Mes: abril 2016

Los prodigiosos años 60 y 70: sueños del futuro. Por Juan Carlos Sierra Freire

Los prodigiosos años 60 y 70: sueños del futuro. Por Juan Carlos Sierra Freire

Con el objetivo de dar continuidad al recorrido sobre las distintas generaciones del siglo XX en Parderrubias, que iniciamos en este Blog en los años treinta con “Parderrubias: sus Niños de la Guerra” [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/01/15/e19-parderrubias-sus-ninos-de-la-guerra/] y continuamos con “Aquel Parderrubias de la Posguerra” [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/02/13/aquel-parderrubias-de-la-posguerra/], nos adentrarnos ahora en los apasionantes años sesenta y setenta, las décadas prodigiosas. Parafraseando a Thomas Jefferson (1743-1826), la época en la que gustaban más los sueños del futuro que la historia del pasado.

Si por algo se caracterizaron, a nivel mundial, los años sesenta y setenta fue por los grandes movimientos sociales. La Guerra Fría llegaba a su punto álgido, Estados Unidos se desangraba con la Guerra de Vietnam y en América Latina surgían movimientos revolucionarios. Los jóvenes reaccionaban contra el sistema establecido protagonizando el Mayo Francés, la Primavera de Praga, el Movimiento Hippie, la Revolución de los Claveles o el Movimiento por los Derechos civiles para los Afroamericanos en Estados Unidos. El pacifismo, el ecologismo y el feminismo empezaban a abrirse hueco en la sociedad. En España, a pesar de que el desarrollo económico experimentado durante esos años había dado lugar, por primera vez, a una clase media, las libertades individuales y políticas seguían estando muy limitadas. Como consecuencia, las protestas de obreros y estudiantes contra la dictadura se convirtieron en imagen habitual de nuestro país en esa época. Eran tiempos que fueron testigos de la emigración de los pueblos a las grandes ciudades, especialmente de Cataluña y del País Vasco, así como a Europa Occidental (Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, etc.). Esta sangría poblacional no fue ajena a Parderrubias. Y, por fin, la década de los 70 trajo la muerte del Dictador, la llegada de la Democracia y la entrada de España en una nueva época. En 1964 Bob Dylan, a los acordes de su guitarra y su armónica, cantaba al mundo:

“…que el orden se está desvaneciendo rápidamente y el primero ahora más tarde será el último porque los tiempos están cambiando” (The Times They Are A Changin’).

Esta época de sueños y cambios, que supusieron los años 60 y 70, se simbolizó en Parderrubias en la figura de Don José Manuel Fernández Rúas, Párroco desde 1962 a 1967, tal como quedó reflejado en el trabajo de Outumuro Seara (2015) [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2015/10/10/e8-don-jose-manuel-fernandez-ruas-impulsor-de-la-modernidad-de-parderrubias-por-manuel-outumuro-seara/]. Su llegada a Parderrubias supuso romper con el pasado gracias a una bocanada de modernidad y aire fresco que inundó toda la Parroquia. Su labor, junto con la de Don Hermesindo Andrada Pérez y Don Isolino Camba Casas [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2015/11/27/e14-don-isolino-camba-casas-1913-2001-por-manuel-outumuro-seara/], abrió paso a cambios profundos en la sociedad tradicional de la época en nuestro pueblo. Muchos de los avances sociales y culturales tuvieron su epicentro en la actividad del Teleclub durante esa época, de la que ya se dio cuenta en otros trabajos de este mismo Blog [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/category/teleclub/].

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Niños en la década de los 70 en Parderrubias

Estos aires de modernidad que llegaron a Parderrubias en esa época se hacen realidad en el hecho de que la generación de los 60 es la primera en la Parroquia que disfrutó de la electricidad desde el mismo día de nacer. Recordemos que la electrificación del pueblo terminó a finales del año 1957. En ese tiempo también tiene lugar un hecho que cambiará la fisionomía de la Parroquia. El Boletín Oficial del Estado publica el 19 de agosto de 1974 el Decreto 2318/1974 por el que se declara de utilidad pública la concentración parcelaria de la zona de Parderrubias. Se iniciaba así un largo proceso, no exento de complicaciones, que finalizaría ocho años después y que supondría una significativa mejora del estilo de vida de los vecinos. Es ésta también la época en la que empiezan a llegar los coches utilitarios a Parderrubias: el Seat 600, que se adjudicaba tras la espera de varios meses o años, incluso anticipando el dinero, unas 70.000 pesetas; el Seat 850, con mayor comodidad que el 600 y que costaba 80.000 pesetas; el Renault 4; el Seat 124, un coche ya para viajes largos, y el Seat 1430, con mayor potencia; y ya años más tarde, el Seat 127, el Renault 5 y el Renault 8, sin olvidarnos del Mini.

Renault 8
Renault 8 en la década de los 70 en Parderrubias

La bonanza económica experimentada en los años sesenta junto con la mejoría de las condiciones sanitarias, que redujo de manera drástica la tasa de mortalidad infantil, condujo al fenómeno baby boom en España. En el caso de Parderrubias, mientras en el periodo 1940-1959 habían fallecido 14 recién nacidos, únicamente lo hacen dos entre 1960 y 1979. Otro indicador del desarrollo socioeconómico de la época en Parderrubias podría ser el número de bodas celebradas. Mientras en las dos décadas anteriores se habían celebrado 46 bodas, entre 1960 y 1979 se llegaron a oficiar 62 casamientos, de los cuales solamente el 35% se produjeron entre personas de la propia Parroquia, lo que pone de manifiesto el aperturismo que se estaba experimentando. La tendencia en el número de bodas a lo largo de este periodo fue prácticamente plana con dos picos en 1966 y 1971, respectivamente. Véase el Gráfico 1.

Bodas
Gráfico 1
Boda
Boda celebrada en Parderrubias en el año 1965

En el periodo 1960-1979 nacieron en la Parroquia de Parderrubias 103 niños (56% varones y 44% mujeres), frente a los 157 que habían nacido durante el periodo 1940-1959; es decir, un promedio de 5,15 nacimientos por año frente al 7,85 de las dos décadas anteriores. La evolución a lo largo de estos 20 años (1960-1979) marcó una tendencia plana en el caso de las mujeres, mientras que en los hombres fue ligeramente ascendente (véase el Gráfico 2). Si atendemos a la distribución por núcleos poblacionales, apreciamos que entre O Outeiro y Barrio suman el 58% de los nacimientos, siendo muy significativa la caída que experimentó A Iglesia con respecto a las décadas anteriores, pasando de un 24% a un 8% del total de la Parroquia. Posibles explicaciones a este hecho podemos encontrarlas en el trasvase poblacional de A Iglesia a otros núcleos (A Carretera, por ejemplo) o en el mayor castigo que haya podido recibir de parte de la emigración. Cabe señalar que a inicios de la década de los 70 se produjo la expansión urbanística de A Carretera.

Nacimientos por sexo
Gráfico 2
Nacimientos por nucleo poblacional
Gráfico 3

A tenor de estos datos relativos al número de nacimientos, la pregunta que nos planteamos es si existió en Parderrubias un fenómeno baby boom similar al ocurrido en España entre 1960 y 1974. Obviamente, responder a esta cuestión no es tarea fácil, pues a la par de analizar el número de nacimientos habría que considerar el fenómeno de la emigración que sacudió a Parderrubias en la década de los años 60 y 70. En 1977 la Parroquia de Parderrubias contaba con 250 habitantes (76 familias) distribuidos de la siguiente manera: 73 en Barrio, 65 en A Iglesia/Valdemouro, 42 en O Outeiro, 36 en A Carretera y 34 en Nigueiroá/Campinas (Fuente: Registro de la Visita Pastoral a la Parroquia del 15 de marzo de 1977). Aparte de la emigración al País Vasco y Cataluña, y a Europa Occidental, el hecho de que naciesen menos personas de las que fallecían estaba dando lugar al inicio del proceso de despoblamiento que todavía Parderrubias padece en la actualidad. Entre el 13 de septiembre de 1970 y el 15 de marzo de 1977 se produjeron en la Parroquia 31 nacimientos frente a 34 defunciones. El problema de natalidad era ya un hecho evidente, aunque muy lejos todavía de la magnitud actual. De hecho, de 1977 a 1982 se llega producir un incremento poblacional, pasando de 250 a 275 vecinos, con la presencia de dos nuevas familias (Fuente: Registro de la Visita Pastoral a la Parroquia del 5 de marzo de 1982).

