Categoría: Siglo XVI

Recorrido histórico a través de los registros de bautizados de Parderrubias

Recorrido histórico a través de los registros de bautizados de Parderrubias

Por Juan Carlos Sierra Freire

El origen de las partidas de bautismo se sitúa en el año 1564, fecha en la que el rey Felipe II decreta la ejecución de los acuerdos del Concilio de Trento (1545-1563), en los que se exige a las parroquias el registro de los bautizos, los casamientos y las defunciones de sus feligreses. La parroquia de Parderrubias tiene registros de bautizados desde ese mismo año 1564, convirtiéndose de esta manera en una las que cuenta con más documentación histórica de toda la diócesis ourensana. El primer bautizo legible que aparece registrado en el libro de bautizados corresponde al de la niña Constança, bautizada el primer domingo de septiembre de 1564 por el párroco don Francisco Casullo. Véase Se cumplen 450 años del nacimiento de 14 vecinos y de cuatro casamientos en Santa Olaia de Parderrubias.

En los registros parroquiales de bautizados se encuentra la fecha de bautismo y de nacimiento, el nombre del bautizado, su sexo, el nombre de sus padres, el de sus abuelos paternos y maternos, el de los padrinos, a los que se les advierte del parentesco espiritual que contraen con el bautizado en enseñarle la doctrina cristiana, así como el nombre y la firma del párroco. El contenido de esta información, y su redacción, fue evolucionando con el paso de los siglos. Este artículo pretende documentar esta evolución desde el año 1700 hasta 1930, mediante ejemplos de partidas de feligreses de distintas generaciones registradas en los libros parroquiales de Parderrubias. La parroquia cuenta con ocho libros en los que se pueden encontrar todos los bautizos realizados desde el año 1564.

Dada la falta de homogeneidad a la hora de inscribir al bautizado, en 1765 se ordena redactar en todos los libros de bautizados de la diócesis un documento estándar que sirviera de modelo para dicha inscripción, en la que se concretan algunas situaciones no habituales. Por ejemplo, si el bautizado no fuese fruto de “legítimo matrimonio” se inscribiría como hijo/a de padres desconocidos -en los libros parroquiales de Parderrubias es común encontrar en su lugar la expresión de “madre soltera”-. Si el recién nacido estuviese en peligro de muerte inminente -realidad bastante habitual durante muchos años-, podía ser bautizado de necesidad por alguno de los padres, familiar o vecino, hecho que quedaría reflejado en la partida. En caso de sobrevivir, y existiendo duda acerca del bautizo doméstico, se llevará a cabo la ceremonia habitual en la iglesia, que quedará reflejada en la partida como bautizo sub-conditione.

Antigua pila bautismal de la iglesia de Parderrubias

1700-1749

Manuela Iglesias Grande, esposa de Antonio Sierra Casas, nace el viernes 29 de marzo de 1715 en O Outeiro, siendo bautizada nueve días más tarde por don Francisco Álvarez, cura que regentó la parroquia entre 1709 y 1726. En esta partida de Manuela se puede observar ya claramente la referencia a “hijo legal” (i.e., fruto de matrimonio legítimo) y a las condiciones contraídas por los padrinos del recién nacido.

En seis de abril de mil siete cientos quince, yo Francisco Álvarez, Abad de esta dicha feligresía de Santa Eulalia de Parderrubias, bauticé solemnemente una niña, hija legítima de Nicolás de la Iglesia y de Cristina Grande, su mujer, a nueve días de su nacimiento. Púsele nombre Manuela. Fueron sus padrinos Pedro de Outumuro y Manuela Grande, todos vecinos de esta feligresía. Advertiles del parentesco y lo demás que dispone el Ritual Romano. Y para que conste, lo firmo de mi nombre, dicho día. Francisco Álvarez”.

Manuel Seara Garrido nace el miércoles 24 de mayo de 1741, en Barrio, siendo bautizado el 1 de junio por don Francisco Antonio Delgado, con licencia del párroco de Parderrubias don Juan Pérez, quien estuvo al frente de la parroquia desde 1730 a 1743. En esta partida de Manuel encontramos un bautizo llevado a cabo por un cura que, al no ser el párroco titular, lo realiza bajo la licencia del regidor de la parroquia, en este caso don Juan Pérez. Este “invitado” solía ser un clérigo cercano a la familia. Como en este caso, es habitual que ambos curas firmen la partida.

En primero de junio del año de mil siete y cientos y cuarenta y uno, Yo Don Francisco Antonio Delgado, Presbítero y vecino del lugar de Proente, con licencia de don Juan Pérez, Abad y Cura propio de la parroquia de Sta. Eulalia de Parderrubias, bauticé solemnemente y puse los Stos. Óleos a Manuel, que nació en veinte y cuatro de mayo, hijo de Baltasar Seara y de Ana María Garrido, su mujer. Fueron sus Padrinos Gabriel Seara y su mujer Ana María Outumuro, vecinos de Montelongo, parroquia de San Miguel de Soutopenedo, a quienes advine el parentesco espiritual. Y con dicho Abad, lo firmo. Francisco Antonio Delgado. Juan Pérez”.

1750-1799

Bartolomé Sierra Iglesias nace en el pueblo de O Outeiro, el viernes 20 de marzo de 1750, siendo bautizado ese mismo día por don José Montes Villar, clérigo que estuvo al frente de la parroquia desde 1743 a 1753.

En veinte de marzo de dicho año 1750, Yo, Don Joseph de Montes y Ulloa, Teniente Cura de la Parroquia de Santa Eulalia de Parderrubias bauticé solemnemente y puse los Santos Oleos a Bartholomé, hijo de Antonio Sierra y Manuela Yglesias. Fueron sus padrinos Bartholomé Yglesias y María Yglesias del lugar de Barrio. Y les advertí lo dispuesto por el Ritual Romano. Y lo firmo. Joseph de Montes y Ulloa”.

José Casas Martínez nace también en el pueblo de O Outeiro el sábado 14 de enero de 1769 y es bautizado de necesidad el mismo día por José Barros, ceremonia ratificada por don Manuel Rodríguez al día siguiente, párroco de Parderrubias entre 1754 y 1772. Esta partida de José es un ejemplo de bautizo de necesidad llevado a cabo por un vecino de la familia, dado el elevado riesgo de muerte que tenía el recién nacido. José sobrevive, por lo que al día siguiente el párroco ratifica el bautizo hecho por José Barros. No se realiza bajo el formato de sub-conditione, pues el cura da plena credibilidad al bautizo de necesidad que había tenido lugar el día anterior.

En el día catorce del mes de enero del año de mil setecientos y sesenta y nueve, José Barros, vecino de este lugar de la Iglesia de la feligresía de Sta. Eulalia de Parderrubias, bautizó por necesidad a un niño que nació en dicho día, hijo legítimo de Santiago Casas y de Isabel Martínez, vecinos del lugar del Outeiro, que es de esta feligresía. Y al día quince del mismo mes, yo el infra escrito cura propio de dicha feligresía, suplí las sagradas ceremonias que prescribe el Ritual Romano y no le bauticé sub conditione por no tener duda del valor de su bautismo. Púsele por nombre José, y advertí al bautizarse el parentesco espiritual que contraía con el bautizado y sus padres. Y para que conste, lo firmo. Manuel Rodríguez”.

Fernando Seara Fernández nace el sábado 7 de febrero de 1795 en Barrio, y es bautizado el día 11 de ese mismo mes por el cura don Pedro Fernández, que estuvo al frente de la parroquia de 1791 a 1795. La partida de bautismo de Fernando Seara ejemplifica otro caso de bautizado causa necesitatis en la propia casa por su padrino Fernando Outumuro, dado al evidente peligro de muerte inminente. Una vez que sobrevive, Fernando es bautizado sub-conditione. Este tipo de bautismo se lleva a cabo cuando no hay certeza absoluta de que se haya recibido anteriormente. Ante la duda se bautiza sub-conditione. En este caso, el párroco don Pedro no tendría la certeza de que el bautizo de necesidad realizado por Fernando Outumuro cumpliese con todos los requerimientos necesarios. Otro dato que destaca en esta partida es la inclusión de los nombres de los abuelos paternos y maternos, cumpliendo de este modo la norma establecida en 1765. Hasta esa fecha, las partidas de bautismo de Parderrubias no solía incluir dicha información.

En once de febrero de mil setecientos noventa y cinco, yo el infra escrito cura vacante de esta parroquia de Santa Eulalia de Parderrubias bauticé sub conditione y en lo demás solemnemente un niño de Blas Seara y de su mujer Jacinta Fernández, del lugar de Barrio, al que puse nombre Fernando, nació el día siete de dicho mes y año. Fue su padrino Fernando Outumuro vecino del Outeiro, el que le había echado el agua de socorro, y le advertí el parentesco que había contraído y demás obligaciones. Abuelos paternos, Manuel Seara y su mujer Benita Casas, vecinos de este lugar de la Iglesia; maternos, Damián Fernández y su mujer Manuela Iglesia, vecinos del otro de Barrio, y todos de esta feligresía. Y para que conste, lo firmo. Don Pedro Fernández”.

1800-1849

El lunes 16 de diciembre de 1805 nace en el pueblo de O Outeiro Matías Sierra Seara, el tercer hijo de Bartolomé y Manuela. Ese mismo día, Matías es bautizado por el cura don Miguel Cayetano Grande, que regentó la parroquia de Parderrubias desde 1795 a 1828.

En dieciséis de diciembre de mil ochocientos y cinco Yo el infra escrito Abad y Cura Párroco de esta feligresía de Santa Eulalia de Parderrubias bauticé solemnemente y puse los Santos Oleos a un niño que se dijo había nacido en el mismo día diez y seis, hijo lexítimo de Bartolomé Sierra y Manuela Seara del lugar del Outeiro de esta de Parderrubias. Púsosele de nombre Mathias. Fue su padrino Josef Casas del referido lugar de Outeiro, a quien advertí el parentesco y obligaciones. Son abuelos paternos de este niño Antonio Sierra y Manuela Iglesia del repetido del Outeiro, y maternos Manuel Seara y Francisca Montes del lugar de Barrio, todos y el Padrino de esta expresada de Parderrubias. Y que conste lo firmo. Miguel Cayetano Grande”.

Tomás Seara Garrido nace en Barrio el miércoles 13 de diciembre de 1848, siendo bautizado al día siguiente por don Antonio Barros, párroco de Parderrubias durante los años 1848 y 1849.

En el día catorce de diciembre año de mil ochocientos cuarenta y ocho, yo Antonio Barros, Ecónomo de Sta. Eulalia de Parderrubias, bauticé solemnemente un niño que dijeron haber nacido el día trece dicho mes y año; púsele por nombre Tomás; es hijo legítimo de Fernando Seara y de Isabel Garrido. Abuelos paternos Blas Seara y Jacinta Fernández; maternos Juan Garrido y Bernarda Outumuro, todos naturales de esta parroquia. Fue su padrino Tomás Garrido a quien advertí lo que manda el Ritual Romano y que lo firmo ut supra. Antonio Barros”.

1850-1899

En la madrugada del martes 23 de enero del año 1866 nace en el pueblo de A Iglesia Serafín Sierra Mosquera, cuarto hijo de Matías Sierra Seara y de Rosa Mosquera Garrido. El cura don Manuel Belvis -que regentó la parroquia entre 1859 y 1894- certificaba el bautismo de Serafín. Don Manuel, siendo fiel a su meticulosidad, orden y afán por dejar a las generaciones venideras la mayor información posible, incorpora a esta partida de Serafín datos que hasta esa fecha estaban ausentes: hora del nacimiento, vinculación familiar del padrino y su profesión, así como el nombre de los testigos.

En el día veinte y cuatro de enero año de mil ochocientos sesenta y seis, yo el infrascrito Cura Párroco de esta bauticé solemnemente un niño que se me dijo haber nacido el día anterior como a las dos de la mañana, hijo legítimo de Matías Sierra, labrador, y Rosa Mosquera, del lugar da Iglesia. Abuelos paternos Bartolomé y Manuela Seara; maternos Felipe y Francisca Garrido del lugar de O Outeiro. Púsele por nombre Serafín. Fue su padrino su tío materno Manuel Mosquera, sastre del mismo lugar. Testigos, Teresa de Castro, mujer de Juan Manuel Pérez de la Iglesia e Ignocencio Seara, sacristán. Al padrino advertí las obligaciones. Y para que conste lo firmo. Manuel Belvis”.

Manuel Seara Casas, hijo de Tomás Seara Garrido y María del Socorro Casas Grande, nace el viernes 24 de julio de 1874 en O Outeiro. Don Manuel Belvis certificaba el bautismo de Manuel.

En el día veinte y seis de julio de mil ochocientos setenta y cuatro, yo el infra escrito Cura Párroco bauticé solemnemente un niño que se me dijo había nacido al amanecer del día veinte y cuatro, hijo legítimo de Tomás Seara y María del Socorro Casas do Outeiro. Abuelos paternos Fernando e Isabel Garrido de Barrio; maternos Pablo y María Benita Grande do Outeiro. Púsele por nombre Manuel. Fue su padrino su tío materno Manuel Grande da Iglesia al que advertí las obligaciones. Y para que conste lo firmo. Manuel Belvis”.

