Categoría: Fiestas

Festividad de la Virgen del Rosario en Parderrubias: 350 años de historia (1673-2023)

Festividad de la Virgen del Rosario en Parderrubias: 350 años de historia (1673-2023)

Por Juan Carlos Sierra Freire

Dice la tradición que, en julio de 1200, la Virgen se apareció, rosario en mano, a Domingo de Guzmán con el mandato de que lo enseñara a toda la Humanidad. Los primeros en recibir dicha enseñanza fueron los soldados de Simón IV de Monfort, gracia a la que atribuyeron la victoria en la Batalla de Muret. Como agradecimiento levantaron la primera capilla dedicada a la advocación de la Virgen del Rosario. Ya en el siglo XVI, a sus favores se atribuye la victoria en la famosa batalla de Lepanto, en la que las tropas cristianas vencen a las turcas el 7 de octubre de 1571. A partir de este momento la devoción a la Virgen del Rosario se difunde por todo el mundo cristiano, celebrándose el 7 de octubre su festividad. Un exponente de la gran expansión que alcanzó su advocación es el número de cofradías repartidas por todo el territorio cristiano.

La Cofradía del Santísimo Rosario fue fundada a finales del siglo XV por la Orden de los Dominicos, siendo por tanto su autor y fundador santo Domingo de Guzmán. Sus miembros se comprometían a rezar semanalmente los quince misterios del Rosario e incluir en sus intenciones las de los demás miembros de la cofradía, beneficiándose de indulgencias plenarias en las festividades de Navidad, Pascua, Purificación, Asunción, Rosario e Inmaculada Concepción, y parciales. Confiesan y comulgan los primeros domingos de mes y participan en las procesiones de la Virgen del Rosario.

Entre las cofradías que fueron surgiendo con el tiempo se encuentra la de Parderrubias, que este año 2023 cumple 350 años de su primera celebración. La Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de la parroquia de Parderrubias probablemente sea la cofradía más antigua de la feligresía al ser fundada en 1672, casi cien años antes de la construcción de la actual iglesia parroquial.

El 11 de diciembre de 1672, frai Jerónimo Bordallo, perteneciente a la Orden de Predicadores de Santo Domingo de Orense, haciendo uso de la autoridad que ostentaba para fundar cofradías, y con licencia del Señor Obispo Baltasar de los Reyes y el beneplácito del párroco don Lorenzo Gómez Pizarro, funda la Cofradía de la Virgen del Rosario en la parroquia de Parderrubias. En el documento fundacional se instituye como fiesta del Rosario el primer domingo de octubre: “día en el que se celebrará misa, fiesta y procesión, con la solemnidad que se pueda”. Además, se establece que los cofrades que, en ese día, se confiesen, comulguen y visiten el altar de la Virgen del Rosario serán merecedores de ganar el jubileo.

Se nombra capellán de la cofradía al párroco don Lorenzo, que tendrá autoridad para inscribir a cofrades, bendecir rosarios y consagrar velas para el bien morir. Como primer mayordomo es nombrado Pedro Martínez, quien ejercerá hasta el primer domingo de octubre del siguiente año, fecha en la que se renueve su cargo o se elija un sustituto. Entre sus obligaciones están la de pedir todo género de limosnas para la adquisición de velas y adornos de la Virgen, así como colocar a la Virgen en unas andas todos los primeros domingos de mes.

Además, en el acta fundacional se establece que los cofrades que se confiesen, comulguen y visiten el altar de la Virgen del Rosario los primeros domingos de mes ganarán el jubileo, y que el cofrade que muera con una vela bendecida en honra de la Virgen del Rosario ganará el perdón de todos sus pecados.

Aceptación del primer capellán de la Cofradía: el párroco don Lorenzo Gómez Pizarro

Estatutos Fundacionales de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de Parderrubias

Las Constituciones (o Estatutos) Fundacionales son firmadas por el párroco don Lorenzo Gómez, junto con seis Hermanos, el 2 de octubre de 1673, incluyéndose 12 artículos. A saber:

  1. Cualquier persona que quiera ser admitida en dicha Santa Hermandad, deberá pagar dos reales de limosna y, en los años venideros, un real por año, para misas, cera y gastos que tuviese la Hermandad.
  2. A los dos años de la fundación de la Hermandad, si alguna persona la abandona, para su readmisión deberá pagar cuatro reales, y de ahí en adelante dos reales por año.
  3. La Hermandad prima la caridad, la piedad y la misericordia para con el prójimo, por lo que, para no privar a los pobres de solemnidad de sus gracias e indulgencias, el capellán nombrará a dos Hermanos para pedir limosnas por toda la feligresía hasta obtener las cantidades necesarias para su entrada y mantenimiento.
  4. La Hermandad poseerá un arca con tres llaves para las limosnas; dos de ellas para la tapa principal y la otra para un cajón que está dentro. La llave del cajón y una de la cubierta las tendrá el capellán, y la otra estará en posesión del mayordomo, de manera que el capellán sin el mayordomo, ni el mayordomo sin el capellán, puedan sacar dinero, sin estar los dos presentes.
  5. Los Hermanos cumplirán todos los primeros domingos de cada mes jubileo plenísimo en esta iglesia, y en esos días traerán las limosnas recogidas en el mes antecedente, las cuales se echarán al cajón.
  6. Para que no haya deudas ni cargas de dichas limosnas en poder de los mayordomos, un día después de la fiesta principal -el primer domingo de octubre-, se llamará a los cuatro Hermanos más antiguos de dicha Hermandad, para que junto con el capellán hagan cuentas con el mayordomo y depositen en el cajón lo recaudado para las compras necesarias de la Hermandad.
  7. Para celebrar los cuatro Aniversarios que dispone la Bula no se llamará más que a dos sacerdotes y al capellán, y a cada uno se le darán cuatro reales de limosna, más otro real para el desayuno. Y en la fiesta principal, que es dicho primer domingo de octubre, se llamarán tres sacerdotes y al capellán con la misma limosna de los cuatro reales y uno más de desayuno, salvo que el mayordomo quisiese llamar a más sacerdotes por su devoción, que en todo caso correría por su cuenta el darles satisfacción.
  8. En las procesiones de la Santa Hermandad, en los cuatro Aniversarios y en los entierros de los Hermanos, habiendo veinte antorchas y velas, arderán ocho, y si hubiera treinta, arderán doce y, en esta misma conformidad, se irán multiplicando cuatro por diez. Y esto, no solo desde la casa del difunto hasta la iglesia, sino también durante los oficios. Admitiendo que cuando se echase el cuerpo del difunto, ardiese toda la cera que hubiese. Y lo mismo en la fiesta principal del primer domingo de octubre.
  9. Se tendrá mucho cuidado con la cera de la Hermandad, para que no falte, ni se malgaste ni quiebre, por lo que ordenamos que el mayordomo, o persona que nombrase, cobrará los desperfectos. Y el Hermano que entregase la antorcha quebrada pagará al mayordomo medio real si es de una libra, y un real si es de dos libras. De no hacerlo, correrá el mayordomo con los gastos de las faltas y daños que hubiera.
  10. Si en los límites de la feligresía muriese algún pobre mendicante se ordenará la cera para su entierro como si fuese un Hermano de dicha Hermandad.
  11. En todas las ocasiones que saliese públicamente el Viático a cualquier enfermo de dicha feligresía, irán Hermanos con sus antorchas acompañándole. Igualmente, el Hermano que se hallase en el lugar, con entera salud y no impedido, no viniese acompañarle, no acudiese a los entierros de los Hermanos o no asistiese a los cuatro Aniversarios, en la primera, segunda y tercera vez será condenado a cuatro cuartos por cada una de las faltas, y de allí en adelante a un real, todo lo cual se destinará a cera y demás gastos de la Hermandad.
  12. Los ornatos, joyas y cera que hubiera en dicha Hermandad no se podrán prestar para ningún festejo, ni fiestas, ni dentro ni fuera de dicha feligresía, pues son conocidos los grandes inconvenientes y pérdidas que tienen, y de hacerlo es su total destrucción y ruina.

Posteriormente, se añadió un nuevo artículo, el número 13:

13. Todos los que quisiesen formar parte de la Hermandad siendo solteros, serán admitidos con un real de entrada, y de ahí en adelante pagarán un cuartillo de limosna.

En el año 1798, con 48 años, ejerce de mayordomo de la cofradía Bartolomé Sierra, vecino de O Outeiro y trastatarabuelo del autor de este artículo. A su entrada dispone de 266,10 reales, provenientes de las cuotas de los cofrades y de las limosnas. Con ese monto se hace cargo de la misa cantada en el día de la Virgen del Rosario, de la cera y del aceite de la lámpara de la Virgen, dejando un saldo de 72,10 reales.

Un documento con fecha de 16 de mayo de 1806, firmado por José Díaz, Vicario General de la Orden de los Dominicos, con sede en el Convento de Santo Tomás de Madrid oficializa la Cofradía, nombrando capellán de la Hermandad al párroco y ordenando celebrar la Fiesta del Rosario el primer domingo de octubre.

Primera actualización de los estatutos: 1867

Los estatutos redactados en 1673 estarían vigentes durante 194 años, hasta 1867, fecha en la que el párroco don Manuel Belvis los reforma, formulando los siguientes quince artículos:

  1. Todos los vecinos de la parroquia, desde que cumplan los siete años, se contemplan Hermanos.
  2. Para sostener los gastos de la Cofradía, pagará cada matrimonio un real y cada viudo medio real; todos los demás desde los siete años cumplidos pagarán veinticinco céntimos.
  3. La fecha en la que principia la obligación de pagar es desde el mismo día de la Fiesta del Rosario, primer domingo de octubre; de suerte que el que no cumpla los siete años antes de este día, o contraiga matrimonio después, no principia a pagar hasta el año siguiente, aunque gozará de los privilegios de los demás.
  4. A cuenta de la cantidad que resulte se costeará la misa solemne, el día de la Fiesta, con cinco señores sacerdotes al menos, y lo restante se invertirá en cera para sostener diez blandones que arderán durante los funerales de los Hermanos.
  5. Si alguno quisiera tener algún acto voluntario, abonará por cada uno cuatro reales, y siendo con misa seis.
  6. Cada año habrá un mayordomo elegido públicamente por el saliente a su voluntad, que debe tener veinte y cinco años cumplidos y no haber desempeñado dicho cargo.
  7. En el caso de que en una misma casa haya dos o más hermanos, podrá ser nombrado cualquiera de ellos, siempre y cuando alguno no lo hubiese sido en los diez años anteriores.
  8. Las obligaciones de los mayordomos son asistir a las misas de los actos y entierros de los Hermanos, colocar los bancos de la cera con los blandones, cuidar de estos durante el tiempo de estos, distribuir la cera a los Hermanos al salir los cadáveres de la casa, recogerla después colocándola en su sitio, así como los bancos a su puesto. También distribuirá y recogerá otra cera en la procesión de Corpus, y Jueves Santo y Viernes Santo. Será igualmente de su obligación cobrar de los Hermanos lo que le corresponda pagar según la lista que le entregue el párroco. Llamar a los sacerdotes para la función principal que le señale el párroco y rendir al mismo las cuentas cuando se las pida.
  9. También será obligación del mayordomo pedir por toda la parroquia limosnas para la Virgen en las cosechas de centeno y maíz, cuyas limosnas se postrarán a la puerta de la iglesia a la salida de la misa parroquial en algún día festivo inmediato después de haber cobrado, y de cuya cantidad dará cuentas al párroco igualmente.
  10. De la limosna del maíz saldrá para encender la lámpara de la Virgen todos los días festivos, la cera o aceite que alumbre durante el rosario y misa parroquial, y en las procesiones de la Virgen, y para los demás repasos de ropas de la Imagen y sus adornos. Y de las limosnas del centeno se costearán fuegos y músicos para el día y vísperas de la función principal, a proporción de lo que de este fruto se recaude.
  11. Si algún Hermano rehusase servir de mayordomo sin legítima causa a juicio de la mayoría de los Hermanos podrá ser expulsado de la Cofradía y privado de los beneficios de los demás Hermanos con respecto a funerales, sin que se le vuelva a admitir, a menos que entre sirviendo aquel año y abonar además dos libras de cera para la Hermandad.
  12. El mayordomo que incurriera en la falta de poner la cera correspondiente en la misa de los ritos y entierros, así como de presentarla en el sitio y el acto de levantar los cadáveres pagará de multa cuatro reales al heredero o cumplidor que se empleará en una misa por el difunto.
  13. Iguales obligaciones, y bajo las mismas penas, tiene el mayordomo de la hermandad de San José con respecto a entierros, si bien para cobrar solo tiene que hacerlo de un real por cada vecino.
  14. Cuando tengan los mayordomos que asistir en la iglesia para cuidar de la cera, al mismo tiempo que llevarla a la casa mortuoria podrán alternar ambos en uno y otro sitio.
  15. Se establece que todas las dudas o dificultades que ocurran las resolverán a mayoría de votos el párroco con el mayordomo y los tres Hermanos más ancianos.

Estas nuevas constituciones fueron firmadas el 13 de octubre de 1867 por el párroco don Manuel Belvis, y los vecinos Domingo Antonio Casas, Luis Pérez, Manuel Casas, José Grande, Ramón Sampedro e Inocencio Suárez.

Segunda revisión de los Estatutos: años 20

Siendo párroco de Parderrubias don Ambrosio Cid Fariña (1926-1929), las Constituciones por las que se regía la Hermandad, dictadas sesenta años antes por don Manuel Belvis, volverían a ser actualizadas. Tal como consta, “parte de las referidas constituciones había caído en desuso, habiendo ya sido sustituidas por otras nuevas”. Por tanto, para proporcionar estabilidad a las normas por la que debe regirse la Hermandad, con arreglo a las necesidades y exigencias de los nuevos tiempos, se celebró Junta General de los Hermanos de la Cofradía bajo la presidencia del cura-ecónomo de la parroquia don Ambrosio Cid, y de común acuerdo se establecieron las siguientes constituciones.

  1. La Junta Directiva de esta Hermandad se compone del Presidente, que es el señor cura de la parroquia, de un Depositario y de un Fiscal. A estos compete, en unión con dos Hermanos de los más antiguos, el resolver las dudas que ocurran acerca del cumplimiento de las Constituciones por las que se rige la Hermandad.
  2. Se consideran Hermanos de esta Cofradía todos los feligreses de esta parroquia que hayan cumplido siete años y hecho la Primera Comunión. Los padres de familia cuyos hijos hayan practicado la Primera Comunión deberán advertir al señor cura un domingo antes de la Fiesta del Rosario que les inscriba en el libro de la Hermandad.
  3. Para mantenimiento de los gastos de esta, contribuirá cada familia con 0,75 pesetas anuales, y si esta se compone de un solo individuo 0,40 pesetas.
  4. La obligación de pagar comienza el primer domingo de octubre, si para esta fecha constituye familia separada o vecino distinto y determinado.
  5. A expensas de la cantidad recaudada se costearán los gastos ocasionados al señor cura con motivo de la confesión de los Hermanos, que será la víspera o antevíspera, la misa solemne del día de la fiesta, que será con cinco sacerdotes a lo menos, la cera que arderá durante los funerales de los Hermanos, diez blandones en el túmulo o catapulto y seis velas en el altar, y el adquirir y conservar las insignias de la conducción funeraria.
  6. Si algún Hermano desea tener un acto, abonará por la cera cinco pesetas, y si cualquier extraño a la Hermandad desea tener funeral o acto, abonará por el mismo concepto diez pesetas.
  7. Cada año habrá un mayordomo que será elegido en suerte por el saliente; este deberá aceptar con tal que tenga veinticinco años cumplidos, heredado por padre o madre, y no haya desempeñado este cargo en los diez años anteriores.
  8. Las obligaciones de los mayordomos son colocar oportunamente los bancos de la cera con los blandones y cuidar de ellos durante los funerales y actos, y guardar la cera y retirar los bancos en el mismo día del funeral o actos. Si faltasen a algunas de estas citadas obligaciones, pagará dos pesetas de multa a petición del Fiscal. Además, se encargará antes de la Fiesta del Rosario de cobrar la cuota anual con la que debe contribuir todo Hermano.
  9. Si algún Hermano rehusase aceptar el cargo de mayordomo, sin legítima causa a juicio de la Junta Directiva, podrá ser expulsado de la Hermandad y privarle de los beneficios de esta con respecto a los funerales. No podrá admitirse sin que prometa desempeñar este cargo en el primer año y pagar además dos libras de cera para la Hermandad.

Estas Constituciones son firmadas por el párroco don Ambrosio Cid y por los Hermanos Serafín Sierra (bisabuelo del autor de este trabajo) y Germán Seara.

Con el tiempo fueron modificados los artículos 3, 6 y 9, pasando a redactarse de la siguiente forma:

3. Para el sostenimiento de los gastos de esta, contribuirá cada Hermano con la cantidad de 0,25 céntimos anualmente.

6. Si algún hermano desea tener un acto, abonará por la cera cinco pesetas. Y si algún extraño a la Hermandad desea tener un funeral o acto, abonará por el mismo concepto veinticinco pesetas, que entregará al depositario antes de conseguir el permiso necesario.

9. Si la Junta Directiva eligiese algún Hermano para desempeñar un cargo en la Cofradía y se negase a aceptarlo, sin causa justificante a juicio de la Junta Directiva, y no haya desempeñado algún cargo en la misma en los diez años anteriores, podrá ser expulsado de la misma sin derecho a indemnización alguna, y no podrá ingresar de nuevo si antes no promete el desempeñar el mismo cargo y pagar dos libras de cera para la Hermandad.

El Rosario Viviente

Relacionado a la Cofradía del Santísimo Rosario, existía el Rosario Viviente, asociación fundada en 1826 por Pauline Marie Jaricot. Se trata de círculos de 15 miembros; cada uno de ellos tiene la obligación de rezar un misterio cada día de la semana, de manera que todos los miembros completan diariamente los quince misterios del Rosario. En Parderrubias, los miembros eran asignados al círculo (o coro, como se denominaba en nuestra parroquia) mediante un sorteo. El sorteo de enero de 1879 dio el siguiente resultado. Misterios Gozosos: Avelina Sueiro (1º), Benito Sueiro (2º), Bernardina Sueiro (3º), Manuel Sueiro (4º) y Dominga Seara (5º). Misterios Dolorosos: Benito Outumuro (1º), Josefa Sueiro (2º), José Outumuro (3º), Ángel Outumuro (4º) y don Manuel Belvis (5º). Y Misterios Gloriosos: Juan Manuel Pérez (1º), Anacleto Belvis (2º), Sabrina Pérez (3º), Isabel Pérez (4º) y Manuel Barracel (5º).

Conclusión

Este año 2023 se cumplen 350 años de la primera festividad de la Virgen del Rosario en Parderrubias, a cargo de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, probablemente la más longeva de la parroquia. El celo y el respeto por las tradiciones que mantuvieron nuestros antepasados han hecho que podamos celebrar este aniversario. Deseamos que las actuales y futuras generaciones sigan velando por las tradiciones de nuestro pueblo y que la Festividad de la Virgen del Rosario -no tanto ya la Hermandad, pues cayó en la inactividad hace ya décadas- pueda seguir celebrándose conforme a las tradiciones, respetando, por ejemplo, la fecha instaurada hace más de tres siglos: el primer domingo de octubre.

Video de José Luis Camba
Recorrido histórico a través de los registros de bautizados de Parderrubias

Recorrido histórico a través de los registros de bautizados de Parderrubias

Por Juan Carlos Sierra Freire

El origen de las partidas de bautismo se sitúa en el año 1564, fecha en la que el rey Felipe II decreta la ejecución de los acuerdos del Concilio de Trento (1545-1563), en los que se exige a las parroquias el registro de los bautizos, los casamientos y las defunciones de sus feligreses. La parroquia de Parderrubias tiene registros de bautizados desde ese mismo año 1564, convirtiéndose de esta manera en una las que cuenta con más documentación histórica de toda la diócesis ourensana. El primer bautizo legible que aparece registrado en el libro de bautizados corresponde al de la niña Constança, bautizada el primer domingo de septiembre de 1564 por el párroco don Francisco Casullo. Véase Se cumplen 450 años del nacimiento de 14 vecinos y de cuatro casamientos en Santa Olaia de Parderrubias.

En los registros parroquiales de bautizados se encuentra la fecha de bautismo y de nacimiento, el nombre del bautizado, su sexo, el nombre de sus padres, el de sus abuelos paternos y maternos, el de los padrinos, a los que se les advierte del parentesco espiritual que contraen con el bautizado en enseñarle la doctrina cristiana, así como el nombre y la firma del párroco. El contenido de esta información, y su redacción, fue evolucionando con el paso de los siglos. Este artículo pretende documentar esta evolución desde el año 1700 hasta 1930, mediante ejemplos de partidas de feligreses de distintas generaciones registradas en los libros parroquiales de Parderrubias. La parroquia cuenta con ocho libros en los que se pueden encontrar todos los bautizos realizados desde el año 1564.

