paso por Parderrubias era una interinidad, algo de paso. El Señor Obispo le tenía preparado como destino pastorear en su tierra. Y así fue, se marchó para la parroquia de Santa María de Arcos en la comarca de Carballiño (tierra de «pulpeiras»), y allí sigue ejerciendo su pastoral desde hace 48 años, la cual compaginó con otras actividades como la de dar clases, ya que también hizo Magisterio, teniendo uno la honra de coincidir con él e intercambiar apuntes allá por finales de los años setenta. Actualmente, y debido a sus bien llevados 82 años, aparte de la parroquia también presta auxilio espiritual en una residencia de monjas en Carballiño.

Por toda esta historia viva, que yo no sería quien de recordar en su totalidad (debido a mi edad cuando don Manuel fue párroco de Parderrubias) sino fuera por lo que me ha contado, ya de mozo, mi tía María (q.e.p.d.) y por las largas y gratas conversaciones que vengo teniendo con don Manuel en estos últimos años cuando quedamos de vez en cuando con unos buenos amigos comunes, quiero dedicar este recordatorio a este hombre, a este cura bueno y generoso, que sin lugar a dudas dejó una fuerte huella en la parroquia de Parderrubias y de una manera muy notable contribuyó a engrandecer su historia y a ser lo que hoy es, tanto en su contorno como en sus gentes.

Mi gratitud, nuestra gratitud para usted.

Parderrubias a principios de los años cuarenta

Parderrubias a principios de los años cuarenta

Por Juan Carlos Sierra Freire

Hablar de la España de la posguerra es hablar de necesidades, miseria, atraso y aislamiento. En Parderrubias no fue diferente. Más allá de la memoria colectiva de nuestros abuelos y de nuestros padres, apenas existe documentación que describa la realidad de la parroquia de Parderrubias durante la década de los años cuarenta del pasado siglo.

Un artículo firmado en el diario La Región por José Aldea, el 30 de julio de 1941 -en el que el autor describe la Primera Misa de don Felisindo Grande Seara– alude al Parderrubias de aquellos años, ese Parderrubias que vio nacer y/o crecer a nuestros padres.

Descripción


DE ESTO Y DE LO OTRO. UNA MISA NUEVA

Por José Aldea

“Estos días han ido diciendo su primera misa los diez u once recién ordenados ahora para el sacerdocio. A una de ellas fui yo el domingo ahí en Parderrubias. A las once de la mañana montamos en una camioneta con sillas porque en otros lujos quién hoy piensa, y bastante bien se fue, aunque un poco estrujaditos.

Allí iban entre otros, doña Elena Arias viuda de Cerviño, la grande doña Elena, para quien una primera misa es la mayor alegría de su alma. Pero cuán pocos este año, doña Elena cuán pocos. Año venga, que usted vea en que sean tantos los nuevos sacerdotes cuantos el mejor día que usted tuvo soñó su misión ilusionada. Buenos son éstos y escogidos, pero ¡es tanta la mies no recogida y que se pierde…! Los niños que usted ahora llama para el Seminario Dios quiera que arriben todos a feliz puerto y El quiera también que usted muera feliz con la gloria que usted quiso que alcanzaran.

Otro era don Fernando, el coadjutor de Santo Domingo. El y doña Elena son los que en esta iglesia mandan y todo lo disponen, y así la tienen de lucida y de bonita. Buenas manos tiene el otro don Fernando, el grande, buenas, buenas. Con los tres la parroquia está completa, según juzgan los feligreses, y sin cualquiera de ellos tal vez estos se la imaginaran otra porque les faltara algo.

Otro era Jaime Fernández López, que conoce casi a todos los curas de la diócesis y con muchos pasa grandes ratos. Gran compañero de viaje y de mesa. De viaje porque nos va pintando la munificencia de los anfitriones, los hermanos Garrido, y regalándonos el gusto con la memoria de las comidas que le tienen dado, y de mesa porque con su buen apetito no cesa de espolearnos el nuestro. Y no es que coma ni beba mucho, sino porque lo que come y bebe lo encarece tanto, que uno se avergonzara un poco si se lo encareciera menos.