1900-1929

Paulino Sierra Iglesias, nacido el domingo 18 da agosto de 1901, fue bautizado dos días después, tal como recoge la partida de bautismo firmada por don Santiago Iglesias, coadjutor del párroco don Benito Garrido, quien regentó la parroquia de Parderrubias desde 1900 a 1919.

En la Iglesia Parroquial de Santa Eulalia de Parderrubias Provincia y Obispado de Orense a veinte de agosto de mil novecientos uno, D. Santiago Iglesias, Coadjutor del Párroco D. Benito Garrido bautizó solemnemente y puso por nombre Paulino a un niño que había nacido en el día dieciocho, hijo legítimo de Serafín Sierra y Luisa Iglesias vecinos de esta Parroquia en el lugar de la Iglesia, nieto por parte paterna de Matías Sierra y Rosa Mosquera vecinos de este lugar y Parroquia, y por la materna de Benito Iglesias y María Seara también vecinos de esta Parroquia; siendo su madrina Generosa Iglesias a quién se le advirtió lo que previene el Ritual romano y testigos Juan Seara y otros vecinos de esta Parroquia de Parderrubias. Y que así conste firmo ut supra. Firmado Santiago Iglesias y Benito Garrido”.

Carmen Seara Justo nació el sábado 18 de julio de 1914, a las dos de la madrugada, en O Outeiro. El mismo día en el que nació fue bautizada por don Benito Garrido, actuando como madrina Carmen Garrido, de Barrio, y como testigo el cura vecino don Adolfo Outumuro Outumuro.

En la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Parderrubias, provincia y diócesis de Orense, a diez y ocho días de Julio de mil novecientos catorce, yo D. Benito Garrido, Cura párroco de la misma bauticé solemnemente y puse por nombre María Carmen a una niña que dijeron había nacido el mismo día a las dos de la mañana en el lugar de Outeiro. Es hija legítima de Manuel Seara y de su esposa Isabel Justo naturales y vecinos de esta parroquia, nieta por línea paterna de Tomás y María Casas, difuntos, naturales del referido Outeiro y por la materna de José y Rafaela Casas, también difuntos y naturales del lugar de Barrio; siendo su madrina Carmen Garrido, vecina de dicho Barrio, a quien advertí lo que previene el Ritual Romano, y testigo D. Adolfo Outumuro de esta misma vecindad. Y para que así conste, extiendo esta partida y firmo ut supra. Firmado Benito Garrido”.

Esta última partida, correspondiente a Carmen, ejemplifica el modelo tipo de partida de bautismo, incluyendo la fecha de nacimiento y de bautizo, el nombre de la bautizada, alusión a hija legítima, nombres y lugar de nacimiento de los padres, nombres y lugar de nacimiento de los abuelos paternos y maternos, nombre y lugar de nacimiento de la madrina, advertencia sobre los compromisos adquiridos por los padrinos, nombre del testigo, y nombre y firma del cura.

Nota. La fuente de información de este artículo es el Arquivo Histórico Diocesano de Ourense, a cuya dirección y personal agradecemos la atención y dedicación prestada.

Historia de Parderrubias a través de sus párrocos

Historia de Parderrubias a través de sus párrocos

Por Juan Carlos Sierra Freire

Los primeros registros parroquiales que se conservan de la Parroquia de Santa Eulalia de Parderrubias (o Santa Baia, como así aparece en los libros parroquiales) se hallan en un Libro de Fábrica del año 1562. Era el año en que Carlos I de España y V de Alemania abdicaba del trono. En 1564 se encuentran los registros con los primeros vecinos bautizados, y en 1565 y 1567 los primeros casamientos y enterramientos, respectivamente. La primera lista de vecinos confirmados data del año 1590.

A lo largo de estos casi 500 años, la parroquia de Parderrubias fue regida por numerosos párrocos. Aunque su cuantificación exacta es prácticamente imposible -sobre todo, antes del siglo XVI-, un examen detallado de todos los libros parroquiales, así como de documentos previos a estos, nos ha permitido elaborar una lista lo más completa posible de los curas que estuvieron al frente de la parroquia, y que ya fue publicada en su momento en el Blog de Parderrubias. En este artículo trataremos de contextualizar el paso de estos clérigos por la parroquia y precisar, con el mayor detalle posible, su vida y sus obras.

Aunque los primeros nombres de párrocos registrados en los libros parroquiales datan del siglo XVI, en el Libro de Notas del Regidor Álvaro Afonso del año 1434 ya se hace alusión al clérigo rector de la Iglesia de Parderrubias, don Gonçalvo Afonso; y, en 1435, diversos documentos redactados por notarios aluden a clérigos de Parderrubias, entre ellos a don Juan Fernández. En esa época existía una pequeña iglesia, en donde ya se honraba a Santa Eulalia.

Iglesia de Santa Eulalia de Parderrubias

Siglo XVI

Durante buena parte del siglo XVI, la presencia eclesiástica en el mundo rural no era tan intensa como lo sería en los siglos venideros. En general, los edificios parroquiales sufren bastante abandono -en Parderrubias no existía todavía una casa rectoral- y los vecinos se limitaban a ir a misa los domingos y a cumplir con el precepto pascual. Antes del Concilio de Trento, hubo intentos por parte de algunos obispos por dignificar el clero, mejorando por ejemplo el nivel cultural de los párrocos, con el objeto de diferenciarlos del campesinado (Saavedra, 1991).

En el año 1562, la parroquia de Parderrubias estaba conformada por 25 feligreses, al frente de los cuales estaba don Gregorio Prado, cura que sería reemplazado en 1564 por don Francisco Casullo. Desde 1565 a 1575, la parroquia fue regida por el fray don Blas González, cuyo puesto pasaría a ocupar, durante 20 años, don Juan García, desde 1576 hasta 1596, año de su fallecimiento, siendo enterrado en la antigua iglesia de Parderrubias. A su muerte, dejó el encargo de una importante obra pía para estudiantes pobres en Huércanos (La Rioja), pueblo en el que había nacido en 1530.

Durante los últimos años del siglo XVI y primeros del XVII -en concreto, desde 1597 hasta 1624- será don Gaspar Feijoo quién rija los destinos parroquiales. En esta época ya estaban activas en la parroquia la Cofradía de Santa María Magdalena y la Cofradía de San Miguel; esta última tenía su centro de acción en la capilla de San Miguel de Solveira.

Siglo XVII

El siglo XVII en Galicia se caracterizó por hambrunas provocadas por el exceso de lluvias que llevaban emparejadas multitudes de epidemias. Son numerosas las rogativas registradas en las distintas Diócesis para que dejase de llover. Entre 1693 y 1695 se vivió el período más dramático en cuanto a número de fallecidos (Saavedra, 1991). En Parderrubias, como en el resto de Galicia, predominaban las pequeñas propiedades que los propios campesinos trabajaban.

Según Gallego Domínguez (1973), en 1649, el Ayuntamiento de Orense notifica a los boticarios la necesidad de disponer de medicinas para hacer frente a las enfermedades y a la peste, dándoles un plazo de veinte días para cumplimiento de la norma, so pena de 20 ducados por cada medicina hallada en falta. En 1650 se ordena el control de las puertas a la ciudad mediante guardas y alguaciles con el fin de defenderse de las epidemias.

Con o sin episodios de peste, el problema casi endémico de la comarca era el hambre. En verano de 1674, la situación se describe como la mayor miseria jamás experimentada por la falta de productos del campo durante cuatro años seguidos, pues los campesinos no recolectaban más que para pagar rentas e impuestos, y para sembrar. En 1677 se pide a todos los pueblos que instauren como fiesta de guardar a San Roque y a San Sebastián, como abogados de la peste, o al menos digan una misa cantada con su rogativa.

El hambre, endémica en toda esta época, se agrava por la guerra de separación de Portugal. Ourense, por ser zona fronteriza, aparte del sostenimiento de tropas, soporta las penetraciones enemigas con quemas, talas, robos, etc. El 6 de abril de 1681 se decide embargar los cereales de los eclesiásticos y seglares. Sin embargo, a finales de mes, es tal la necesidad, que los pobres se mueren en los caminos. En 1697 y 1698 el hambre se recrudece, lo que obliga al Obispo Damián Cornejo a ordenar la apertura de las tullas de los monasterios de Oseira, Montederramo, Xunqueira, Celanova y Ribas de Sil con el fin de que los campesinos pudiesen comer.

En nuestra parroquia, desde 1655 hasta 1672 está a su frente don Miguel Gómez Mayor. En 1673, don Lorenzo Gómez Pizarro es nombrado párroco y ejerce dicha función durante 29 años, hasta 1702, año en que fallece. Comenzó a servir a la parroquia sin haber recibido las Ordenes Mayores. En su primer año de ejercicio, el 2 de octubre de 1673, funda una de las cofradías con mayor arraigo en la parroquia: la Hermandad del Santo Rosario. Con el paso de los años, probablemente cayese en inactividad o se exigiese una renovación de su constitución, pues el 16 de mayo de 1806, don José Díaz, vicario de la Orden de los Dominicos, concede licencia y facultad para instituir una Hermandad del Rosario en la parroquia de Parderrubias, como respuesta a una solicitud hecha para tal fin.

En 1673 también se funda la Cofradía de San José, de la que hay registros hasta 1856. Bartolomé Sierra -antepasado del autor de este trabajo- fue su mayordomo en el año 1798, haciéndose cargo ese año de la gestión de 266 reales y diez céntimos, parte de los cuales fueron gastados en una misa cantada, y en la compra de cera y aceite para las lámparas de la iglesia. Entre las obras de don Lorenzo destaca la fundación de un Vínculo con encargo a Pedro Iglesias, de O Valdemouro, de seis misas rezadas, que debían decirse los días de San José, San Antonio de Padua, San Benito (11 de julio), San Lorenzo, Inmaculada Concepción y Santa Eulalia. Los descendientes de Pedro siguieron haciéndose cargo de las misas por casi doscientos años, hasta que el 26 de abril de 1888 fueron redimidas por el obispo de Ourense don Cesáreo Rodríguez.

Siglo XVIII

A partir del trabajo de Sierra Fernández (2018), podemos afirmar que, en general, la calidad de vida de los vecinos de Parderrubias a lo largo del siglo XVIII fue muy pobre. En toda la comarca no existía ni una sola escuela, ni una farmacia, no había médico alguno ni comercio. La única industria reseñable eran dos modestos molinos de río para la producción de harina, situados en el regato, que Sierra Fernández (2016) denomina río Boutureira, conocido en la actualidad por Cavada do Lobo. Por tanto, la supervivencia de las familias de Parderrubias pasaba obligatoriamente por trabajar duramente y subsistir a base de la agricultura y la ganadería. La mayor parte de las tierras eran latifundios de la nobleza o comunales, siendo muy escasas las propiedades individuales. Entre los artesanos de Parderrubias durante el siglo XVIII destacan las 32 mujeres tejedoras propietarias de otros tantos telares. A la dura vida que les tocó a nuestros antepasados contribuyó en gran medida la enorme carga tributaria a la que estaban sometidos. Según Sierra Fernández (2018) eran “muchos y muy variados”, estimando que unidos a los sufragados al clero, suponían un 25-50% de las cosechas de cada familia. Entre 1670 y 1740 fueron habituales las revueltas de campesinos que se negaban a pagar las elevadas rentas forales al Monasterio de Celanova. La que tuvo lugar entre 1723 y 1725 acabó siendo sofocada con la ayuda militar, valiéndose de ejecuciones y destierros.

Durante esta época la imagen del párroco era básicamente la de un abad autoritario que dirigía prácticamente toda la actividad religiosa, sociopolítica y económica de la misma. Económicamente eran personas pudientes gracias a la riqueza que les proporcionaban los diestros y al cobro de los diezmos. Tomando como referencia el Catastro de Ensenada podemos saber, tal como indica Sierra Fernández (2018), que la parroquia de Parderrubias en el año 1752 había percibido en concepto de diezmos y otros tributos 50 fanegas de centeno, 18 de trigo, 65 de maíz, 25 de castañas y 1,40 de habas, 16 moyos de vino y 55 “afusais” de lino. A los diezmos había que unir las primicias para el sostenimiento de la Iglesia. En Parderrubias pagaban este impuesto únicamente las familias que tenían yugada, contribuyendo con 26 kilogramos de centeno y maíz menudo.

En 1702 el puesto dejado por don Lorenzo en la parroquia es tomado por el fray don Martín Pizarro, ocupándose de los feligreses hasta 1704. En la primera década del siglo XVIII, los párrocos se van sucediendo rápidamente en la vacante, permaneciendo muy pocos años en su puesto: don Benito Míguez Araújo desde 1704 a 1705, don Francisco Soto de 1705 a 1706 y don Gregorio Altamira desde 1706 a 1709. Será ya en 1709 cuando don Francisco Álvarez se ponga al frente de la parroquia, permaneciendo en ella durante 17 años. Su obra más destacable es la construcción de la Casa Rectoral, haciéndose cargo él mismo de los gastos de la obra. En 1726, antes de fallecer, escribe en el Libro de Fábrica que deja la Rectoral a sus sucesores con el encargo de que rueguen a Dios por su alma. A su muerte, la vacante es cubierta durante los años 1727 y 1728 por don Juan Diéguez y por Domingo Gallego.