Dada la falta de homogeneidad a la hora de inscribir al bautizado, en 1765 se ordena redactar en todos los libros de bautizados de la diócesis un documento estándar que sirviera de modelo para dicha inscripción, en la que se concretan algunas situaciones no habituales. Por ejemplo, si el bautizado no fuese fruto de “legítimo matrimonio” se inscribiría como hijo/a de padres desconocidos -en los libros parroquiales de Parderrubias es común encontrar en su lugar la expresión de “madre soltera”-. Si el recién nacido estuviese en peligro de muerte inminente -realidad bastante habitual durante muchos años-, podía ser bautizado de necesidad por alguno de los padres, familiar o vecino, hecho que quedaría reflejado en la partida. En caso de sobrevivir, y existiendo duda acerca del bautizo doméstico, se llevará a cabo la ceremonia habitual en la iglesia, que quedará reflejada en la partida como bautizo sub-conditione.

Antigua pila bautismal de la iglesia de Parderrubias

1700-1749

Manuela Iglesias Grande, esposa de Antonio Sierra Casas, nace el viernes 29 de marzo de 1715 en O Outeiro, siendo bautizada nueve días más tarde por don Francisco Álvarez, cura que regentó la parroquia entre 1709 y 1726. En esta partida de Manuela se puede observar ya claramente la referencia a “hijo legal” (i.e., fruto de matrimonio legítimo) y a las condiciones contraídas por los padrinos del recién nacido.

En seis de abril de mil siete cientos quince, yo Francisco Álvarez, Abad de esta dicha feligresía de Santa Eulalia de Parderrubias, bauticé solemnemente una niña, hija legítima de Nicolás de la Iglesia y de Cristina Grande, su mujer, a nueve días de su nacimiento. Púsele nombre Manuela. Fueron sus padrinos Pedro de Outumuro y Manuela Grande, todos vecinos de esta feligresía. Advertiles del parentesco y lo demás que dispone el Ritual Romano. Y para que conste, lo firmo de mi nombre, dicho día. Francisco Álvarez”.

Manuel Seara Garrido nace el miércoles 24 de mayo de 1741, en Barrio, siendo bautizado el 1 de junio por don Francisco Antonio Delgado, con licencia del párroco de Parderrubias don Juan Pérez, quien estuvo al frente de la parroquia desde 1730 a 1743. En esta partida de Manuel encontramos un bautizo llevado a cabo por un cura que, al no ser el párroco titular, lo realiza bajo la licencia del regidor de la parroquia, en este caso don Juan Pérez. Este “invitado” solía ser un clérigo cercano a la familia. Como en este caso, es habitual que ambos curas firmen la partida.

En primero de junio del año de mil siete y cientos y cuarenta y uno, Yo Don Francisco Antonio Delgado, Presbítero y vecino del lugar de Proente, con licencia de don Juan Pérez, Abad y Cura propio de la parroquia de Sta. Eulalia de Parderrubias, bauticé solemnemente y puse los Stos. Óleos a Manuel, que nació en veinte y cuatro de mayo, hijo de Baltasar Seara y de Ana María Garrido, su mujer. Fueron sus Padrinos Gabriel Seara y su mujer Ana María Outumuro, vecinos de Montelongo, parroquia de San Miguel de Soutopenedo, a quienes advine el parentesco espiritual. Y con dicho Abad, lo firmo. Francisco Antonio Delgado. Juan Pérez”.

1750-1799

Bartolomé Sierra Iglesias nace en el pueblo de O Outeiro, el viernes 20 de marzo de 1750, siendo bautizado ese mismo día por don José Montes Villar, clérigo que estuvo al frente de la parroquia desde 1743 a 1753.

En veinte de marzo de dicho año 1750, Yo, Don Joseph de Montes y Ulloa, Teniente Cura de la Parroquia de Santa Eulalia de Parderrubias bauticé solemnemente y puse los Santos Oleos a Bartholomé, hijo de Antonio Sierra y Manuela Yglesias. Fueron sus padrinos Bartholomé Yglesias y María Yglesias del lugar de Barrio. Y les advertí lo dispuesto por el Ritual Romano. Y lo firmo. Joseph de Montes y Ulloa”.

José Casas Martínez nace también en el pueblo de O Outeiro el sábado 14 de enero de 1769 y es bautizado de necesidad el mismo día por José Barros, ceremonia ratificada por don Manuel Rodríguez al día siguiente, párroco de Parderrubias entre 1754 y 1772. Esta partida de José es un ejemplo de bautizo de necesidad llevado a cabo por un vecino de la familia, dado el elevado riesgo de muerte que tenía el recién nacido. José sobrevive, por lo que al día siguiente el párroco ratifica el bautizo hecho por José Barros. No se realiza bajo el formato de sub-conditione, pues el cura da plena credibilidad al bautizo de necesidad que había tenido lugar el día anterior.

En el día catorce del mes de enero del año de mil setecientos y sesenta y nueve, José Barros, vecino de este lugar de la Iglesia de la feligresía de Sta. Eulalia de Parderrubias, bautizó por necesidad a un niño que nació en dicho día, hijo legítimo de Santiago Casas y de Isabel Martínez, vecinos del lugar del Outeiro, que es de esta feligresía. Y al día quince del mismo mes, yo el infra escrito cura propio de dicha feligresía, suplí las sagradas ceremonias que prescribe el Ritual Romano y no le bauticé sub conditione por no tener duda del valor de su bautismo. Púsele por nombre José, y advertí al bautizarse el parentesco espiritual que contraía con el bautizado y sus padres. Y para que conste, lo firmo. Manuel Rodríguez”.

Fernando Seara Fernández nace el sábado 7 de febrero de 1795 en Barrio, y es bautizado el día 11 de ese mismo mes por el cura don Pedro Fernández, que estuvo al frente de la parroquia de 1791 a 1795. La partida de bautismo de Fernando Seara ejemplifica otro caso de bautizado causa necesitatis en la propia casa por su padrino Fernando Outumuro, dado al evidente peligro de muerte inminente. Una vez que sobrevive, Fernando es bautizado sub-conditione. Este tipo de bautismo se lleva a cabo cuando no hay certeza absoluta de que se haya recibido anteriormente. Ante la duda se bautiza sub-conditione. En este caso, el párroco don Pedro no tendría la certeza de que el bautizo de necesidad realizado por Fernando Outumuro cumpliese con todos los requerimientos necesarios. Otro dato que destaca en esta partida es la inclusión de los nombres de los abuelos paternos y maternos, cumpliendo de este modo la norma establecida en 1765. Hasta esa fecha, las partidas de bautismo de Parderrubias no solía incluir dicha información.

En once de febrero de mil setecientos noventa y cinco, yo el infra escrito cura vacante de esta parroquia de Santa Eulalia de Parderrubias bauticé sub conditione y en lo demás solemnemente un niño de Blas Seara y de su mujer Jacinta Fernández, del lugar de Barrio, al que puse nombre Fernando, nació el día siete de dicho mes y año. Fue su padrino Fernando Outumuro vecino del Outeiro, el que le había echado el agua de socorro, y le advertí el parentesco que había contraído y demás obligaciones. Abuelos paternos, Manuel Seara y su mujer Benita Casas, vecinos de este lugar de la Iglesia; maternos, Damián Fernández y su mujer Manuela Iglesia, vecinos del otro de Barrio, y todos de esta feligresía. Y para que conste, lo firmo. Don Pedro Fernández”.

1800-1849

El lunes 16 de diciembre de 1805 nace en el pueblo de O Outeiro Matías Sierra Seara, el tercer hijo de Bartolomé y Manuela. Ese mismo día, Matías es bautizado por el cura don Miguel Cayetano Grande, que regentó la parroquia de Parderrubias desde 1795 a 1828.

En dieciséis de diciembre de mil ochocientos y cinco Yo el infra escrito Abad y Cura Párroco de esta feligresía de Santa Eulalia de Parderrubias bauticé solemnemente y puse los Santos Oleos a un niño que se dijo había nacido en el mismo día diez y seis, hijo lexítimo de Bartolomé Sierra y Manuela Seara del lugar del Outeiro de esta de Parderrubias. Púsosele de nombre Mathias. Fue su padrino Josef Casas del referido lugar de Outeiro, a quien advertí el parentesco y obligaciones. Son abuelos paternos de este niño Antonio Sierra y Manuela Iglesia del repetido del Outeiro, y maternos Manuel Seara y Francisca Montes del lugar de Barrio, todos y el Padrino de esta expresada de Parderrubias. Y que conste lo firmo. Miguel Cayetano Grande”.

Tomás Seara Garrido nace en Barrio el miércoles 13 de diciembre de 1848, siendo bautizado al día siguiente por don Antonio Barros, párroco de Parderrubias durante los años 1848 y 1849.

En el día catorce de diciembre año de mil ochocientos cuarenta y ocho, yo Antonio Barros, Ecónomo de Sta. Eulalia de Parderrubias, bauticé solemnemente un niño que dijeron haber nacido el día trece dicho mes y año; púsele por nombre Tomás; es hijo legítimo de Fernando Seara y de Isabel Garrido. Abuelos paternos Blas Seara y Jacinta Fernández; maternos Juan Garrido y Bernarda Outumuro, todos naturales de esta parroquia. Fue su padrino Tomás Garrido a quien advertí lo que manda el Ritual Romano y que lo firmo ut supra. Antonio Barros”.

1850-1899

En la madrugada del martes 23 de enero del año 1866 nace en el pueblo de A Iglesia Serafín Sierra Mosquera, cuarto hijo de Matías Sierra Seara y de Rosa Mosquera Garrido. El cura don Manuel Belvis -que regentó la parroquia entre 1859 y 1894- certificaba el bautismo de Serafín. Don Manuel, siendo fiel a su meticulosidad, orden y afán por dejar a las generaciones venideras la mayor información posible, incorpora a esta partida de Serafín datos que hasta esa fecha estaban ausentes: hora del nacimiento, vinculación familiar del padrino y su profesión, así como el nombre de los testigos.

En el día veinte y cuatro de enero año de mil ochocientos sesenta y seis, yo el infrascrito Cura Párroco de esta bauticé solemnemente un niño que se me dijo haber nacido el día anterior como a las dos de la mañana, hijo legítimo de Matías Sierra, labrador, y Rosa Mosquera, del lugar da Iglesia. Abuelos paternos Bartolomé y Manuela Seara; maternos Felipe y Francisca Garrido del lugar de O Outeiro. Púsele por nombre Serafín. Fue su padrino su tío materno Manuel Mosquera, sastre del mismo lugar. Testigos, Teresa de Castro, mujer de Juan Manuel Pérez de la Iglesia e Ignocencio Seara, sacristán. Al padrino advertí las obligaciones. Y para que conste lo firmo. Manuel Belvis”.

Manuel Seara Casas, hijo de Tomás Seara Garrido y María del Socorro Casas Grande, nace el viernes 24 de julio de 1874 en O Outeiro. Don Manuel Belvis certificaba el bautismo de Manuel.

En el día veinte y seis de julio de mil ochocientos setenta y cuatro, yo el infra escrito Cura Párroco bauticé solemnemente un niño que se me dijo había nacido al amanecer del día veinte y cuatro, hijo legítimo de Tomás Seara y María del Socorro Casas do Outeiro. Abuelos paternos Fernando e Isabel Garrido de Barrio; maternos Pablo y María Benita Grande do Outeiro. Púsele por nombre Manuel. Fue su padrino su tío materno Manuel Grande da Iglesia al que advertí las obligaciones. Y para que conste lo firmo. Manuel Belvis”.

1900-1929

Paulino Sierra Iglesias, nacido el domingo 18 da agosto de 1901, fue bautizado dos días después, tal como recoge la partida de bautismo firmada por don Santiago Iglesias, coadjutor del párroco don Benito Garrido, quien regentó la parroquia de Parderrubias desde 1900 a 1919.

En la Iglesia Parroquial de Santa Eulalia de Parderrubias Provincia y Obispado de Orense a veinte de agosto de mil novecientos uno, D. Santiago Iglesias, Coadjutor del Párroco D. Benito Garrido bautizó solemnemente y puso por nombre Paulino a un niño que había nacido en el día dieciocho, hijo legítimo de Serafín Sierra y Luisa Iglesias vecinos de esta Parroquia en el lugar de la Iglesia, nieto por parte paterna de Matías Sierra y Rosa Mosquera vecinos de este lugar y Parroquia, y por la materna de Benito Iglesias y María Seara también vecinos de esta Parroquia; siendo su madrina Generosa Iglesias a quién se le advirtió lo que previene el Ritual romano y testigos Juan Seara y otros vecinos de esta Parroquia de Parderrubias. Y que así conste firmo ut supra. Firmado Santiago Iglesias y Benito Garrido”.

Carmen Seara Justo nació el sábado 18 de julio de 1914, a las dos de la madrugada, en O Outeiro. El mismo día en el que nació fue bautizada por don Benito Garrido, actuando como madrina Carmen Garrido, de Barrio, y como testigo el cura vecino don Adolfo Outumuro Outumuro.

En la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Parderrubias, provincia y diócesis de Orense, a diez y ocho días de Julio de mil novecientos catorce, yo D. Benito Garrido, Cura párroco de la misma bauticé solemnemente y puse por nombre María Carmen a una niña que dijeron había nacido el mismo día a las dos de la mañana en el lugar de Outeiro. Es hija legítima de Manuel Seara y de su esposa Isabel Justo naturales y vecinos de esta parroquia, nieta por línea paterna de Tomás y María Casas, difuntos, naturales del referido Outeiro y por la materna de José y Rafaela Casas, también difuntos y naturales del lugar de Barrio; siendo su madrina Carmen Garrido, vecina de dicho Barrio, a quien advertí lo que previene el Ritual Romano, y testigo D. Adolfo Outumuro de esta misma vecindad. Y para que así conste, extiendo esta partida y firmo ut supra. Firmado Benito Garrido”.

Esta última partida, correspondiente a Carmen, ejemplifica el modelo tipo de partida de bautismo, incluyendo la fecha de nacimiento y de bautizo, el nombre de la bautizada, alusión a hija legítima, nombres y lugar de nacimiento de los padres, nombres y lugar de nacimiento de los abuelos paternos y maternos, nombre y lugar de nacimiento de la madrina, advertencia sobre los compromisos adquiridos por los padrinos, nombre del testigo, y nombre y firma del cura.

Nota. La fuente de información de este artículo es el Arquivo Histórico Diocesano de Ourense, a cuya dirección y personal agradecemos la atención y dedicación prestada.

¡Y se hizo la luz! Se cumplen 65 años de la llegada de la electricidad a Parderrubias

¡Y se hizo la luz! Se cumplen 65 años de la llegada de la electricidad a Parderrubias

Por Juan Carlos Sierra Freire

Cuando hoy gozamos la posibilidad de pedir a un dispositivo inteligente que nos encienda las luces del hogar, no somos conscientes de que disfrutar de luz artificial -cuando la natural se va- constituye un grandioso avance que llegó a nuestras vidas no hace demasiado tiempo. Hasta esa fecha, candiles, faroles o luces de carburo acompañaban a los vecinos de Parderrubias, haciéndoles la vida algo más fácil. Nuestra infancia comenzó a transcurrir en un pueblo en el que no había pasado ni una década desde la llegada de la luz eléctrica. Este enero de 2023 se cumplen 65 años de dicha efemérides, hecho que este artículo pretende recordar.

En 1954, dos de las personas con más influencia para gestionar avances para Parderrubias en aquel momento, don Isolino Camba Casas, como maestro nacional, y don José Rodríguez Barreiros, como párroco, iniciaron los trámites para que llegase la luz eléctrica a la parroquia. El 29 de diciembre de ese año, la Sociedad General Gallega de Electricidad, con sede en A Coruña, remitía al párroco un presupuesto que había solicitado don Isolino Camba para electrificar los pueblos de A Iglesia, Outeiro, Barrio y Carballeira. Quedaban fuera del presupuesto los pueblos de As Campinas y Nigueiroá, teniendo sus vecinos que esperar un poco más de tiempo para se hiciera la luz en sus casas. El presupuesto ascendía a 123.478,61 pesetas. La propia Sociedad aportaba 29.823,45, mientras que las restantes 93.555,16 corrían a cuenta de los vecinos, con la posibilidad de que la Obra Benéfica Social de la Falange subvencionase un 10% de la cuota vecinal. En ese presupuesto estaban incluidos el cobre a 52,40 pesetas y un transformador de 10 KW.

Fotografía cedida por José Luis Camba Seara
Acto social en Parderrubias con (de izquierda a derecha) don José Garrido González, don José Rodríguez Barreiros, Rvdo. don Ángel Temiño y don Isolino Camba Casas. Fotografía cedida por José Luis Camba.

El proceso para que la luz eléctrica llegase a Parderrubias fue largo y laborioso, estando al frente del mismo la Junta Vecinal presidida por el párroco don José Rodríguez Barreiros y actuando como secretario don Isolino Camba. Finalmente, en la tarde del viernes 10 de enero de 1958 tuvo lugar el acto de inauguración en el espacio ubicado entra la tienda de mi abuelo Paulino y la casa de don Isolino. A dicho evento festivo -presidido por el Gobernador Civil- acudieron todos los vecinos de la parroquia, incluidos los de Nigueiroá y As Campinas, que se fueron a sus casas con la promesa de que la electrificación pronto llegaría también a sus pueblos. Tal como se puede observar en el plano conservado por don Isolino, el transformador fue colocado en A Carretera (lugar en el que sigue ubicado a día de hoy), de donde sale una línea paralela a la carretera, de la que parten tres líneas, una a cada uno de los pueblos.

El acontecimiento festivo fue de tal magnitud que el diario La Región se hizo eco de la noticia, eso sí, en formato de propaganda política del Régimen:

Ha comenzado el año nuevo y no es ninguna nueva vida la que se emprende; es exactamente la misma, varían los marcos en que esta se desarrolla, varía el nombre de los lugares a los que, quizá por primera vez se lleva el indescriptible júbilo de la puesta en servicio de alguna mejora, pero, al fin y a la postre, la tarea es la de siempre, Sin desviarse un ápice, sigue los mismos caminos por los que discurrió año tras año. Comienza el año 1958 y otra vez vuelve a sentirse al ajetreo que siempre traen consigo los preparativos de alguna inauguración. Esta vez y como preludio de otra gran etapa en los anales de nuestra provincia, le ha tocado el turno al pueblo de Parderrubias, en el municipio de La Merca, a donde en la tarde de ayer se ha trasladado el gobernador civil, acompañado del ingeniero-jefe de la Agronómica, señor Vega Escandón; del secretario de la Obra Social del Movimiento, señor Montes Domínguez; del delegado provincial de excombatientes, señor Aguilar García y del perito delegado por FENOSA, señor Rionegro. En la citada localidad esperaban a las personalidades orensanas el alcalde de Celanova, señor Rodríguez Alonso; el alcalde de la Merca, don Senén Grande, y don Isolino Camba Casas y don José Rodríguez Barreiros, artífices de la consecución de la luz eléctrica, maestro nacional y párroco, respectivamente; además de las entidades menores locales, un innumerable gentío que incesantemente aclamó a nuestra primera autoridad, la que a su paso por la misma tenía como jalones del camino, pancartas alusivas al acto, bandas de música tocando frenéticamente, y niños agitando banderitas nacionales. Procedió a la bendición del transformador de nueva planta el Rvdo. P. D. Castor Gayo, e inmediatamente, y desde un balcón engalanado al efecto, el presidente de la junta de electrificación rural, señor Camba Casas, dirigió unas breves palabras de salutación a nuestras autoridades y les agradeció todos los esfuerzos por ellas desplegados para conseguir la total finalización de la obra. Terminó solicitando ayuda moral y económica para los dos únicos pueblecitos de la parroquia que aún quedan sin electrificar, puesto que su parquedad de recursos no les permitió la total financiación de las obras. Seguidamente, el alcalde de La Merca, señor Grande Vázquez, dijo que su municipio, parte integrante de esta España que es constante quehacer, no se conformaría con el logro de tan importante servicio, sino que seguiría laborando para su total engrandecimiento, que al fin y al cabo repercutiría en el engrandecimiento mismo de España. Por último, el señor Albert Rodríguez se refirió a los pueblos del municipio que aún no gozan de la luz eléctrica, diciendo que él los apoyaría económicamente, de acuerdo con la cuantía de sus recursos y por medio de la Obra Social del Movimiento. Resaltó la idea de que la mejora lograda no es un fin, sino un medio. Que no debían asustarse cuando les hablasen de concentración parcelaria, de mejoras de cultivos, de selección de semillas, de revalorización de ganados, etc., puesto que todo ello repercutiría en su propio beneficio. Que no debía intimidarles el tener que recurrir al Instituto Nacional de Colonización en solicitud de un crédito agrícola, ya que cualquier deuda puede ser amortizada en breve plazo si el trabajo que dedican a sus propiedades es auténtico. Se congratuló con ellos por aquel acontecimiento que le había llevado a Parderrubias, deseando que en cualquier otro momento pudiesen acudir a él, siempre que el motivo fuese la puesta en marcha de un servicio. Todo el pueblo que atentamente escuchó a los oradores, prodigó incesantemente sus aplausos cuando las autoridades provinciales emprendieron su regreso a la capital. El importe global de las obras ascendió a 250.000 pesetas, que fueron aportadas por el ayuntamiento de la localidad, el vecindario del mismo, la parte correspondiente a la empresa hidroeléctrica FENOSA, Obra Social del Movimiento, que también facilitó 700 kg. de hilo de cobre, e Instituto Nacional de Colonización. La electrificación beneficiará a unos 86 vecinos aproximadamente” (La Región, 11 de enero de 1958).