Si examinamos con cierto detalle el Gráfico 4, que muestra la evolución del número de nacimientos desde el año 1931 hasta 1979, apreciamos que la tendencia es claramente descendente. Si fijamos el foco de atención en el período 1960-1974, observamos que salvo en el año 1967, no se produce en absoluto esa explosión de natalidad que los demógrafos sitúan durante esa época en España. El número de nacimientos de ese período en Parderrubias está muy lejos del contabilizado entre los años 1939 y 1949, dato éste muy llamativo pues se sitúa justo al final de la Guerra Civil, produciéndose de esta manera el efecto contrario al experimentado habitualmente por poblaciones víctimas de guerras. El promedio anual de nacimientos del período 1939-1949 fue de 10,91 frente al 4,81 del de 1960-1974. Si comparamos la década de los 50 (1950-1959) con la de los 60 (1960-1969) observamos que el promedio anual de nacimientos desciende ligeramente, pasando de 4,78 a 4,50, recuperándose en la de los 70 (1970-79) al llegar a 5,8 nacimientos por año. Mención aparte merece el año 1967, el cual sí podría ser considerado como un exponente del baby boom, produciéndose 12 nacimientos e igualando de este modo los del año 1948. Esta cifra está directamente asociada a la del número de matrimonios celebrados el año anterior, siete, que supone la cifra más elevada de este ciclo.

Evolución número de nacimientos
Gráfico 4

Los que hemos nacido en aquella época, impregnada de profundos cambios, y que hoy observamos el mundo desde la perspectiva que nos da la madurez propia de la edad, cuando echamos la vista atrás nos damos cuenta de que muchas de las utopías de esos años, hoy siguen siendo eso, utopías.

“Si algo enseñan los años es la poca importancia que tiene todo. Todo, tarde o temprano, pasa… La vaga juventud, con sus sueños, sus grandes esperanzas” (Nada importa nada de Javier Salvago, 1997).

Parderrubias de 1562 a 1577: una breve visión desde la lectura de los mandatos episcopales. Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

Parderrubias de 1562 a 1577: una breve visión desde la lectura de los mandatos episcopales. Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

Nota. Este artículo aparece publicado en su versión original en gallego y justo a continuación el lector encontrará una versión en castellano.

«Ni me dejo forzar ni me defiendo, darme quiero a entender sin decir nada. Entiéndame quien pueda; yo me entiendo” (Lope de Vega en El perro del hortelano).


Parderrubias de 1562 a 1577: unha breve visión desde a lectura dos mandatos episcopais. Por José Luis Camba Seara e Juan Carlos Sierra Freire

Noutro traballo publicado recentemente neste Blogue [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/04/13/e29-sobre-como-el-clero-reglaba-conductas-y-obras-de-los-feligreses-de-parderrubias-en-el-siglo-xvi-1580-1583-por-jose-luis-camba-seara-y-juan-carlos-sierra-freire/], referímonos ao significado e implicacións que as periódicas visitas pastorais tiñan para os fregueses da Parroquia de Parderrubias. Neste novo traballo, á luz das visitas producidas durante o período que vai desde 1562 a 1577, pretendemos mostrar algúns trazos da sociedade da nosa Parroquia nesa época.

Ano 1562. Teresa de Ávila comeza as reformas da Orde de Carmelo que darían lugar aos primeiros mosteiros das Carmelitas Descalzas. Nese ano a Parroquia de Parderrubias está formada por 25 fregueses á fronte dos cales estaba o capelán Don Gregorio de Prado. Entre os obxectos eclesiásticos cos que contaba a antiga igrexa de Parderrubias destacan unha cruz, unha custodia, dous cálices de estaño, un misal romano, dúas vinaxeiras, unha crismeira e un cáliz de prata. Con todo, a igrexa carecía dun muro que pechase o atrio e dunha boa pia de auga bendita.

O que hoxe teñamos a fortuna de beber nestas fontes de documentación debémosllo ao interese, e tamén á obriga daqueles rexedores eclesiásticos por rexistrar todas as súas actividades.

Encuadernar

Y también mando quel siebo rrector haga encuadernar este libro un buen pergamino por mano de un librero y lo aga otro libro como esta y lo de a su capellán para bautizados” (Visita de 1562 registrada en el Libro Parroquial de Parderrubias).

Mentres a Orde de Carmelitas Descalzas trataba nese ano 1562 de retornar á sinxeleza e á pobreza propia dos primeiros eremitas do Monte Carmelo, os fregueses de Parderrubias que non cumprían cos mandatos episcopais víanse expostos ao pago de multas, ao escarnio de non ser merecedores de recibir os oficios divinos ou, directamente, á excomunión. Neste mesmo ano nacía en Madrid Félix Lope de Vega e Carpio, un dos máis grandes poetas e dramaturgos do Século de Ouro español. Traemos a colación a súa famosa frase “ni el Rey comería… si el labrador no labrase”.

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Visita pastoral do ano 1562. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Ano 1567. Felipe II “el Prudente” publica unha Pragmática pola cal se limitan as liberdades relixiosas, lingüísticas e culturais da poboación morisca de Granada, o que provoca a rebelión destes nas Alpujarras. Mentres, no outro extremo da península, a Parroquia de Parderrubias estaba rexentada por esas datas por Frei Blas Gonçalez, posto que chegou a ocupar desde 1565 a 1575. No ano 1567, a Parroquia contaba xa con 30 fregueses. Cinco anos despois da súa solicitude, o atrio da igrexa continuaba sen estar pechado, co cal o gando chegaba a entrar nel sen dificultade algunha.

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Visita pastoral do ano 1567. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense. 

A salvación eterna dos fregueses desa época pasaba necesariamente por oír misa enteira os domingos e festas de gardar, e por aprender e exercer a doutrina cristiá. Por tanto, os fregueses estaban obrigados a iso. Aos pais, a obrigación esixíalles levar á misa aos seus fillos, e o amo aos seus criados. A pena de non facelo supoñía un real por cada un que faltase. A regulación moral que a Igrexa facía das condutas dos seus fregueses faise evidente no caso do veciño Rodrigo datado no ano 1567. O Señor Visitador é informado que un fregués, por nome Rodrigo, “no quería hacer vida con su muger ni en casa ni en posada” e “anda distraído y no quiere venir a la yglesia a oir misa”. Examinado o asunto, esíxeselle ao devandito fregués, e así queda rexistrado, “que haga vida con su mujer, tal y como lo manda la santa madre yglesia, so pena de diez reales, por los días que no acudió a oir misa”. En caso de non acatar e cumprir dita condena, Rodrigo sería excomulgado.

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Caso do veciño Rodrigo no ano 1567. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

No ano 1577 dirixía as rendas da Parroquia de Parderrubias Don Juan García Andrés de la Calle, irmán de Cristóbal, racionero na Catedral de Ourense, naturales de Huércanos (La Rioja). Unha cuestión significativa obxecto de preocupación durante a visita pastoral deste ano foi o feito de que algúns fregueses “tenían por costumbre de dar y encomendar al demonio las casas y criaturas de dios nuestro señor”. O asunto non era menor, a razón do castigo económico que supoñía cada vez que alguén se encomendaba ao diaño: 50 maravedíes, “la mitad para la lumbre del santo sacramento e la otra mitad para el que demandare”. O “meigallo”, fenómeno tan presente na cultura popular galega ata os nosos días, caracterízase pola presenza do diaño no corpo dunha persoa, que lle obriga a illarse, provócalle insomnio e inapetencia e empúxalle a fuxir de lugares e obxectos sacros.