En el período de 1728 a 1730, la Rectoral es ocupada por don Juan Navarro. A continuación, don Juan Pérez se hace cargo de la parroquia durante trece años (1730-1743), contando con la ayuda de otro cura que residía en Parderrubias: don Lorenzo Álvarez Movilla. Durante la década de 1743 a 1753, el párroco será don José Montes Villar. Uno de los períodos más relevante de la historia religiosa de Parderrubias es el comprendido entre 1753 y 1772, siendo párroco don Manuel Rodríguez. Durante su paso por la parroquia se reconstruye completamente la iglesia, edificio que llega hasta nuestros días. La pequeña capilla, en la que se honraba a Santa Eulalia, se transforma en la actual iglesia parroquial. La nueva iglesia data del año 1765 y será bendecida por el Sr. Obispo de Ourense, don Francisco Galindo Sanz, en 1766. Este obispo, aprovechando la expulsión de los Jesuitas en 1767, adquiere su antiguo colegio mayor y lo convierte en el Seminario de Ourense. El 24 de noviembre de 1765 con un coste de 9.400 reales se finaliza la construcción del cuerpo principal, la sacristía y el coro. En la descripción de Couselo-Bouzas (1933) se señala que mide 14 varas (1 vara = 0,84 metros) de largo, siete de ancho y seis de alto. Incluye tres arcos en el cuerpo o nave en forma de bóveda, uno en la entrada del crucero, dos arcos colaterales, cuatro ventanas en el cuerpo (dos de cada lado) y otras dos en la capilla cuyo formato es cuadrado con cubierta a varias aguas. Tres años después, en 1768, se concluyen los retablos de la iglesia parroquial, concretamente un retablo mayor y dos laterales. Tal como indica Couselo Bouzas (1933), los autores de dichos retablos fueron Manuel das Seixas y Juan Antonio Martínez, ambos vecinos de Vilanova dos Infantes, cobrando por dicha obra la cantidad de 7.500 reales. El retablo mayor ocupa toda la pared frontal e incluye ocho cajas para otras tantas imágenes: en la fila inferior situarían a San Benito y a San Antonio de Padua; en la de en medio a Santa Bárbara, Santa Lucía y Santa Eulalia (patrona de la parroquia); y, en la superior, se colocaría en primer lugar a una Virgen Dolorosa con el hijo en brazos, al pie de la cruz, acompañada de dos ángeles, uno con la corona de espinas y el otro con los clavos, y en segundo lugar, a San Francisco Javier con un crucifijo en la mano y a San Antonio Abad. Esta descripción de Couselo Bouzas (1933) no coincide con la distribución del retablo que el lector puede observar en la actualidad si visita la iglesia. Como otras muchas iglesias parroquiales, recibe bajo el pontificado de Clemente XIII (1758-1769) la indulgencia plenaria de Altar Privilegiado, tal como reza un rótulo al lado del altar mayor, aplicable al alma del purgatorio por la cual se celebra la misa.

Retirado don Manuel Rodríguez, la vacante es ocupada por don Felipe González y don Francisco Sanjurjo en los años 1772 y 1773. Estando don Francisco como cura, llama poderosamente la atención que prácticamente todos los bautizados en esos dos años recibieran como segundo nombre el de Francisco o Francisca (hemos podido constatarlo en 18 de los 22 bautizados), tal vez en honra al propio párroco.

A don Felipe y don Francisco le seguiría durante una década (1773-1784) don Vicente Portejo. Don Manuel Seara, natural de Sobrado do Bispo, ejerció de cura en la vacante de Parderrubias desde el 13 de noviembre de 1784 hasta abril de 1788. En su biografía destaca un serio conflicto que tuvo con el párroco de A Merca por el enterramiento de un fallecido. En 1785, un feligrés de Nugueira (lugar que, en esa época, pertenecía a la parroquia de Parderrubias) fallece en una casa de A Merca, dejando el finado dispuesto ser enterrado en Parderrubias. Sin embargo, el párroco del pueblo vecino, haciendo caso omiso de su voluntad, dio levantamiento al cadáver y lo enterró en el camposanto de A Merca, por lo que fue sancionado por el Prelado.

Desde 1788 hasta abril de 1791, la parroquia estuvo a cargo de don Francisco Domínguez Lobera, natural de Loiro. De 1791 a 1795 ejerció de cura ecónomo de la parroquia don Pedro Fernández. Finalmente, en abril de 1795 toma posesión de la feligresía don Miguel Cayetano Grande, natural del pueblo de A Torre (San Miguel de Soutopenedo), regentando la parroquia hasta el 11 de junio de 1828. Provenía de la parroquia de Santa María de Vilamaior, en el municipio de Baltar. Falleció estando al frente de la feligresía de Parderrubias y su entierro constituyó una gran ceremonia fúnebre, tal como se acredita en el Libro Parroquial:

En once de junio de mil ochocientos veintiocho murió asistido de los santos sacramentos de Penitencia, Eucaristía y Extremaunción Don Miguel Caetano Grande, cura Párroco de esta Parroquia de Sta. Eulalia de Parderrubias, y en el trece del mismo se le dio sepultura en la capilla mayor de la misma, con asistencia de más de cincuenta sacerdotes, con los que se le tuvo su entierro y honras; y en los días catorce, quince y diez y seis túvosele por su alma un Novenario con las misas correspondientes y asistencia de más de doce sacerdotes. Hizo Testamento judicial en el que dejó por sus testamentarios, herederos y cumplidores a Don Ignacio Boullosa, Cura Párroco de Santa Eulalia de Anfeoz, a Don Juan Benito Gil, Teniente cura de Santa María de Cougil y al infrascrito actual Teniente Cura de esta; a la conciencia de estos encomendó el puntual cumplimiento de su alma, dejando a su arbitrio lo dispusieron según lo hallaron por conveniente. Dijéronse por su alma quinientas sesenta y ocho misas, todas de estipendio de a cuatro reales; ofrenda de cuerpo presente lo que dijeron los cumplidores. Y que así conste, lo firmo. Felipe Sousa”.

Don Miguel Cayetano tenía un sobrino con el oficio de Escribano Real, es decir que podía ejercer su profesión en todo el Reino a excepción de aquellos lugares en que los hubiera numerarios. Falleció el 14 de septiembre de 1819 en la Casa Rectoral de Parderrubias y fue sepultado en el cuerpo de la iglesia:

En catorce de septiembre de mil ochocientos diez y nueve murió en esta Rectoral asistido de los Santos Sacramentos de Penitencia, Viático y Extremaunción, y más auxilios de nuestra Santa Madre Iglesia Dn. Francisco María Laxe y Grande, celibato, Escribano Real vecino residente en Sn. Miguel de Souto de Penedo, sobrino del actual suscribiente Abad de esta feligresía de Santa Eulalia de Parderrubias, confinante con la predicha de Souto de Penedo; y en diez y seis del mismo septiembre se dio sepultura a su cadáver dentro de la Capilla mayor de la Iglesia Parroquial de esta misma de Parderrubias en una de las sepulturas parroquiales con asistencia de cincuenta y uno Eclesiásticos Seculares y Regulares que cantaron Nocturno de Difuntos, Misa y Oficio de Sepultura con el demás Rito acostumbrado, y enseguida con los mismos Eclesiásticos se le tuvieron los dos Autos de honras con sus correspondientes misas, todo ello cantado con la debida solemnidad y además, sin embargo, de haberse cumplido en parte con lo dispuesto por el difunto, los mismos Sres. Eclesiásticos asistentes quisieron y voluntariamente le han cantado todos ellos otro cuarto Auto o vigilia con su misa. Había hecho Testamento Judicial en veinte y nueve de diciembre del año pasado de diez y ocho y posteriormente corrigió en diez y siete de Agosto del presente año, y en aquel dispuso que a su Entierro Tercio y Cabo de Año asistieran diez y ocho Señores Sacerdotes y cantasen vigilias, Misas y más de estilo con Diácono y Subdiácono y que con inclusión de estas Misas se le celebraran doscientas rezadas, de las cuales se aplicasen veinte y cuatro por el alma de su difunta tía Dña. Benita Antonia Grande y veinte y seis por las de los padres del testador, por cada uno trece, y las restantes por el Alma del mismo; y también se le dijesen otras nueve votivas, seis de ellas a Sn. Gregorio, una a Ntra. Sra. del Carmen, otra a la de Penedo en su propia Capilla sita en la parroquia de donde era vecino y otra al Santo Ángel de su Guarda; y entre otras cosas dispuso así mismo se le ofrendase con ofrenda mayor y menor y para aquella con una fanega de centeno y un carnero. Cumpliose con todas esas misas, entregose la limosna de ellas y encargándose de decirlas las Comunidades Religiosas de Santo Domingo y San Francisco de Orense, San Francisco de Ribadavia, los presbíteros Dn. Manuel Seara de Sobrado del Obispo, Dn. Manuel Vieira, Abad de Sn. Martín de Loiro y D. Juan Antonio Míguez, Teniento Cura en Vacante de la repetida de Souto de Penedo; y que conste de haberse cumplido correctamente lo dispuesto para el difunto testador lo firmo. D. Miguel Cayetano Grande”.

Siglo XIX

Los vecinos de Parderrubias, probablemente ajenos a los acontecimientos que tenían lugar a nivel nacional, se dedicaban a sus tareas agrícolas y ganaderas de mera subsistencia. Así, la crianza de cerdos para el autoconsumo o el cultivo del lino eran ejemplos de actividades que contribuían a ello. Una denuncia por robo en la casa de Francisco y María Outumuro, vecinos de Barrio, ante el Juzgado de Primera Instancia de Celanova, deja entrever los bienes que se podían guardar en una casa típica de Parderrubias de esa época. El robo había sido perpetrado en la noche del 16 de marzo de 1837 por una banda de una docena de hombres, que se llevan dos tocinos y parte de otro, con peso de 4-5 arrobas, cuatro lacones, dos “entrecostos” y un “lombelo”, una porción de mondongo, quince libras de unto nuevo y dos de viejo, tres libras de jabón, dos sacos de estopa, una sábana de lienzo nueva y otra usada, una mantilla de paño fino negro con su cinta casi nueva, una saya de bayeta azul fina nueva, tres varas de picote, un mandil nuevo, un dengue de paño azul fino nuevo, una camisa de hombre usada, dos manteles de mesa de alemanisco nuevos, y dos varas y media de somonte.

La vacante que deja don Miguel Cayetano será ocupada por don Felipe Sousa durante dos años, desde 1828 hasta mayo de 1830. Era natural de Santa Baia de Anfeoz y, anteriormente, había sido párroco de Vilamaior do Val -en la comarca de Verín- y de Acebedo -en la comarca de Celanova-; años más tarde tomaría posesión de la parroquia de Espinoso.

En mayo de 1830 llega a la parroquia don Francisco Folguerol, gobernando sus destinos durante 18 años, hasta marzo de 1848, fecha en la que fallece a los 89 años. Había sido párroco en Santa Cruz de Queixa y en Santa María de Rabal, ambas en el arciprestazgo de Os Milagres. Don Manuel Belvis se refiere a él como “un párroco muy celoso, principalmente en la asistencia a los enfermos, en la enseñanza de los niños, en la predicación y en el aseo de la iglesia”. Entre sus obras al frente de la parroquia, destaca la pintura de los tres retablos de la parroquial que habían sido construidos unos 65 años antes, concretamente en 1767. El retablo mayor se pintó con fondos de la Iglesia y los laterales con fondos del propio cura, a pesar de que en esa época ya no estaban vigentes los diezmos y su salario era más bien escaso. También regaló a la parroquia unas vinajeras de plata y sus correspondientes platillos. Durante cuatro años fue su coadjutor don Manuel Belvis, quien le tenía gran aprecio. En 1843 deja hecha una fundación de dos misas por Marcos Sampedro, que quedan redimidas el 5 de abril de 1883, es decir, cuarenta años después. Don Francisco fallecía, estando al frente de la parroquia, el 4 de marzo de 1848:

En el día cuatro de Marzo de mil ochocientos cuarenta y ocho murió D. Francisco Folguerol, Abad que fue de esta Parroquia. Recibió el Sacramento de la Extremaunción solamente por haberle acometido un accidente de apoplejía que le privó del conocimiento por espacio de dos días. Fue sepultado en el Atrio de esta Iglesia junto a la puerta mayor el día seis, a cuyo entierro y honras asistieron más de treinta Señores Sacerdotes. Hizo testamento ante el Excmo. Dn. Santos de la Torre de Orense el día siete del mes de Agosto año de mil ochocientos treinta y ocho, y en el instituyó por su heredera y cumplidora a Dña. Isabel Ordóñez. Dispuso asistieran a su entierro doce Señores Sacerdotes y se aplicasen por su Alma trescientas Misas con otras obras de caridad que mandó y cumplió con esmero la referida testamentaria, la cual también tuvo por su cuenta nueve actos fúnebres por tres días consecutivos con asistencia de gran número de sacerdotes, y la misma heredera cumplió con las misas y todo lo más que en el testamento se expresa. Y para que conste lo firmo como Cura Ecónomo de esta Parroquia a nueve de marzo del año expresado. Antonio Barros”.

Don Antonio Barros ejerce de ecónomo de la parroquia desde 1848 a 1849. Era un religioso exclaustrado del Convento de Bon Xesús de Trandeiras, en la comarca de A Limia. Será reemplazado en el puesto por don Juan Ignacio Lumbreras.