Resulta llamativo que la diferencia entre el presupuesto inicial y el coste final fuese de 126.522 pesetas, es decir, más del doble. Unos meses más tarde, la luz llegaría también a las Campinas. En junio se denunciaba a la Guardia Civil la sustracción, por parte de unos desconocidos, de los cuatro alambres de cobre del tendido eléctrico de baja tensión, que desde el transformador de Parderrubias suministraba fluido al pueblo de As Campinas; unos 25 kilos en total, valorados en dos mil pesetas.

Seis años después, el 11 de octubre de 1964, el Consejo Local del Movimiento del municipio de A Merca celebraba una reunión con representantes de todas las parroquias, con el objeto de concretar obras urgentes a incluir en el Plan de 1965. Entre las numerosas obras que se priorizaron está la instalación de iluminado público en toda la parroquia de Parderrubias. El alumbrado público también supuso un largo proceso que acabaría bastantes años más tarde con la colocación de luminarias que cambiarían la faz nocturna de los pueblos.

Nota. El autor agradece a José Luis Camba el acceso a la documentación conservada por don Isolino Camba, que ha permitido la elaboración de este artículo.

¡Qué Reyes los de aquel año 1970!

¡Qué Reyes los de aquel año 1970!

Por Juan Carlos Sierra Freire

Muchas de las tradiciones que actualmente marcan la Navidad ourensana se vivían de manera muy similar en 1969. En esas Navidades, el Belén de Baltar era colocado en la nave central de la catedral, junto al Pórtico de la Gloria; al caer la noche, las calles más céntricas de la ciudad se iluminaban con sus brillantes adornos y los pinos navideños proliferaban por doquier; mientras, el Circo de los Muchachos deleitaba con sus funciones a pequeños y mayores. El Gordo de Navidad había caído en Sabadell y entre las felicitaciones que se podían ver esos días en la prensa destacaban las del Banco Hispano Americano, la de la Caja de Ahorros Provincial de Orense, la de Muebles Calvo, la de los Almacenes Celestino o la del Restaurante Sanmiguel. La gélida noche del 31 de diciembre no fue impedimento para que cientos de ourensanos llenaran la plaza mayor para recibir al nuevo año 1970 a ritmo de verbena. Días después, llegarían los Reyes Magos en el Oriente-Expreso a la Estación Empalme, desde donde se dirigirían, acompañados de sus pajes, a la plaza mayor en la que les esperaba una gran multitud, entre la que se hacía notar la numerosa chiquillería.

A los niños de Parderrubias, esas Navidades capitalinas de 1969 nos quedaban un tanto lejanas, por lo que centrábamos nuestro interés en tradiciones más cercanas a nuestro quehacer cotidiano como era poner en la escuela un pino con los típicos adornos navideños y cantar villancicos. Pero aquellas Navidades iban a ser diferentes, porque finalizarían con uno de los actos populares de los que probablemente mejores recuerdos hayan quedado entre los vecinos, especialmente entre los niños de aquella época: la recordada Cabalgata de Reis de 1970. Dada nuestra corta edad en esa fecha, no logro dibujar una imagen nítida de lo acontecido ese día, pero a tenor de la expresión de la cara de los que éramos niños al paso de sus Majestades, que hoy podemos apreciar en las fotografías de la época, mezcla de sorpresa e ilusión, tuvo que ser algo mágico y asombroso.

Finalizada la misa del día de Reyes, comenzó el acto festivo en Nigueiroá, en donde se degustaron galletas y dulces. A continuación, la comitiva bajó hacia As Campinas, en donde al son de la música se degustan roscones y rosquillas hechas por las tres vecinas: María, Isabel y Carmen. Después del almuerzo, ya por la tarde, la fiesta se traslada a los pueblos de A Iglesia y O Outeiro, finalizando en Barrio. Delante de la iglesia se degusta café y ahí llegan, representando a los Magos de Oriente, Jesús, Isolino y Adolfo -vecinos de Nigueiroá- a lomos de la “besta”, el “macho” y un burro, respectivamente. En O Outeiro, la comitiva es recibida, al son de “panxoliñas”, con rosquillas y licores. La Cabalgata de Reis finaliza en Barrio, en donde Castor Quintas, Sergio Martínez y José “O Gafas” a lomos de una yegua de Os Salgados y de las dos “bestas” cedidas por los Magos de Nigueiroá representan espléndidamente, para deleite de niños y mayores, la llegada de los Reyes Magos de Oriente.

La fiesta fue de tal magnitud que el 9 de enero de 1970, el diario La Región se hacía eco de ella en un artículo firmado por A. Sierra, que transcribimos a continuación:

El pasado día 6 vivió Parderrubias una jornada plena de ilusión y entusiasmo. Con motivo de la festividad de Epifanía, tuvo lugar en esta parroquia una típica fiesta muy digna, a nuestro modo de ver, de admirar e imitar. En cada uno de los pueblos, gustosamente adornados y con pancartas colgantes alusivas a la paz y prosperidad para 1970, se exponían sendas mesas con la más variada gama de dulces y bebidas para obsequiar a todos los visitantes; y así numerosas personas, tanto de la parroquia como de los pueblos limítrofes, deleitaron su paladar con la exquisita pastelería de fabricación casera y confitera, gustando al mismo tiempo y al son de las bandurrias, panderetas y otros instrumentos musicales improvisados al momento, sabrosos licores. Una deportiva rivalidad entre los pueblos hizo que todos se superasen por ser los mejores y fruto de ello fueron los diversos espectáculos que nos ofrecieron: danzas regionales y clásicas, música, cantos, chistes escenificados, sainetes cómicos, etc., formaron parte del variado programa. No obstante, cabe destacar los bailes clásicos que las personas más ancianas de Nigueiroá nos ofrecieron, las deliciosas rosquillas de Las Campinas, el café-faria gustosamente preparado por las mozas de Airexe, los villancicos a cargo del coro de Outeiro y la formidable cabalgata de SS. MM. los Reyes Magos en Barrio. Con nuestros sanos deseos de paz y prosperidad para el año 1970, esperamos que no se extinga esta entusiasta romería y que en próximos años recobre la misma brillantez que la del pasado día 6” (La Región, 9 de enero de 1970).

Lamentablemente, y con pesar del cronista, y sin lugar a duda, de los lectores, este acontecimiento no tuvo continuidad en el tiempo. Aquellos Reyes de 1970 se quedaron para siempre en 1970.

<strong>Las Hijas de María de Parderrubias</strong>

Las Hijas de María de Parderrubias

Por Juan Carlos Sierra Freire

Entre los muchos cometidos que el párroco don Manuel Belvis llevó a cabo en Parderrubias, mientras estuvo al frente de la feligresía desde 1859 a 1894, destaca la creación de la Cofradía de las Hijas de María en 1871. En ese año se puede leer de su puño y letra en el Libro Parroquial un “suplico a mis dignos sucesores la sostengan con celo para la gloria de la Inmaculada Virgen María y pureza de vida de las jóvenes doncellas de la parroquia”. Sin embargo, como ha ocurrido con otras muchas tradiciones ancestrales de la parroquia -en el año 2021 se han cumplido 150 años de su fundación- el tiempo acabó relegando la Hermandad al olvido y únicamente algunas personas mayores guardan en su memoria a las doncellas que daban luminosidad con sus velos blancos a muchas celebraciones religiosas que tenían lugar en la parroquia.

Las Hijas de María eran agrupaciones de mujeres jóvenes que se constituían con tres fines: (1) honrar a la Virgen María, (2) alcanzar la propia santificación, imitando a María y (3) promocionar el apostolado en los contextos familiar y social próximos. En los actos religiosos significativos usaban velo blanco y, en algunos casos, túnica blanca con ceñidor. Además, portaban una medalla con la imagen de la Inmaculada Concepción.

En España, el 17 de diciembre de 1861, por disposición del papa Pío IX, se había establecido la Archicofradía de las Hijas de María en la iglesia de Santa Clara de Barcelona, que tenía la potestad de agregar a todas aquellas cofradías que lo solicitasen a lo largo y ancho del Reino, haciéndolas partícipes de las indulgencias y gracias concedidas por el Sumo Pontífice. La Archicofradía y todas sus Cofradías se integraban a su vez en la Archicofradía Primaria y Universal de Santa Inés de Roma. El 12 de enero de 1871 se agrega a la Archicofradía de Barcelona la Asociación de Hijas de María de Santa Eulalia de Parderrubias, y así consta en documento firmado por el director don Mariano de Segarra. El 27 de julio, la diócesis de Orense acepta la fundación de la Cofradía, nombrando director de esta al párroco don Manuel Belvis.

La Cofradía de Parderrubias estaba organizada en coros. En concreto, el año de su fundación se constituyeron cuatro coros con 31 mujeres cada uno de ellos. Cada una de las doncellas tenía asignado un día del mes . Así, el primer coro fundacional incluía las siguientes jóvenes, muchas de ellas hermanas de sangre: Antonia Pascual (O Outeiro), Gregoria Pascual (O Outeiro), Brígida Pascual (O Outeiro), Bernardina Pascual (O Outeiro), Engracia Pascual (O Outeiro), María Dolores Sierra (O Outeiro), María Socorro Casas (O Outeiro), Josefa Eulalia Casas (O Outeiro), Modesta Justo (O Outeiro), Bernardina Justo (O Outeiro), Filomena Justo (O Outeiro), Generosa Garrido (O Outeiro), Dominga Garrido (O Outeiro), Ramona Garrido (O Outeiro), María Concepción Grande (O Outeiro), Beatriz Outumuro (O Outeiro), Felicidad Pascual (Barrio), María Victoria Grande (Barrio), Encarnación Grande (Barrio), María  Iglesias (Barrio), Benita Iglesias (Barrio), Luisa Garrido (Barrio), Benita Sampedro (Barrio), Carmen Sampedro (Barrio), Generosa Fernández (Barrio), María Pilar Fernández (Barrio), Genoveva Fernández (Barrio), Carmen Mansa (Sandiás), Encarnación Mansa (Sandiás), Ana María Sulvencia (Sandiás) y Rosa Campelo (Sandiás).

La Cofradía participaba de manera activa en todas las celebraciones religiosas que tenían lugar en la parroquia, como era el caso de la celebración del Jueves Santo, pero cobrando especial relevancia en todas aquellas relacionadas con la Virgen. También estuvieron presentes en actos fuera de la propia parroquia, como así ocurrió en la multitudinaria celebración del XIII Centenario de la Unidad Católica, promovido por los Carlistas, que tuvo lugar el 30 de mayo de 1889 en As Maravillas:

Cuando estaba ultimándose la colocación de personas y cosas, un gran murmullo nos hizo mirar hacia la izquierda, y era procedido de la llegada del nunca bien ponderado señor Abad de Parderrubias, capitaneando una gruesa procesión precedida de varios coros de Hijas de María, montado en su yegua, y permaneciendo en este estado hasta dejar unida su gente a la que ya estaba colocada” (José Álvarez, El Siglo Futuro, 11 de junio de 1889). 

La Cofradía Hermanas de María de Santa Eulalia de Parderrubias estuvo activa hasta bien entrado el siglo XX, y así lo atestiguan sus registros de 1915 en los que nos encontramos con cuatro coros, así como las informaciones de personas que aun hoy viven y que fueron testigo de los actos de las doncellas de blanco allá por los años cuarenta. El Primer Coro de 1915 estaba formado por 21 mujeres del pueblo de A Iglesia (Rosa Sierra, Luzdivina Sierra, Francisca Sierra, María Outumuro, Aurora Outumuro, Encarnación Outumuro, Cristalina  Sueiro, Dominga Seara, Juana Seara, Isolina Seara, Josefa Seara, Ester Seara, Rosa Seara, Eusebia Pascual, Concepción Pascual, Carmen Pascual, Ángela Fernández, Bernardina Fernández, Josefa Seara, Nieves Iglesias y Encarnación Seara ) y diez de Nigueiroá (Jovita Rodríguez, Josefa Rodríguez, Clarisa Pascual, Juana Pazos, Piedad Fernández, Pilar Fernández, Ramona Fernández, Celsa Fernández, Hortensia Fernández y Josefa Mouriño).

Como ha ocurrido con otras muchas tradiciones de la parroquia de Parderrubias, el paso del tiempo acabó con la actividad de la Cofradía, quedando únicamente documentos que la acreditan y recuerdos perecederos de aquellas personas que la vieron profesar de manera activa. La petición del cura don Manuel Belvis a «sus dignos sucesores» cayó en el olvido de los tiempos.

Nota. Gran parte de la información recogida en este artículo proviene del Libro Parroquial de Santa Eulalia de Parderrubias, depositado en el Archivo Histórico Diocesano de Ourense, a cuya Dirección y Personal agradecemos todas las facilidades brindadas para su consulta.

Cofradías de los Corazones de Jesús y María de Parderrubias

Cofradías de los Corazones de Jesús y María de Parderrubias

Por Juan Carlos Sierra Freire

El 13 de mayo de 1880, el párroco de Parderrubias, don Manuel Belvis, solicitaba por carta al obispo de Ourense, don Cesáreo Rodrigo y Rodríguez, la creación de las Cofradías de los Santísimos Corazones de Jesús y María.

Exmo. e Ilmo. Señor Obispo de Orense. Don Manuel Belvis, Cura Párroco de Sta. Eulalia de Parderrubias a V.E.I., con el debido respeto, Expone: Que desea promover en esta parroquia el culto a los Corazones de Jesús y María, y suplica a V.E.I. se digne autorizar la creación de ambas cofradías, para luego solicitar de Roma la agregación a aquellas a fin de poder ganar las indulgencias. Gracia que espera de V.E. y cuya vida guarde Dios dilatados años. Parderrubias, mayo 13 de 1880”.

La respuesta afirmativa pronto llegó a Parderrubias:

Damos nuestro consentimiento para que en la parroquia de Sta. Eulalia de Parderrubias se establezcan las asociaciones del Sagrado Corazón de Jesús y María”.

Solicitud y aprobación de las Cofradías de los Corazones de Jesús y María

Don Manuel Belvis justifica la necesidad de ambas cofradías en la parroquia haciendo referencia al origen de esta devoción y a la relevancia que tenía el Sagrado Corazón de Jesús para los católicos. Alude a su origen en la figura de Santa Margarita María de Alacoque. Las revelaciones místicas que esta santa comienza a experimentar en la Francia de 1673 constituyen el nacimiento de este culto. En esas revelaciones, Jesús le dio a entender que el deseo que tenía de ser amado por los hombres le llevó a mostrar su corazón. Le transmite el gusto de ser honrado en la figura de un corazón de carne, prometiendo que en donde se expusiera esta imagen para ser ensalzada, se liberaría todo género de bendiciones. Las apariciones de Fátima del año 1917 generalizarían este culto.

La necesidad de una cofradía en honor al Corazón de María, don Manuel la encuentra en una supuesta conversación entre el papa Pío IX y un cura que había ido a visitarle:

¿Tenéis en vuestra parroquia la Archicofradía del inmaculado corazón de María? ¡Oh, qué medio tan poderoso para la conversión de los pecadores! Su rápida propagación por todas partes, las admirables conversiones que de ella se han seguido y los bienes espirituales que se han alcanzado por la misma son una prueba evidente de que es muy agradable a Dios y utilísima a las parroquias. ¡Oh, cuantas han cambiado por ella su estado normal! ¡Establecedla!”.

El 25 de mayo de 1899, el Papa León XIII, en la encíclica Annum Sacrum anuncia la consagración de la humanidad al Sagrado Corazón de Jesús, así como diversas indulgencias por su devoción.

Una vez constituidas las cofradías en Parderrubias, don Manuel Belvis adquiere un estandarte con los Sagrados Corazones de Jesús y María que presidiría las procesiones. El obispo don Cesáreo Rodrigo concedió cuarenta días de indulgencia a cada uno de los que se inscribiesen en la Hermandad, más otros cuarenta a los que siendo Hermanos, asistiesen a alguna procesión en la que fuese el estandarte de los Corazones de Jesús y María.

En el año de la constitución de las Cofradías se inscribieron 131 Hermanos, número que se fue incrementando con el paso de los años. El listado de Hermanos registrados en las Cofradías de los Corazones de Jesús y María ocupa quince páginas del libro parroquial, en concreto, aparecen listados 548 nombres, hombres y mujeres naturales de la parroquia (Barrio, A Iglesia, Nigueiroá, O Outeiro, Valdemouro, Bouzas, Fondo de Vila, Matusiños, Nugueira, Solveira y Vilachá) y de pueblos de los alrededores (Barxa, Couxil, Espinoso, Freixo, Loiro, Lovios, A Merca, Merouzo, Montelongo, Ourense, Paio Muñiz, Pereira, Pías, Piñeira, Proente, Rabal, Sabucedo, Sabuz, San Cibrao das Viñas, Sandiás, Santa Comba, Santa Eulalia de Anfeoz, Sobrado, Soutomaior y Soutopenedo). Estos números ponen de manifiesto la importancia que esta Hermandad tuvo en la parroquia de Parderrubias.

Igual que ocurrió con otras muchas instituciones y tradiciones, el paso del tiempo hizo que la Hermandad cayese en la inactividad y en el olvido, quedando como recuerdo únicamente el estandarte de los Sagrados Corazones de Jesús y María, que todavía se puede ver abriendo la procesión del Corpus, el domingo posterior al jueves de Corpus Christi, y la de la Virgen del Rosario, el primero domingo de octubre.

Nacer y crecer en tiempos revueltos: 1930-1936

Nacer y crecer en tiempos revueltos: 1930-1936

Por Juan Carlos Sierra Freire

La generación de mi padre da sus primeros pasos en el inicio de la década de los treinta del pasado siglo. Fueron años convulsos, de grandes cambios e importantes crisis políticas. Tiempos que acabaron en una Guerra Civil. Le tocó nacer y crecer en tiempos revueltos. A partir, básicamente, de la prensa local de la época, en este artículo se describen acontecimientos ocurridos en la comarca de Parderrubias desde el año 1930 hasta el golpe de estado y posterior inicio de la Guerra en julio de 1936.

El año 1930 terminaba de manera convulsa debido a las posiciones cada vez más enfrentadas entre monárquicos y republicanos. La sublevación en Jaca fue el exponente más claro de movimientos revolucionarios que fueron surgiendo. Durante los meses de noviembre y diciembre de ese año, las huelgas generales fueron habituales en todo el país. Se estima que alrededor de cien mil obreros no tenían trabajo. En Ourense se convoca una huelga general el lunes 15 de diciembre. El comercio echó la persiana y en puntos estratégicos de la capital se situaron parejas de la Benemérita. A las tres y media de la tarde se proclamaba el Estado de Guerra y las tropas de Infantería comenzaron a patrullar las calles. La huelga se mantuvo hasta el jueves, desarrollándose pacíficamente, sin incidentes.

En las Universidades de todo el país, el ambiente era francamente subversivo, lo que obliga al Gobierno a declarar, el 5 de febrero de 1931, un mes de vacaciones extraordinarias. Dimitido el Gobierno en pleno, el 18 de febrero toma posesión un Gobierno de concentración monárquica que convoca elecciones municipales para el 12 de abril. Mientras tanto, la capital ourensana seguía su discurrir cotidiano y el 22 de marzo honraba a San Lázaro. A las ocho de la mañana tenían lugar alboradas y dianas a cargo de la Banda Municipal y de gaitas del país. En torno al mediodía, finalizada la procesión del Santo, se quemaron las acostumbradas madamitas.

Llega la República

El 12 de abril de 1931 se celebran elecciones municipales en España, aunque lo que se votaba en realidad era la continuidad de la Monarquía. Hacía un año que José Manuel Ferreiro regía el Ayuntamiento de A Merca. Las grandes ciudades españolas dan la victoria a los partidos republicanos. Los monárquicos ganan en escasas capitales (entre ellas Ourense) y en el ámbito rural. La consecuencia inmediata de estas elecciones fue el fin del reinado de Alfonso XIII, que se exilia en París la noche del 14 de abril, pues su vida no estaba asegurada en España. La Monarquía había muerto. El titular de La Región del día 15 no dejaba lugar a dudas:

Don Alfonso renunció a todos los derechos de la Corona de España… Quedó virtualmente proclamada la República en España, habiéndose nombrado un Gobierno Provisional, que preside Alcalá Zamora”.