Unha “mala costume” dos fregueses, á que xa aludimos a ela no anterior documento referido ao ano 1580 [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/04/13/e29-sobre-como-el-clero-reglaba-conductas-y-obras-de-los-feligreses-de-parderrubias-en-el-siglo-xvi-1580-1583-por-jose-luis-camba-seara-y-juan-carlos-sierra-freire/], e que, polo visto, xa estaba presente en 1577, era a de acudir á taberna antes de oír misa. Os tendeiros Alonso Gulin e Francisco Martínez recibiran a orde de non dar naipes a ningún fregués antes de misa; é máis, non debían despachar pan nin viño ata que os fregueses saísen de cumprir coas súas obrigacións relixiosas propias de domingos e festas de gardar. A sanción por cada venda era de catro reais “para la lumbre del santo sacramento”.

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Visita pastoral do ano 1577. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

VERSIÓN EN CASTELLANO

Nota. Este artículo aparece publicado más arriba en su versión original en gallego.

Parderrubias de 1562 a 1577: una breve visión desde la lectura de los mandatos episcopales. Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

En otro trabajo publicado recientemente en este Blog [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/04/13/e29-sobre-como-el-clero-reglaba-conductas-y-obras-de-los-feligreses-de-parderrubias-en-el-siglo-xvi-1580-1583-por-jose-luis-camba-seara-y-juan-carlos-sierra-freire/], nos hemos referido al significado e implicaciones que las periódicas visitas pastorales tenían para los feligreses de la Parroquia de Parderrubias. En este nuevo trabajo, a la luz de las visitas producidas durante el período que va desde 1562 a 1577, pretendemos mostrar algunos rasgos de la sociedad de nuestra Parroquia en esa época.

Año 1562. Teresa de Ávila comienza las reformas de la Orden de Carmelo que darían lugar a los primeros monasterios de las Carmelitas Descalzas. En ese año la Parroquia de Parderrubias estaba formada por 25 feligreses al frente de los cuales se situaba el capellán Don Gregorio de Prado. Entre los objetos eclesiásticos con los que contaba la antigua iglesia de Parderrubias destacan una cruz, una custodia, dos cálices de estaño, un misal romano, dos vinajeras, una crismera y un cáliz de plata. Sin embargo, la iglesia carecía de un muro que cerrase el atrio y de una buena pila de agua bendita.

El que hoy tengamos la fortuna de beber en estas fuentes de documentación se lo debemos al interés de aquellos regidores eclesiásticos por registrar todas sus actividades.

Encuadernar

Y también mando quel siebo rrector haga encuadernar este libro un buen pergamino por mano de un librero y lo aga otro libro como esta y lo de a su capellán para bautizados” (Visita de 1562 registrada en el Libro Parroquial de Parderrubias).

Mientras la Orden de Carmelitas Descalzas trataba en ese año 1562 de retornar a la sencillez y a la pobreza propia de los primeros eremitas del Monte Carmelo, los feligreses de Parderrubias que no cumplían con los mandatos episcopales se veían expuestos al pago de multas, al escarnio de no ser merecedores de recibir los oficios divinos… o, directamente, a la excomunión. En este mismo año nacía en Madrid Félix Lope de Vega y Carpio, uno de los más grandes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español. Traemos a colación su famosa frase “ni el Rey comería… si el labrador no labrase”.

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Visita pastoral del año 1562. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Año 1567. Felipe II “el Prudente” publica una Pragmática por la cual se limitan las libertades religiosas, lingüísticas y culturales de la población morisca de Granada, lo que provoca la rebelión de estos en Las Alpujarras. Mientras, en el otro extremo de la península, la Parroquia de Parderrubias estaba regentada por esas fechas por Fray Blas Gonçalez, puesto que llegó a ocupar desde 1565 a 1575. En el año 1567, la Parroquia contaba ya con 30 feligreses. Cinco años después de su solicitud, el atrio de la iglesia continuaba sin estar cerrado, con lo cual el ganado llegaba a entrar en él sin dificultad alguna.

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Visita pastoral del año año 1567. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

La salvación eterna de los parroquianos de esa época pasaba necesariamente por oír misa entera los domingos y fiestas de guardar, y por aprender y ejercer la doctrina cristiana. Por tanto, los feligreses estaban obligados a ello. A los padres, la obligación les exigía llevar a misa a sus hijos, y al amo a sus criados. La pena de no hacerlo suponía un real por cada uno que faltase. La regulación moral que la Iglesia hacía de las conductas de sus feligreses se hace evidente en el caso del vecino Rodrigo fechado en el año 1567. El Señor Visitador es informado que un feligrés, por nombre Rodrigo, “no quería hacer vida con su mujer ni en casa ni en posada” y “anda distraído y no quiere venir a la iglesia a oyr misa”. Examinado el asunto, se le exige a dicho feligrés, y así queda registrado, “que haga vida con su mujer, tal como se lo manda la santa madre iglesia, so pena de diez reales” y se le condena al pago inmediato de seis reales por los días que no acudió a oír misa. En caso de no acatar y cumplir dicha condena, Rodrigo sería excomulgado.

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Caso del vecino Rodrigo en el año 1567. Fuente: Arquivo Diocesán de Ourense.

En el año 1577 dirigía las riendas de la Parroquia de Parderrubias Don Juan García Andrés de la Calle, hermano de Cristóbal, racionero en la Catedral de Ourense, naturales ambos de Huércanos (La Rioja). Una cuestión significativa objeto de preocupación durante la visita pastoral de este año fue el hecho de que algunos feligreses “tenían por costumbre de dar y encumendar al diablo las casas e criaturas de dios nuestro señor”. El asunto no era menor, a razón del castigo económico que suponía cada vez que alguien encomendaba al diablo: 50 maravedíes, “la mitad para lumbre del santo sacramento e la otra mitad para el que demandare”. El “meigallo”, fenómeno tan presente en la cultura popular gallega hasta nuestros días, se caracteriza por la presencia del diablo en el cuerpo de una persona, que le obliga a aislarse, le provoca insomnio e inapetencia y le empuja a huir de lugares y objetos sagrados.

Una “mala costumbre” de los feligreses, a la que ya aludimos a ella en el anterior documento referido al año 1580 [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/04/13/e29-sobre-como-el-clero-reglaba-conductas-y-obras-de-los-feligreses-de-parderrubias-en-el-siglo-xvi-1580-1583-por-jose-luis-camba-seara-y-juan-carlos-sierra-freire/], y que, por lo visto, ya estaba presente en 1577, era la de acudir a la taberna antes de oír misa. Los tenderos Alonso Gulin y Francisco Martínez habían recibido la orden de no dar naipes a ningún feligrés antes de misa; es más, no debían despachar pan ni vino hasta que los parroquianos saliesen de cumplir con sus obligaciones religiosas propias de domingos y fiestas de guardar. La sanción por cada venta era de cuatro reales “para la lumbre del santo sacramento”.

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Visita pastoral del año 1577. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.
La prolija actividad religiosa en Parderrubias durante la segunda mitad del siglo XIX

La prolija actividad religiosa en Parderrubias durante la segunda mitad del siglo XIX

Por Juan Carlos Sierra Freire

 

El paso del tiempo condujo a la desaparición de muchos actos y ceremonias religiosas que contaban con gran arraigo en la parroquia de Parderrubias. Mientras que algunas de ellas han evolucionado, otras simplemente han desaparecido.  Más allá de lo que nos contaron nuestros antepasados  más cercanos, el conocimiento que tenemos de las actividades religiosas que se celebraban en el siglo XIX en Parderrubias es más bien escaso. Basándonos en los detallados escritos dejados por el cura don Manuel Belvis en los libros parroquiales, vamos a tratar de recuperar del olvido los actos religiosos más característicos de la segunda mitad del siglo XIX en Parderrubias. Don Manuel Belvis, al que en su momento dedicamos un apartado en la sección de Vecinos Ilustres de Parderrubias, toma posesión de la parroquia de Parderrubias en el año 1859, permaneciendo en dicho cargo hasta 1894, aunque durante algunos de esos años ejercieron de ecónomos don Veremundo Domínguez y don Ramón Pérez Sampayo. El 18 de junio de 1878, a la edad de 70 años, como “contribución a sus sucesores”, describió en el Libro Parroquial los actos devotos que se practicaban en la parroquia. Su detallada redacción nos permite aproximarnos a la religiosidad de finales del siglo XIX en Parderrubias.