En Barbadanes se nos adjuntó Ingusto Merino, el médico de allí. Otro gran compañero muchacho excelente, cuya amistad, como la de Jaime, es una honra y una delicia para cualquiera, buen animador de fiestas gratas y comidas entre unos pocos amigos, aunque no bebe sino agua, si bien no tanta como yo: una verdadera calamidad ésta porque toda alegría sin vino languidece y se hace sosita al cabo. Pero un día es un día, y aquel del domingo Merino y yo empinamos lo nuestro, porque Jaime no dijera.

Acaban poco más arriba de Barbadanes las tierras de vino, y empiezan las de maíz y pan en Loiro, reanudándose también la viña ya cerca de Parderrubias, tierra roja. Excusado decir que en todas éstas también patatas. Era cosa de hacer un canto a la patata ahora, pero conténtense ustedes con comérselas.

Llegamos a la casa principal de los Garrido, que salen a recibirnos como ellos saben hacerlo. Nos presentan a los que no le conocíamos al nuevo sacerdote, que está inquieto y anda de un lado para otro un poco turbado y un mucho conmovido. Tiene el rostro aniñado aun y se halla tan recogido en sí, que de la animación y alegría que le rodea tal vez se de cuenta solo por rasgos y trazos sueltos.

Allí saludamos a muchos amigos. Concurren veintitantos sacerdotes, casi todos los de los Ayuntamientos de Barbadanes, La Merca y Cartelle, y algunos otros.

A las doce partimos todos, en grupos, para la iglesia de Parderrubias. No sé por qué le llaman así al pueblo que abunda en morenas, y morenas bonitas. Nos lleva allá un camino bastante empinado y arcilloso, bordeado de muros de piedra y de taludes cortados con el pico. Llegamos al atrio. ¡Qué iglesia hermosa! Fachada lindísima con una ornamentación llena de gracia recoleta y de esbeltez airosa, y arriba una espadaña robusta y partida en los dos vanos de arco redondo y amplio para las campanas, y encima el frontón calado con un ojo muy rasgado hacia acá, y de la punta surgiendo la cruz de hierro delicadamente labrada y a su pie el gallo de los vientos de finas patas y cresta muy dentada y orgullosa.

Todo el pueblo, toda la parroquia está allí. Es la fiesta mayor de uno de sus hijos más queridos. Pueblo de acendrada religiosidad, de fe grande, tan metida dentro de sus almas, que solo por ella se explica la pureza y mucha honra que en él hay y siempre hubo.

Los hermanos Garrido ejercen aquí una especie de patronato con su palabra, su fe, su ejemplo, su obra, su amor a todo lo que de tan grandes padres estos hombres suyos recibieron. Sin ellos acaso no se pudieran mantener en los tiempos difíciles las grandes virtudes de esta tierra sin desmayos y quebrantos. Todas las vocaciones para el más grande misterio que aquí apuntan ellos las recogen y estimulan, y las guían y protegen hasta el día feliz igual a éste. Hay que oírlos cuando hablan de sus seminaristas, con el mismo cariño y la misma ilusión que si fueran hijos, suyos.

El párroco de aquí asiste al misacantano y le son padrinos Modesto Garrido y su esposa. Vase animando y robusteciendo la voz que al principio aparecía poco segura y tranquila del nuevo sacerdote.

Desde el púlpito nos habla de la dignidad y grandeza del sacerdocio un compañero de estudios, convecino y pariente de él, y luego del Felisindo, hijo de esta parroquia, del Felisindo seminarista, del Felisindo ungido ya con el don más excelso del Señor.

Sigue la misa. Viene la consagración de la divina Víctima, y al alzarla las manos tiemblan de pavor y maravilla. Ahora el nuevo formado en la divina institución se atreve a decir el Padre Nuestro y luego consumir el Pan y el Vino. Ya la mano suya se vuelve y traza en el aire el signo que recibimos sobre nuestras cabezas, postrados. Pasamos todos después a besar aquella mano que ya todo lo puede en la tierra y en el cielo.

Volvemos a la casa de los Garrido un poco tarde. Hay allí tres o cuatro mesas inmensas. En la nuestra, la más grande, están el nuevo presbítero y sus padrinos y los más de los sacerdotes. A mí me toca comer frente al cura de Loiro y al lado de Merino. “Veña a comida, que o pan rabea”. A todos los que estamos allí nos ha dado Dios por lo visto un buen apetito. Pasan las fuentes, incansablemente.