Izado de la bandera republicana en el Ayuntamiento de Madrid. Fuente: Mundo Gráfico, 22 de abril de 1931. Biblioteca Nacional de España

El 14 de abril, el pueblo sale a las calles y se proclama la República. Según informa La Región del día siguiente, en las calles de Ourense, desde las primeras horas de la tarde, se notaba una animación extraordinaria por las noticias que llegaban desde Madrid. En la calle Progreso se organiza una imponente manifestación que se dirige hacia el Ayuntamiento, mientras se vitorea la República de manera incesante. En el balcón del Ayuntamiento ya ondeaban las banderas republicana y gallega. Se descuelga el retrato del Rey, que preside el Salón de Sesiones, y es arrojado a la calle desde una ventana. La Banda de Música Municipal entona la Marsellesa y el Himno Gallego. Desde la Plaza del Ayuntamiento, la manifestación se dirigió hacia el Gobierno Civil, en donde se iza la bandera republicana. El Presidente de la Federación Republicana, Luis Fábrega, dirige unas palabras a los asistentes, destacando que el triunfo alcanzado redundará en la prosperidad y engrandecimiento de España. Se oía música y sonidos de pirotecnia. A las ocho y media de la tarde, el gentío escucha a través de un altavoz colocado en la calle Paz Novoa, el discurso de Niceto Alcalá Zamora, Presidente del Gobierno Provisional. La editorial de La Región hablaba de asombro:

¿Qué republicano, por fervoroso que sea, se atrevería a vaticinar lo que en España ha ocurrido en las últimas cuarenta y ocho horas? Nadie creería realizable lo que hoy España contempla atónita y asombrada”.

El día Primero de de Mayo del primer año de la República se celebra a lo grande en la capital ourensana, pues se había declarado fiesta nacional. A las diez de la mañana se organiza en la Casa del Pueblo una gran manifestación en la que destacan más de cincuenta banderas de Agrupaciones Afiliadas y Sociedades Agrarias. Entre las numerosas bandas de música que amenizaron la marcha se encontraba la de Loiro, dirigida por don Manuel Soto. De los discursos pronunciados en la Alameda destacó el de Albino Núñez, en representación de la Asociación de Maestros de la Casa del Pueblo, centrado en las dificultades de los maestros de los pueblos para llevar a cabo su misión, debido a las necesidades de los hogares campesinos, pues «los niños llegan a la escuela faltos de alimentación y después de rudos trabajos que los agotan para recibir enseñanza, lo que puede llevar a pensar erróneamente que son más torpes que los hijos de familias burguesas». Mientras esto ocurría en la capital, el alcalde de Celanova, Celestino Nogueira, era destituido fulminantemente por el Gobernador Civil interino, y multado con 250 pesetas, por desobedecer sus órdenes sobre los actos del Primero de Mayo.

En los primeros pasos de la República, la organización de algunos municipios ourensanos no estuvo exenta de polémicas. Así, el Partido Republicano Radical Socialista denuncia ante el Gobernador Civil anomalías en varios de ellos, entre los que estaba el de A Merca, al que se alude en la prensa:

El pueblo expuso cuales candidatos deben ser proclamados por merecer la mayor asistencia de la opinión. Entregaron la lista de candidatos al presidente de la Comisión gestora, quien después hizo proclamar a los que fueron de su agrado, sin tener en cuenta los propuestos por el pueblo. Pide la destitución de la Comisión, entregada hoy al viejo cacique” (La Región, 28 de mayo de 1931).

En las primeras elecciones a diputados de la República, celebradas el 28 de junio de 1931, los candidatos más votados en A Merca fueron José Calvo Sotelo (828 votos), Luis Fábrega Coello (407 votos) y Basilio Álvarez Rodríguez (405). Por la circunscripción provincial de Ourense obtuvieron Acta de Diputado tres republicanos radicales (Luis Fábrega Coello, Basilio Álvarez Rodríguez y Justo Villanueva Gómez), dos radicales socialistas (Alfonso Pazos Cid y Manuel García Becerra), un nacionalista (Ramón Otero Pedrayo), un independiente (José Calvo Sotelo), un socialista (Alfonso Quintana y Pena) y uno de Acción Republicana (Manuel Martínez Risco). En las segundas elecciones, que tuvieron lugar el domingo 19 de noviembre de 1933, votaban por primera vez las mujeres. Nuestras abuelas fueron pioneras del voto femenino en España. Tenían obligación de votar hombres y mujeres mayores de 23 años, pudiendo hacerlo desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Los resultados dieron la victoria a las derechas. Los nueve diputados por Orense ordenados por número de votos fueron José Sabucedo Morales, José Calvo Sotelo, Basilio Álvarez Rodríguez, Justo Villanueva Gómez, Antonio Taboada Tundidor, Luis Fábrega Santamarina, Fernando Ramos Carriño, Andrés Amado Villavardel y Carlos Taboada Tundidor; perdía su acta de diputado Ramón Otero Pedrayo.

La situación a finales de ese año 1933 era preocupante, al menos a la luz de un Bando del Alcalde de Ourense publicado el 25 de noviembre, por el que hasta el 15 de diciembre todos los propietarios de cabezas de ganado caballar, mular, asnal y bovino, así como los de carruajes de tracción animal y de automóviles, motocicletas y bicicletas, deberían inscribirlos en la Secretaría Municipal por la “necesidad imperiosa de precaverse para la defensa nacional”. El 9 de diciembre se declaraba el estado de alarma en todo el país como consecuencia de un movimiento anarco-sindicalista.

La situación más crítica llegó en octubre de 1934 con la huelga revolucionaria que presentó tintes bélicos en Asturias, León y Cataluña. Tuvo que intervenir el Ejército y los muertos se contaron por centenares. Entre los militares enviados a tierras leonesas se encontraba Ceano, Jefe del Batallón que guarnecía la plaza de Ourense. Su intervención en la cuenca de Villablino evitó que los revolucionarios llegasen hasta Monforte. Algunos de los responsables de la revuelta, tanto militares como civiles, fueron fusilados, pues estaba vigente la pena capital. La tragedia fue de tal calibre, que el Obispo de la Diócesis de Ourense presidió el 19 de noviembre un funeral por todas las víctimas en la Catedral, acontecimiento calificado por la esquela publicada en La Región como un “piadoso y patriótico acto”. El 3 de diciembre se celebraban en el Santuario de As Maravillas solemnes funerales en sufragio de las víctimas de octubre, en los que participaron la mayoría de párrocos del Arciprestazgo de A Merca: Merca, Parderrubias (don Alfonso Losada), Faramontaos, Pereira, Sabucedo, Seixadas, Santabaia y Espinoso. Al acto asistieron fieles de las diferentes Parroquias que circundan al Santuario. Durante la homilía, el cura de Sabucedo de Montes se refería a las víctimas como “inocentes, ya que unas sin intervenir en nada, acreditadas por su honradez, fueron ametralladas, y otras locamente arrastradas por la ignorancia y apasionamiento, perecieron en la contienda”.

Fuente: Mundo Gráfico, 31 de octubre de 1934. Biblioteca Nacional de España

El orden público

Uno de los mayores problemas que tuvo que afrontar la Republica fue el orden público, coincidiendo con uno de los períodos más violentos de la historia moderna de España. González-Calleja (2011) identifica entre el 14 de abril de 1931 y el 17 de julio de 1936 más de 650 altercados mortales en todo el país, destacando que, entre el 16 de febrero y el 17 de julio de 1936, el promedio de muertes diarias fue de 2,2. La mitad de ellas eran fruto de atentados o represalias políticas y de enfrentamientos espontáneos entre grupos políticos. Durante ese período, de febrero a julio, en Ourense se produjeron siete víctimas mortales (cinco de ellas en la capital), siendo obra de pequeñas bandas de pistoleros (González-Calleja, 2011).

“Huelgas” y “crisis de gobierno” son palabras habituales en la prensa diaria de la época de la República; a ellas podríamos añadir las de “complot”, “bombas” y “pistoleros”. Las crisis (cambios) de gobierno son difíciles de contabilizar, pues algunos gobiernos duraban semanas. Las huelgas generales inundaron todo el país. En Ourense, a finales de marzo de 1932, coincidiendo con la Semana Santa, se vivió una huelga general, la de mayor duración hasta esa fecha, y durante seis días ni se publicó el diario La Región. La razón por la que obreros, comercio y organismos pararon era la defensa del ferrocarril Zamora-Orense-Coruña, cuyas obras estaban amenazadas de paralización. En respuesta, las Sociedades Obreras de la Casa del Pueblo declaran el domingo 20 de marzo huelga indefinida, que se inicia el lunes a las ocho de la mañana. La capital y las principales villas pararon, y se impidió la introducción de artículos de consumo en la capital, lo que llegó a provocar incidentes como el ocurrido en O Posío, cuando varios individuos intentan introducir pollos para la venta. El martes hubo cargas de la Guardia Civil a las puertas del Gobierno Civil y en el puente de A Burga, que acaban derivando en un tiroteo entre huelguistas y la Fuerza Pública. La desgracia se produce cuando el joven Jenaro Ortiz Neira cae abatido en la Plaza del Trigo, a consecuencia de una bala rebotada, falleciendo a los dos días. El Jueves Santo dimiten, entre otras, las corporaciones de los Ayuntamientos de San Cibrao das Viñas y Barbadás, y llegan desde Madrid 150 Guardias Civiles. El Viernes Santo asisten al entierro de Jenaro más de seis mil personas y el sábado se localizan en el Jardín del Posío siete bombas. Tal vez uno de los hechos más surrealistas relacionado con la huelga general de Ourense, en defensa del ferrocarril, fuese la detención de los jugadores del Betis el Viernes Santo, al ser confundidos en A Gudiña con sindicalistas. Por razones obvias, la Semana Santa ourensana de 1932 no revistió brillantez alguna, al no tener lugar ningún desfile procesional.

El 8 de agosto de 1934, el Presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, visitaba Ourense. A la llegada del tren presidencial a la estación, la Banda Militar y la de Alongos interpretaban el himno nacional. Desde allí, la comitiva se dirigió al Parque de San Lázaro en donde le esperaba un enorme gentío. El Presidente lo hacía en coche descapotable junto al Alcalde de la ciudad. A continuación visitó la catedral y metió su mano en las calientes aguas de As Burgas. Desde aquí, aclamado por el público, regresó a la estación para seguir su viaje hasta Vigo. Antes de partir donó mil pesetas al Ayuntamiento y otras mil a la Diputación.

El año 1935 terminaba trágicamente en Ourense, pues el 26 de diciembre, como consecuencia del temporal reinante, una casa en construcción en Ervedelo se derrumba sobre veinte obreros, falleciendo nueve de ellos e hiriendo gravemente a otros siete. Al día siguiente cerró todo el comercio capitalino en señal de duelo. El propietario de la obra y el contratista ingresan en la cárcel por no tener las licencias en regla. Diciembre de 1935 y enero de 1936 fueron meses de campaña electoral y mítines políticos. El día de Reyes, Gil-Robles llenaba los teatros Principal y Losada, en donde hizo la primera y segunda parte del discurso, respectivamente. Era la primera vez que hablaba en Orense y muchos seguidores se quedaron en la calle sin poder escucharle. Al día siguiente se convocaban elecciones para el 16 de febrero y se disolvían las Cortes. El diario La Región hablaba de la necesidad de no solo triunfar, sino de vencer a la revolución. El 5 de febrero le tocaba el turno a Calvo Sotelo, que también llenó ambos teatros. En los pueblos de nuestra comarca, días antes habían aparecido carteles de Acción Popular de Gil Robles.

En Ourense, los resultados electorales otorgaron la victoria a las derechas, que obtuvieron 91.768 votos, por 81.664 los partidos centristas, 63.126 el Partido Radical y 48.200 el Frente Popular, siendo la única provincia gallega en la que triunfaron. Las nuevas actas de diputados se repartieron de la siguiente manera: tres representantes del Bloque Nacional/Renovación Española (José Calvo Sotelo, José Sabucedo Morales y Andrés Amado R. de Villaberdet), tres de la CEDA (Laureano Peláez Canellas, Luis Espada Guntín y Ramón Villarino de Sáa), dos centristas (Antonio Taboada Tundidor y Fernando Ramos Cerviño, el acta de este último será anulada en mayo) y uno del Partido Radical (Justo Villanueva Gómez, que pierde el acta en mayo). El Frente Popular, que no había obtenido acta alguna en un primer momento, consigue en mayo las dos anuladas a los otros partidos: un escaño para Izquierda Republicana (Manuel Martínez Risco) y otro para Unión Republicana (Alfonso Pazos Cid). Para las derechas ourensanas serían unos resultados frustrantes, pues el Frente Popular había ganado las elecciones y el 19 de febrero Manuel Azaña configuraba un nuevo Gobierno, iniciándose de este modo una nueva etapa republicana.

En junio de 1936 encontramos en los diarios locales noticias de agresiones por razones políticas, en las que el uso de armas no era algo extraordinario. A pesar de ello, los ourensanos trataban de olvidarse durante unos días de las problemáticas sociopolíticas celebrando los tradicionales festejos del Corpus. Las verbenas en los paseos de la Alameda y en los jardines de Concepción Arenal, así como el mano a mano entre los matadores Joselito Sánchez Mejías y Juan Belmonte, en la recién estrenada plaza de toros del Couto, eran buenos pretextos para ello. Sin embargo, el domingo 7 de junio, día en el que comenzaban las fiestas, un tiroteo que acaba con muertes deriva en un paro general de cuatro días, con un resultado final de tres fallecidos y varios heridos. La semana grande de Ourense se convertiría en una semana de odio y sangre. En las primeras horas de la tarde de ese domingo soleado, un enfrentamiento entre jóvenes de distintas ideologías, en el Café La Bilbaína, acababa con el asesinato de dos jóvenes del Frente Popular, resultando heridos otros dos, mientras que la ciudad caía presa del terror: gritos, carreras, cargas y disparos. A las siete de la tarde era tiroteado un joven de Acción Popular. El lunes, la ciudad estuvo completamente paralizada y una camioneta que regresaba a Maside, con obreros que habían asistido al entierro de los jóvenes de izquierdas, es acribillada ya de noche en Listanco, falleciendo uno de los ocupantes. Serían detenidos por dichos hechos varios nacional-sindicalistas. La ciudad se ve desabastecida en esos días, y los controles y chequeos se generalizan. Se producen incendios en algunas iglesias (Velle, Santa Cruz da Rabeda y Moreiras) y estallidos de bombas. El jueves, día de Corpus -presumiblemente uno de los más tristes que vivió la ciudad-, la procesión tiene lugar en las naves de la Catedral. La corrida de toros programada para ese día se había suspendido. Para una descripción más detallada de los hechos ocurridos en esa semana de Corpus consúltese Semana Trágica (junio del 36), Crónica Negra de Rafael Salgado (2019).

A la anarquía y caos en la que se veía envuelta parte de la provincia ourensana se unía el crimen en la Casa Rectoral de Parderrubias en la madrugada del 13 de junio. El editorial de La Región del 14 de junio era descarnado:

Ya no respetan nada, ya nada dejan en pie los nuevos bárbaros, toda esta desdichada gente envenenada de las aldeas, ya nada les impone ni coarta, y con el saqueo, con el incendio y con el asesinato están arrasándolo todo. Iglesias, ermitas, casas rectorales, domicilios de gente de orden, hasta Casas Municipales son asaltadas y se les prende fuego o se las saquea y destruye bárbaramente por la cafrería suelta que por ahí anda con todo desembarazo y sin freno alguno” (La Región, 14 de junio de 1936).

En O Barco de Valdeorras había resultado muerto un afiliado a Falange Española, el párroco de Punxín, después de estar detenido en la cárcel de Carballino era confinado a un pueblo de Valladolid para que no continuase con sus actividades subversivas; en una fiesta en Bande se agreden varios individuos de distinta ideología política, etc. El 16 de julio desde el Gobierno Civil se recordaba que la provincia estaba bajo el estado de alarma. El 18 de julio daba inicio una de las etapas más infames de la historia de España.

El anticlericalismo

Uno de los focos de tensión durante la República fue la cuestión religiosa: la educación laica, la supresión de pagos a curas por parte del Gobierno, etc. Hechos como la eliminación de los Crucifijos de las escuelas públicas no fueron bien aceptados por ciertos sectores de la población. Pronto comenzaron campañas y actos reivindicativos a favor del Crucifijo en escuelas rurales ourensanas. Un ejemplo lo encontramos, en febrero de 1932, en Sobrado do Bispo, en donde la indignación del pueblo al saber que el maestro había retirado el Crucifijo acabó con una sonora protesta iniciada por las mujeres del pueblo. Tocaron a rebato las campanas, organizaron una manifestación y allá se fueron a la escuela a decirle al bueno del maestro, que no iban a consentir que la Cruz desapareciese de la escuela. “¡¡Preferimos la ignorancia de nuestros hijos a que les falte la religión!!” gritaban las madres. Echaron mano del Crucifijo que había sido retirado de la pared y en procesión lo llevaron por las calles del pueblo, entre cánticos e himnos, resonando vivas al Redentor del mundo. Al pasar por la iglesia parroquial, pidieron al Párroco que les abriese las puertas del templo. Colocaron la Cruz sobre el Altar Mayor y rezaron una penitencia. A continuación se dirigieron nuevamente a la escuela y colocaron el Crucifijo en donde siempre estuvo, reiterando al maestro la decisión de retirar a sus hijos de la escuela antes de mandarlos a una que no estuviese presidida por la Cruz. En mayo de 1936 se clausuraron varios colegios religiosos en la capital ourensana, en concreto, las Carmelitas, Adoratrices, Siervas de San José y Salesianos.

Frente a la corriente anticlerical que caracterizó a determinados sectores republicanos, se sucedieron actos de afirmación católica como el que tuvo lugar el domingo 29 de enero de 1933 en el teatro Curros Enríquez de Celanova o el mitin del domingo 17 de septiembre de ese mismo año organizado por Juventud Católica en Espinoso, en donde mil quinientas personas, entre las que figuraban campesinos, industriales, curas y maestros, son testigos simultáneamente de la defensa de la autonomía gallega y de la coalición de las derechas, representada en Ourense por Calvo Sotelo. En las elecciones a Cortes del 19 de noviembre de 1933, la situación era de tal crispación, que el diario La Región, caracterizado por una línea editorial claramente católica, invitaba al voto con el siguiente mensaje:

¡¡No olvidaremos!! La quema de conventos, la expulsión del Cardenal Segura, la profanación de imágenes, la disolución de la Compañía de Jesús, la secularización de cementerios, la escuela laica, la Ley de congregaciones y confesiones, la Ley del divorcio. Los electores católicos no olvidaremos la persecución de la Iglesia realizada o consentida por todos los partidos de izquierda” (La Región, 4 de noviembre de 1933).

Los asaltos a lugares sagrados y profanaciones, aun no siendo sucesos tan habituales como en otros lugares del territorio nacional, sí ocurrieron en nuestra comarca. Así, en la madrugada del 22 de enero de 1935, un grupo de individuos sacaron a un prado las imágenes de la capilla de As Lamas, en A Valenzá, y las mutilaron. Días después sería detenido por dichos hechos un vecino de A Valenzá. Al anochecer del día de Navidad de 1935 se produce un incendio en la Casa Rectoral de As Maravillas, que según el diario La Región había sido provocado. Los vecinos consiguieron sofocarlo, pero aun así la mitad de la casa quedó destruida. Además se quemaron maderas y muebles que el industrial de A Manchica, Tomás Atrio, guardaba en los bajos, cuyo valor se estimó en 200 pesetas. En la madrugada del Viernes Santo de 1936, el 10 de abril, fue incendiada la iglesia parroquial de Barbadás, quedando en pie únicamente las paredes. Los autores del hecho habían abierto el templo y sacado al exterior los reclinatorios antes de prenderle fuego, al tiempo que de una caseta que había al lado robaron la cera almacenada y la lanzaron a las llamas. La crónica de La Región señalaba que…

“… la gente estaba allí consternada y estremecida de santa ira. Nunca se creyera allí que nadie llegara a tanto. Los hombres andaban de un lado al otro con la cabeza baja por la pesadumbre y la vergüenza. Las mujeres no reprimían lágrimas amarguísimas”.

El domingo 5 de julio, estando cerca la celebración del día de San Benito, hubo un intento de incendio de la capilla de Cova de Lobo. A pesar de ello, el día 11 de julio la jornada transcurrió con normalidad bajo los acordes de la Banda de Música de Sobrado do Bispo.

El 3 de mayo de 1936, el cura de Barbadás, que iba camino de la capital, fue detenido y cacheado en A Valenzá por un grupo de hombres y mujeres, bajo el pretexto de que llevaba un arma. Al ver que era falso, lo dejaron marchar bajo la amenaza de lincharle si volvía a aparecer por el lugar. Ese mismo domingo se impedía a un grupo de catequistas y a un cura su labor eclesiástica en A Granxa. Pocos días después, por orden del alcalde de A Merca, eran detenidos y conducidos a la cárcel de Celanova los Párrocos de Corvillón y A Mezquita, y el Secretario del Ayuntamiento, por alteración del orden público, siendo puestos en libertad al día siguiente por el Gobernador Civil al no encontrar causa alguna para su detención. Se vivía una campaña encaminada a que unos pocos sembrasen el pánico y la alarma en determinados sectores sociales.