Uno de los párrocos con una de las biografías más distintivas, tal vez sea don Juan Ignacio Lumbreras, cura que regentó la parroquia durante cinco años, desde 1849 hasta 1853. Llega a nuestra tierra desde el pueblo riojano de Calahorra, acompañando como paje en 1947 al recién nombrado obispo de Ourense, el navarro don Pedro José de Zarandía y Endara, quien venía curtido de la persecución liberal sufrida en la diócesis de Calahorra y La Calzada (La Cigüeña De La Torre, 2019). Fue nombrado párroco de Parderrubias, hallándose ordenado de Menores. Pronto enfermó y unas fiebres le hicieron regresar a su tierra en donde falleció. A pesar del poco tiempo que estuvo al frente de la parroquia, acreditó ser una persona muy piadosa y celosa de sus funciones, según don Manuel Belvis. La actual campana vieja de la iglesia está grabada con su nombre. También adquirió la imagen de la Dolorosa ubicada actualmente en uno de los laterales de la iglesia y mandó construir su camarín, así como el púlpito hoy desaparecido.

A don Juan Ignacio le sustituyó don Veremundo Domínguez, natural de Pereira de Montes, que ejerció de párroco de Parderrubias desde 1853 a 1857. En 1957 ocupará su puesto don Ramón Pérez Sampayo, que permanecerá en la parroquia hasta 1859. El primer bautizo que oficia será el de mi antepasado Felipe Sierra, hermano de mi bisabuelo Serafín.

El 6 de junio de 1859 toma posesión uno de los párroco más prolijos y activos de la parroquia: don Manuel Belvis, al que hemos dedicado un artículo como Vecino Ilustre de Parderrubias. Su mandato duró 35 años, desde 1859 hasta 1894, año de su fallecimiento, siendo el más extenso de los párrocos registrados. Era natural de A Venda, en Soutopenedo. Llegaba a Parderrubias después de 13 años al frente de la parroquia de San Juan de Baños, en Bande. Desde 1842 venía actuando de coadjutor del párroco don Ignacio Folguerol. Había sido también ecónomo durante dos años de la parroquia de San Martín de Loiro. En su gran labor al frente de la parroquia de Parderrubias -que fue abordada en el artículo referido anteriormente– destacamos varias actuaciones, como las reformas del cementerio y de la entrada al atrio con la colocación de una reja, con un coste de 2.400 escudos. Asimismo, adquirió la imagen de la Virgen del Rosario- cuyo rostro fue diseñado y confeccionado en Santiago de Compostela-, las andas de cristal para su procesión y dos mantos, uno de ellos por valor de 840 escudos. En aquella época, las paredes interiores de la iglesia estaban encaladas, por lo que don Manuel hizo frente a su pintura, así como a la del techo. Mandó construir cajones y guarniciones a los lados del Altar Mayor. Adquirió un Santo Cristo con un escaparate que se colocó sobre la puerta de la sacristía. Renovó las puertas de la iglesia, la escalera interior hacia la tribuna y los andamios del campanario. Adquirió vestuario y candelabros.

En esta época destaca el robo que sufre la iglesia parroquial en noviembre de 1871. Así informaba el cura don Ramón Pérez Sampayo del suceso al Obispo de la Diócesis:

1871.11.16. Tengo el gran sentimiento de manifestar a vuestra señoría que en el día de ayer amaneció robada esta Iglesia habiendo bajado los ladrones por el tejado, bajaron a la sacristía de donde se llevaron la cruz parroquial que pesaba ocho libras, los dos cálices que había, uno de peso de 28 onzas, el otro de 22, el relicario de dos onzas y media, como unos 60 reales en dinero limosna de las ánimas, fracturaron la puerta de la sacristía y abrieron el sagrario llevándose el copón y arrojando las sagradas formas que se hallaron unas sobre el altar y otras en el suelo. No llevaron ropas, aunque las hay de algún valor, se salvó el viril que lo tenía en la rectoral, el incensario con su naveta y vinajeras de plata, las ampollas de los santos óleos y una buena corona de la virgen que no dieron con estos objetos. He pedido prestado un cáliz al señor Abad de la Merca mientras no me haga con alguno, más a causa de la consagración no podré mandar hacerlo nuevo y así apreciaría mucho a vuestra señoría que pagándolo por mi cuenta al menos en cuanto no tenga fondos la Iglesia se dignase facilitarme alguno que pueda haber sobrante en la catedral y otra iglesia. Estar esperando a la autoridad civil para hacer el reconocimiento me impide de pasar a vuestra señoría estas noticias personalmente haciéndolo por conducto del dador quien podrá dar a vuestra señoría más pormenores Manuel Belvis” (González García, 2019).

El cura don Manuel Belvis dejó escrito en el Libro Parroquial que:

Por reparto vecinal se reunieron algunos fondos con los que se compró un cáliz todo de plata con su patena y cucharilla, todo de peso de veinte y seis onzas y media, y costó setecientos noventa reales, habiendo sido consagrado por el Excmo. E Ilmo. Señor Obispo de Tuy, según escrito que acompañó a la devolución del cáliz. Con los mismos fondos se compró un relicario de plata de algo más peso de tres onzas sobre dorado adentro, figurando un copón roturado y con una cruz de remate; su coste ciento y cuarenta reales. También se mandó hacer a un escultor una Cruz Parroquial, que se hizo de madera, plateada y con un crucifijo de metal por un lado y por otro una imagen de estaño que representa la Purísima Concepción, estas con los remates de la cruz dorados; y su coste cien reales. Para asegurar la sacristía se echaron a costa de los vecinos gruesos tablones con los que se cubrió como de cielo raso toda ella. Y para que conste lo firmo como Párroco con el Depositario a quince de febrero año de mil ochocientos setenta y dos. Manuel Belvis. Francisco Sueiro”.

Como se puede leer, a raíz de este robo, don Manuel reformó el techo de la sacristía con el fin de dotar de más seguridad a la iglesia. En el mes de febrero de 1894, el párroco cae enfermo y ya no se recupera, falleciendo el 11 de febrero a los 86 años. Durante esas semanas se encarga de la parroquia su sobrino don Victoriano Grande.

A los pocos días del entierro de don Manuel Belvis, es nombrado párroco de Parderrubias don Paulino Agromayor, quien ejerció desde 1894 hasta diciembre de 1900, cuando toma posesión del cargo don Benito Garrido.

Iglesia de Santa Eulalia de Parderrubias

Siglo XX

Don Benito Garrido Santiago, natural de Guamil, en Baños de Molgas, está al cargo de la parroquia desde 1900 hasta mayo de 1919, fecha en la que se retiró a su pueblo natal, en donde falleció el 2 de enero de 1922. Entre sus tareas parroquiales destaca la compra del reloj de la torre por mil pesetas y una cruz de plata por 1.700 pesetas. Adquirió también unos ciriales de alpaca que costaron 260 pesetas. Para hacer frente a estas compras, los feligreses tuvieron que escotar y el párroco contribuyó con 750 pesetas. La generosidad de don Benito queda también reflejada en 1918 -ya con 67 años- cuando contribuye con cinco mil pesetas a los gastos de la iglesia y de la Casa Rectoral.

Después de la retirada de don Benito, llega a Parderrubias, el párroco que ejercía en Pereira de Montes, don Alfonso Losada Fernández para cubrir su primera etapa al frente de la parroquia, desde 1919 hasta 1921, año en que le sustituye don Adolfo Outumuro. Ambos curas fueron objeto de sendos artículos en este Blog; el primero, por ser víctima de uno de los crímenes más sonados en nuestra parroquia, y el segundo como Vecino Ilustre de Parderrubias. Don Adolfo, era natural del pueblo de O Outeiro y rigió como ecónomo la parroquia hasta su fallecimiento acaecido en la rectoral el 7 de mayo de 1924, a consecuencia de la tuberculosis que padecía y que había contraído siendo mayordomo del Seminario.

En junio de 1924 sería nombrado ecónomo de la parroquia don José Balboa González, puesto que ocupó hasta julio de 1925. En esta fecha es sustituido por don Pedro Vázquez González, que estará al frente de la parroquia también durante un corto período de tiempo, concretamente hasta julio de 1926.

En 1926 se pone al frente de la parroquia don Ambrosio Cid Fariña, natural de Xunqueira de Ambía, haciéndose cargo de esta hasta julio de 1929. Entre sus obras destaca la venta, como pajar, de la casa que había en la zona norte de la huerta de la casa rectoral, con acceso desde la plazuela de la iglesia. Con el dinero de la venta construyó habitaciones en el sur de la Casa Rectoral.

A don Ambrosio le sustituye en 1926 don Alfonso Losada. De esta manera, el cura natural de Leborín, en la vecina parroquia de Barxa, da inicio a una segunda etapa al frente de la parroquia que finalizará dramáticamente en la madrugada del 13 de junio de 1936 al ser brutalmente tiroteado en su habitación de la Casa Rectoral a consecuencia de un robo. En estado gravísimo fue llevado al hospital de Ourense, regresando a la Rectoral el día 26 totalmente desahuciado, falleciendo a las seis de la tarde del 28 de junio. Al entierro, celebrado el día 30 de junio, asistieron 30 curas y todo un pueblo embargado por el dolor. Su sepultura se puede ver hoy a la entrada principal de la iglesia.

Desde ese fatídico mes de junio hasta noviembre de 1936 -con España ya inmersa en una atroz guerra civil- toma las riendas parroquiales el párroco de Pereira de Montes don Cástor Gayo Arias. Será a finales de año cuando es nombrado párroco de Parderrubias don Juan Estévez Estévez, puesto que ocupa hasta octubre de 1940, cuando es destinado como ecónomo a la parroquia vecina de Santa María de Olás. Era un hombre de carácter; a modo de ejemplo, no le dolían prendas disparar de noche tiros de escopeta al aire, desde alguna ventana de la rectoral, al escuchar ruidos y, de este singular modo, disuadir a posibles forajidos. Durante su paso por la parroquia se ejecutan diversas obras en la iglesia que perduran a día de hoy: se coloca la techumbre interior en madera de castaño, se techa la cubierta de teja plana y se lleva a cabo el desencalado del interior de la iglesia, obra realizada por Antonio Martínez Correa (“O Portugués”). Don Juan fallece en el año 1996 y está sepultado en el cementerio parroquial de Santa María de Olás.

En 1940 llegaba a la parroquia don José Rodríguez Barreiros (conocido como “O Cura Vello”), estando al frente de la misma durante 21 años, hasta el primero de noviembre de 1961, que ya enfermo tuvo que renunciar y retirarse a su pueblo natal de Outeiro, en Allariz, en donde fallecía el 27 de mayo de 1967. Con 52 años, toma posesión de la parroquia el 23 de octubre de 1940, asistido como Notario por don Higinio Rodríguez Diéguez, párroco de A Merca. Venía de estar 15 años al frente de la parroquia de Pontebrués, en el arciprestazgo de O Carballiño, y había sido ordenado sacerdote el 16 de febrero de 1913 por el obispo don Eustaquio Ilundáin y Esteban, a la postre arzobispo de Sevilla. A modo de bienvenida, don José recibió múltiples obsequios de sus feligreses durante las primeras semanas al frente de la parroquia. Los hermanos Garrido (Os Escultores) le brindaron dos “olas” de vino y varias botellas de vino tostado, llegando a ofrecerle -según palabras del mismo cura- el dinero que necesitase; Adolfo Garrido le obsequió con un jamón y un lomo, Benito Outumuro Pascual con un saco de patatas, Antonio Garrido Mouriño con una botella de aguardiente, etc. De feligreses de Solveira y Nugueira recibió manteca, pollos, cebollas, etc. Hubo vecinos que le regalaron la madera que necesitó para acondicionar la casa rectoral, así como la leña necesaria para uso diario. El sacristán, Ángel Outumuro, le sembró la huerta de centeno. Además, en ese año y en los restantes que estuvo en Parderrubias, los feligreses le obsequiaban con “ferrados” de centeno, maíz o trigo. En 1940, muchos vecinos ya habían hecho esta donación al anterior párroco, don Juan Estévez, pero aun así don José contabilizó en esos primeros tres meses que estuvo al frente de la parroquia, 32 ferrados de maíz, 7 de centeno y 1 de trigo. En el año 1950 recibió de sus feligreses 111 ferrados de cereales: 42 de centeno, 29 de maíz y 40 de trigo (1.300 kg. en total, aproximadamente). Cabe señalar que, en febrero de 1951, la parroquia de Parderrubias contaba con 804 almas y 151 vecinos (en el año 2021 cuenta con 200 almas). Según el padrón de 1959, en la Casa Rectoral, además del párroco don José, vivían su hermana, una sobrina y un hijo de esta. Durante su mandato, en 1942 acomete una importante reforma de la casa rectoral y en 1951 se realiza en Lalín la refundición de la campana grande de la iglesia. En junio de 1948 donaba mil pesetas para la construcción del nuevo Seminario.

El primero de noviembre de 1961 es nombrado párroco de Parderrubias don Jose Gayo Arias, que regentaba la vecina parroquia de A Manchica. Durante su gestión, que duró hasta el 1 de julio de 1962, se colocaron bancos en la iglesia. Los gastos se sufragaron a escote por los propios feligreses. Hasta esa fecha se usaban algunas sillas que había en la iglesia, que como en otras cuestiones, reflejaban a las claras los distintos estratos sociales, pues algunas sillas acolchadas de terciopelo convivían con otras humildes sillas de junco. Aparte de estas sillas, era habitual que muchos feligreses llevasen de casa una pequeña banqueta baja de madera que servía para arrodillarse y también para sentarse. Era habitual ver a las mujeres con estas banquetas debajo del brazo camino de la iglesia.