Jaime, maestro de diplomacia, doctorado en nuestra vida campesina, se sienta al lado de un señor con el que estaba reñido hacía años, y a los dos minutos el señor le deshace en obsequios y cumplidos y está pendiente de su vaso de vino para colmárselo a cada paso. Al despedírsele al final para volver a su aldea le quitó el sombrero hasta los pies no sé cuántas veces.

El de Loiro me habla de don Isaac, el de la Trinidad, cuando era coadjutor de Santa Eufemia, él sacristán menor y don Indalecio Rodríguez, mayor; don Indalecio, tan grande cacho de pan con el que se puede llenar un libro de las cosas que de él se cuentan.

En los postres entran en la sala en donde estábamos las muchachas que habían comido en otra mesa y las señoras cantando al son de un acordeón que terciaba un joven los fulgurantes alalás de nuestra noche de San Juan y de nuestras trillas y rastrojeras, música para mi divina. Salen luego al paseo emparrado, y allí ajustan una joven y otra que ya hacía un rato largo que no lo era el punto suelto y vagarosa de una gentil muñeira.

En una de las mesas de afuera que la fronda entoldaba del sol ceniciento no habían esperado a los postres y ya se habían puesto cuatro a jugar al tresillo y los demás a mirarlos. En la cocina ya acaba el ajetreo y las mozas de brazos remangados se ponían a su vez a la mesa que allí había. Entra en el patio de la casa una pequeña banda que nos regala con el tonante metal de sus instrumentos un buen rato.

¡Cuánto me gustan a mí estas músicas de pueblo! Algún día habrá que hablar de la vida heroica de estos hombres de la aldea. ¡Qué gloria de ver como los rapazuelos a los que cruzan sus madres las tiras con las que sostienen sus pantaloncillos que ya lo fueron remendados de sus padres o abuelos, qué gloria de verlos tan seriotes y engallados sostener con los brazos desplegados el papel pautado muy estiradito, pinzándolo con las puntas de los dedos por el escaso margen, los ojos clavados de admiración y pasmo en el rostro del músico a que sirven de atril, y tan envidiosos de la maravilla de aquellos dedos que suben y bajan y van y vuelven y corren pulsando el teclado sonoro, que gloria de verlos…”.

Religiosas de Parderrubias en Perú. Por Aurora Outumuro Sierra y Conchita Grande Fernández

Parderrubias ha sido a lo largo de su historia cuna de muchos religiosos y religiosas. Desde este Blog queremos tener un lugar para reconocer su labor allá en donde estén.

En esta ocasión, desde el otro lado del Océano Atlántico, contamos con una colaboración muy especial de dos religiosas de Parderrubias que llevan gran parte de su vida en Perú, y a las que tengo un especial afecto: Aurora Outumuro Sierra y Conchita Grande Fernández. Tuve la oportunidad de compartir con ellas momentos muy emotivos allá en las queridas tierras peruanas, pudiendo conocer el trabajo ensalzable y conmovedor que vienen llevando a cabo desde hace varias décadas. El concepto de “solidaridad”, que está tan de moda en la actualidad, lo llevan poniendo en práctica desde hace muchísimo tiempo, lejos de su familia, de su pueblo, de sus raíces, y casi siempre en silencio, sin hacer ruido, sin propaganda. Ello me llevó a pedirles que nos regalasen una pequeña muestra de sus experiencias y de su vida con el objetivo de conocer mejor su trabajo dedicado a los demás, especialmente a los más necesitados y, de este modo, poder reconocerlo y valorarlo en su justa medida.

Muchas gracias, Aurora, muchas gracias, Conchita, por aceptar la invitación.

Juan Carlos Sierra Freire

 

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Aurora, Juan Carlos y Conchi en Lima (Perú)


Religiosas de Parderrubias en Perú. Por Aurora Outumuro Sierra y Conchita Grande Fernández

Aurora Outumuro Sierra y Conchita Grande Fernández, vecinas de Parderrubias, acogemos con gusto la invitación que nos hace Juan Carlos para compartirles algo de lo que ha sido nuestra permanencia en Perú, país que nos acogió con tanto cariño hace ya 54 años, y en el cual nos sentimos orgullosas de vivir y poder compartir la vida con una gente tan hospitalaria.