La Semana Santa de 1936 se caracterizó por la limitación de la efusividad en las manifestaciones religiosas públicas. Así, en Celanova, la procesión del Santo Entierro se celebró en los claustros del Convento sin salir a las calles de la villa. Lo mismo ocurría en la Catedral de Ourense.

La vida en nuestra comarca

En el año 1930, Parderrubias contaba con 501 habitantes. Su artería de comunicación principal era la carretera de Ourense a Portugal que cruza el pueblo. A principios de 1934, únicamente estaba asfaltado el primer kilómetro a la salida de la capital; el firme del resto del trayecto, caracterizado por su estrechez, era un apisonado de morrillo y arena. Aparte de Os Escultores, algún otro vecino ya poseía vehículo mecánico. Así, consta que la camioneta con matrícula OR-1357 de Adolfo Garrido fue denunciada por infringir el reglamento de Circulación en diciembre de 1934.

Muchas tradiciones que se conservan en la actualidad eran noticia en la prensa local de los años treinta, especialmente las romerías y fiestas patronales. Así, en julio de 1930 se celebraba la festividad de San Benito de Cova de Lobo:

Desde el amanecer habrá continuamente misas hasta las diez y media. A esta hora saldrá la procesión, después de la cual se celebrará la misa solemne que es aplicada por los bienhechores que contribuyeron con sus limosnas a las obras y mejoras que a honra del poderoso Santo se están ejecutando. La renombrada música de Sobrado del Obispo es la encargada de amenizar esta fiesta, que resultará muy animada y solemne” (La Región, 8 de julio de 1930).

En Allariz, en esas mismas fechas, tenían lugar los festejos en honor a San Benito, que eran inaugurados por la Banda de Música de A Mezquita y anunciados por una salva de bombas. A las diez de la mañana del día 13 tenía lugar la solemne procesión del Glorioso San Benito, en la que figuraban los tradicionales gremios de palillos, entrenzado y danzantes, así como la comparsa de gigantes. En la villa alaricana también era muy concurrida la festividad del Corpus, destacando además de la procesión del Santísimo, junto a la Virgen de Villanueva y San Benito, el tradicional acto de correr el buey a primera hora del jueves:

Al principio no vimos más que mujeres desgreñadas y a medio vestir, chiquillos descalzos y muchos hombres, jóvenes casi todos, en mangas de camisa, y todos con cara de no haberse lavado que gritaban a todo pulmón, dirigiendo la mirada torva y recelosa a un punto determinado, corrían, se paraban y volvían a correr, como mar agitado por fuerte viento. Era el buey que pasaba, y que a pesar de ir atado por una larga soga, en un instante había puesto toda la villa en movimiento” (La Región, 3 de junio de 1934).

En 1931, estando ya vigente la República, Parderrubias celebraba los días 3 y 4 de junio sus fiestas de Corpus, amenizadas por la Unión Musical Santa Cecilia de A Manchica. Ese año, la novena en honor a la Virgen de los Milagros se celebraba con todo esplendor, con misas diarias a cada hora desde de las seis de la mañana hasta las doce del mediodía. El día ocho, día grande, la misa de ocho se oficiaba desde la tribuna de la fachada y a las diez tenía lugar la magna procesión por los alrededores del Santuario. El 22 de noviembre, día de Santa Cecilia, patrona de los músicos, la Banda de Música de A Manchica, brillantemente dirigida por Aurelio Nieto, amenizó los festejos en su honor. Días atrás, la Corporación Municipal le había otorgado el título de Banda Municipal de La Merca. Además, se llevó a cabo la bendición de una hermosa imagen de la Santa, obra de los Hermanos Garrido. La Banda de Música de A Manchica era un referente entre las bandas de la comarca, gozando de gran popularidad. Prueba de ello era la relación de contratos firmados para amenizar festejos. Solo en el mes de mayo de 1932 amenizó varias fiestas patronales: San Antonio en Villar de Vacas, Santo Cristo en Santa Cruz de la Rabeda y en Ramirás, Ascensión del Señor en Espinoso, San Isidro en Bóbeda (Vilar de Barrio), As Maravillas, Milagrosa en Penusiños, Concepción en Esgos y la procesión de Corpus de la capital ourensana. Esta banda no era la única de la comarca que paseaba su prestigio por muchos de los pueblos cercanos. La Banda de Música de Soutopenedo ganaba el Certamen de Bandas del año 1933 celebrado en Santiago de Compostela; virtuosamente dirigida por Adolfo Valotes, era una de las mejores bandas de la provincia.

Banda de Música de A Manchica. Fotografía de Manuel Garrido

En el mes de mayo de 1932 se celebraba con todo su esplendor la festividad a la Virgen de As Maravillas. El domingo día 15 tenía lugar el traslado de la imagen desde la parroquial al Santuario. Se trataba de una de las romerías más multitudinarias de la comarca. En los días de fiesta, el poético paraje en el que se ubica el Santuario se llenaba de tabernas, cafés, dulcerías y, como no, con las tradicionales pulpeiras. La Banda de Música de A Mezquita fue la encargada de amenizar los festejos. En ese mismo mes, Solveira honraba a San Miguel bajo los sones de la Banda de Música de A Manchica. El 26 de junio de 1932, promovida por los Hermanos Garrido, Parderrubias celebraba con gran efusividad la festividad de la Virgen de Lourdes. Por la mañana, la Banda Santa Cecilia de A Manchica recorría las calles tocando alegres dianas y pasodobles. A las doce se celebraba en el oratorio en el que se veneraba a la milagrosa Virgen una misa solemne a toda orquesta, a la que asistieron innumerables fieles. Ya por la tarde, en A Manchica, la citada Banda ejecutaba un soberbio concierto. El 7 de agosto, Trelle celebraba sus tradicionales fiestas en honor a la Reina de los Ángeles, amenizadas por la Banda de Música de Moreiras. A la sombra de frondosos castaños que allí había se degustaban las clásicas empanadas.

En la madrugada del 17 de marzo de 1933 un ciclón derribaba la espadaña de la iglesia parroquial de Faramontaos, cayendo sobre la nave, quedando toda la iglesia, salvo el altar mayor, completamente destruida. Desde las páginas del diario La Región se invocaba a personas caritativas a que hiciesen donativos para su reconstrucción. El 27 de enero de 1934 aparecía, en el monte de A Bacariza, el cadáver de José Benito Conde Fidalgo, vecino de Armariz (Xunqueira de Ambía), que padecía ataques epilépticos y llevaba ausente del domicilio de su madre viuda desde el día 17. El 8 de diciembre de 1934 tenía lugar en A Merca un entierro, que a decir de las gentes del lugar, ningún otro había reunido a tantas personas. Se trataba de los funerales por doña Dosinda Rodríguez Feijóo, esposa del alcalde don Ramón Rodríguez Rodríguez. Una rápida y traidora enfermedad se la había llevado de este mundo. Los actos fúnebres fueron celebrados por dieciséis sacerdotes. Su suegro, era el Fiscal Municipal, y su hijo Cesáreo Rodríguez era maestro nacional. La desgracia hizo que Cesáreo falleciese tan solo dos meses después víctima de una rápida dolencia.

Un acto religioso con gran arraigo en los pueblos de la comarca era la Novena de las Ánimas. Así, el templo parroquial de San Miguel de Soutopenedo se llenaba de fieles por las noches y por las mañanas. En el año 1933, el párroco don Ramón María Blanco, con su acostumbrada elocuencia y contundencia, hablaba de la existencia del alma humana y del purgatorio. Según las crónicas de la época, el último día de la Novena recibieron la Comunión un millar de personas. El cura don Ramón era activo en el arraigo de las tradiciones religiosas, y así en el mes de mayo celebraba la Fiesta de las Flores. El 27 de mayo de 1934, a las siete de la mañana, se celebraba la misa parroquial, y a las once y media comenzaba la misa solemne cantada a toda orquesta por la Banda de Soutopenedo. A las cinco de la tarde se leyó el Ejercicio del mes de María ante una multitud que llenaba el templo y acto seguido salió la procesión acompañando a la Virgen.

En el año 1934, el 30 (miércoles) y 31 de mayo (jueves), Parderrubias celebraba sus tradicionales fiestas de Corpus, amenizadas por la Banda de Música de A Manchica. En 1935, se volvieron a celebrar con todo esplendor y solemnidad, señalando La Región que “tanto los actos religiosos como los profanos estuvieron animadísimos”. El domingo 17 de junio de 1934, Loiro honraba a San Antonio. Por la mañana recorrió las calles del pueblo la Banda de Música de Soutopenedo, que venía de participar en el Certamen de Bandas que había tenido lugar en la capital ourensana durante las fiestas del Corpus. A las once se celebró la misa concelebrada por el párroco titular, don José Docampo, y los curas de Moreiras y Parderrubias; antes de la celebración eucarística había tenido lugar la procesión. Ya por la tarde, hubo baile amenizado por dicha Banda. Los días 7 y 8 de julio, As Pías celebraba las fiestas de Santa Isabel. A finales del mes de agosto, San Vitoiro de Allariz honraba a su patrón; los festejos de 1935 fueron amenizados por las bandas de música de Santa Leocadia (Taboadela) y A Mezquita. El 27 de agosto, día grande, a las doce del mediodía tenía lugar la misa solemne a toda orquesta y, por la tarde, se concedían importantes premios a las mejores parejas de muiñeiras, continuando con verbena hasta la madrugada.

En A Merca, en el mes de mayo se celebraban los festejos en honor al Espíritu Santo, que en 1935 fueron amenizados por las renombradas bandas de música de A Mezquita y Loiro. Los días 26 de cada mes tenía lugar su tradicional feria. Por los diferentes caminos de acceso llegaban los campesinos y ganaderos con sus ganados, los vendedores de quincalla, de dulces, los panaderos, etc. Los ganaderos solían llegar en mulas o en coches.

El 21 de enero de 1935, a las diez de la mañana, tenían lugar en la parroquial de Parderrubias los magnos funerales por el cura Benito Iglesias González, natural de Solveira, a los que asistieron más de cuarenta sacerdotes. Había sido ordenado en Cuba, en donde favoreció a muchos de sus compatriotas. A su regreso a España, ejerció de párroco en Taboadela, Reza y Villarino de Melias, hasta que una enfermedad le obligó al retiro a su pueblo natal.

En septiembre de 1935 en el municipio de A Merca se recaudaron 202,50 pesetas para el homenaje a la Guardia Civil que tendría lugar el domingo 27 de octubre en la Comandancia de Ourense. Entre los donantes constaban varios nombres relacionados con Parderrubias: los industriales José Garrido y Hermanos, con 25 pesetas; obreros de esta misma casa, 10; Sindicato Agrícola de Parderrubias, 5; el industrial Adolfo Garrido Fernández, 5; el industrial Nicanor Lorenzo, 2; y el maestro de Parderrubias, 5. El Ayuntamiento había donado 75 pesetas, su Alcalde, don Ramón Rodríguez Rodríguez, 1; el Secretario, don Julio Outeiriño, 2; el médico, don José Covelas, 5; y don Castor Gayo, Párroco de Pereira, 2, entre otros muchos.

En mayo de 1935, se producía en A Merca una tumultuosa manifestación promovida por sectores izquierdistas en la que se protestaba por el hecho de que vecinos de Vilaboa, Merouzo y A Merca solicitasen la legitimización de parcelas que venían disfrutando de manera arbitraria en el monte comunal de A Paradela. Estas solicitudes estaban amparadas por el Decreto del Ministerio de Agricultura de fecha 30 de enero de 1935. Los instigadores de la protesta hicieron creer que ese hecho significaba la usurpación del monte con la complicidad del Alcalde. El sábado 25 de mayo se dirigieron hacia el Ayuntamiento, dando gritos subversivos y amenazas al edil y a los solicitantes de dichos terrenos, que lo único que querían era ponerse dentro de la Ley. Dado que no estaba el regidor municipal ese día, se dirigieron al día siguiente domingo a su casa, así como a la de los solicitantes, coaccionándoles mediante amenazas para que retirasen las solicitudes, dado que según ellos “no había más autoridad que la del pueblo y que, por tanto, ellos debían hacer lo que la mayoría acordase, y si no, ardería Troya”. Los incidentes continuaron el sábado 8 de junio coincidiendo con la presencia de un perito que fue a medir para un aparcelamiento destinado a un vecino de A Merca en el monte Rivela. La mitad del pueblo de A Merca se amotinó al toque de las campanas parroquiales lanzadas al vuelo por varios vecinos, exigiendo explicaciones al perito, quien contestó diciendo que cumplía órdenes del Gobernador Civil y del Alcalde. El episodio acabó a palos y pedradas en la carretera entre bandos. Los agitadores solo entraron en razón cuando se presentaron en el lugar el farmacéutico don Aristides Quintairos y el maestro nacional don Sergio Fortes. A dicha pacificación también contribuyó, sin lugar a duda, la llegada de la Guardia Civil de Rairiz de Veiga y de Celanova. El día 19 tuvo que acudir el Gobernador Civil a la localidad para imponer equidad y justicia.

El 16 de febrero de 1936 se celebraban elecciones de diputados a Cortes y nadie se imaginaba que serían los últimos comicios democráticos en varias décadas. En A Merca fue un día lluvioso y reinó durante toda la jornada electoral una absoluta tranquilidad, siendo los candidatos más votados José Sabucedo Morales (1.771 votos, Bloque Nacional), Andrés Amado R. de Villaberdet (1.757 votos, Bloque Nacional), Laureano Peláez Canellas (1.680 votos, CEDA), Ramón Villarino de Sáa (1.615 votos, CEDA), José Calvo Sotelo (1.475 votos, Bloque Nacional), Antonio Taboada Tundidor (1.353 votos, Partido Agrario Español) y Luis Espada Guntín (1.281 votos, CEDA). Todos ellos consiguieron acta de diputado. Obtuvieron menos de mil votos los siguientes candidatos: Fernando Ramos Cerviño (928 votos, candidato centrista que había abandonado el Partido Radical), Ramón Delage Santos (848 votos, Comunión Tradicionalista), Benito Luis Lorenzo (487 votos, candidato centrista), Luis Fábregas Santamarina (375 votos, candidato centrista), Manuel Suárez Castro (298 votos, Partido Socialista Obrero Español; llegó a ser Alcalde de la ciudad de Ourense durante el periodo del Frente Popular, siendo fusilado por los sublevados, en el Campo de Aragón, el 27 de julio de 1937), Ramón Varela Fernández (282 votos, Partido Agrario Español), Felisindo Menor Quintas (190 votos, Partido Republicano Radical), Bernardo Castro Fernández (171 votos, candidatura centrista), Alfonso Pazos Cid (166 votos, elegido diputado por Unión Republicana, integrada en el Frente Popular), Justo Villanueva Gómez (143 votos, Partido Republicano Radical), Benigno Álvarez González (75 votos, Partido Comunista de España; veterinario nacido en Maceda, fundador de la organización provincial del Partido Comunista en Ourense y asesinado en marzo de 1937 por el bando Nacional), Manuel Martínez Risco (65 votos, elegido diputado por Izquierda Republicana), Ramón Fuentes Canal (50 votos, Partido Socialista Obrero Español; Presidente de las Juventudes Socialistas de Ourense en 1932, fusilado en el Campo de Aragón el 9 de diciembre de 1936 con 28 años de edad), Manuel García Becerra (50 votos, Izquierda Republicana), Alexandre Bóveda Iglesias (49 votos, candidatura gallegista del Frente Popular; fusilado por el bando Nacional el 17 de agosto de 1936 en Poio), Basilio Álvarez Rodríguez (34 votos, candidato centrista que había dejado el Partido Republicano Radical), Leandro Garnedo Fernández (3 votos, Partido Republicano Radical) y Luis Usera Bugallal (2 votos, Partido Republicano Radical). En el municipio de Celanova, las derechas obtuvieron 1.500 votos, por 700 las candidaturas centristas y 400 las izquierdas. Las crónicas señalaron que las derechas habían perdido muchos votos por estar lloviendo incesantemente. Estos resultados ponían de manifiesto el posicionamiento ideológico de nuestra comarca.

Elecciones de febrero de 1936. Fuente: Mundo Gráfico, 19 de febrero de 1936. Biblioteca Nacional de España

Ajenos al cambio que suponía el Gobierno del Frente Popular a nivel nacional, los vecinos de Parderrubias estaban inmersos en sus labores y tradiciones religiosas. Entre estas últimas, destacamos la celebración de una Santa Misión que tuvo lugar unos días después de las elecciones ganadas por el Frente Popular. Las Santas Misiones eran unas jornadas religiosas, o especie de ejercicios espirituales de varios días, dirigidas por Padres Franciscanos o Dominicos para redimir a los parroquianos. Misas, sermones, confesiones, actos de confraternización entre vecinos y visitas a enfermos constituían el grueso del programa. Así, a principios de marzo, organizada por el Párroco don Alfonso Losada, se celebró en la iglesia parroquial una solemne Misión a cargo de los Padres Franciscanos Puenteareas y Lago, de Ourense, quienes con su locuaz verbo cautivaron a los numerosos fieles que mañana y tarde concurrieron a escuchar sus sermones y liturgias. Durante días, estos Padres Franciscanos se hospedaron en la Rectoral. Los dos últimos días de la Misión se acercaron a comulgar más de un millar de fieles, lo que da una idea de la enorme afluencia de devotos, no solo de la propia Parroquia, sino de parroquias limítrofes. A la entrada de la iglesia se había ubicado un pequeño punto de venta de libros y objetos religiosos.

El jueves 11 de junio de 1936, Parderrubias celebraba su día grande de Corpus con una solemne procesión presidida por el cura don Alfonso Losada. Nada hacía prever, ni nadie podía presagiar, que tan solo dos días después, en la madrugada del sábado al domingo, nuestro Párroco sería acribillado a balazos por Pepe das Hortas en la Casa Rectoral. Mi padre, a escasos meses de cumplir cuatro años de edad, se sobresaltaba en la casa de al lado, pared con pared con la Rectoral. Mi abuela le tranquilizaba atemorizada, pidiendo silencio a todos, pues tenía la certeza de que lo que se había oído en la oscuridad de aquella noche eran disparos mal intencionados. Fue el suceso más impactante en la década de los años treinta en Parderrubias, y del que hemos dado cuenta en otro artículo de este Blog. Cinco semanas después, la sinrazón se imponía en el país, cerrándose el período histórico objeto de este artículo.

Procesión de Corpus Christi en Parderrubias. Fotografía de Manuel Garrido

Referencias

González-Calleja, E. (2011). La necro-lógica de la violencia socio-política en la primavera de 1936. Melanges de la Casa Velázquez, 41, 37-60.


«Deberíamos tratar de ser los padres de nuestro futuro en lugar de los descendientes de nuestro pasado».

Miguel de Unamuno
HERMANOS GARRIDO: «OS ESCULTORES» DE PARDERRUBIAS

HERMANOS GARRIDO: «OS ESCULTORES» DE PARDERRUBIAS

Por Juan Carlos Sierra Freire y Lucía Garrido

«Hermanos Garrido, de Parderrubias, artistas tan excelentes cuanto ignorados, que en estatutaria compiten dignamente, noblemente, con los mejores de Barcelona y de Valencia. Tanto puede el arte cristiano, en que los Garrido brillan, imprimiendo en la madera ese quid divinum que caracterizó a los artistas religiosos medievales» (C. C., 1911).

En el primer tercio del siglo XX, la práctica totalidad de vecinos de Parderrubias se dedicaba a las actividades agrícolas y ganaderas. Es en esa época en la que nos encontramos a una familia para la que estos quehaceres pasaron a ser algo secundario. En toda la comarca eran muy conocidos los negocios familiares y la actividad industrial de los Hermanos Garrido (“Os Escultores” de Parderrubias): aserradero, molinera, ultramarinos y, sobre todo, los talleres de escultura religiosa. Los Hermanos Garrido disfrutaban de gran estima en toda la comarca, siendo considerada una familia influyente de la época.

Los que con el tiempo pasaron a ser conocidos como “Os Escultores” de Parderrubias eran los hijos de Celedonio Garrido y Jacinta González: José (1881-1965), Eliseo (1884-1972), Manuel (1889-1977) y Modesto (1892-1964). Además de estos, Celedonio y Jacinta tuvieron dos hijos más: Encarnación (1876-1918), fallecida a la edad de 42 años a consecuencia de la pandemia de 1918; y Marcelino (1877-1904), fallecido con solo 27 años, debido a las secuelas de un accidente talando un árbol. Se trataba de una familia de labradores de O Outeiro en la que, en sus principios, el padre y el hijo mayor José iban a las siegas a Castilla para complementar los ingresos que les daban las tierras y los trabajos artesanales en madera (Piñeiro, 2018). Celedonio había puesto en funcionamiento en O Outeiro un taller de ebanistería que con el tiempo evolucionaría a uno de imaginería y escultura religiosa. Este taller, en el que todos los hermanos se especializan en el arte de la imaginería, constituye el embrión de las dos marcas comerciales que llevan el sello de “Os Escultores”: José Garrido y Hermanos (José, Manuel y Modesto), y Eliseo Garrido e Hijos (Eliseo).