El 1 de julio de 1962 toma posesión de la parroquia don José Manuel Fernández Rúas, que estuvo en Parderrubias durante cinco años, hasta 1967, cuando es trasladado a Carballiño como capellán de la Residencia de Ancianos, y en donde compagina esta labor con la docencia en un colegio de la villa. Sus obras y su implicación en la modernización de Parderrubias fueron realzadas en otro artículo de este Blog, firmado por Manuel Outumuro Seara. Destacamos el haber sido el promotor del salón parroquial o teleclub en el sureste de la casa rectoral, en la que también construyó una galería.

En agosto de 1967 es nombrado ecónomo de la parroquia a don Ramón Blanco Caride. Su estancia en Parderrubias fue muy breve, hasta 1968. Posteriormente, se secularizó. Le sucedió don Hermesindo Andrada Pérez, un cura avanzado para su época que, igual que don José Manuel Fernández Rúas, intentó cambiar tradiciones religiosas ancestrales adaptando las prácticas religiosas a los nuevos tiempos. Fue notoria su acción de llevar una banda de música en una procesión del Corpus, contraviniendo de esta manera la norma impuesta por el obispo don Ángel Temiño Saiz de separar la celebración profana de la religiosa en las festividades de la provincia.  Don Hermesindo también estuvo muy poco tiempo al frente de la parroquia, en concreto desde julio de 1968 hasta octubre de 1970.

El primero de octubre de 1970 toma nuevamente posesión de la parroquia don José Gayo Arias, párroco de A Manchica, siendo el cura de la niñez de nuestra generación. Su etapa en nuestra parroquia también será una de las más longevas, permaneciendo en ella durante 20 años. En 1971 reforma el presbiterio y la mesa del Altar Mayor, en 1982 sonoriza la iglesia, en 1986 instala un reloj conectado a altavoces externos y en 1989 se cambia la cubierta de la iglesia. Don José fallecía el 14 de julio de 1990 a los 67 años, siendo sepultado en el cementerio parroquial de A Manchica.

En julio de 1990 se hace cargo provisionalmente de la parroquia don César González Fernández, antes de tomar posesión de la misma durante dos años don José Gallego Borrajo (1990-1991), natural de Santiago de Folgoso (Allariz) y formador del Seminario Menor. En 1991 pasa a ser párroco de Santa Mariña de Xinzo de Limia, siendo sustituido en Parderrubias por don Vicente Pereiras Villar, que gobierna los destinos de nuestra parroquia durante otros dos años (1991-1993). Don Vicente era un cura humilde y servicial, y muy implicado en la vida parroquial. Es destacable la representación de una Pasión viviente, recorriendo el calvario, que organizó en Semana Santa. Siendo párroco de Parderrubias, una cardiopatía le causó la muerte en Barbadás, siendo todavía joven.

Representación de la Pasión en la época de don Vicente Pereiras. Fotografía cedida por Manuel Lorenzo

En 1993 es nombrado párroco de Parderrubias don Alfonso Iglesias Rodríguez, haciéndose cargo de la parroquia hasta el año 2006. En este tiempo acomete obras importantes en la iglesia, cambiando su suelo y los bancos, que disfrutamos en la actualidad. Además, se instala la calefacción central, obra polémica que todavía es objeto de discusión en la actualidad. En el año 2014, siendo párroco de Bentraces, celebró sus bodas de oro.

Referencias

Couselo Bouzas, J. (1933). Galicia artística en el siglo XVIII y primer tercio del XIX. Seminario.

Gallego Domínguez, O. (1973). La peste en Orense desde el siglo XIV al XIX. Boletín Auriense, III, 15-55.

González Garcia, M. A. (2019). Robos en iglesias del mundo rural de la diócesis de Ourense. Siglos XIX-XX (Notas). Diversarum Rerum, 14, 215-249.

La Cigüeña De La Torre (2019). Los obispos de Orense en el siglo XIX (II, 3): Pedro José de Zarandía y Endara (1847-1851). https://infovaticana.com/blogs/cigona/los-obispos-de-orense-en-el-siglo-xix-ii-3/

Saavedra, P. (1991). La Galicia del Antiguo Régimen. Economía y Sociedad. En F. Rodríguez Iglesias (Ed.), Galicia Historia. Hércules de Ediciones.

Sierra Fernández, A. (2016). Parderrubias: higiene y sanidad en el siglo XVIII. https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/07/19/e35-parderrubias-higiene-y-sanidad-en-el-siglo-xviii-por-avelino-sierra-fernandez/

Sierra Fernández, A. (2018). A Merca no Réxime Señorial (1750). Ir Indo Edicións.

Parderrubias de 1562 a 1577: una breve visión desde la lectura de los mandatos episcopales. Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

Parderrubias de 1562 a 1577: una breve visión desde la lectura de los mandatos episcopales. Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

Nota. Este artículo aparece publicado en su versión original en gallego y justo a continuación el lector encontrará una versión en castellano.

«Ni me dejo forzar ni me defiendo, darme quiero a entender sin decir nada. Entiéndame quien pueda; yo me entiendo” (Lope de Vega en El perro del hortelano).


Parderrubias de 1562 a 1577: unha breve visión desde a lectura dos mandatos episcopais. Por José Luis Camba Seara e Juan Carlos Sierra Freire

Noutro traballo publicado recentemente neste Blogue [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/04/13/e29-sobre-como-el-clero-reglaba-conductas-y-obras-de-los-feligreses-de-parderrubias-en-el-siglo-xvi-1580-1583-por-jose-luis-camba-seara-y-juan-carlos-sierra-freire/], referímonos ao significado e implicacións que as periódicas visitas pastorais tiñan para os fregueses da Parroquia de Parderrubias. Neste novo traballo, á luz das visitas producidas durante o período que vai desde 1562 a 1577, pretendemos mostrar algúns trazos da sociedade da nosa Parroquia nesa época.

Ano 1562. Teresa de Ávila comeza as reformas da Orde de Carmelo que darían lugar aos primeiros mosteiros das Carmelitas Descalzas. Nese ano a Parroquia de Parderrubias está formada por 25 fregueses á fronte dos cales estaba o capelán Don Gregorio de Prado. Entre os obxectos eclesiásticos cos que contaba a antiga igrexa de Parderrubias destacan unha cruz, unha custodia, dous cálices de estaño, un misal romano, dúas vinaxeiras, unha crismeira e un cáliz de prata. Con todo, a igrexa carecía dun muro que pechase o atrio e dunha boa pia de auga bendita.

O que hoxe teñamos a fortuna de beber nestas fontes de documentación debémosllo ao interese, e tamén á obriga daqueles rexedores eclesiásticos por rexistrar todas as súas actividades.

Encuadernar

Y también mando quel siebo rrector haga encuadernar este libro un buen pergamino por mano de un librero y lo aga otro libro como esta y lo de a su capellán para bautizados” (Visita de 1562 registrada en el Libro Parroquial de Parderrubias).

Mentres a Orde de Carmelitas Descalzas trataba nese ano 1562 de retornar á sinxeleza e á pobreza propia dos primeiros eremitas do Monte Carmelo, os fregueses de Parderrubias que non cumprían cos mandatos episcopais víanse expostos ao pago de multas, ao escarnio de non ser merecedores de recibir os oficios divinos ou, directamente, á excomunión. Neste mesmo ano nacía en Madrid Félix Lope de Vega e Carpio, un dos máis grandes poetas e dramaturgos do Século de Ouro español. Traemos a colación a súa famosa frase “ni el Rey comería… si el labrador no labrase”.

1562
Visita pastoral do ano 1562. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Ano 1567. Felipe II “el Prudente” publica unha Pragmática pola cal se limitan as liberdades relixiosas, lingüísticas e culturais da poboación morisca de Granada, o que provoca a rebelión destes nas Alpujarras. Mentres, no outro extremo da península, a Parroquia de Parderrubias estaba rexentada por esas datas por Frei Blas Gonçalez, posto que chegou a ocupar desde 1565 a 1575. No ano 1567, a Parroquia contaba xa con 30 fregueses. Cinco anos despois da súa solicitude, o atrio da igrexa continuaba sen estar pechado, co cal o gando chegaba a entrar nel sen dificultade algunha.

1567
Visita pastoral do ano 1567. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense. 

A salvación eterna dos fregueses desa época pasaba necesariamente por oír misa enteira os domingos e festas de gardar, e por aprender e exercer a doutrina cristiá. Por tanto, os fregueses estaban obrigados a iso. Aos pais, a obrigación esixíalles levar á misa aos seus fillos, e o amo aos seus criados. A pena de non facelo supoñía un real por cada un que faltase. A regulación moral que a Igrexa facía das condutas dos seus fregueses faise evidente no caso do veciño Rodrigo datado no ano 1567. O Señor Visitador é informado que un fregués, por nome Rodrigo, “no quería hacer vida con su muger ni en casa ni en posada” e “anda distraído y no quiere venir a la yglesia a oir misa”. Examinado o asunto, esíxeselle ao devandito fregués, e así queda rexistrado, “que haga vida con su mujer, tal y como lo manda la santa madre yglesia, so pena de diez reales, por los días que no acudió a oir misa”. En caso de non acatar e cumprir dita condena, Rodrigo sería excomulgado.

Rodrigo
Caso do veciño Rodrigo no ano 1567. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

No ano 1577 dirixía as rendas da Parroquia de Parderrubias Don Juan García Andrés de la Calle, irmán de Cristóbal, racionero na Catedral de Ourense, naturales de Huércanos (La Rioja). Unha cuestión significativa obxecto de preocupación durante a visita pastoral deste ano foi o feito de que algúns fregueses “tenían por costumbre de dar y encomendar al demonio las casas y criaturas de dios nuestro señor”. O asunto non era menor, a razón do castigo económico que supoñía cada vez que alguén se encomendaba ao diaño: 50 maravedíes, “la mitad para la lumbre del santo sacramento e la otra mitad para el que demandare”. O “meigallo”, fenómeno tan presente na cultura popular galega ata os nosos días, caracterízase pola presenza do diaño no corpo dunha persoa, que lle obriga a illarse, provócalle insomnio e inapetencia e empúxalle a fuxir de lugares e obxectos sacros.

Unha “mala costume” dos fregueses, á que xa aludimos a ela no anterior documento referido ao ano 1580 [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/04/13/e29-sobre-como-el-clero-reglaba-conductas-y-obras-de-los-feligreses-de-parderrubias-en-el-siglo-xvi-1580-1583-por-jose-luis-camba-seara-y-juan-carlos-sierra-freire/], e que, polo visto, xa estaba presente en 1577, era a de acudir á taberna antes de oír misa. Os tendeiros Alonso Gulin e Francisco Martínez recibiran a orde de non dar naipes a ningún fregués antes de misa; é máis, non debían despachar pan nin viño ata que os fregueses saísen de cumprir coas súas obrigacións relixiosas propias de domingos e festas de gardar. A sanción por cada venda era de catro reais “para la lumbre del santo sacramento”.

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Visita pastoral do ano 1577. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.


VERSIÓN EN CASTELLANO

Nota. Este artículo aparece publicado más arriba en su versión original en gallego.

Parderrubias de 1562 a 1577: una breve visión desde la lectura de los mandatos episcopales. Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

En otro trabajo publicado recientemente en este Blog [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/04/13/e29-sobre-como-el-clero-reglaba-conductas-y-obras-de-los-feligreses-de-parderrubias-en-el-siglo-xvi-1580-1583-por-jose-luis-camba-seara-y-juan-carlos-sierra-freire/], nos hemos referido al significado e implicaciones que las periódicas visitas pastorales tenían para los feligreses de la Parroquia de Parderrubias. En este nuevo trabajo, a la luz de las visitas producidas durante el período que va desde 1562 a 1577, pretendemos mostrar algunos rasgos de la sociedad de nuestra Parroquia en esa época.

Año 1562. Teresa de Ávila comienza las reformas de la Orden de Carmelo que darían lugar a los primeros monasterios de las Carmelitas Descalzas. En ese año la Parroquia de Parderrubias estaba formada por 25 feligreses al frente de los cuales se situaba el capellán Don Gregorio de Prado. Entre los objetos eclesiásticos con los que contaba la antigua iglesia de Parderrubias destacan una cruz, una custodia, dos cálices de estaño, un misal romano, dos vinajeras, una crismera y un cáliz de plata. Sin embargo, la iglesia carecía de un muro que cerrase el atrio y de una buena pila de agua bendita.

El que hoy tengamos la fortuna de beber en estas fuentes de documentación se lo debemos al interés de aquellos regidores eclesiásticos por registrar todas sus actividades.

Encuadernar

Y también mando quel siebo rrector haga encuadernar este libro un buen pergamino por mano de un librero y lo aga otro libro como esta y lo de a su capellán para bautizados” (Visita de 1562 registrada en el Libro Parroquial de Parderrubias).

Mientras la Orden de Carmelitas Descalzas trataba en ese año 1562 de retornar a la sencillez y a la pobreza propia de los primeros eremitas del Monte Carmelo, los feligreses de Parderrubias que no cumplían con los mandatos episcopales se veían expuestos al pago de multas, al escarnio de no ser merecedores de recibir los oficios divinos… o, directamente, a la excomunión. En este mismo año nacía en Madrid Félix Lope de Vega y Carpio, uno de los más grandes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español. Traemos a colación su famosa frase “ni el Rey comería… si el labrador no labrase”.