Misas de precepto

Comenzando por las misas de los días festivos, estas tenían lugar muy temprano con el fin de que los feligreses no perdiesen la jornada para ciertos trabajos que no podían esperar por el hecho de ser día festivo. De esta manera, se conseguía, según palabras del párroco, una gran afluencia a la misa. Para que la gente no se quedase de tertulia en el atrio de la iglesia antes del comienzo de la misa, se rezaba el Rosario una vez dado el segundo toque de campana.

Cuaresma

En Cuaresma se rezaba todos los días el Rosario al anochecer en la iglesia, realizándose a continuación la Visita de Altares, concluyendo con la Salve. En los días festivos de este tiempo de Cuaresma se realizaban los Ejercicios de las Tres de la Tarde consistentes en “andar el Calvario” (Viacrucis), una lectura en el púlpito del libro “Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola” (libro de oraciones y meditaciones), canto del Acto de Contrición, finalizando con una procesión de la imagen del Ecce Homo cantando los versos de la Pasión por el libro “Despertador Eucarístico y Dulce Convite,…” de Juan Gabriel de Contreras. El jueves, viernes y sábado de la cuarta semana eran los días en los que se celebraba el precepto pascual.

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Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola

Semana Santa

En Semana Santa, el martes se montaba el Monumento para los Oficios a celebrar el Jueves y Viernes Santo. El Jueves Santo, por la mañana, se realizaban las confesiones y, se celebraba una solemne misa con cantos del “Despertador Eucarístico y Dulce Convite,…” en la comunión. Ya por la tarde se efectuaban las visitas al Calvario hasta las cinco de la tarde, hora a la que se iniciaban los Oficios cantados con toda solemnidad. Tenía lugar el Oficio de las Tinieblas, hoy desaparecido, que giraba en torno a un candelabro (tenebrario) con 15 cirios, que representan a 11 apóstoles, las tres Marías y a la Virgen María, los cuales se van apagando sucesivamente tras la lectura de cada salmo. Una vez finalizado el Oficio salía la procesión hacia O Trabazo, presidida por el Estandarte de Ánimas y la Cruz Parroquial, a los que seguían la Virgen de los Dolores con sus cirios y faroles, el Ecce Homo y el Gran Crucifijo, acompañado también de faroles y cirios. Los sacerdotes que seguían la procesión entonaban el Miserere, y a la vuelta cantaban junto con los niños que participaban en el acto. Al regreso a la iglesia, se rezaba el Rosario. El Viernes Santo, a temprana hora, comenzaban las visitas al Calvario. A las siete se daba inicio al Sermón de la Pasión desde el Púlpito, situándose delante del mismo el Gran Crucifijo fijado en un cepo y que mediante unas ruedas se acercaba al púlpito al finalizar el Sermón. El Sábado Santo tenía lugar una Misa cantada. El Lunes de Pascua se llevaba a cabo una tradición ya desaparecida en la actualidad: la bendición de las casas, que comenzaba en A Nugueira.

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Despertador Eucarístico y Dulce Convite
158
Piedad
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Ecce Homo
193
Gran Cruz

Mes de Mayo

En el mes de mayo se celebraban las Flores de María, para lo cual se creaba un gran dosel sobre la Custodia con sábanas adornadas de estrellas de papel dorado, formando un altar con la Virgen del Rosario sin el Niño, con diferentes adornos. El altar incluía unas escalerillas sobre las que se colocaban velas y ramos de flores. Durante todo el mes se rezaba el Rosario en la noche. Era tradición que el primer domingo de junio se tuviese una solemne misa con las limosnas que los devotos habían aportado durante todo el mes de mayo, habiendo confesiones el viernes anterior, acudiendo algunos sacerdotes de  parroquias próximas.

Festividad de Corpus Christi

Ya indicamos en otro momento que, probablemente, la Festividad de Corpus se venga celebrando en Parderrubias desde el siglo XVI. Don Manuel Belvis alude a ella como “una función con mucha solemnidad” que incluye una procesión que llega a O Trabazo. En su texto da a entender que previamente a la festividad del Corpus se celebraba una misa en la capilla de San Miguel de Solveira y otra en la de la Magdalena, en las que se cobraban dos reales a cada vecino, entendemos que para la celebración del Corpus.

Festividad del Sagrado Corazón de Jesús e Inmaculado Corazón de María

La Novena del Sagrado de Corazón de Jesús se iniciaba el mismo día de Corpus con la misa de la mañana, para que de este modo terminase el viernes de la semana siguiente a la festividad del Corpus, día del Sagrado Corazón de Jesús.

En el año 1880, don Manuel Belvis, una vez solicitada a Roma la correspondiente bula, instaura en la parroquia la Cofradía de los Purísimos Corazones de Jesús y de María. Por dicho motivo se adquirió un estandarte con ambos corazones para presidir la procesión que tenía lugar el domingo después de la infraoctava de Corpus, día en el que se celebraba el Corazón de María. A dicha Cofradía se refiere don Manuel en la carta que dirige al Director del diario católico El Siglo Futuro (publicada el 23 de diciembre de 1889) para mostrar su oposición, y la de sus feligreses, a una estatua a Giordano Bruno:

“Don Manuel Belvis, Párroco, aunque en la avanzada edad de ochenta y dos años, suplica a Vd. se digne añadir a las numerosas listas de adhesión al mensaje a su Santidad contra el monumento al apóstata Jordán, su persona y las de sus cuatrocientas treinta feligreses, por quienes responde, pues le consta que todos son fervorosos católicos, afiliados a los Corazones de Jesús y María, cuya Hermandad se haya establecida en la parroquia desde hace nueve años”. 

Este estandarte con los corazones de Jesús y María tuvo gran relevancia en la vida religiosa de la parroquia, pues el señor Obispo Cesáreo Rodrigo llegó a conceder 40 días de indulgencia a todos los que asistiesen a las procesiones en las que estuviese dicho pendón. Por ello, presidía también la conducción de los fallecidos de la parroquia desde sus casas hasta la iglesia para que se pudiesen ofrecer por ellos dichas indulgencias.

En el retablo del Altar Mayor fueron colocados dos cuadros, uno con el Corazón de Jesús y otro del Corazón de María, a los que también el señor Obispo concedió 40 días de indulgencias por cada Padre Nuestro o Salve que se rezase delante de cada uno de ellos, respectivamente.

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Sagrado Corazón de Jesús

Meses de verano

Durante los meses de verano, la actividad religiosa no decaía, y así en los días festivos, a las tres de la tarde, se realizaban ejercicios en la iglesia, que consistían en “andar el Calvario”, visitar el Santísimo y a la Virgen María, siguiendo el libro “Camino recto y seguro para llegar al cielo” de Antonio María Claret, concluyendo con un rato de lectura piadosa como, por ejemplo, las obras de Tomás de Kempis, canónigo agustino del siglo XV.

Camino recto
Camino recto y seguro para llegar al cielo

Fiesta del Rosario

En la Parroquia estaba establecida la Cofradía del Rosario, cuya celebración tenía lugar el primer domingo de octubre, manteniéndose dicha fiesta todavía en la actualidad. Don Manuel Belvis instauró durante su regencia de la parroquia la costumbre de procesionar la Virgen del Rosario dos domingos antes de su festividad. La procesión se hacía con la imagen de la Virgen en las andas de cristal hasta la capilla de Solveira en donde permanecía hasta el siguiente domingo cuando por la tarde regresaba en procesión hasta su iglesia. El sábado anterior al regreso de la Virgen a su iglesia daba comienzo la novena que continuaba en los siguientes días al finalizar la misa diaria. Ya el viernes y sábado previos a la festividad del Rosario se realizaban confesiones con siete u ocho sacerdotes con el objeto de ganar las indulgencias concedidas, comulgando el sábado. Ya el domingo, Día del Rosario, se celebraba una solemne misa con un extenso sermón en el que se explicaban los Misterios del Rosario. Al finalizar el sermón tenía lugar la bendición de los rosarios y las candelas gracias a la facultad que tienen los curas de la parroquia como capellanes de la Hermandad. Ya por la tarde salía en procesión la Virgen por los tres pueblos (A Iglesia, Outeiro y Barrrio) cantando el Rosario y finalizando la novena al regreso a la iglesia.