Artes Católicas José Garrido y Hermanos

José, Manuel y Modesto abren negocios en A Manchica –en aquel momento, pertenecía a la Parroquia de Parderrubias-, lugar al que pasa a vivir Modesto una vez casado. José y Manuel permanecen solteros y viven en A Carretera (Parderrubias). En A Manchica ubican sus afamados talleres de imaginería religiosa Artes Católicas José Garrido y Hermanos, que según Piñeiro pasaría a constituirse legalmente como Sociedad en el año 1924, con un capital de 25.000 pesetas. José y Manuel habían ido a formarse a Barcelona en arte religioso, y es aquí en donde también Manuel entra en contacto con técnicas fotográficas punteras en esa época, convirtiéndose de este modo la fotografía en una de sus aficiones más importantes. Al lado del taller de escultura religiosa, levantan un aserradero, conocido como La Industrial, y una molinera. El aserradero sería inaugurado en el año 1925 con un evento social amenizado por el grupo de gaiteros Os Maravillas de Cartelle, en el que tocaba Aurea, la que hoy está considerada primera mujer gallega gaitera. A este aserradero se le unirían otros dos: uno en Outumuro y otro en Celanova.

En esos años era algo habitual encontrarse en el diario La Zarpa este anuncio publicitario:

La Industrial: fábrica de aserrar y labrar maderas. Talleres de construcción José Garrido y Hermanos. Parderrubias”.

En A Carretera, los Hermanos Garrido construyen una lujosa casa solariega, que incluye hasta una capilla. Este edificio se convierte en la vivienda de José y Manuel, y en él instalan una tienda de ultramarinos y ferretería, en la que se llegó a vender hasta penicilina, pues Manuel poseía algunos conocimientos médicos. Se trataba de una casa tipo indiano, la cual mantiene la estructura en la actualidad, salvo el torreón que ya no existe. Aquí es donde Manuel instala su estudio de fotografía, cuyas técnicas había conocido en su viaje a Barcelona.

Casa de «Os Escultores» en Parderrubias a principios del siglo XX

Taller de la Sagrada Familia Eliseo Garrido e Hijos

Eliseo, después de contraer matrimonio, se separa de sus hermanos y crea en los años veinte su propio taller de imaginería religiosa en Bouzas: Taller de la Sagrada Familia Eliseo Garrido e Hijos. Según una hijuela de 1918, Eliseo hereda de sus difuntos padres tierras en Bouzas y en A Salgueira. Mientras que los talleres de José Garrido y Hermanos no tuvieron continuidad a la muerte de los tres hermanos, el de Eliseo Garrido sí lo hizo con sus hijos Celso y Adolfo. En 1962, Celso emigra a Francia quedándose Adolfo al frente del taller, hasta que cinco años después, una vez retornado de la emigración Celso, ambos hermanos deciden separar sus caminos profesionales. Celso crea la marca Celso Garrido e Hijos, pasando a denominarse Restauraciones Garrido en los años ochenta, marca comercial al frente de la cual se encuentran en la actualidad José Luis y Lucía Garrido (tercera y cuarta generación; véase http://restauracionesgarrido.es/). La firma Taller de Eliseo Garrido e Hijos llevó a cabo multitud trabajos, entre los que destacan el altar mayor y laterales de A Mezquita, altares mayores de Piñor, Taboadela, Baños de Bande, Cabaleiros, Tamallancos, Ramoiños, Arnoia, Cualedro, Olás, Xinzo, retablos mayores de Morgade, Cortegada, Cerreda, Bobadela, Entrimo, Cantoña, retablos laterales de Velle, San Pedro de Bogo, Villarrubín, etc., destacando de manera especial el altar mayor y el lateral construidos para la nueva iglesia de los Padres Franciscanos que se inauguró el día de Corpus del año 1929 en el parque de San Lázaro. Dicho trabajo fue reconocido por el diario La Región, y recibió multitud de felicitaciones, tal como acredita la revista El Eco Franciscano de julio de 1929.

Con motivo del altar construido por esta acreditada firma industrial, para la nueva iglesia de PP. Franciscanos de esta ciudad, fueron muchos y muy merecidos los elogios tributados al señor Garrido, que con esta obra ha demostrado que en sus talleres se producen trabajos de estimable valor artísticos. El crédito de los Talleres de la Sagrada Familia se extiende desde antes de esta fecha por toda la provincia y aún fuera de ella, pues entre otras obras de mérito destacan el altar mayor de la parroquial de Piñor, el de Taboadela, Morgade en Ginzo, Belle, Cortegada de Limia, convento de Padres Franciscanos de Rivadavia, San Pedro de Bojo (Oviedo) y otros que darían para una larga relación. Muy cordialmente felicitamos a don Eliseo Garrido por el elevado grado de perfección a que ha llevado su industria, que honra a nuestra provincia” (La Región, 11 de junio de 1929).

La fotografía que aparece a continuación muestra el plano del retablo de la capilla de Valoiro confeccionado por Eliseo Garrido en el año 1919.

Plano retablo Capilla de Valoiro

Los trabajos en el Taller de la Sagrada Familia, de igual manera que ocurriría en el de José Garrido y Hermanos, comenzaban al amanecer. Rescatamos una anécdota en el quehacer cotidiano del taller, contada por Celso Garrido (hijo de Eliseo), que tiene como protagonistas al abuelo y al bisabuelo de los respectivos autores de este artículo. Paulino Sierra realizaba de manera habitual labores de carpintería para «Os Escultores». Una mañana, en el Taller de la Sagrada Familia, Paulino y Eliseo Garrido hablaban sobre los coches -probablemente en relación a los primeros vehículos de cuatro ruedas adquiridos por «Os Escultores»-, y en dicha conversación le decía Paulino a Eliseo: «chegará un día no que os coches serán baratos e todos poderán mercalos (llegará un día en que los coches serán baratos y todo el mundo podrá comprarlos)».

Eliseo era un hombre tranquilo, inteligente, que supo hacer de la adversidad virtud y levantarse de cada caída. Un ejemplo de su forma de ser es la respuesta dada a un debate que tuvieron sus hijos Celso y Adolfo acerca del tipo de trabajos que debían hacerse en el taller, planteándose que los trabajos baratos no debían atenderse. La respuesta de Eliseo fue así de contundente: «Celso…, Adolfo…, Celso…, Adolfo… (…) un traballo por poucos cuartos que deixe sempre hai que atendelo (Celso…, Adolfo…, Celso…, Adolfo… (…) (un trabajo por poco dinero que deje siempre hay que hacerlo)».

Trabajos de imaginería religiosa

Los trabajos de imaginería religiosa de “Os Escultores” pronto son reconocidos en toda la provincia ourensana y fuera de ella, tal como se puede leer en el diario El Progreso de Lugo, del 10 de agosto de 1915, haciéndose eco de la exposición, en uno de los escaparates de la Casa Bravo, sita en la calle Príncipe de Vigo, de un magnífico retablo representando los Sagrados Corazones de Jesús y María, procedente de…

“…los grandes talleres de escultura religiosa José Garrido y Hermanos, situados en Parderrubias, pueblecillo cercano a Orense”.

En el recién aparecido diario La Región era usual encontrar en 1910, casi a diario, el siguiente anuncio:

José Garrido y Hermanos (Orense) Parderrubias. Esta casa cuenta con todos los adelantos modernos para la construcción de Imágenes en madera y cartón-madera, Altares, Doseles, Púlpitos, Monumentos para Semana Santa, y todo lo concerniente al culto católico. También se encarga de la restauración y pintura de Imágenes y Altares, por deteriorados y antiguos que sean, ejecutando estos trabajos en nuestros talleres o a domicilio. Se remiten gratis, dibujos, catálogos, fotografías y cuantos datos necesiten los señores que deseen honrarnos con sus encargos, para lo cual dirigirán su correspondencia a JOSE GARRIDO Y HERMANOS (Orense), Parderrubias” (La Región, 19 de agosto de 1910).

Así describía el corresponsal de La Región en Celanova la majestuosa imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que procesionó el 26 de noviembre de 1911 en la parroquia de San Salvador de Redemuiños, obra creada en los Talleres Hermanos Garrido:

«De filigrana se puede calificar la hermosa estatua que, sostenida por cuatro ángeles, ostentadores del Cáliz, de la Cruz, de las Espigas, etc., mide la altura de un metro setenta centímetros, y cuya decoración, severamente armonizada, la llena de vida, hasta el punto de figurarse la mente a nuestro Redentor, marchando con paso lento y solemne por entre la muchedumbre y mostrando su corazón lleno de misericordia«.

O Tío Marcos d’a Portela, primera publicación periódica monolingüe en gallego, que había sido fundada por Valentín Lamas Carvajal en 1876, y recuperada entre 1917 y 1919, incluía la siguiente cuña publicitaria:

ARTES CATÓLICAS. Grandes Talleres d’Escultura Relixiosa, Artística, Talla, Pintura e Dourado. Costrución e reparación de toda crás de imáxenes en madeira e Pasta-madeira, Retablos, Doseles, Púlpitos e Tabernáculos. Variado sortido em Vía-Crucis de Pasta-madeira, de diferentes tamaños, crases e estilos. XOSÉ GARRIDO E HIRMAUS. Parderrubias (Ourense). Sucursal e depósito en Ourense DON VALENTÍN CID. Paz, núm. 2”.

En el año 1929 encontramos en el diario La Región una cuña publicitaria de la marca Eliseo Garrido:

Taller de la Sagrada Familia. Eliseo Garrido. Parderrubias (Orense). Escultura, talla, pintura y dorado. Retablos, doseles y todo lo concerniente al culto católico” (La Región, 12 de junio de 1929).

Cuña publicitaria del Taller de la Sagrada Familia. La Región, 12 de diciembre de 1931

El día de Corpus del año 1914, La Región dedica un especial a algunos de los comercios y negocios más influyentes de la época en Ourense: Laboratorio Vidal, Gran Hotel Miño, Gran Bazar Andrés Perille, Dentista García del Villar, Almacén de Tejidos Celso Ferro, Máquinas Singer, Droguería Pinal-Yebra-Aperribay, Hotel Cataluña, Gran Garaje Cimadevila, Balneario de Molgas, Relojería Manuel Barbosa, Bazar Avelino Cimadevila, Comercio La Pal y… a los Hermanos Garrido de Parderrubias. El reportaje dedicado a estos últimos, ilustrado con una bellísima escultura religiosa, relataba:

En Parderrubias, un pueblecillo cercano a Orense, están emplazados los talleres de escultura religiosa de los señores Garrido. Quizás en otro pueblo que no fuera el nuestro, los trabajos hermosos, concienzudos y acabados que se ejecutan en estos talleres, serían admirados y ponderados cual en justicia merecen serlo y aún arrancarían la supremacía a otras casas que se dedican a la misma industria. El grabado que publicamos, dice mucho mejor de lo que  nosotros podemos hacerlo, lo notable de la labor de los señores Garrido y ratifica nuestras anteriores manifestaciones. En la construcción de altares hacen primores también en esta casa. Sus imágenes talladas en madera y cartón-madera en forma tan admirable; de una perfección en las líneas y en los menores detalles tan marcada; de un dibujo y naturalidad asombrosa, son exportadas en gran número y pueden verse en muchas, en casi todas las iglesias de esta provincia. Y esta casa, más pronto o más tarde, tendrá que imponerse a las demás similares, porque así lo demandan sus trabajos no superados por los fabricantes del artículo a que nos referimos, que hoy privan en España” (La Región, 11 de junio de 1914).

No les faltaron competencias desleales o quienes les suplantaban en sus obras artísticas. Así, en agosto de 1922, se ven en la necesidad de publicar en la prensa escrita el siguiente anuncio:

Falsa propaganda. Desmintiendo la falsa noticia propagada solapadamente por ciertas personas que con fines lucrativos pretendieron hacer ver que no se seguía trabajando en los TALLERES DE ESCULTURA RELIGIOSA de Parderrubias, JOSE GARRIDO Y HERMANOS participan a su numerosa clientela que en sus talleres recientemente ensanchados y dotados de maquinaria moderna, se trabaja en mayor escala que anteriormente, lo que permite servir en inmejorables condiciones y a precios sin competencia toda clase de imágenes, retablos, restauraciones y todo lo que concierne al culto divino. Fábrica de aserrar maderas y molinera-Talleres de construcción. Grandes existencias de maderas de todas clases. MADERAS MACHEMBRADAS. Servicio de transportes de maderas a domicilio. Se vende gran partida de leña (desperdicios). JOSE GARRIDO Y HERMANOS. Parderrubias (Orense) (La Región, 19 de agosto de 1922).

En marzo de 1923 el Gerente de la razón social José Garrido Hermanos de Parderrubias hacía publica una nota de prensa en la que se informaba que las obras construidas en sus talleres de escultura religiosa se distinguen por una placa de bronce con la marca registrada “Artes Católicas”, de manera que las que no lleven esa placa no son legítimas de sus talleres. Hacía esta advertencia para que su clientela no se dejase engañar con ofrecimientos de otros artistas que con el fin de acreditarse utilizaban el mismo título.

Obras de «Os Escultores» en la Iglesia de Santa Mariña de Augas Santas

La producción artística de los talleres fue en aumento y sus esculturas de Sagrados Corazones, Vírgenes y Santos se hicieron hueco en multitud de iglesias y altares de la provincia. El éxito comercial y la fama de sus trabajos de imaginería no fueron impedimento para que «Os Escultores» llevaran a cabo obras sociales, en ocasiones en forma de donaciones. El Jueves Santo de 1936, estando muy próximo el inicio de la Guerra Civil, la iglesia parroquial de Barbadás fue incendiada por un grupo de insurrectos. Su reconstrucción duró más de un año y costó 10.600 pesetas. Los Hermanos Garrido contribuyeron a dicha obra donando una imagen del patrono San Juan Bautista.

Precios de imágenes en madera en 1916

Relevancia social

El prestigio y la relevancia de “Os Escultores” alcanzaron altas cotas en la sociedad de aquella época. En mayo de 1913 tienen lugar las fiestas Constantinianas en todo el mundo católico con el fin de celebrar la Paz de la Iglesia, conmemorando el decimosexto centenario del Edicto de Milán del año 313, por el que el Emperador Constantino reconoce a los cristianos la libertad de culto. En Ourense, durante las celebraciones, se iluminó la Catedral y en una de las torres se colocó una gran cruz iluminada. Con el objeto de ganar el Jubileo Constantiniano por dicha conmemoración, un grupo selecto de personas de la provincia ourensana viaja a Roma como peregrinos bajo la tutela del Obispo de la Diócesis, don Eustaquio Ilundain. Entre estas personas se encontraban el Rector del Seminario, un Canónigo de la Catedral, algunos párrocos y Manuel Garrido, uno de “Os Escultores”. El viaje en tren les llevó por Oviedo, Zaragoza, Barcelona, Marsella, Génova y, finalmente, Roma, en donde permanecieron desde el 7 al 13 de mayo hospedados en el hotel Babaria, aunque lamentablemente no pudieron ser recibidos en audiencia por su Santidad Pío X, debido a su estado de convalecencia. En Marsella tuvieron oportunidad de visitar el Santuario de Notre-Dame de la Garde, haciendo uso para la ascensión del Ferrocarril de Cremallera. A su regreso pasaron por Lourdes.

José, el hermano mayor, fue elegido Alcalde de A Merca en el año 1926, tomando posesión el 24 de abril. Tenía 45 años. Estando vigente el Directorio Militar de Miguel Primo de Rivera, una nueva corporación formada por jóvenes, que nunca se habían dedicado a la política, accede al Ayuntamiento de A Merca con ansias de acabar con la vieja política caciquil. La crónica de La Región informaba que:

Todos ellos nuevos dos veces, nuevos porque nunca han figurado en política y nuevos porque todos son jóvenes y además, ganosos de tirar con los moldes de la vieja rutina. Unido a esto como alcalde la prestigiosa persona de D. José Garrido, dio por resultado una corporación que ni soñada” (La Región, 1 de mayo de 1926).

El carácter personal de José Garrido y su discreción quedan reflejados en la carta que vecinos suyos firman en La Región el día en que toma posesión como Alcalde de A Merca:

La  prohibición del Sr. Garrido nos priva del placer de homenajearlo cual era nuestro deseo, pero su modestia personal no le permite aceptar acto de ostentación alguna” (La Región, 1 de mayo de 1926).

Estas mismas características personales ya habían sido empleadas en 1915 por S. Súarez López, cura de San Vitoiro da Mezquita, para describir a los Garrido:

«Tan sencillos como modestos, los hermanos Garrido huyen de todo ruido, convencidos de que todo el mérito positivo no necesita que se le anuncie con encomios, como no lo necesita la belleza para atraer las miradas de todos: le basta con presentarse«.

El 6 de enero de 1927 se lleva a cabo la bendición y colocación de la primera piedra de la nueva escuela de Parderrubias, estando presidido el acto por el Alcalde de A Merca, don José Garrido González, acompañado de concejales, sacerdotes, maestros y un numerosísimo público. La obra sería ejecutada por José Garrido y Hermanos. Diecinueve meses después, el 12 de agosto de 1928, se lleva a cabo el solemne acto de inauguración oficial del edificio. La ceremonia fue presidida por el Gobernador Civil, don Vicente Rodríguez Carril; el Inspector de Primera Enseñanza, señor Maceda; y el Jefe Provincial de Unión Patriótica, señor Salgado Biempica. Además, se encontraban el Alcalde de A Merca, señor Garrido, su Corporación, el maestro nacional, el párroco y resto de autoridades locales. La obra había sido sufragada por el presupuesto municipal y la suscripción de los vecinos de la Parroquia de Parderrubias (La Zarpa, 14 de agosto de 1928).

La inauguración del nuevo pabellón escolar formaba parte del programa de fiestas en honor a la Virgen de Lourdes que organizaron los Hermanos Garrido los días 11 y 12 de agosto de ese año 1927, fecha en la que inauguraron un oratorio en su domicilio de Parderrubias. Tal como recoge el diario La Región de esas fechas, el sábado 11 de agosto a las doce del mediodía un repique general de campanas y el disparo de una nutrida salva de bombas anunciaba el comienzo de los festejos. A las ocho de la tarde, tenía lugar la novena a la Santísima Virgen y acto seguido se cantaron solemnes vísperas en su honor. Desde las nueve y media hasta las doce de la noche se celebró una gran verbena en el campo de la fiesta, amenizada por una banda de música, bajo una sorprendente iluminación. Al día siguiente, domingo 12 de agosto, a las cinco de la madrugada, una salva de bombas anunciaba la reanudación de los festejos y la banda de música recorrió las calles de los pueblos tocando dianas y alboradas. A las siete hubo misa parroquial y novena. A las nueve y media, tuvo lugar la bendición del oratorio en el domicilio de los hermanos Garrido, y acto seguido se celebró en el mismo la primera misa, cantada. A las diez y media se procesionó a la Virgen María desde el oratorio a la iglesia parroquial, en donde se celebró una solemne misa cantada a toda orquesta. Por la tarde, a las cuatro y media, se llevó a cabo una ceremoniosa bendición de la Bandera del Sindicato Católico Agrícola de Parderrubias, y ya a las cinco, con la asistencia del Excelentísimo Señor Gobernador Civil se inauguraba la escuela. A las seis comenzaron los bailes populares amenizados por la banda de música hasta el anochecer, cuando una salva de bombas ponía fin a los festejos.

La notabilidad de la familia Garrido queda patente en una fotografía publicada en la revista Vida Gallega del 20 de noviembre de 1923 (véase más abajo), en la que Modesto (de pie, segundo por la izquierda) y José (sentado en el centro) aparecen posando con sus sobrinas junto a los Oficiales del Batallón de Cazadores de Ourense, que estaba realizando en esos días maniobras militares en Parderrubias. En esa misma fotografía también podemos observar, sentado a la derecha, al cura don Adolfo Outumuro, pocos meses antes de su fallecimiento. En 1929, José y Manuel, junto al cura don Castor Gayo (fotografía que aparece al principio del artículo) viajan a la Exposición Internacional de Barcelona. Manuel y José ingresarían en el Somatén de la Octava Región, Auxiliaría de Allariz, durante la primera quincena del mes de enero de 1929.

«Os Escultores» de Parderrubias fueron los que adquirieron el primer vehículo de cuatro ruedas en el pueblo. También fueron los primeros en poseer dos camionetas para el negocio del aserradero. El 25 de octubre de 1921, un devastador incendio que asoló un edificio en O Posío acababa con la vida de un matrimonio y su hija. En los bajos había un taller de pintura propiedad del infortunado y un garaje, en el que se guardaban tres camiones Peugeot, que quedaron completamente carbonizados; uno de esos camiones era de los Hermanos Garrido. El incendio había sido provocado por una negligencia de un chófer al llenar de gasolina el depósito de uno de los camiones, dejando que esta se derramase y alcanzase un farol de aceite. Aparte de la pérdida de vidas humanas, los daños superaron las cien mil pesetas de la época.