Yo, Aurora, salí de España en el año 1959 con destino a Cuba, en donde estuve dos años. En 1961 salí rumbo a Lima, capital del Perú, país en el que permanezco hasta el día de hoy. Esos dos años en Cuba han estado marcados por la incertidumbre y el desconcierto. He vivido parte de la transición (Revolución) por la que pasó Cuba. Cuba tenía “todo”, luego “nada”, ni la libertad para poder expresar los sentimientos. Familias que de la noche a la mañana se quedaron sin nada. Fueron años de mucho dolor para el pueblo cubano. Y  junto con ellos, hemos sufrido todos y todas.

Yo, Conchita, desde el mismo año 1961 permanezco aquí en Perú. En aquella época los viajes se hacían eternos, pasábamos casi un mes en un barco, pero al llegar a estas tierras, las hermanas nos recibían con mucho cariño y mucha alegría, lo que nos ayudó a dejar a un lado la morriña de nuestro pueblo Parderrubias y de nuestra patria.

El Señor nos ha llamado desde muy jóvenes a seguirle de cerca y nos regaló la vocación de “Siervas de San José”. Hicimos el Noviciado en Ourense y enseguida fuimos destinadas a esta tierra.

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Catedral de Lima, Perú

Geográficamente hablando, Perú se divide en tres grandes regiones, muy distintas entre sí en cuanto a costumbres y cultura: la Sierra, la Costa y la Selva. Nosotras hemos trabajado en las tres regiones, pues la Congregación tiene presencia en todas ellas, a través de la Educación, la promoción de la mujer trabajadora pobre y la labor en comunidades indígenas. No hemos coincidido en la misma época en los diferentes lugares, pero no era difícil la comunicación. En cada una de ellas tuvimos que adaptarnos a su ritmo de vida, y cada cual nos ofreció su encanto en sus variadas celebraciones, sobre todo, en su música y folclore. Perú es un pueblo acogedor, hospitalario, festivo,… lleno de colorido en sus fiestas, que nos hace gozar y celebrar de verdad, de verdad.

Yo, Aurora, los años que más recuerdo son los pasados en la selva, años convulsionados, debido al terrorismo tan fuerte, muertes…, muchas muertes inocentes. La gente vivía aterrada y llena de miedo. Acompañamos al pueblo durante estos años difíciles y de dolor. Visitamos a muchas familias, ayudándoles en lo que podíamos para llevarle un poco de consuelo y esperanza.

Nuestro trabajo principal ha sido la enseñanza en los colegios y  la evangelización de los pueblos visitando comunidades, escuchando a la gente, visitando enfermos, presos y ancianos, llevándoles la palabra de Dios, y toda la ayuda posible, según sus necesidades. Todo esto les animaba a sobrellevar tantas cargas familiares que deben afrontar, la pobreza, a veces maltratos, la exclusión, etc. Ante la impotencia que a veces se siente ponemos  todo en manos de Dios, pues es lo mejor que podemos hacer. Él nos sostiene y anima en este proceso de acompañamiento al pueblo. Nos sentimos muy felices de haber podido poner nuestro grano de arena en la construcción del Reino.

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Iglesia de San Francisco, Lima, Perú

Ahora estamos ya jubiladas y compartimos la misma Comunidad en Lima. Es otro estilo de vida, colaborando en los trabajos de la casa, atendiendo a lo que se presenta y elevando cada día nuestra oración por la realidad de nuestro mundo tan convulsionado por las guerras, la pobreza, etc. Y apoyando a nuestras hermanas que trabajan en Provincias.

Sin olvidarnos en nuestras oraciones de nuestro querido pueblo, Parderrubias, al que le debemos tantas cosas buenas que nos ha enseñado cuando éramos niñas y en los reencuentros cuando visitamos a la familia. A sus vecinos les agradecemos su colaboración solidaria en beneficio de muchos niños del Perú, lo que nos permite continuar con comedores escolares.

Una de las experiencias  bonitas que hemos tenido en estos últimos años fueron las visitas de mi primo Juan Carlos. La primera vez compartimos unas horas en Urcos, Provincia del Cuzco. En la segunda pasamos juntos un día entero en Lima. Gracias Juan Carlos por una visita cariñosa y cercana. Poco tiempo, pero muy emotivo el encuentro. Otra visita, fue la de Pablo a su tía Conchita, también un momento de mucha alegría, pudiendo compartir la vida aquí en nuestra casa, donde todos los que llegan de la Patria son BIENVENIDOS.

Un abrazo fuerte a cada vecino y vecina de Parderrubias.

Aurora Outumuro y Conchita Grande

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Laguna de Urcos, Cuzco, Perú