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Visita pastoral del año 1562. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Año 1567. Felipe II “el Prudente” publica una Pragmática por la cual se limitan las libertades religiosas, lingüísticas y culturales de la población morisca de Granada, lo que provoca la rebelión de estos en Las Alpujarras. Mientras, en el otro extremo de la península, la Parroquia de Parderrubias estaba regentada por esas fechas por Fray Blas Gonçalez, puesto que llegó a ocupar desde 1565 a 1575. En el año 1567, la Parroquia contaba ya con 30 feligreses. Cinco años después de su solicitud, el atrio de la iglesia continuaba sin estar cerrado, con lo cual el ganado llegaba a entrar en él sin dificultad alguna.

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Visita pastoral del año año 1567. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

La salvación eterna de los parroquianos de esa época pasaba necesariamente por oír misa entera los domingos y fiestas de guardar, y por aprender y ejercer la doctrina cristiana. Por tanto, los feligreses estaban obligados a ello. A los padres, la obligación les exigía llevar a misa a sus hijos, y al amo a sus criados. La pena de no hacerlo suponía un real por cada uno que faltase. La regulación moral que la Iglesia hacía de las conductas de sus feligreses se hace evidente en el caso del vecino Rodrigo fechado en el año 1567. El Señor Visitador es informado que un feligrés, por nombre Rodrigo, “no quería hacer vida con su mujer ni en casa ni en posada” y “anda distraído y no quiere venir a la iglesia a oyr misa”. Examinado el asunto, se le exige a dicho feligrés, y así queda registrado, “que haga vida con su mujer, tal como se lo manda la santa madre iglesia, so pena de diez reales” y se le condena al pago inmediato de seis reales por los días que no acudió a oír misa. En caso de no acatar y cumplir dicha condena, Rodrigo sería excomulgado.

Rodrigo
Caso del vecino Rodrigo en el año 1567. Fuente: Arquivo Diocesán de Ourense.

En el año 1577 dirigía las riendas de la Parroquia de Parderrubias Don Juan García Andrés de la Calle, hermano de Cristóbal, racionero en la Catedral de Ourense, naturales ambos de Huércanos (La Rioja). Una cuestión significativa objeto de preocupación durante la visita pastoral de este año fue el hecho de que algunos feligreses “tenían por costumbre de dar y encumendar al diablo las casas e criaturas de dios nuestro señor”. El asunto no era menor, a razón del castigo económico que suponía cada vez que alguien encomendaba al diablo: 50 maravedíes, “la mitad para lumbre del santo sacramento e la otra mitad para el que demandare”. El “meigallo”, fenómeno tan presente en la cultura popular gallega hasta nuestros días, se caracteriza por la presencia del diablo en el cuerpo de una persona, que le obliga a aislarse, le provoca insomnio e inapetencia y le empuja a huir de lugares y objetos sagrados.

Una “mala costumbre” de los feligreses, a la que ya aludimos a ella en el anterior documento referido al año 1580 [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/04/13/e29-sobre-como-el-clero-reglaba-conductas-y-obras-de-los-feligreses-de-parderrubias-en-el-siglo-xvi-1580-1583-por-jose-luis-camba-seara-y-juan-carlos-sierra-freire/], y que, por lo visto, ya estaba presente en 1577, era la de acudir a la taberna antes de oír misa. Los tenderos Alonso Gulin y Francisco Martínez habían recibido la orden de no dar naipes a ningún feligrés antes de misa; es más, no debían despachar pan ni vino hasta que los parroquianos saliesen de cumplir con sus obligaciones religiosas propias de domingos y fiestas de guardar. La sanción por cada venta era de cuatro reales “para la lumbre del santo sacramento”.

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Visita pastoral del año 1577. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Sobre como el Clero reglaba conductas y obras de los feligreses de Parderrubias en el siglo XVI (1580-1583). Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

Sobre como el Clero reglaba conductas y obras de los feligreses de Parderrubias en el siglo XVI (1580-1583). Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

Nota. Este artículo aparece publicado en su versión original en gallego y justo a continuación el lector encontrará una versión en castellano.


Sobre como o Clero regulaba condutas e obras dos fregueses de Parderrubias no século XVI (1580-1583). Por José Luis Camba Seara e Juan Carlos Sierra Freire

A parroquia rural galega chegou a desempeñar funcións que ían moito máis alá das propias da administración eclesiástica. Na actualidade, o seu papel como marco de veciñanza no ámbito rural galego segue tendo gran relevancia (Saavedra, Sobrado e Presedo, 2013). En 1580 contabilizábanse en Galicia 3.571 parroquias, a inmensa maioría de tipo rural e de pequena extensión (8 km2). A extensión actual da Parroquia de Parderrubias é de 8,3 km2.

Tal como sinalan Saavedra et al. (2013), desde a segunda metade do século XVI a vida comunitaria faise ao redor do templo parroquial. A inmensa maioría da poboación española do século XVI era analfabeta, constituíndo polo tanto a lectura e a escritura privilexios propios de clérigos, nobres e burgueses. Gran parte da cultura popular estaba plenamente influenciada polo Clero, influencia que en moitas ocasións caracterizábase pola intolerancia e a represión, atributos claramente reflectidos no Concilio de Trento (1545-1563) e, de maneira extrema, no labor da Inquisición.

As visitas pastorais ás Parroquias, das que en Ourense hai rexistros desde o ano 1480, permítennos apreciar como gran parte da vida comunitaria viraba ao redor do templo parroquial atopándose esta fortemente influenciada polo Clero: pago dos diezmos e outros tributos, cumprimento de obrigacións relixiosas, regulación de múltiples comportamentos, implicación nas obras parroquiais, etc. Baseándonos nas visitas episcopais realizadas no último terzo do século XVI á Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias daremos apoio a esta afirmación, ao longo dunha serie de artigos que iremos publicando. Neste primeiro traballo, referirémonos ás visitas realizadas á Parroquia polo Señor Bispo Juan de San Clemente e/ou o Visitador Xeral do Bispado de Ourense, o Licenciado Gerónimo Martínez, nos anos 1580, 1581, 1582 e 1583, sendo Párroco de Parderrubias Don Juan García, e as cales aparecen rexistradas no Libro Parroquial da época. Neses anos a Parroquia estaba integrada por 30 fregueses, e os seus destros eran valorados en cen ducados (o ducado era a moeda vixente nos séculos XVI e XVII en España, e tiña un peso de 3,6 gramos de ouro, equivalendo a 11 reais casteláns e un maravedí, ou 375 maravedíes).

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Visita pastoral do ano 1580. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Todas as visitas incluían unha primeira fase protocolaria que consistía na revisión e avaliación das condicións nas que se atopaba o Santísimo Sacramento, os Sagrados Oleos e a Pía do Bautizo. Con todo, o contido máis relevante destes rexistros son os mandatos que o Señor Bispo dirixe aos fregueses de Parderrubias. Estes mandatos pódense clasificar en dúas modalidades: 1) mandatos sobre a regulación das boas condutas dos fregueses e 2) mandatos sobre as ordenanzas relativas a obras e loxística do patrimonio que a Igrexa posuía en Parderrubias.

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Visita pastoral do ano 1581. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Regulación de boas condutas

Na visita realizada o 21 de maio de 1580, así como na levada a cabo o 22 de xaneiro de 1582, esíxese a aquelas persoas con testamentos por cumprir que os cumpran no día do enterro do finado que deixara o testamento e ao longo dese ano. Era práctica habitual que os fregueses, vendo preto o final da súa vida, deixasen un testamento verbal no que se establecía o número de curas asistentes ás honras fúnebres, así como o número de misas que estes deberían celebrar pola súa alma. É máis, na visita de 1582 exhórtase aos enfermos, tanto homes como mulleres, a que fagan os seus testamentos para “descargo de sus conciencias”.

O feito de acudir á misa os domingos e festas de gardar é un deber que todo cristián debe cumprir, polo que na visita de 1580 lémbrase aos fregueses, baixo mandato, acerca da obrigación de oír misa enteira todos os domingos e festas de gardar, debendo estar “callados, devotos, atentos e moi obedientes a su cura”. Na visita de 1582 concrétanse as penas ás que se expón todo aquel que non cumpra co devandito precepto:

“…oír misa entera todos los domingos e fiestas de guardar como son obligados de precepto so pena de un real para la fábrica por cada una que faltare en esta manera un cuartillo al que no llegare a la epístola y medio real al que no llegare al evangelio y un real a toda la misa”.

O comportamento en misa tamén era obxectivo do “manual dos bos costumes” e así, por exemplo, prohíbese falar de cousas profanas dentro da igrexa, pídese non arrimarse aos altares e que as mulleres non traian os seus fillos pequenos, pois “lloran e desasosiegan al rector y feligreses”, feito que lles poñería sen dúbida na disxuntiva de con quen deixalos, pois todo fregués estaba obrigado a asistir a misa.

Traballar ou mandar traballar un domingo ou festa de gardar en calquera labor penalízase con multa de catro reais (moeda de prata de 3,35 gramos que equivalía a 34 maravedíes) e penitencia pública participando na misa de domingo ou festa de gardar cunha vela acesa. Non acatar esta condena supoñía un castigo de maior rigor. Así, recóllese esta cuestión na visita do ano 1582:

…no trabajen ni manden trabajar en ningún labor ni casa so pena de cada cuatro reales para la fábrica e siendo rebeldes hagan una sentencia pública en la iglesia un domingo o fiesta de guardar estando a la misa mayor en cuerpo en pies descalzo e sin bonete con una bela de cera encendida en las manos e acabada la misa ofrezca la bela al cura e no lo cumpliendo los heviten de los oficios divinos y executen como bando”.

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Visita pastoral do ano 1582. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Pero talvez, o exemplo máis claro acerca de como se regulaba o comportamento dos fregueses atopémolo no caso do taberneiro Alonso Gulin, o cal constata a presenza de polo menos unha taberna en Parderrubias no ano 1580.

“…no viene a misa él y su mujer sino por días y que cuando viene el uno no viene el otro y se ocupan en de coger los feligreses los domingos y fiestas en su taberna antes de misa por lo cual el señor visitador le condenaron una libra de cera para la fábrica de la yglesia la cual se pague al mayordomo de la yglesia dentro de nueve días so pena de dos ducados y de que lo eviten y executen como bando que de aquí adelante los domingos y fiestas de guardar no recoja en su casa a los feligreses antes de misa a comer ni beber ni otras cosas y vengan oir misa entera marido y mujer y la gente de su casa so pena de dos ducados cada vez que no lo cumplieran aplicados según costumbre”.

Nesta mesma cuestión volve insistir na visita de 1582, o cal parece indicar que o «malo costume» de visitar a taberna antes de acudir á misa estaba bastante arraigada na Parroquia. Nesta ocasión fálase de “tabernas”, o que avalaría a hipótese da existencia de máis dunha, nas que se despacharían comida e bebida:

…los feligreses los domingos e festas de guardar antes de misa mayor no se vayan a las tabernas a comer beber ni jugar ni los taberneros no los reciban en sus casas ni les den naypes para jugar so pena de cada cuatro reales para la fábrica y siendo rebeldes hagan una penitencia pública como horando”.

Na visita de 1580 proponse regular tamén, mediante mandato, a “mala costume” que teñen algúns fregueses de acudir por negocios á misa de domingo ou festas de gardar a Parroquias próximas, polo que se pide que ningún fregués salga neses días da súa freguesía antes de oír misa.

Ademais da corrección de malos hábitos, os mandatos serven para lembrar aos fregueses a necesidade do cumprir cos cultos máis aló de asistir á misa. Nas visitas de 1581 e 1582 pídese ao Cura que ensine aos seus fregueses os misterios do Rosario co fin de que saiban rezalo, e que oito ou quince días antes das festas de Nadal, Corpus Christi e da nosa Señora (en setembro) avise aos fregueses para que se confesen e comulguen para gañar as grazas e indulxencias concedidas polo Santo Pai Gregorio XIII. Este feito avala que a festividade do Corpus Christi vénse celebrando en Parderrubias desde a súa instauración en Galicia alá polo século XVI, tal como xa expomos noutro traballo publicado neste Blogue acerca desta festa [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2015/11/02/e12-la-fiesta-de-corpus-en-parderrubias/].

Un dos mandatos incluídos na visita de 1582 fai referencia ao comportamento para seguir nas visitas do Santísimo Sacramento aos enfermos, tradición que o paso do tempo fixo desaparecer:

…luego que el cura e rector tañere las campanas haciendo señal para salir con el Santísimo Sacramento a visitar a los enfermos se junten a la iglesia y los acompañen con sus velas de cera encendidas en las manos los que pudieran so pena de cada su real para la lumbre del Santísimo Sacramento”.

A regulación de comportamentos adecuados entre os fregueses tamén se facía explícita para o caso dos enterros. O mandato rubricado en 1582 era moi claro neste sentido:

…y cuando hubieren difuntos bayan a sus entierros y los acompañen desde sus casas a la iglesia y allí asistan a los oficios que se les hiziere so pena de cada su real para la lumbre del Santísimo Sacramento”.