Manuel era un apasionado de la fotografía (varias de las fotografías que ilustran este artículo son de su autoría), lo que se puede interpretar como un gran hito en aquella sociedad rural de la época. Tal como relata Piñeiro, en 1911 adquiría los primeros frascos de revelador y sobres de papel de citrato de 13 por 18 en la droguería Sanchón de Vigo. Durante los años veinte se encargó de fotografiar a vivos y muertos de toda la comarca, llegando a acumular cientos de fotografías que hoy constituyen un documento visual valiosísimo que permite conocer y profundizar en la sociedad de principios del siglo XX en toda nuestra comarca. Una de sus fotografías más impactantes corresponde a un entierro celebrado en la iglesia parroquial de Parderrubias, excelentemente inmortalizado por a cámara de Manuel. Pudiera tratarse del entierro de don Adolfo Outumuro.

Entierro en la iglesia parroquial de Parderrubias retratado por Manuel Garrido

En palabras de Piñeiro, Manuel retrató a «ricos y pobres, a burgueses prepotentes que inmortalizaban sus pretendidas riquezas personales y su egocentrismo, y a humildes labriegos que veían en la fotografía el arte de la transformación temporal, superando por momentos, sus particulares miserias… Niños y viejos, vivos y muertos, entierros y romerías y algún que otro pionero, que orgulloso mostraba al mundo su modernidad adquirida, eran los motivos etnográficos que el joven Manuel Garrido iba plasmando en su cámara oscura«.

El nombre de Hermanos Garrido llega a aparecer en la obra “Mitteleuropa” de Vicente Risco, en la que el gran literato gallego relata sus impresiones acerca del viaje que realiza a Berlín:

Cadra xa en Wilmesdorf, e para ir, cómpre atravesar a Kurfürstendamm e coller logo por Olivaer Platz e Parisestrasse. É unha igrexa nova dun oxival que farían os irmáns Garrido de Parderrubias, se como son carpinteiros e escultores, fosen canteiros e arquitectos, posta no medio dun lindo xardinciño”.

Los eventos sociales en la casa de “Os Escultores” saltaban a las páginas de los periódicos locales de la época:

El domingo se celebró en la casa solariega de los señor de Garrido, en Parderrubias, la fiesta de la patrona de la casa, la Virgen de Lourdes. Hubo misa solemne en el oratorio en la que interpretó música de Perosi la Banda de Las Pías, que dirige el competente joven don Aurelio Nieto. Luego se sirvió una suculenta comida a cerca de cien invitados. Por la tarde hubo fiesta popular en los patios de la fábrica de escultura de los Garrido” (La Región, 30 de julio de 1933).

En definitiva, los Hermanos Garrido (“Os Escultores” de Parderrubias) fueron una familia emprendedora de la época, que colocaron el nombre de Parderrubias en la sociedad de principios del siglo XX, a través de su actividad industrial, política y social. A pesar de que los talleres de imaginería religiosa José Garrido y Hermanos enmudecieron hace ya muchas décadas, su obra perdura con el paso del tiempo, pudiendo todavía hoy ser contemplada, como es el caso del Viacrucis que cuelga de las paredes de la iglesia parroquial de Parderrubias. La tradición prosigue actualmente con Restauraciones Garrido, que dio continuidad a una de las dos sagas: la de Eliseo Garrido.

Firmas de los cuatro hermanos Garrido

Referencias

Piñeiro, A. (2018). Cazadores de almas. Tres fotógrafos das terras de Celanova. Raigame, 42, 60-67.

Nota. Los autores agradecen a Antonio Piñeiro permitirnos hacer uso de su documento no publicado «Manuel Garrido: un imaxineiro que dominou a arte da fotografía», y a Xulio Outumuro el hacerlo llegar a nuestras manos.

Una excursión a Parderrubias en el año 1915. Por Juan Carlos Sierra Freire

Una excursión a Parderrubias en el año 1915. Por Juan Carlos Sierra Freire

El 15 de febrero de 1910 iniciaba su andadura el periódico ourensano La Región. A partir de los dos artículos que el cronista Suárez López (1915a, 1915b) publica en dicho diario los días 1 y 2 de julio de 1915, narrando el viaje que realiza a Parderrubias en junio de ese año (“Excursión a Parderrubias”), con motivo de la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, vamos a viajar al Parderrubias de esos años.

En esa época, España estaba dominada por el “turnismo” y el caciquismo de los partidos Conservador y Liberal que apoyaban la Monarquía de Alfonso XIII. Perdidos los territorios de ultramar, el país se ve abocado a la Guerra de África (1911-1927) como consecuencia de la sublevación de las tribus del Rif en contra del colonialismo, acabando el conflicto de la peor manera posible para los intereses nacionales con el Desastre de Annual. Nuestros abuelos se vieron envueltos en dicha contienda y África era un destino nada deseable para realizar el Servicio Militar. El caciquismo funcionaba a las mil maravillas en Galicia, en donde entre 1902 y 1923 (es decir, ¡durante 21 años!) los partidos Socialista, Reformista, Carlista y Galleguista consiguieron un solo diputado en Cortes. Este sistema “…era el único instrumento a disposición del campesinado gallego que le garantizaba resoluciones judiciales favorables, contribuciones más benignas, concesiones de licencias, exenciones del servicio militar, estudios de algunos miembros de la familia, ascensos en las carreras, etc.” (Barreiro Fernández, 1991, p. 39). Este sistema corrupto sería fuertemente criticado por intelectuales, primero, y por obreros y campesinos, más tarde. El anticaciquismo agrario alcanzaría su máxima expresión con la figura del cura ourensano Basilio Álvarez:

Aquí existen millones de hombres honrados que sufren, que han hambre y sed de justicia, que tienen sobre sus hombros la maldición del foro, que pesa sobre sus frentes el escarnio del cacicuelo y sobre sus conciencias el atraco de su voluntad” (Alvarez, 1913, p. 37).

Castelao_Galicia Diario de Vigo 2gosto1922
Viñeta de Castelao en «Galicia: Diario de Vigo» del 2 de agosto de 1922

Este sistema electoral se deja entrever en el contenido de una carta publicada el 7 de abril de 1914 en el diario católico lucense La Voz de la Verdad, y una semana después en el periódico tradicionalista madrileño El Correo Español, que es firmada por varios vecinos de Parderrubias y va dirigida al parlamentario carlista Juan Vázquez de Mella y Fanjul:

Excmo. Sr. Los admiradores con que V. E. cuenta en este municipio de la Merca, se consideran obligados a darle cuenta de su proceder en la pasada contienda electoral. No acudimos a las urnas, obedeciendo nuestra reserva a la premura del tiempo, a la falta de organización y a estar tomadas las posiciones por el bando opuesto. Juzgamos que el nombre del excelso tribuno debe ir siempre asociado a ruidosos triunfos, y una votación, aunque nutrida, nos pareció ofrenda muy pequeña para un hombre de tantos prestigios. Sufre la raza intensa crisis, pero vuestro nombre esclarecido tiene la virtud de producir una reacción atentadora. Esperamos confiadamente no desista de nuestra representación, y en justa correspondencia cuente con el cariño y votos de todos los hombres dignos, que son los más. Nuestra honradez será fiadora de nuestras promesas. Reiterándole nuestra consideración tiene la orden de ponerse a las órdenes de V. E., el párroco de Parderrubias y arcipreste Benito Garrido; José Garrido y hermanos, escultores de Parderrubias; Germán Seara, propietario; Manuel Fernández y Compañía; Modesto Lorenzo, presbítero; Gerardo Castro, párroco de la Merca; Eladio Pereiro, párroco de la Mezquita; Darío Sousa, párroco de Faramontaos; José Casas, comerciante; Nicanor Lorenzo, industrial; José María Garrido, propietario; Benito Iglesias, presbítero de Parderrubias; Adolfo Garrido, industrial; Francisco Iglesias, propietario; Nicasio Magdalena, párroco de Corbillón; Jenero Cid Vispo, coadjutor de Zarracós; Antonio A. Espinosa, párroco de Proente; Emilio Dapía, párroco de Olás; Abelardo Fernández Basalo, presbítero de Zarracós; Francisco Fernández, propietario; Camilo F. Míguez, propietario”.

En este contexto social, vamos a realizar una excursión a Parderrubias del año 1915, época en la que inexcusablemente hay que hacer referencia a la figura de los Hermanos Garrido (Os Escultores de Parderrubias).

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Excursión a Parderrubias

El día estaba espléndido; la luz del sol caracoleaba graciosamente sobre los muros y techumbres y los guijarros del camino, y el firmamento ostentaba el ropaje, no de los valles umbrosos, ni de las airosas colinas, no de los prados floridos, ni de las pintadas aves, sino el de los cielos claros, radiantes, deslumbradores; el purísimo azul en toda su diafanidad y tersura, sin el menor celaje, símbolo expresivo de la limpieza sin par de la Concepción de María.

Apenas transcurrieron veinte minutos, y ya mi cuca me había transportado a Matusiños, residencia señorial de mi amigo, el humorístico hermano Felipe. Tras un breve descanso, y atravesando unos maizales que lagrimeaban el rocío de la noche, emprendimos en amena charla la ascensión al monte, orillando un arroyo, por áspera pero agradable cuesta que va serpenteando o en zig-zag, gargantada en la mitad por enormes peñascos y flanqueada luego por sombríos y altos pinares. Al concluir la ascensión, y en la hondonada, preséntase a la vista la dilatada y verde campiña del pintoresco pueblo de Parderrubias, dividida en dos partes por la carretera que, como cinta de plata, se extiende desde Orense hasta la villa de San Rosendo. Al lado derecho y en una meseta yace muellemente recostada la aldea de dicho nombre con toda la fealdad y falta de arte de las construcciones modernas, sirviéndole de espaldar selváticos y encumbrados montes que unos sobre otros van empinando sus salvajes picachos.

Galantemente invitado por el simpático y jovial Pepe Garrido y sus hermanos, notables escultores y pintores de esta localidad, ventajosamente conocidos por sus relevantes obras de indiscutible mérito artístico que han obtenido lisonjero éxito y sinceros elogios, así de la prensa como de los inteligentes del arte hermanado con la manifestación del más puro sentimiento religioso, he tenido el gusto de admirar sus magníficos talleres montados a la moderna e instalados en la planta baja del edificio de su propiedad, emplazado a orillas de la carretera.

Jóvenes aún los hermanos Garrido, más que una risueña esperanza, son ya una legítima gloria del arte escultórico y pictórico en nuestro suelo patrio, porque no son los años los que hacen la gloria, sino las obras, y estas llevan el sello de lo grande, del talento, del genio, siendo por esto mismo dignas de figurar en las mejores exposiciones así regionales como internacionales.

Y aunque el ambiente en el que se mueven es pequeño, los artistas y sus convicciones son grandes, pues no es el contorno, o como hoy se dice el ambiente, el que forma la grandeza, sino lo que se destaca en él. Y aquí esto es excelente, acabado, perfecto; sus obras son filigranas, verdaderas joyas de arte que suscitan los aplausos y entusiasmos de todas las personas que saben apreciar y valuar el verdadero mérito.

Tan sencillos como modestos, los hermanos Garrido huyen de todo ruido, convencidos de que el mérito positivo no necesita que se le anuncie con encomios, como no los necesita la belleza para atraer las miradas de todos: le basta con presentarse. Esto les pasa a las imágenes y toda clase de obras de escultura y pintura religiosa que sale de los talleres de Parderrubias.

A semejanza de un astro que asciende más y más, radiante y majestuoso, sobre el horizonte, así las nuevas obras que salen de las manos de los artistas Garrido, despiertan doquiera viva admiración, excitan una simpatía siempre creciente, y son alabadas por todo género de publicaciones periódicas en la Península y en ambas Américas.

Ayer eran los hermanos Garrido para muchos solamente los carpinteros del contorno; a lo más los ebanistas con ribetes de pintores. No pocos, quizá llamaron exagerado al cronista que esto escribe cuando, atribuyéndole la llama del genio, los llamaba ‘los genios artísticos de Galicia’. Hoy son mejor conocidos y más estimados. De su nombre y de sus geniales obras se ha apoderado la prensa; individuos y entidades se agrupan alrededor de su modesta personalidad, saludándoles como verdaderos genios.

Hay muchos artistas de su clase llevados y traídos por la prensa de todos los matices en pomposos anuncios y reclamos, que pasan por grandes, y hasta son aclamados cual genios, pero mirados de cerca no valen nada, son genios de arcilla; y si se los compara con los hermanos Garrido, pierden su esplendor, y hasta el eco de su nombre, sin que baste a salvarlos el ruido bullanguero que producen los anuncios periodísticos y tarjetas de propaganda, que la mayor parte de las veces crean glorias sin base y dicen lo que quieren, aunque sea sin sentirlo, y sobre todo, sin merecerlo las obras ni sus autores. Por el contrario, hay artistas humildes, modestos, que trabajan con decisión y talento, sin que sus fotografías aparezcan en las esquinas de las calles o en las hojas del periódico, ni sus bustos en los salones; que todo lo fían a su ideal e inspiración, y evitan con todo cuidado los clamores populares alrededor de su figura, y sin embargo tienen altísimo valor, con un glorioso símbolo de la intuición genial, la gloria del pueblo que los vio nacer y de centuria en que florecen. A este número pertenecen los hermanos Garrido. ¿Queréis verlo? No hay más que visitar los talleres de Parderrubias. Hay allí una galería de obras bellísimas.

Bien quisiera el cronista desplegarla toda entera a vista de los lectores de LA REGION. Pero prefiero detenerme principalmente sobre dos imágenes de talla recientemente adquiridas por el celoso párroco de La Merca, mi amigo Gerardo. Representa la primera a Jesucristo, mostrando su divino Corazón, cuya silueta se dibuja rodeada de una corona de llamas. Nótase a primera vista espontaneidad y elegancia en el modelado, y amplitud de concepción. La figura es verdaderamente inspirada y está trazada con sorprendente vigor. La factura es irreprochable, severa y al par brillante. La tonalidad especial de color y luz que exige el asunto está en proporción y armonía con la composición, sin desviarse del género. Solo sintiendo los inefables latidos del misticismo podía P. Garrido inspirar esa composición en la que palpita un ambiente de espiritualidad tal que el ánimo del espectador se transporta y arroba, forzándole a plegar las rodillas y adorarle poseído del más profundo respeto. La segunda representa la Inmaculada. Es de un carácter distinto de la primera, pues mientras en esta preside la idea de la majestad derramando amor sobre el mundo, en aquella se personifica el candor, la inocencia, la pureza, sin mácula. La figura de esta imagen bastaría a hacer la reputación de un escultor cristiano. En ella se admira la sobriedad y la corrección de escuela. Así la talla como la pintura de ambas obras guardan el propio carácter. Sin perder la serenidad del género espiritual purista, que no permite distraer las miradas a accidentes de forma y a efectos de artificio, y que impulsa al espíritu a concentrarse en el pensamiento de la obra, el pintor, combinando el sentimiento y la expresión de cada personaje de la composición, ha logrado encantadores efectos de luz, una primorosa armonía del conjunto. Indudablemente que estas dos imágenes de talla del más espiritual género purista, como asimismo su pintura, con toques de oro de singular magnificencia, son de las principales joyas de la corona artística de los hermanos Garrido”.

Más allá de la sobreactuación del cronista, era habitual encontrar a los Hermanos Garrido (Os Escultores) en la prensa ourensana de principios del siglo XX. Casi a diario, sus cuñas publicitarias aparecían en periódicos locales como La Región:

TALLER DE ESCULTURA RELIGIOSA. Talle, Pintura y Dorado. José Garrido y Hermanos (Orense, Parderrubias). Esta casa cuenta con todos los adelantos modernos para la construcción de Imágenes en madera y cartón-madera, Altares, Doseles, Púlpitos, Monumentos para Semana Santa, y todo lo concerniente al culto católico. También se encarga de la restauración y pintura de Imágenes y Altares, por deteriorados y antiguos que estén, ejecutando estos trabajos en nuestros talleres o a domicilio. Se remiten gratis dibujos, catálogos, fotografías y cuantos datos necesiten los señores que deseen honrarnos con sus encargos, para lo cual dirigirán su correspondencia a José Garrido y Hermanos, Orense, Parderrubias”.

Anuncio Os Escultores 1910
Cuña publicitaria de La Región en 1910

Anuncio Os Escultores 1913
Cuña publicitaria de La Región en 1913

En esa época, sus obras escultóricas llevaban el nombre de Parderrubias allende de sus fronteras. El 3 de junio de 1915, con el argumento de que “siempre hemos alentado desde estas columnas a los que cultivan con éxito el arte”, La Región abordaba la figura de Os Escultores:

En Parderrubias, pueblecito próximo a Orense, tienen emplazados sus talleres de escultura religiosa, de los que han salido gran número de imágenes; unas destinadas al culto en las iglesias y otras a oratorios particulares. De la visita que efectuamos a los mencionados talleres, obtuvimos una impresión gratísima y el firme convencimiento de que el premio a los desvelos que se imponen los hermanos Garrido, no se hará esperar. Un compañero aficionado a la fotografía, impresionó varias placas con algunas imágenes recientemente terminadas y que en breve van a ser enviadas a los puntos respectivos de destino. Una de ellas es la que hoy ofrecemos a nuestros lectores, la Divina Pastora, construida para las Siervas de la Divina Pastora, de Puenteareas. Todos cuantos elogios hiciésemos, serían pocos”.

Os Escultores_La Región 3junio1915
Escultura de la Divina Pastora creada por los Hermanos Garrido

En el mes de marzo de 1916 se exponía en los elegantes escaparates del comercio de novedades Los Chicos, ubicado en la calle Paz Nóvoa de la capital ourensana, una figura de San Francisco construida en los “afamados talleres de escultura religiosa de los Sres. Garrido y Hermanos de Parderrubias” (La Región, 23 de abril de 1916). Su destino final era la iglesia parroquial de Osmo, en Leiro. En diciembre se bendecía la nueve iglesia de Cambeo, estrenándose un altar que había sido construido, pintado y dorado por “los inteligentes escultores de Parderrubias” (La Región, 10 de diciembre de 1916). En el mes de septiembre de 1917, en los escaparates de la joyería Valentín Cid, los Hermanos Garrido exponían imágenes de los Sagrados Corazones de Jesús y María, del Niño Jesús y de la Sagrada Familia.

Sagrado Corazón
Escultura del Sagrado Corazón de Jesús creada por los Hermanos Garrido. Fotografía: Lucía Garrido

Continuamos la excursión a Parderrubias.

Eran ya las diez de la mañana, cuando una cascada de alegres y argentinos sonidos lanzados estrepitosamente sobre el vecindario desde la alta espadaña de la iglesia, me empujó hacia el templo parroquial, de bastante capacidad, pero de escaso mérito arquitectónico, aunque bien conservado y mejor aseado. Hallábase adornado con el más exquisito primor. Lucía los atavíos de los días de gran gala, y estaba esplendente, radiante, con los focos de acetileno cuyo reflejo mágico bajando de las artísticas arañas hacían surgir de entre la penumbra todos los lindos detalles del brillante decorado. Era una verdadera ascua de oro, y las innúmeras bombillas de variados colores que fulguraban, simétricamente distribuidas, semejaban una visión del cielo.

A duras penas pude franquear la entrada, obstruida por una apiñada masa de público deseoso de rendir público plebiscito de amor al Deífico Corazón de Jesús, cuya fiesta iba a comenzar. A los pocos momentos preludiaba el armónium las notas del Tantum Ergo coreado con afinación y exquisito gusto por numeroso clero, en tanto que en el altar mayor se hacía con exactitud y corrección litúrgica la exposición de S. D. M. Acto continuo dio principio la Misa solemne que fue oficiada por el presbítero de la Merca señor Rodríguez Grande, con acompañamiento a toda orquesta, y oída con todo el recogimiento y religioso silencio posible en actos de tan extraordinaria concurrencia, en los que las dificultades del acomodo no son fáciles de vencer. En los intermedios la afinada banda de la Mezquita desgranó las notas de una inspirada fantasía que volaron sobre el auditorio silencioso, cuya atención se mecía en aquellas ondas de armonía que bajando del coro iban perderse en las ricas colgaduras de la iglesia, comunicando al pasar por los cuerpos, la rítmica y placentera vibración del sonido a los nervios de los espectadores, sumergiendo por un momento sus espíritus en el dulce sueño del arte sin fronteras.