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Virgen del Rosario

Novena de Ánimas

La Novena de Ánimas fue instaurada en la parroquia de Parderrubias por don Manuel Belvis durante el periodo en el que había sido coadjutor de don Francisco Folguerol (1842-1846), antes de hacerse con las riendas de la parroquia. La novena comenzaba el 24 de octubre. Con la finalidad de que los vecinos tuviesen la mañana libre para la recolección de las castañas, cuya cosecha estaba en pleno apogeo, se tocaba a misa entre las 4,30 y las 4,45 horas de la madrugada; a la media hora se daban tres toques de campana. Se celebraba misa, y a su fin se encendían los blandones y se llevaba a cabo el Acto de Contrición de la Novena de Ánimas de Santiago. A continuación se leía un capítulo del libro “Gritos del Purgatorio y medios para acallarlos” de  José Boneta, y seguían las oraciones correspondientes (Siete Ave Marías y Lamentos en Verso Cantados), concluyendo con el responso Ne Recorderis:

Ne recordéris peccáta mea, Dómine.
Dum véneris iudicáre sæculum per ignem.
Dírige, Dómine, Deus meus, in conspéctu tuo viam meam.
Dum véneris iudicáre sæculum per ignem.
Réquiem ætérnam dona eis, Dómine, et lux perpétua lúceat eis.
Dum véneris iudicáre sæculum per ignem.
Kyrie, eléison, Christe, eléison. Kyrie, eléison.

El último día de la novena tenía lugar el Día de Todos los Santos (1 de noviembre) a las cuatro de la tarde, concluyendo con la renovación del Voto de las Ánimas. Al día siguiente, Día de Fieles Difuntos, con el fin de que los feligreses que acudían a la Feria de Allariz pudiesen oír misa, se celebraban varias, la primera a las cinco de la madrugada.

Gritos
Gritos del Purgatorio y Medios para Acallarlos

Novena de la Purísima Concepción

En esa época, gracias a la labor de don Manuel Belvis, se habían constituido en la parroquia los Coros de las Hijas de María.  A ellos se hace referencia en la noticia publicada en el diario católico El Siglo Futuro, de fecha 11 de junio de 1889, que recoge el Acto de Celebración del XIII Centenario de la Unidad Católica, que había tenido lugar en As Maravillas el 30 de mayo de ese año:

“Cuando estaba ultimándose la colocación de personas y cosas, un gran murmullo nos hizo mirar hacia la izquierda, y era procedido de la llegada del nunca bien ponderado señor Abad de Parderrubias, capitaneando una gruesa procesión precedida de varios Coros de Hijas de María, montado en su yegua, y permaneciendo en este estado hasta dejar unida su gente a la que ya estaba colocada”.

Por dicho motivo, se celebraba la Novena a la Purísima Concepción, que daba comienzo el día de San Andrés, 30 de noviembre. Con la ayuda de las limosnas y donativos recaudados durante la Novena de Las Ánimas y el Día de Fieles Difuntos se organizaba una serie de actos los días 6 y 7 de diciembre con un buen número de confesores. En el día de la Purísima Concepción tenía lugar una misa solemne. Existían también Coros de la Felicitación de la Virgen que tomaban protagonismo los sábados.

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Purísima Concepción

Otras novenas

En la parroquia de Parderrubias, además de las novenas descritas, se celebraban también, en esa época, la Novena de San José (19 de marzo) y la Novena de San Antonio de Padua (13 de junio).

En definitiva, Parderrubias fue durante la segunda mitad del siglo XIX una Parroquia muy prolija en celebraciones religiosas, de las cuales en alguna ocasión hemos oído hablar a nuestros antepasados más cercanos. Gracias al meticuloso trabajo llevado a cabo por el párroco don Manuel Belvis en ese tiempo, las generaciones futuras pueden tener conocimiento de ellas, e incluso imaginárselas, pues los contextos geográficos a los que se alude en sus escritos siguen existiendo.


Nota del autor. Agradezco a César González Fernández la revisión y corrección de la versión final de este artículo.

Sobre como el Clero reglaba conductas y obras de los feligreses de Parderrubias en el siglo XVI (1580-1583). Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

Sobre como el Clero reglaba conductas y obras de los feligreses de Parderrubias en el siglo XVI (1580-1583). Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

Nota. Este artículo aparece publicado en su versión original en gallego y justo a continuación el lector encontrará una versión en castellano.


Sobre como o Clero regulaba condutas e obras dos fregueses de Parderrubias no século XVI (1580-1583). Por José Luis Camba Seara e Juan Carlos Sierra Freire

A parroquia rural galega chegou a desempeñar funcións que ían moito máis alá das propias da administración eclesiástica. Na actualidade, o seu papel como marco de veciñanza no ámbito rural galego segue tendo gran relevancia (Saavedra, Sobrado e Presedo, 2013). En 1580 contabilizábanse en Galicia 3.571 parroquias, a inmensa maioría de tipo rural e de pequena extensión (8 km2). A extensión actual da Parroquia de Parderrubias é de 8,3 km2.

Tal como sinalan Saavedra et al. (2013), desde a segunda metade do século XVI a vida comunitaria faise ao redor do templo parroquial. A inmensa maioría da poboación española do século XVI era analfabeta, constituíndo polo tanto a lectura e a escritura privilexios propios de clérigos, nobres e burgueses. Gran parte da cultura popular estaba plenamente influenciada polo Clero, influencia que en moitas ocasións caracterizábase pola intolerancia e a represión, atributos claramente reflectidos no Concilio de Trento (1545-1563) e, de maneira extrema, no labor da Inquisición.

As visitas pastorais ás Parroquias, das que en Ourense hai rexistros desde o ano 1480, permítennos apreciar como gran parte da vida comunitaria viraba ao redor do templo parroquial atopándose esta fortemente influenciada polo Clero: pago dos diezmos e outros tributos, cumprimento de obrigacións relixiosas, regulación de múltiples comportamentos, implicación nas obras parroquiais, etc. Baseándonos nas visitas episcopais realizadas no último terzo do século XVI á Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias daremos apoio a esta afirmación, ao longo dunha serie de artigos que iremos publicando. Neste primeiro traballo, referirémonos ás visitas realizadas á Parroquia polo Señor Bispo Juan de San Clemente e/ou o Visitador Xeral do Bispado de Ourense, o Licenciado Gerónimo Martínez, nos anos 1580, 1581, 1582 e 1583, sendo Párroco de Parderrubias Don Juan García, e as cales aparecen rexistradas no Libro Parroquial da época. Neses anos a Parroquia estaba integrada por 30 fregueses, e os seus destros eran valorados en cen ducados (o ducado era a moeda vixente nos séculos XVI e XVII en España, e tiña un peso de 3,6 gramos de ouro, equivalendo a 11 reais casteláns e un maravedí, ou 375 maravedíes).

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Visita pastoral do ano 1580. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Todas as visitas incluían unha primeira fase protocolaria que consistía na revisión e avaliación das condicións nas que se atopaba o Santísimo Sacramento, os Sagrados Oleos e a Pía do Bautizo. Con todo, o contido máis relevante destes rexistros son os mandatos que o Señor Bispo dirixe aos fregueses de Parderrubias. Estes mandatos pódense clasificar en dúas modalidades: 1) mandatos sobre a regulación das boas condutas dos fregueses e 2) mandatos sobre as ordenanzas relativas a obras e loxística do patrimonio que a Igrexa posuía en Parderrubias.

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Visita pastoral do ano 1581. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Regulación de boas condutas

Na visita realizada o 21 de maio de 1580, así como na levada a cabo o 22 de xaneiro de 1582, esíxese a aquelas persoas con testamentos por cumprir que os cumpran no día do enterro do finado que deixara o testamento e ao longo dese ano. Era práctica habitual que os fregueses, vendo preto o final da súa vida, deixasen un testamento verbal no que se establecía o número de curas asistentes ás honras fúnebres, así como o número de misas que estes deberían celebrar pola súa alma. É máis, na visita de 1582 exhórtase aos enfermos, tanto homes como mulleres, a que fagan os seus testamentos para “descargo de sus conciencias”.