Este “manual de boas condutas” tiña espazo tamén para regulacións de obras de acción social. Así, na visita de 1580 ínstase a que se dea continuidade de forma habitual á acción do anterior Párroco, Don Francisco Alonso de Carballos, que doara en esmola 166 fanegas de pan para unha Alhóndiga da Misericordia co fin de repartir nos meses de necesidade entre os veciños (abril e maio, basicamente). A posta en marcha dunha “tulla” (almacén de cereais) regularizouse na visita do seguinte ano, realizada o 20 de agosto:

…todas las personas que deben pan a la tulla le acudan con el dentro de diez días primeros siguientes a la persona que le suele coger y no lo habiendo el Rector los quite de oficios divinos y demás desto les condene de un ducado…”.

Na visita do ano seguinte, a condena por incumprimento do devandito mandato faise explícita na persoa dun fregués de nome Domingo, quen se ve exposto a unha condena exemplarizante por violar o devandito mandato:

…de y pague las nueve fanegas de pan que debe a la tulla de la misericordia de la feligresía dentro de beinte dias primeros siguientes so pena descomunion y de cuatro ducados y de que lo hebiten de los oficios divinos y executen como bando”.

 Ordenanzas relativas a loxística e obras parroquiais

Á parte dos mandatos sobre boas condutas, nos rexistros de visitas episcopais atopámonos cos relativos á loxística e infraestruturas parroquiais. Na visita de 1580 pídese aos fregueses que compren un novo Misal, pois o único que hai é insuficiente cando se reúnen varios clérigos. Debe ser adquirido nun prazo de tres meses baixo multa de catro ducados, cantidade nada despreciable. Na visita realizada o 20 de agosto de 1581 demándase aos fregueses que no prazo de dous meses adquiran catro manteles para os altares e unhas vinaxeiras baixo pena de dous ducados destinados á compra da cera do Santísimo Sacramento, en caso de incumprimento.

Con todo, o mandato máis complexo exposto na visita de 1580 foi a petición da ampliación da igrexa, que quedaba pequena para albergar aos fregueses en misa de domingo. Lembremos que estamos a falar da igrexa que precedeu á actual, a cal sería construída case dous séculos despois, en 1765. Dise textualmente:

 “…que los feligreses alarguen para adelante la puerta principal de la iglesia doce pies a cada lado de buena piedra de cantería con su maderamiento y tejado de obra limpia y lúcida”.

Obra que debería estar rematada en tres anos, baixo pena de 20 ducados en caso de non cumprir co prazo. Esta ampliación da antiga igrexa ía asociada, como solicita o Visitador, ao derrube dunha casa de planta baixa sita diante da porta principal, propiedade de Constança e Domingos da Yglesia. Estas obras son lembradas nas visitas dos seguintes anos 1581 e 1582,  polo que supoñemos que non foron iniciadas no prazo convido. A esta reforma engadíronse outras na visita de 1582. Así, neste ano 1582 ínstase a iniciar outras obras importantes na igrexa. Esíxese arranxar o campanario (“y carguenlo mas pues se menea y podrá caer”) nun prazo de seis meses baixo pena de seis ducados, así como tellar a igrexa nos dous seguintes meses so pena de catro ducados.

Os mandatos da visita realizada o 13 de setembro de 1583 volven incidir nesta cuestión, limitándose practicamente todo o escrito ás esixencias ao cura e aos fregueses de acometer novas obras na igrexa:

…el Rector y feligreses por partes iguales conforme a la costumbre de este obispado levanten el Arco del Coro dos hiladas de piedra o tres… y el cura levante otras tres filadas de piedra al coro porque está muy bajo y le vuelvan a maderar de buena madera y quite la ventana que está en medio del altar mayor y quede todo llano y que los otros feligreses levante las paredes de la Yglesia otra hilada de piedra porque queda muy baja, lo cual cumplan cada uno por lo que le toque dentro de seis meses so pena de veinte ducados aplicados para obras pías”.

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Visita pastoral do ano 1583. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

En definitiva, a partir das visitas pastorais levadas a cabo en Parderrubias desde 1580 a 1583 podemos apreciar como a Igrexa exercía un estrito control sobre os seus fregueses e sobre o seu patrimonio. Este control tiña un carácter marcadamente represivo, pois como moi ben se puido apreciar todo mandato levaba emparellado, de forma explícita, un castigo económico polo seu incumprimento, tratándose en moitos casos de cantidades nada despreciables, que ían parar ás arcas da Igrexa para o seu mantemento. Se a esta fiscalización unimos o pago dos diezmos (décima parte do produto bruto producido en cada casa ao cabo do ano), que estaban vixentes desde o século VI, podemos facernos unha idea acerca da presión fiscal á que estaban sometidos os nosos antepasados por parte da Igrexa.


Referencias

Saavedra, P., Sobrado, H. y Presedo, A. (2013). La red parroquial y el clero rural en la Galicia en los siglos XVI-XIX: resultados de una investigación en curso. Obradoiro de Historia Moderna, 22, 93-128.


 

VERSIÓN EN CASTELLANO

Nota. Este artículo aparece publicado más arriba en su versión original en gallego.

Sobre como el Clero reglaba conductas y obras de los feligreses de Parderrubias en el siglo XVI (1580-1583). Por José Luis Camba Seara y Juan Carlos Sierra Freire

La parroquia rural gallega llegó a desempeñar funciones que iban mucho más allá de las propias de la administración eclesiástica. En la actualidad, su papel como marco de vecindad en el ámbito rural gallego sigue teniendo gran relevancia (Saavedra, Sobrado y Presedo, 2013). En 1580 se contabilizaban en Galicia 3.571 parroquias, la gran mayoría de tipo rural y de pequeña extensión (8 km2). La extensión actual de la Parroquia de Parderrubias es de 8,3 km2.

Tal como señalan Saavedra et al. (2013), desde la segunda mitad del siglo XVI la vida comunitaria se hace en torno al templo parroquial. La inmensa mayoría de la población española del siglo XVI era analfabeta, constituyendo por tanto la lectura y la escritura privilegios exclusivos de clérigos, nobles y burgueses. Gran parte de la cultura popular estaba plenamente influenciada por el Clero, influencia que en muchas ocasiones se caracterizaba por la intolerancia y la represión, atributos claramente reflejados en el Concilio de Trento (1545-1563) y, de manera extrema, en la labor de la Inquisición.

Las visitas pastorales a las Parroquias, de las que en Ourense hay registros desde el año 1480, nos permiten apreciar como gran parte de la vida comunitaria giraba en torno al templo parroquial, encontrándose ésta fuertemente influenciada por el Clero: pago de los diezmos y otros tributos, cumplimiento de obligaciones religiosas, regulación de múltiples comportamientos, implicación en las obras parroquiales, etc. Basándonos en las visitas episcopales realizadas en el último tercio del siglo XVI a la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias daremos apoyo a esta afirmación, a lo largo de una serie de artículos que iremos publicando. En este primer trabajo, nos referiremos a las visitas realizadas a la Parroquia por el Señor Obispo Juan de San Clemente y/o el Visitador General del Obispado de Ourense, el Licenciado Gerónimo Martínez, en los años 1580, 1581, 1582 y 1583, siendo Párroco de Parderrubias Don Juan García, y las cuales aparecen registradas en el Libro Parroquial de la época. En esos años la Parroquia estaba integrada por 30 feligreses, y sus diestros eran valorados en cien ducados (el ducado era la moneda vigente en los siglos XVI y XVII en España, y tenía un peso de 3,6 gramos de oro, equivaliendo a 11 reales castellanos y un maravedí, o 375 maravedíes).

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Visita pastoral del año 1580. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Todas las visitas incluían una primera fase protocolaria que consistía en la revisión y evaluación de las condiciones en las que se encontraba el Santísimo Sacramento, los Sagrados Oleos y la Pila Bautismal. Sin embargo, el contenido más relevante de estos registros tiene que ver con los mandatos que el Señor Obispo dirige a los feligreses de Parderrubias. Estos se pueden clasificar en dos modalidades: 1) mandatos sobre la regulación de las buenas conductas de los feligreses y 2) mandatos sobre las ordenanzas relativas a obras y logística del patrimonio que la Iglesia poseía en Parderrubias.

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Visita pastoral del año 1580. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Regulación de buenas conductas

En la visita realizada el 21 de mayo de 1580, así como en la llevada a cabo el 22 de enero de 1582, se exige a aquellas personas con testamentos por cumplir que los cumplan en el día del entierro del finado que había hecho testamento y a lo largo de ese año. Era práctica habitual que los feligreses, viendo cerca el final de su vida, dejasen un testamento verbal en el que se establecía el número de curas asistentes a las honras fúnebres, así como el número de misas que estos deberían celebrar por su alma. Es más, en la visita de 1582 se exhorta a los enfermos, tanto hombres como mujeres, a que hagan sus testamentos para “descargo de sus conciencias”.

El hecho de acudir a misa los domingos y fiestas de guardar es un deber que todo cristiano debe cumplir, por lo que en la visita de 1580 se recuerda a los feligreses, bajo mandato, acerca de la obligación de oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar, debiendo estar “callados, devotos, atentos e muy obedientes a su cura”. En la visita de 1582 se concretan las penas a las que se expone todo aquel que no cumpla con dicho precepto:

“…oír misa entera todos los domingos e fiestas de guardar como son obligados de precepto so pena de un real para la fábrica por cada una que faltare en esta manera un cuartillo al que no llegare a la epístola y medio real al que no llegare al evangelio y un real a toda la misa”.

El comportamiento en misa también era objetivo del “manual de las buenas costumbres” y así, por ejemplo, se prohíbe hablar de cosas profanas dentro de la iglesia, se pide no arrimarse a los altares y que las mujeres no lleven a sus hijos pequeños, pues “lloran e desasosiegan al rector e feligreses”, hecho que les pondría sin duda en la disyuntiva de con quién dejarlos, pues todo parroquiano estaba obligado a asistir a misa.

Trabajar o mandar trabajar un domingo o fiesta de guardar en cualquier labor se penalizaba con multa de cuatro reales (moneda de plata de 3,35 gramos que equivalía a 34 maravedíes) y penitencia pública participando en misa de domingo o fiesta de guardar con una vela encendida. No acatar esta condena suponía un castigo de mayor rigor. Así, se recoge esta cuestión en la visita del año 1582:

…no trabajen ni manden trabajar en ningún labor ni casa so pena de cada cuatro reales para la fábrica e siendo rebeldes hagan una sentencia pública en la iglesia un domingo o fiesta de guardar estando a la misa mayor en cuerpo en pies descalzo e sin bonete con una bela de cera encendida en las manos e acabada la misa ofrezca la bela al cura e no lo cumpliendo los heviten de los oficios divinos y executen como bando”.

Pero tal vez, el ejemplo más claro acerca de cómo se regulaba el comportamiento de los feligreses nos lo encontremos en el caso del tabernero Alonso Gulin, lo cual constata la presencia de al menos una taberna en Parderrubias en el año 1580.

“…no viene a misa él y su mujer sino por días y que cuando viene el uno no viene el otro y se ocupan en de coger los feligreses los domingos y fiestas en su taberna antes de misa por lo cual el señor visitador le condenaron una libra de cera para la fábrica de la yglesia la cual se pague al mayordomo de la yglesia dentro de nueve días so pena de dos ducados y de que lo eviten y executen como bando que de aquí adelante los domingos y fiestas de guardar no recoja en su casa a los feligreses antes de misa a comer ni beber ni otras cosas y vengan oir misa entera marido y mujer y la gente de su casa so pena de dos ducados cada vez que no lo cumplieran aplicados según costumbre”.

En esta misma cuestión se vuelve a insistir en la visita de 1582, lo cual parece indicar que la costumbre de visitar la taberna antes de acudir a misa estaba bastante arraigada en la Parroquia. En esta ocasión se habla de “tabernas”, lo que avalaría la hipótesis de la existencia de más de una, en las que se despacharían comida y bebida:

…los feligreses los domingos e festas de guardar antes de misa mayor no se vayan a las tabernas a comer beber ni jugar ni los taberneros no los reciban en sus casas ni les den naypes para jugar so pena de cada cuatro reales para la fábrica y siendo rebeldes hagan una penitencia pública como horando”.

En la visita de 1580 se propone regular también, mediante mandato, la “mala costumbre” que tienen algunos feligreses de acudir por negocios a misa de domingo o fiestas de guardar a Parroquias cercanas, por lo que se pide que ningún feligrés salga en esos días de su feligresía antes de oír misa.

Además de la corrección de malos hábitos, los mandatos sirven para recordar a los feligreses la necesidad del cumplir con los cultos más allá de asistir a misa. En la visitas de 1581 y 1582 se pide al Cura que enseñe a sus feligreses los misterios del Rosario con el fin de que sepan rezarlo, y que ocho o quince días antes de las fiestas de Navidad, Corpus Christi y de Nuestra Señora (en septiembre) avise a los feligreses para que se confiesen y comulguen para ganar las gracias e indulgencias concedidas por el Santo Padre Gregorio XIII. Este hecho avala que la festividad del Corpus Christi se viene celebrando en Parderrubias desde su instauración en Galicia allá por el siglo XVI, tal como ya defendimos en otro trabajo publicado en este Blog acerca de esta fiesta [https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2015/11/02/e12-la-fiesta-de-corpus-en-parderrubias/].