Hubo para mí un momento emocionante, de consoladora expectación, con inenarrables ternezas, que desfloraría el ambiente de la pública opinión. ¡Oh! Los ángeles de la Eucaristía habíanse dado cita deliciosa; un centenar de pequeñuelos aproximadamente, que apenas empezaba a soltarse su lengua en el uso de su nativo idioma, recogidos, fervorosos y sonrientes, con sonrisa cándida y de extrema satisfacción, revoloteando como palomas, símbolo de la paz y tranquilidad de sus almas; acercáronse al sagrado banquete. A su alrededor expandía fragancia de lirios, perfume de cielo… Esta imponente manifestación de amor a Jesús Sacramentado, precisamente en estos tiempos de apatía e indiferencia religiosa, hizo resbalar por las mejillas de más de uno, furtivas lágrimas de ternura y emoción.

Digno epílogo de tan solemnes cultos fue la brillante y tradicional procesión que, si cada año despierta nuevo y fervoroso entusiasmo, al decir de todos, en el presente fue un verdadero acontecimiento en Parderrubias, pues todo el pueblo tomó parte con viva complacencia, ya adornando las casas con vistosas colgaduras, ya formando parte del religioso cortejo. Organizóse en el orden siguiente. Abrían la marcha los pendones y estandartes de distintas parroquias y Asociaciones, siguiendo la hermosa cruz parroquial y ciriales, de estilo renacimiento, tras la que formaban ordenadamente en dos alas, los niños que en la misa hicieran su primera comunión; luego las hijas de María, luciendo su clásica mantilla; a continuación el clero; después la venerada imagen del Sagrado Corazón, y enseguida majestuosa carroza en la que se yergue dulcísima y bella la efigie de María. Seis niñas primorosamente vestidas de ángeles con vistosos ramilletes de gayas flores que ofrendan a su celestial Reina, haciéndole la corte, juntamente con otras seis un poco mayores, formaban su escolta. Cierra la comitiva la banda de música que contribuye a aumentar las emociones del corazón con sus notas delicadas. El estruendo ensordecedor de las tracas y de multitud de cohetes, los acordes de la música, los marciales cantos de los niños, el alegre repiqueteo de las campanas, la lluvia de flores que sin cesar cubría las imágenes y el entusiasmo de todos, producían una emoción y alborozo indescriptibles. Un gentío enorme de las parroquias limítrofes se agolpaba a las bocacalles a contemplar el desfile; en sus fisonomías dibujábase religioso respeto; de sus corazones brotan férvidas plegarias y al mismo tiempo salen de sus manos nubes de flores que ofrendan al Deífico Corazón y alfombran el suelo por donde ha de pasar triunfante el Auxilio de los Cristianos.

Terminóse el acto con la solemne bendición de S. D. M., resultando, en conjunto, grandioso y típico, por ese tinte popular que le comunicara el entusiasmo de la feligresía. Fiesta tan simpática dejará imperecedero recuerdo en el corazón de cuantos tuvimos la dicha de asistir a ella.

El cronista, haciendo justicia y alto honor a los acendrados sentimientos religiosos de tan católico pueblo, quiere estampar aquí esta su impresión recogida en acto tan solemne y conmovedor: Parderrubias es un feudo del Sagrado Corazón. Así lo patentizaron sus habitantes en las numerosas comuniones que con inefable recogimiento hicieron todos, mujeres y hombres, jóvenes y niños, ricos y pobres, en todas las misas que se celebraron, principalmente en la de la comunión general.

Plácemes merecen los hermanos Garrido, a cuya feliz iniciativa y munificencia se deben tan solemnes cultos; el virtuoso arcipreste y párroco de dicha feligresía [don Benito Garrido], cuya alma arde en el celo vivísimo por el bien de sus semejantes; siempre solícito en procurar la paz del alma de sus amados feligreses y afanoso y diligente por todas las cosas de su iglesia; y cuyo desvelo ha sido parte tan principal para que la función se llevase a cabo con el esplendor que admiramos; y, por fin, de un modo particular, el pueblo todo que con entusiasmo y fervor dignos de toda loa, tan hábilmente les han secundado”.

Durante esos años tuvieron lugar algunos hechos que fueron objeto de interés en la prensa local, constituyendo en su mayoría un reflejo de la religiosidad que caracterizaba a Parderrubias en esa época. El 27 de febrero de 1913, salía con destino a Oviedo un grupo de ourensanos presididos por el Obispo de la Diócesis. Se trataba de peregrinos que se unirían en la capital asturiana a otros grupos para dirigirse a Roma con el fin de ganar el Jubileo, con motivo de las fiestas constantinianas. Entre ellos se encontraba un vecino de Parderrubias: Manuel Garrido. El domingo 18 de junio de 1916, en la Parroquia de Soutomandrás, celebraba la primera misa un vecino ilustre de Parderrubias, don Adolfo Outumuro Outumuro, sobrino de don Adolfo Outumuro Seara, párroco de dicha feligresía, quien actuaría de padrino eclesiástico. La solemne misa cantada por un coro dirigido por don Severino Bermello, párroco de Trasalva, terminaría con el tradicional besamanos. Entre los invitados al espléndido convite, que tuvo lugar en la casa rectoral, se encontraban los párrocos de Sobreira, Cornoces, Castrelo, Pereda, Mandrás, Louredo y Boimorto, así como un representante de la famosa casa de escultura Hermanos Garrido (La Región, 25 de junio de 1916). El presbítero David García Álvarez, cronista de la noticia, que se publicaba en la primera página de La Región, no desaprovechó la oportunidad de arremeter contra el periódico satírico y anticlerical El Motín, dirigido por José Neken. Desgraciadamente, la vida del joven y brillante cura, que ejerció de ecónomo de la Parroquia de Parderrubias, se vio truncada en la madrugada del 8 de mayo de 1924 por una grave enfermedad. Tenía tan solo 31 años de edad. Escasos meses antes de que la gripe de 1918 impactase de lleno en la población de Parderrubias (véase Se cumplen 100 años de la peor peste de todos los tiempos: la mal denominada “gripe española” de 1918 en Parderrubias), la prensa publicó durante varios días el anunció del extravío de un cerdo de color blanco “con dos rayas hechas por una tijera”. El cura don Benito Garrido gratificaba a quien diese alguna nueva acerca del descarriado gorrino. A finales de 1920 serían nombrados por el Sindicato Católico Agrícola de Parderrubias, como vendedores de vinos, los siguientes afiliados: Luis Fernández, Germán Seara, Manuel Seara Casas, Emilio Outumuro, José Fernández, Ángel Santos y Francisco Seara. A principios del siglo XX comenzó la asociación de los campesinos gallegos en sindicatos y cámaras agrarias para la adquisición de maquinaria y abonos, así como para la gestión de las ventas de sus productos. Aunque bien es cierto, estas asociaciones nunca lucharon en su justa medida por los derechos de sus asociados, y así no fueron raros los motines y disturbios en el mundo rural.

El Motin, enero 1916
Viñeta satírica publicada en El Motín, año 1916

El Motin 1916_2
Viñeta satírica publicada en El Motín, año 1916


Referencias

Alvarez, B. (1913). Abriendo el surco: Manual de lucha campesina. La Habana: Ricardo Veloso.

Barreiro Fernández, X. R. (1991). Historia contemporánea. Política. Siglo XX (Tomo VIII) En F. Rodríguez Iglesias (Ed.), Galicia Historia. A Coruña: Hércules de Ediciones.

Suárez López, S. (1 de julio de 1915a). Una excursión a Parderrubias. La Región, p. 1.

Suárez López, S. (2 de julio de 1915b). Una excursión a Parderrubias. La Región, p. 1.

Campanas de Parderrubias…. cuando os oigo tocar. Por Juan Carlos Sierra Freire

Campanas de Parderrubias…. cuando os oigo tocar. Por Juan Carlos Sierra Freire

Cando vos oio tocar, campaniñas, campaniñas,… cando de lonxe vos oio, penso que por min chamades”.

(Rosalía de Castro)

En la actualidad, en Parderrubias, se oyen las campanas con mucha menor frecuencia que antiguamente, siendo su sonido cada día más ocasional en nuestra Parroquia, coincidiendo casi exclusivamente con algún acto litúrgico y, en la mayoría de ocasiones, se trata de frías campanadas provocadas por un impasible sistema mecánico completamente ajeno a la virtuosa mano del ser humano. El avance y desarrollo socioeconómico hizo que las campanas dejasen de cumplir con su noble función de comunicación y anunciación de nuevas en beneficio de métodos más modernos. Antiguamente, las campanas de la iglesia de Santa OIaia de Parderrubias hablaban todos los días, y todo el vecindario era conocedor de su rico y variado lenguaje. Marcaban las horas más importantes de cada jornada, convocaban al rezo, llamaban a los feligreses a misa, anunciaban las festividades más importantes de la Parroquia, avisaban de los peligros lanzando llamadas de auxilio (en caso de incendios, por ejemplo) y, como no, comunicaban la muerte y emplazaban al duelo.

“Si por siempre enmudecieran, ¡qué tristeza en el aire y el cielo!, ¡qué silencio en las iglesias!, ¡qué extrañeza entre los muertos!”.

(Rosalía de Castro)

Basándome en un excelente trabajo de mi antiguo Profesor, tristemente desaparecido, Fidalgo Santamariña (2009), vamos a adentrarnos en la cultura y en el lenguaje de las campanas en el ámbito rural gallego, tomando como referencia el ejemplo de Parderrubias. El emotivo sonido del tañido de unas campanas en nuestro mundo rural tiene detrás de sí una dilatadísima historia. Su origen habría que buscarlo tres mil años antes de Cristo en la cultura china, en principio, sin relación aparente con la religión. Será el cristianismo quien comience a hacer uso de este ingenio, a partir del siglo V, para llamar a la oración. En esa primera época no se denominaba “campana”, el término como tal tiene su origen en las primeras fundiciones que se hicieron en la región italiana de Campania en el siglo VI.

A pesar de que existen diferentes tipos de campanas, el más habitual en el mundo rural gallego, como es el caso de Parderrubias, es el esquilón: campana con un perfil largo y estilizado. Las campanas eran elaboradas por los fundidores, oficio que se transmitía de padres a hijos. Su constitución es una mezcla de cobre (80%) y estaño (20%). En épocas más modernas se optaba en ocasiones por refundir la vieja campana agrietada y deteriorada para elaborar una nueva. Así, por ejemplo, en el año 1951, siendo párroco Don José Rodríguez Barreiros (O Cura Vello), se lleva a cabo en Lalín la refundición de la campana grande de la iglesia de Parderrubias. En ocasiones, el sonido de la campana nueva no mejoraba al de su predecesora, y así se lo he escuchado a personas mayores de la Parroquia refiriéndose a nuestra campana más reciente.

Las campanas pueden ser tocadas de varias maneras, dependiendo de lo que sus sonidos quieran transmitir. Fidalgo Santamariña (2009) habla de tres modos habituales en nuestro contexto: 1) volteo (las campanas giran completamente, quedando totalmente invertidas durante el giro), 2) repicado o “repenicado” (se lleva a cabo con las manos, de forma muy viva, sin imprimir movimiento a las campanas), y 3) toque (el badajo golpee de forma pausada los laterales de la campana). En Parderrubias, el primero de ellos, el volteo, no se ha empleado debido a la colocación de los esquilones en el campanario. En cualquiera de los casos, el proceso de toque era manual, siendo el “repenicado” el más complejo, pues requiere de fuerza, habilidad y ritmo para sacar sonido a las dos campanas a la vez.

Tocar las campanas, o al menos algunos de los toques, no estaba ni está al alcance de cualquiera. La habilidad que se requería, sumada a la dedicación que está tarea exigía (se tocaba varias veces al día y, en ocasiones, horas seguidas, como en el caso del toque a difunto), hace que sobresalga en nuestro ámbito rural la figura del sacristán. Entre las múltiples funciones que realizaba, incluía la de tocar las campanas. Esta tarea la combinaba con el mantenimiento de la iglesia, ayudar a misa, ayudar al cura en bautizos, bodas y entierros, recoger el dinero de las limosnas o de los responsos, etc. Hemos señalado en otra ocasión que en la década de los años treinta, en Parderrubias, el sacristán (Tío Francisco) había sido el testigo del 60% de los bautizos que habían tenido lugar en esos años [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/01/15/e19-parderrubias-sus-ninos-de-la-guerra/]. El oficio de sacristán, por sí mismo, tenía la suficiente relevancia como para dar el nombre a la familia a la que pertenecía; así, por ejemplo, en Parderrubias se habla de la familia de “Os Sancristás”. Como ocurría con otros oficios, el de sacristán tenía su remuneración, en la mayoría de casos en especies. Así, era habitual que un domingo después de la Pascua pasase por las diferentes casas de los vecinos pidiendo «a avinza” (en Parderrubias también se denominaba “o copelo”) en maíz, trigo, centeno, patatas, etc. (Araújo Iglesias,  1997). En Parderrubias, la figura del sacristán desaparece a finales de la década de los años ochenta del pasado siglo. Los últimos tres sacristanes de la Parroquia fueron Francisco Seara (Tío Francisco) hasta finales de los años 30, Ángel Outumuro (Tío Anxel) hasta finales de la década de los años 70 y Hermenegildo Outumuro hasta finales de los años 80.

Centrémonos en los mensajes que nos transmitían las campanas, es decir, en aquello que se encargaron de comunicarnos durante siglos. Tomando como referencia básica el trabajo de Fidalgo Santamariña (2009), los toques de campanas en nuestro ámbito tenían cuatro grandes funciones: llamar a la población, iniciar alguna actividad, comunicar noticias y dar una señal de alarma.

Una de las funciones con más arraigo, y que en cierta medida se sigue manteniendo, es llamar a los vecinos a la oración o convocarlos a actos litúrgicos. En el trabajo publicado en este Blog, en el que Sierra Fernández aborda las medidas del tiempo, [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/01/20/e20-unidades-de-medida-tradicionales-en-parderrubias-por-avelino-sierra-fernandez/] se indica que las campanas de Parderrubias tocaban en cuatro momentos diferentes del día convocando a la oración: 1) Toque del Alba a las 6 de la mañana, 2) Toque del Angelus a mediodía, 3) Toque de Oración a las 6 de la tarde, y 4) Toque de Ánimas al final del día. Indirectamente, estos toques de campana marcaban la distribución de la jornada laboral. El Toque del Alba -una tanda de campanadas- habitualmente convocaba a la misa y se producía media hora antes de iniciarse ésta. El Angelus consistía en tres campanadas de tres toques, seguidas de una pausa, terminando con nueve toques más suaves, que convocaban al rezo del Angelus o del Ave María, exigiendo una pausa en las labores que se estaban realizando en ese momento. En el Toque de Ánimas sonaban cinco campanadas dobles pausadas, alternándose ambas campanas, que llamaban al rezo por las Ánimas del Purgatorio. De todos estos toques, únicamente se conservan en la actualidad los del Angelus y los de llamar a misa, la cual durante la semana se celebra al atardecer, mientras que en domingos y festivos tiene lugar por la  mañana. La llamada a misa se hace media hora antes de su inicio (“A Primeira”, que consiste en una tanda de toques seguidos de una pausa y de un toque final), y quince minutos antes (“A Segunda”, tanda de toques seguidos de una pausa y de dos toques finales).

En medio do concerto sin segundo que fan as noites dolces e caladas,  resoa o triste son das campás, que cal voces doutro mundo dobran con misteriosas bateladas o toque de oración”.

(Lamas Carvajal)

La segunda función importante de las campanas es comunicar el inicio de ciertas actividades, básicamente de corte religioso. Muchos de los actos litúrgicos, y ciertos fragmentos de los mismos, eran y son anunciados a los vecinos de Parderrubias a toque de campana. En la actualidad todavía se anuncia el inicio de la misa con tres toques de campana (“A Terceira”). En la misa de Jueves Santo y de Sábado Santo -antiguamente Sábado de Gloria-, las campanas repican durante la misa anunciando el inicio del Gloria (Gloria in excelsis Deo, et in terra pax hominibus bonae voluntatis…). En la festividad del Corpus Christi, el repique de campanas anuncia la presencia de la Santa Custodia en las calles, manteniéndose durante todo el recorrido de la Procesión desde la iglesia hasta el Cruceiro de O Trabazo y viceversa. En la actualidad, son únicamente estas tres ocasiones (Jueves Santo, Sábado Santo y Corpus Christi) en las que todavía se sigue tocando manualmente las campanas; el resto de toques son resultado de automatismos mecánicos. Dada su larga duración, probablemente sea en la procesión de Corpus cuando las campanas de la iglesia de Santa Olaia de Parderrubias muestran su mayor espectacularidad. Dado el esfuerzo que supone mantener el repicado durante un prolongado tiempo, son dos vecinos, subidos en el campanario, los que se turnan para ejecutar dicha tarea. Como ya hemos señalado, el repicado exige fuerza, habilidad y ritmo, estando una brillante ejecución al alcance de muy pocos. En estas últimas décadas esta función viene siendo realizada de forma virtuosa por Benito Outumuro y Valentín Seara.

La tercera función relevante que las campanas han tenido desde siempre en Parderrubias ha sido la de comunicar nuevas. Hay zonas de Galicia en las que las campanas anunciaban un nacimiento o una despedida de soltero, sin embargo, en Parderrubias esta función se limitó básicamente al momento de la muerte. Sin duda alguna, los sonidos de campana más impactantes y conmovedores que yo recuerdo desde niño son el toque a agonía y el toque de difunto. El fallecimiento de un vecino se comunicaba mediante el toque de agonía, que consistía en una serie de, aproximadamente, treinta toques (“badaladas”) a las que seguía un silencio y tres toques, dos con la campana grande y uno con la pequeña. El velorio es comunicado mediante toques de difunto, que se realizan desde que el fallecido está de cuerpo presente hasta momentos previos a la conducción del féretro a la iglesia parroquial. Consiste en la repetición de toques individuales, combinados por momentos con dos toques, entre los que se producen silencios prudenciales. La salida del féretro de la vivienda del finado (en la actualidad, del velatorio) se anuncia apurando el toque de difunto, el cual es mantenido hasta que el féretro traspasa el umbral de la iglesia para iniciarse el funeral. Antiguamente el toque de difunto también se escuchaba desde el anochecer del Jueves Santo hasta el Viernes Santo, incluyendo su madrugada.

Campás da miña aldeia, que tendes tristura na serán crara, vós sodes a lingua i o alento dende onde nos dan o derradeiro adeus as ialmas”.

(Mariño Lago)

Por último, la cuarta función que cumplieron las campanas en Parderrubias -a fecha de hoy prácticamente extinguida-, era la de dar señales de alarma o llamadas de auxilio a la población. En nuestro pueblo, el toque más frecuente que cumplía con esta función era el de arrebato cuando se producía algún incendio en una “palleira”, “palleiro”, “aira”, casa o, en tiempos más recientes, en el monte. Lamentablemente, este tipo de sucesos fueron habituales entre nuestro vecindario. A modo de ejemplos, el 24 de octubre de 1923, El Correo de Galicia publica la noticia de un violento incendio en la casa de Claudino Fernández sofocado gracias a la pericia de los vecinos. En el verano de 1940 se desencadena, a las tres de la tarde, en A Aira un voraz incendio que arrasa 14 medas de centeno, perdiendo 13 familias del pueblo toda la cosecha de cereales (La Región, 2 de agosto de 1940). La Voz de Galicia, el 13 de septiembre de 2003, informa que la importante movilización de los vecinos evitó que el fuego de un incendio forestal alcanzase las viviendas. En todos estos casos el sonido de las campanas pedía auxilio a los vecinos para que acudiesen a sofocar las llamas. Se trataba de un toque muy acelerado con la campana grande que solía comenzar con tres toques separados. Aunque la llamada de auxilio más frecuente emitida por las campanas de la iglesia de Parderrubias se asocia a los incendios, ésta no fue la única. Este hecho queda avalado en el crimen que tuvo lugar en el año 1936 en la Casa Rectoral, el cual abordamos en otro artículo [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/01/08/e17-crimen-en-la-casa-rectoral-de-parderrubias-en-el-ano-1936/]. En este suceso, una de las primeras acciones que llevaron a cabo los asaltantes fue la de cortar el cable que permitía tocar las campanas de la iglesia, con el fin de evitar que se solicitase auxilio.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

En definitiva, las campanas y sus sonidos forman parte del patrimonio de Parderrubias, y a pesar de que algunas de sus funciones hayan desaparecido, así como en gran medida el virtuosismo humano necesario para hacerlas hablar, delegándolo a un frío automatismo mecánico, las “badaladas” seguirán siendo, en Parderrubias, un estímulo añorado para nuestro oído. Parafraseando a nuestra gran poetisa «…cuando os oigo tocar …sin querer vuelvo a llorar».

“Campanas de Bastabales, cando vos oio tocar mórromo de soidades”.

(Rosalía de Castro)


Referencias

Araújo Iglesias, M. A. (1997). A Merca. Antropoloxía dun Concello Galego. Vigo: Ir Indo Edicións.

Fidalgo Santamariña, A, (2009). A linguaxe tradicional das campás: un exemplo de patrimonio sonoro. En X.A. Fidalgo Santamariña, X.M. Cid Fernández, M. Fernández Senra y X. Fernández Senra (Coords.), II Congreso de Patrimonio etnográfico galego. Actas (pp. 67-82). Ourense: Deputación de Ourense.