O feito de acudir á misa os domingos e festas de gardar é un deber que todo cristián debe cumprir, polo que na visita de 1580 lémbrase aos fregueses, baixo mandato, acerca da obrigación de oír misa enteira todos os domingos e festas de gardar, debendo estar “callados, devotos, atentos e moi obedientes a su cura”. Na visita de 1582 concrétanse as penas ás que se expón todo aquel que non cumpra co devandito precepto:

“…oír misa entera todos los domingos e fiestas de guardar como son obligados de precepto so pena de un real para la fábrica por cada una que faltare en esta manera un cuartillo al que no llegare a la epístola y medio real al que no llegare al evangelio y un real a toda la misa”.

O comportamento en misa tamén era obxectivo do “manual dos bos costumes” e así, por exemplo, prohíbese falar de cousas profanas dentro da igrexa, pídese non arrimarse aos altares e que as mulleres non traian os seus fillos pequenos, pois “lloran e desasosiegan al rector y feligreses”, feito que lles poñería sen dúbida na disxuntiva de con quen deixalos, pois todo fregués estaba obrigado a asistir a misa.

Traballar ou mandar traballar un domingo ou festa de gardar en calquera labor penalízase con multa de catro reais (moeda de prata de 3,35 gramos que equivalía a 34 maravedíes) e penitencia pública participando na misa de domingo ou festa de gardar cunha vela acesa. Non acatar esta condena supoñía un castigo de maior rigor. Así, recóllese esta cuestión na visita do ano 1582:

…no trabajen ni manden trabajar en ningún labor ni casa so pena de cada cuatro reales para la fábrica e siendo rebeldes hagan una sentencia pública en la iglesia un domingo o fiesta de guardar estando a la misa mayor en cuerpo en pies descalzo e sin bonete con una bela de cera encendida en las manos e acabada la misa ofrezca la bela al cura e no lo cumpliendo los heviten de los oficios divinos y executen como bando”.

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Visita pastoral do ano 1582. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Pero talvez, o exemplo máis claro acerca de como se regulaba o comportamento dos fregueses atopémolo no caso do taberneiro Alonso Gulin, o cal constata a presenza de polo menos unha taberna en Parderrubias no ano 1580.

“…no viene a misa él y su mujer sino por días y que cuando viene el uno no viene el otro y se ocupan en de coger los feligreses los domingos y fiestas en su taberna antes de misa por lo cual el señor visitador le condenaron una libra de cera para la fábrica de la yglesia la cual se pague al mayordomo de la yglesia dentro de nueve días so pena de dos ducados y de que lo eviten y executen como bando que de aquí adelante los domingos y fiestas de guardar no recoja en su casa a los feligreses antes de misa a comer ni beber ni otras cosas y vengan oir misa entera marido y mujer y la gente de su casa so pena de dos ducados cada vez que no lo cumplieran aplicados según costumbre”.

Nesta mesma cuestión volve insistir na visita de 1582, o cal parece indicar que o «malo costume» de visitar a taberna antes de acudir á misa estaba bastante arraigada na Parroquia. Nesta ocasión fálase de “tabernas”, o que avalaría a hipótese da existencia de máis dunha, nas que se despacharían comida e bebida:

…los feligreses los domingos e festas de guardar antes de misa mayor no se vayan a las tabernas a comer beber ni jugar ni los taberneros no los reciban en sus casas ni les den naypes para jugar so pena de cada cuatro reales para la fábrica y siendo rebeldes hagan una penitencia pública como horando”.

Na visita de 1580 proponse regular tamén, mediante mandato, a “mala costume” que teñen algúns fregueses de acudir por negocios á misa de domingo ou festas de gardar a Parroquias próximas, polo que se pide que ningún fregués salga neses días da súa freguesía antes de oír misa.

Ademais da corrección de malos hábitos, os mandatos serven para lembrar aos fregueses a necesidade do cumprir cos cultos máis aló de asistir á misa. Nas visitas de 1581 e 1582 pídese ao Cura que ensine aos seus fregueses os misterios do Rosario co fin de que saiban rezalo, e que oito ou quince días antes das festas de Nadal, Corpus Christi e da nosa Señora (en setembro) avise aos fregueses para que se confesen e comulguen para gañar as grazas e indulxencias concedidas polo Santo Pai Gregorio XIII. Este feito avala que a festividade do Corpus Christi vénse celebrando en Parderrubias desde a súa instauración en Galicia alá polo século XVI, tal como xa expomos noutro traballo publicado neste Blogue acerca desta festa [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2015/11/02/e12-la-fiesta-de-corpus-en-parderrubias/].

Un dos mandatos incluídos na visita de 1582 fai referencia ao comportamento para seguir nas visitas do Santísimo Sacramento aos enfermos, tradición que o paso do tempo fixo desaparecer:

…luego que el cura e rector tañere las campanas haciendo señal para salir con el Santísimo Sacramento a visitar a los enfermos se junten a la iglesia y los acompañen con sus velas de cera encendidas en las manos los que pudieran so pena de cada su real para la lumbre del Santísimo Sacramento”.

A regulación de comportamentos adecuados entre os fregueses tamén se facía explícita para o caso dos enterros. O mandato rubricado en 1582 era moi claro neste sentido:

…y cuando hubieren difuntos bayan a sus entierros y los acompañen desde sus casas a la iglesia y allí asistan a los oficios que se les hiziere so pena de cada su real para la lumbre del Santísimo Sacramento”.

Este “manual de boas condutas” tiña espazo tamén para regulacións de obras de acción social. Así, na visita de 1580 ínstase a que se dea continuidade de forma habitual á acción do anterior Párroco, Don Francisco Alonso de Carballos, que doara en esmola 166 fanegas de pan para unha Alhóndiga da Misericordia co fin de repartir nos meses de necesidade entre os veciños (abril e maio, basicamente). A posta en marcha dunha “tulla” (almacén de cereais) regularizouse na visita do seguinte ano, realizada o 20 de agosto:

…todas las personas que deben pan a la tulla le acudan con el dentro de diez días primeros siguientes a la persona que le suele coger y no lo habiendo el Rector los quite de oficios divinos y demás desto les condene de un ducado…”.

Na visita do ano seguinte, a condena por incumprimento do devandito mandato faise explícita na persoa dun fregués de nome Domingo, quen se ve exposto a unha condena exemplarizante por violar o devandito mandato:

…de y pague las nueve fanegas de pan que debe a la tulla de la misericordia de la feligresía dentro de beinte dias primeros siguientes so pena descomunion y de cuatro ducados y de que lo hebiten de los oficios divinos y executen como bando”.

 Ordenanzas relativas a loxística e obras parroquiais

Á parte dos mandatos sobre boas condutas, nos rexistros de visitas episcopais atopámonos cos relativos á loxística e infraestruturas parroquiais. Na visita de 1580 pídese aos fregueses que compren un novo Misal, pois o único que hai é insuficiente cando se reúnen varios clérigos. Debe ser adquirido nun prazo de tres meses baixo multa de catro ducados, cantidade nada despreciable. Na visita realizada o 20 de agosto de 1581 demándase aos fregueses que no prazo de dous meses adquiran catro manteles para os altares e unhas vinaxeiras baixo pena de dous ducados destinados á compra da cera do Santísimo Sacramento, en caso de incumprimento.

Con todo, o mandato máis complexo exposto na visita de 1580 foi a petición da ampliación da igrexa, que quedaba pequena para albergar aos fregueses en misa de domingo. Lembremos que estamos a falar da igrexa que precedeu á actual, a cal sería construída case dous séculos despois, en 1765. Dise textualmente:

 “…que los feligreses alarguen para adelante la puerta principal de la iglesia doce pies a cada lado de buena piedra de cantería con su maderamiento y tejado de obra limpia y lúcida”.

Obra que debería estar rematada en tres anos, baixo pena de 20 ducados en caso de non cumprir co prazo. Esta ampliación da antiga igrexa ía asociada, como solicita o Visitador, ao derrube dunha casa de planta baixa sita diante da porta principal, propiedade de Constança e Domingos da Yglesia. Estas obras son lembradas nas visitas dos seguintes anos 1581 e 1582,  polo que supoñemos que non foron iniciadas no prazo convido. A esta reforma engadíronse outras na visita de 1582. Así, neste ano 1582 ínstase a iniciar outras obras importantes na igrexa. Esíxese arranxar o campanario (“y carguenlo mas pues se menea y podrá caer”) nun prazo de seis meses baixo pena de seis ducados, así como tellar a igrexa nos dous seguintes meses so pena de catro ducados.

Os mandatos da visita realizada o 13 de setembro de 1583 volven incidir nesta cuestión, limitándose practicamente todo o escrito ás esixencias ao cura e aos fregueses de acometer novas obras na igrexa:

…el Rector y feligreses por partes iguales conforme a la costumbre de este obispado levanten el Arco del Coro dos hiladas de piedra o tres… y el cura levante otras tres filadas de piedra al coro porque está muy bajo y le vuelvan a maderar de buena madera y quite la ventana que está en medio del altar mayor y quede todo llano y que los otros feligreses levante las paredes de la Yglesia otra hilada de piedra porque queda muy baja, lo cual cumplan cada uno por lo que le toque dentro de seis meses so pena de veinte ducados aplicados para obras pías”.

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Visita pastoral do ano 1583. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

En definitiva, a partir das visitas pastorais levadas a cabo en Parderrubias desde 1580 a 1583 podemos apreciar como a Igrexa exercía un estrito control sobre os seus fregueses e sobre o seu patrimonio. Este control tiña un carácter marcadamente represivo, pois como moi ben se puido apreciar todo mandato levaba emparellado, de forma explícita, un castigo económico polo seu incumprimento, tratándose en moitos casos de cantidades nada despreciables, que ían parar ás arcas da Igrexa para o seu mantemento. Se a esta fiscalización unimos o pago dos diezmos (décima parte do produto bruto producido en cada casa ao cabo do ano), que estaban vixentes desde o século VI, podemos facernos unha idea acerca da presión fiscal á que estaban sometidos os nosos antepasados por parte da Igrexa.


Referencias

Saavedra, P., Sobrado, H. y Presedo, A. (2013). La red parroquial y el clero rural en la Galicia en los siglos XVI-XIX: resultados de una investigación en curso. Obradoiro de Historia Moderna, 22, 93-128.


 

VERSIÓN EN CASTELLANO

Nota. Este artículo aparece publicado más arriba en su versión original en gallego.

Sobre como el Clero reglaba conductas y obras de los feligreses de Parderrubias en el siglo XVI (1580-1583). Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

La parroquia rural gallega llegó a desempeñar funciones que iban mucho más allá de las propias de la administración eclesiástica. En la actualidad, su papel como marco de vecindad en el ámbito rural gallego sigue teniendo gran relevancia (Saavedra, Sobrado y Presedo, 2013). En 1580 se contabilizaban en Galicia 3.571 parroquias, la gran mayoría de tipo rural y de pequeña extensión (8 km2). La extensión actual de la Parroquia de Parderrubias es de 8,3 km2.

Tal como señalan Saavedra et al. (2013), desde la segunda mitad del siglo XVI la vida comunitaria se hace en torno al templo parroquial. La inmensa mayoría de la población española del siglo XVI era analfabeta, constituyendo por tanto la lectura y la escritura privilegios exclusivos de clérigos, nobles y burgueses. Gran parte de la cultura popular estaba plenamente influenciada por el Clero, influencia que en muchas ocasiones se caracterizaba por la intolerancia y la represión, atributos claramente reflejados en el Concilio de Trento (1545-1563) y, de manera extrema, en la labor de la Inquisición.

Las visitas pastorales a las Parroquias, de las que en Ourense hay registros desde el año 1480, nos permiten apreciar como gran parte de la vida comunitaria giraba en torno al templo parroquial, encontrándose ésta fuertemente influenciada por el Clero: pago de los diezmos y otros tributos, cumplimiento de obligaciones religiosas, regulación de múltiples comportamientos, implicación en las obras parroquiales, etc. Basándonos en las visitas episcopales realizadas en el último tercio del siglo XVI a la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias daremos apoyo a esta afirmación, a lo largo de una serie de artículos que iremos publicando. En este primer trabajo, nos referiremos a las visitas realizadas a la Parroquia por el Señor Obispo Juan de San Clemente y/o el Visitador General del Obispado de Ourense, el Licenciado Gerónimo Martínez, en los años 1580, 1581, 1582 y 1583, siendo Párroco de Parderrubias Don Juan García, y las cuales aparecen registradas en el Libro Parroquial de la época. En esos años la Parroquia estaba integrada por 30 feligreses, y sus diestros eran valorados en cien ducados (el ducado era la moneda vigente en los siglos XVI y XVII en España, y tenía un peso de 3,6 gramos de oro, equivaliendo a 11 reales castellanos y un maravedí, o 375 maravedíes).

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Visita pastoral del año 1580. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Todas las visitas incluían una primera fase protocolaria que consistía en la revisión y evaluación de las condiciones en las que se encontraba el Santísimo Sacramento, los Sagrados Oleos y la Pila Bautismal. Sin embargo, el contenido más relevante de estos registros tiene que ver con los mandatos que el Señor Obispo dirige a los feligreses de Parderrubias. Estos se pueden clasificar en dos modalidades: 1) mandatos sobre la regulación de las buenas conductas de los feligreses y 2) mandatos sobre las ordenanzas relativas a obras y logística del patrimonio que la Iglesia poseía en Parderrubias.

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Visita pastoral del año 1580. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Regulación de buenas conductas

En la visita realizada el 21 de mayo de 1580, así como en la llevada a cabo el 22 de enero de 1582, se exige a aquellas personas con testamentos por cumplir que los cumplan en el día del entierro del finado que había hecho testamento y a lo largo de ese año. Era práctica habitual que los feligreses, viendo cerca el final de su vida, dejasen un testamento verbal en el que se establecía el número de curas asistentes a las honras fúnebres, así como el número de misas que estos deberían celebrar por su alma. Es más, en la visita de 1582 se exhorta a los enfermos, tanto hombres como mujeres, a que hagan sus testamentos para “descargo de sus conciencias”.

El hecho de acudir a misa los domingos y fiestas de guardar es un deber que todo cristiano debe cumplir, por lo que en la visita de 1580 se recuerda a los feligreses, bajo mandato, acerca de la obligación de oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar, debiendo estar “callados, devotos, atentos e muy obedientes a su cura”. En la visita de 1582 se concretan las penas a las que se expone todo aquel que no cumpla con dicho precepto:

“…oír misa entera todos los domingos e fiestas de guardar como son obligados de precepto so pena de un real para la fábrica por cada una que faltare en esta manera un cuartillo al que no llegare a la epístola y medio real al que no llegare al evangelio y un real a toda la misa”.

El comportamiento en misa también era objetivo del “manual de las buenas costumbres” y así, por ejemplo, se prohíbe hablar de cosas profanas dentro de la iglesia, se pide no arrimarse a los altares y que las mujeres no lleven a sus hijos pequeños, pues “lloran e desasosiegan al rector e feligreses”, hecho que les pondría sin duda en la disyuntiva de con quién dejarlos, pues todo parroquiano estaba obligado a asistir a misa.

Trabajar o mandar trabajar un domingo o fiesta de guardar en cualquier labor se penalizaba con multa de cuatro reales (moneda de plata de 3,35 gramos que equivalía a 34 maravedíes) y penitencia pública participando en misa de domingo o fiesta de guardar con una vela encendida. No acatar esta condena suponía un castigo de mayor rigor. Así, se recoge esta cuestión en la visita del año 1582:

…no trabajen ni manden trabajar en ningún labor ni casa so pena de cada cuatro reales para la fábrica e siendo rebeldes hagan una sentencia pública en la iglesia un domingo o fiesta de guardar estando a la misa mayor en cuerpo en pies descalzo e sin bonete con una bela de cera encendida en las manos e acabada la misa ofrezca la bela al cura e no lo cumpliendo los heviten de los oficios divinos y executen como bando”.

Pero tal vez, el ejemplo más claro acerca de cómo se regulaba el comportamiento de los feligreses nos lo encontremos en el caso del tabernero Alonso Gulin, lo cual constata la presencia de al menos una taberna en Parderrubias en el año 1580.

“…no viene a misa él y su mujer sino por días y que cuando viene el uno no viene el otro y se ocupan en de coger los feligreses los domingos y fiestas en su taberna antes de misa por lo cual el señor visitador le condenaron una libra de cera para la fábrica de la yglesia la cual se pague al mayordomo de la yglesia dentro de nueve días so pena de dos ducados y de que lo eviten y executen como bando que de aquí adelante los domingos y fiestas de guardar no recoja en su casa a los feligreses antes de misa a comer ni beber ni otras cosas y vengan oir misa entera marido y mujer y la gente de su casa so pena de dos ducados cada vez que no lo cumplieran aplicados según costumbre”.

En esta misma cuestión se vuelve a insistir en la visita de 1582, lo cual parece indicar que la costumbre de visitar la taberna antes de acudir a misa estaba bastante arraigada en la Parroquia. En esta ocasión se habla de “tabernas”, lo que avalaría la hipótesis de la existencia de más de una, en las que se despacharían comida y bebida:

…los feligreses los domingos e festas de guardar antes de misa mayor no se vayan a las tabernas a comer beber ni jugar ni los taberneros no los reciban en sus casas ni les den naypes para jugar so pena de cada cuatro reales para la fábrica y siendo rebeldes hagan una penitencia pública como horando”.

En la visita de 1580 se propone regular también, mediante mandato, la “mala costumbre” que tienen algunos feligreses de acudir por negocios a misa de domingo o fiestas de guardar a Parroquias cercanas, por lo que se pide que ningún feligrés salga en esos días de su feligresía antes de oír misa.

Además de la corrección de malos hábitos, los mandatos sirven para recordar a los feligreses la necesidad del cumplir con los cultos más allá de asistir a misa. En la visitas de 1581 y 1582 se pide al Cura que enseñe a sus feligreses los misterios del Rosario con el fin de que sepan rezarlo, y que ocho o quince días antes de las fiestas de Navidad, Corpus Christi y de Nuestra Señora (en septiembre) avise a los feligreses para que se confiesen y comulguen para ganar las gracias e indulgencias concedidas por el Santo Padre Gregorio XIII. Este hecho avala que la festividad del Corpus Christi se viene celebrando en Parderrubias desde su instauración en Galicia allá por el siglo XVI, tal como ya defendimos en otro trabajo publicado en este Blog acerca de esta fiesta [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2015/11/02/e12-la-fiesta-de-corpus-en-parderrubias/].

Uno de los mandatos incluidos en la visita de 1582 hace referencia al comportamiento a seguir en las visitas del Santísimo Sacramento a los enfermos, tradición que el paso del tiempo hizo desaparecer:

…luego que el cura e rector tañere las campanas haciendo señal para salir con el Santísimo Sacramento a visitar a los enfermos se junten a la iglesia y los acompañen con sus velas de cera encendidas en las manos los que pudieran so pena de cada su real para la lumbre del Santísimo Sacramento”.

La regulación de comportamientos adecuados entre los feligreses también se hacía explícita para el caso de los entierros. El mandato rubricado en 1582 era muy claro en este sentido:

…y cuando hubieren difuntos bayan a sus entierros y los acompañen desde sus casas a la iglesia y allí asistan a los oficios que se les hiziere so pena de cada su real para la lumbre del Santísimo Sacramento”.

Este “manual de buenas conductas” tenía espacio también para regulaciones de obras de acción social. Así, en la visita de 1580 se insta a que se dé continuidad de forma habitual a la acción del anterior Párroco, Don Francisco Alonso de Robles, que había donado en limosna 166 fanegas de pan para una Alhóndiga de la Misericordia con el fin de repartir en los meses de necesidad entre los vecinos (abril y mayo, básicamente). La puesta en marcha de una “tulla” (almacén de cereales) se regularizó en la visita del siguiente año, realizada el 20 de agosto:

…todas las personas que deben pan a la tulla le acudan con el dentro de diez días primeros siguientes a la persona que le suele coger y no lo habiendo el Rector los quite de oficios divinos y demás desto les condene de un ducado…”.

En la visita del año siguiente, la condena por incumplimiento de dicho mandato se hace explícita en la persona de un feligrés de nombre Domingo, quien se ve expuesto a una condena ejemplarizante por violar dicho mandato:

…de y pague las nueve fanegas de pan que debe a la tulla de la misericordia de la feligresía dentro de beinte dias primeros siguientes so pena descomunion y de cuatro ducados y de que lo hebiten de los oficios divinos y executen como bando”.

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Visita pastoral del año 1582. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Ordenanzas relativas a logística y obras parroquiales

Aparte de los mandatos sobre buenas conductas, en los registros de visitas episcopales nos encontramos con los relativos a la logística e infraestructuras parroquiales. En la visita de 1580 se pide a los feligreses que compren un nuevo Misal, pues el único que hay es insuficiente cuando se reúnen varios clérigos. Debe ser adquirido en un plazo de tres meses bajo multa de cuatro ducados, cantidad nada despreciable. En la visita realizada el 20 de agosto de 1581 se demanda a los feligreses que en el plazo de dos meses adquieran cuatro sábanas para los altares y unas vinajeras bajo pena de dos ducados destinados a la compra de la cera del Santísimo Sacramento, en caso de incumplimiento.

No obstante, el mandato más complejo planteado en la visita de 1580 fue la petición de la ampliación de la iglesia que se quedaba pequeña para albergar a los feligreses en misa de domingo. Recordemos que estamos hablando de la iglesia que precedió a la actual, la cual sería construida casi dos siglos después, en 1765. Se dice textualmente:

…que los feligreses alarguen para adelante la puerta principal de la iglesia doce pies a cada lado de buena piedra de cantería con su maderamiento y tejado de obra limpia y lúcida”.

Obra que debería estar terminada en tres años, bajo pena de 20 ducados en caso de no cumplir con el plazo. Esta ampliación de la antigua iglesia iba asociada, como solicita el Visitador, al derribo de una casa de planta baja sita delante de la puerta principal, propiedad de Constança y Domingos de la Yglesia. Estas obras son recordadas en las visitas de los siguientes años 1581 y 1582,  por lo que suponemos que no fueron iniciadas en el plazo convenido. A esta reforma se añadieron otras en la visita de 1582. Así, en este año 1582 se insta a iniciar otras obras importantes en la iglesia. Se exige arreglar el campanario (“…y lo carguen mas pues se menea y podrá caer”) en un plazo de seis meses bajo pena de seis ducados, así como tejar la iglesia en los dos siguientes meses so pena de cuatro ducados.

Los mandatos de la visita realizada el 13 de septiembre de 1583 vuelven a incidir en esta cuestión, limitándose prácticamente todo el escrito a las exigencias al cura y a los feligreses de acometer nuevas obras en la iglesia:

…el Rector y feligreses por partes iguales conforme a la costumbre de este obispado levanten el Arco del Coro dos hiladas de piedra o tres… y el cura levante otras tres filadas de piedra al coro porque está muy bajo y le vuelvan a maderar de buena madera y quite la ventana que está en medio del altar mayor y quede todo llano y que los otros feligreses levante las paredes de la Yglesia otra hilada de piedra porque queda muy baja, lo cual cumplan cada uno por lo que le toque dentro de seis meses so pena de veinte ducados aplicados para obras pías”.

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Visita pastoral de 1583. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

En definitiva, a partir de las visitas pastorales llevadas a cabo en Parderrubias desde 1580 a 1583 podemos apreciar como la Iglesia ejercía un estricto control sobre sus feligreses y sobre su patrimonio. Este control tenía un carácter marcadamente represivo, pues como muy bien se ha podido apreciar todo mandato llevaba emparejado, de forma explícita, un castigo económico por su incumplimiento, tratándose en muchos casos de cantidades nada despreciables, que iban parar a las arcas de la Iglesia para su mantenimiento. Si a esta fiscalización unimos el pago de los diezmos (décima parte del producto bruto producido en cada casa al cabo del año), que estaban vigentes ya desde el siglo VI, podemos hacernos una idea más o menos clara sobre la presión fiscal a la que estaban sometidos nuestros antepasados por parte de la Iglesia.


Referencias

Saavedra, P., Sobrado, H. y Presedo, A. (2013). La red parroquial y el clero rural en la Galicia en los siglos XVI-XIX: resultados de una investigación en curso. Obradoiro de Historia Moderna, 22, 93-128.