Uno de los mandatos incluidos en la visita de 1582 hace referencia al comportamiento a seguir en las visitas del Santísimo Sacramento a los enfermos, tradición que el paso del tiempo hizo desaparecer:

…luego que el cura e rector tañere las campanas haciendo señal para salir con el Santísimo Sacramento a visitar a los enfermos se junten a la iglesia y los acompañen con sus velas de cera encendidas en las manos los que pudieran so pena de cada su real para la lumbre del Santísimo Sacramento”.

La regulación de comportamientos adecuados entre los feligreses también se hacía explícita para el caso de los entierros. El mandato rubricado en 1582 era muy claro en este sentido:

…y cuando hubieren difuntos bayan a sus entierros y los acompañen desde sus casas a la iglesia y allí asistan a los oficios que se les hiziere so pena de cada su real para la lumbre del Santísimo Sacramento”.

Este “manual de buenas conductas” tenía espacio también para regulaciones de obras de acción social. Así, en la visita de 1580 se insta a que se dé continuidad de forma habitual a la acción del anterior Párroco, Don Francisco Alonso de Robles, que había donado en limosna 166 fanegas de pan para una Alhóndiga de la Misericordia con el fin de repartir en los meses de necesidad entre los vecinos (abril y mayo, básicamente). La puesta en marcha de una “tulla” (almacén de cereales) se regularizó en la visita del siguiente año, realizada el 20 de agosto:

…todas las personas que deben pan a la tulla le acudan con el dentro de diez días primeros siguientes a la persona que le suele coger y no lo habiendo el Rector los quite de oficios divinos y demás desto les condene de un ducado…”.

En la visita del año siguiente, la condena por incumplimiento de dicho mandato se hace explícita en la persona de un feligrés de nombre Domingo, quien se ve expuesto a una condena ejemplarizante por violar dicho mandato:

…de y pague las nueve fanegas de pan que debe a la tulla de la misericordia de la feligresía dentro de beinte dias primeros siguientes so pena descomunion y de cuatro ducados y de que lo hebiten de los oficios divinos y executen como bando”.

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Visita pastoral del año 1582. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Ordenanzas relativas a logística y obras parroquiales

Aparte de los mandatos sobre buenas conductas, en los registros de visitas episcopales nos encontramos con los relativos a la logística e infraestructuras parroquiales. En la visita de 1580 se pide a los feligreses que compren un nuevo Misal, pues el único que hay es insuficiente cuando se reúnen varios clérigos. Debe ser adquirido en un plazo de tres meses bajo multa de cuatro ducados, cantidad nada despreciable. En la visita realizada el 20 de agosto de 1581 se demanda a los feligreses que en el plazo de dos meses adquieran cuatro sábanas para los altares y unas vinajeras bajo pena de dos ducados destinados a la compra de la cera del Santísimo Sacramento, en caso de incumplimiento.

No obstante, el mandato más complejo planteado en la visita de 1580 fue la petición de la ampliación de la iglesia que se quedaba pequeña para albergar a los feligreses en misa de domingo. Recordemos que estamos hablando de la iglesia que precedió a la actual, la cual sería construida casi dos siglos después, en 1765. Se dice textualmente:

…que los feligreses alarguen para adelante la puerta principal de la iglesia doce pies a cada lado de buena piedra de cantería con su maderamiento y tejado de obra limpia y lúcida”.

Obra que debería estar terminada en tres años, bajo pena de 20 ducados en caso de no cumplir con el plazo. Esta ampliación de la antigua iglesia iba asociada, como solicita el Visitador, al derribo de una casa de planta baja sita delante de la puerta principal, propiedad de Constança y Domingos de la Yglesia. Estas obras son recordadas en las visitas de los siguientes años 1581 y 1582,  por lo que suponemos que no fueron iniciadas en el plazo convenido. A esta reforma se añadieron otras en la visita de 1582. Así, en este año 1582 se insta a iniciar otras obras importantes en la iglesia. Se exige arreglar el campanario (“…y lo carguen mas pues se menea y podrá caer”) en un plazo de seis meses bajo pena de seis ducados, así como tejar la iglesia en los dos siguientes meses so pena de cuatro ducados.

Los mandatos de la visita realizada el 13 de septiembre de 1583 vuelven a incidir en esta cuestión, limitándose prácticamente todo el escrito a las exigencias al cura y a los feligreses de acometer nuevas obras en la iglesia:

…el Rector y feligreses por partes iguales conforme a la costumbre de este obispado levanten el Arco del Coro dos hiladas de piedra o tres… y el cura levante otras tres filadas de piedra al coro porque está muy bajo y le vuelvan a maderar de buena madera y quite la ventana que está en medio del altar mayor y quede todo llano y que los otros feligreses levante las paredes de la Yglesia otra hilada de piedra porque queda muy baja, lo cual cumplan cada uno por lo que le toque dentro de seis meses so pena de veinte ducados aplicados para obras pías”.

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Visita pastoral de 1583. Fuente: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

En definitiva, a partir de las visitas pastorales llevadas a cabo en Parderrubias desde 1580 a 1583 podemos apreciar como la Iglesia ejercía un estricto control sobre sus feligreses y sobre su patrimonio. Este control tenía un carácter marcadamente represivo, pues como muy bien se ha podido apreciar todo mandato llevaba emparejado, de forma explícita, un castigo económico por su incumplimiento, tratándose en muchos casos de cantidades nada despreciables, que iban parar a las arcas de la Iglesia para su mantenimiento. Si a esta fiscalización unimos el pago de los diezmos (décima parte del producto bruto producido en cada casa al cabo del año), que estaban vigentes ya desde el siglo VI, podemos hacernos una idea más o menos clara sobre la presión fiscal a la que estaban sometidos nuestros antepasados por parte de la Iglesia.


Referencias

Saavedra, P., Sobrado, H. y Presedo, A. (2013). La red parroquial y el clero rural en la Galicia en los siglos XVI-XIX: resultados de una investigación en curso. Obradoiro de Historia Moderna, 22, 93-128.

Se cumplen 450 años del nacimiento de 14 vecinos y de cuatro casamientos en Santa Olaia de Parderrubias (1566-2016). Por José Luis Camba Seara

Se cumplen 450 años del nacimiento de 14 vecinos y de cuatro casamientos en Santa Olaia de Parderrubias (1566-2016). Por José Luis Camba Seara

Afirmaba el filósofo británico Edmund Burke, que “las gentes que nunca se preocupan por sus antepasados jamás mirarán hacia la posteridad”. En este afán por mirar a la posteridad situamos este brillante trabajo firmado por José Luis Camba Seara.

No es tarea fácil describir el origen de un pueblo con una dilatada historia como es el caso de Parderrubias, iniciada documentalmente allá por el año 957. José Luis nos adentra en el apasionante mundo de los primeros documentos que ponen nombre y apellidos a nuestros antepasados del siglo XVI. Gracias a su trabajo de investigación podemos conocer, entre otros muchos datos de gran relevancia, los nombres, por ejemplo, del primer vecino bautizado y de la primera pareja de casados en la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias.

Gracias, José Luis.

Juan Carlos Sierra Freire

Nota. Este artículo aparece publicado en su versión original en gallego y justo a continuación el lector encontrará una versión en castellano.


Cúmprense 450 anos do nacemento de 14 veciños e de catro casamentos en Santa Olaia de Parderrubias (1566-2016). Por José Luis Camba Seara

A parroquia de Parderrubias (a sua denominación cambia duns a outros documentos históricos (Parietes-Rubias, pardeRubias, Parderrubias, etc. (https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/ubicacion-y-constitucion/) é un pobo, lugar ou vila, cuxo topónimo antigo data de fai máis de mil anos (Sánchez Pardo, 2008). Este autor fai mención a este lugar coa sua antiga denominación (Parietes Rubias) sendo altamente probable este a orixe da actual toponimia: Parderrubias. A sua primeira mención documental dataría do ano 957 nun documento dunha venda, documento ao que aluden tamén Sáez e Saez (1996) e López Sabatel (2013). Nun párrafo deste documento menciónase que no devandito ano 957:

Nigolago, Getina, Arias e Gogina, no seu propio nome, e Adaulfo e Menegundia, no seu nome e en representación dos seus sobriños, venden ao mosteiro de San Vicente a metade dunha vila” (López Sabatel, 2013, p. 85).

«...Et ipsa villa inter Minio et Arnogia, vocitata Parietes Rubias, pro quo accepimus de vobis precium, in quo et quanto nobis bene complacuit, per germanos capitales, quinque modios, vos dedistis et nos accepimus, et de ipso pretio apud vos nichil remansit in debito…»

É dicir, «…E a mesma vila entre o Miño e o  Arnoya, chamada Parietes Rubias, …».

Igrexa
Igrexa Parroquial de Santa Olaia de Parderrubias (século XVIII).

A obra citada de Sánchez Pardo (2008) inclúe un mapa coa ubicación das parroquias e aldeas  da hoxe denominada comarca Terras de Celanova, na provincia de Ourense, e no que aparecen os nomes das parroquias mencionadas polos seus topónimos antigos desa época, nun período comprendido entre os séculos IX e XIII (e posteriores), período  estudado por este historiador. Entre estas parroquias aparecen Parietes Rubias (Parderrubias) e pobos limítrofes como Peraria (Pereira), Villa Plana (Vilar), Spinoso (Espinoso), Montilanen (Muntián) ou Ravanal (Rabal). Sánchez Pardo, tendo en conta  o  nome da advocación da Parroquia (Santa Eulalia, Santa Olaya, Santa Olalla, Santa Baia) aventura que a súa orixe podería situarse no século V (véxanse as Figuras 1 e 2) .

No Censo de Pecheros do ano 1527, realizado na época de Carlos I (Instituto Nacional de Estadística, 2008), Parderrubias pertencía administrativamente á demarcación do Coto de Sobrado do Bispo que comprendía os pobos das parroquias de Sobrado do Bispo, Loiro, Parderrubias e Pereira. Este coto tiña entón 80 veciños (pecheros ou familias que pagaban os seus  impostos) e limitaba entre outros cos cotos de Bentrazes, Soutopenedo e Vilar de Paio.

Os Libros de Fábrica da Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias

Deixando á marxe o debate cronolóxico sobre a antigüidade do topónimo Parderrubias (Parietes Rubias) vou expoñer algúns datos extraídos dos chamados Libros de Fábrica da Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias que se conservan no Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Desde finais do século V estendeuse o costume da Igrexa Católica de levar un control estrito sobre os seus bens e posesións. Será a partir do século VI cando se chame a estos rexistros como Libros de Fábrica, porque neles faise referencia á masa de bens destinados ao mantemento da Igrexa. Será co Concilio de Trento (1545-1563) cando quedarán definitivamente reguladas as recomendacións para o uso e clasificación dos libros parroquiais, xeneralizándose desde entón o seu uso.

Os libros sacramentales dividíanse en libros de Bautizados, Matrimonios, Defuntos, Confirmados e Statu Animorum. Entre os de carácter administrativo diferenciábase os de Fábrica propiamente dos que levaban o control das Confrarías, Obras Pias e Misas Aniversario, Libros de Casas Reitorais, etc. Será precisamente  nesta época, no ano 1562, cando se realizan as primeiras anotacións dos Libros da Parroquia de Parderrubias.

Os Libros de Fábrica da Parroquia de Parderrubias que se conservan no Arquivo Histórico Diocesán de Ourense, son dos máis antigos da Diócese, tendo un incalculable valor e interese polos datos e referencias que neles se inclúen posibilitando coñecer a historia de Parderrubias a partir de mediados do século XVI, pois parte da mesma queda recollida neles. Estes libros constitúen un claro expoñente da realidade económica e social das parroquias rurales ao longo da Idade Moderna e unha magnífica ferramenta para reconstruír unha parte escasamente  coñecida da nosa historia.

Será no ano 1562 cando nos atopemos cos primeiros datos detallados da Parroquia de Parderrubias. No primeiro dos tres libros hai un documento eclesiástico  datado neste ano referido á visita que efectuou «a la parroquia de Santa Olaya de parde Rubias” o Visitador Xeral do Obispado de Ourense e “hallo por rretor  della a Alonso amigo de… y a  su  capellan Gregorio de prado…”.

Visita de la iglesia de sta Olaya depar de Rubias del año de 1562 aºs”(años). En la iglesia de Santaolayade par de R(ubias)… y anos del mes dehenero del ano de m(il e quinientos) y sesentaydos. El mag(nifi)co y muy Rvdmo señor—Anda visitador general  en todo el obispado de ore(nse) don fran(cisco) –larias ob(bis)po del s(ueb)o obispado… Magnifico sr my señor… y hallo por retor della a alonso amigo de… y su capellan que…. Y dice misa todos los domingos y días de fiestas…”.

Visitador
Documento que acredita a visita do Sr. Visitador do Obispado de Ourense á Igrexa Parroquial de Santa Olaia de Parderrubias no ano 1562. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

O primeiro rexistro legible de bautizados que está documentado no Libro de Bautizados da Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias, é o dunha nena chamada “constança” e que foi bautizada “el priº domingo de septiembre del año de 1564”. Foi bautizada polo párroco da igrexa  “francº do Casullo” cuxa sinatura pode verse no asentamento que se fai na dita partida de nacemento.

primeiro bautizo
Documento que acredita ao primeiro bautizado, legible, na Igrexa Parroquial de Santa Olaia de Parderrubias no año 1564. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Ano de mil e cincocentos sesenta e seis: hai 450 anos

Centrándonos no ano de 1566, é decir hai  450 anos, a Parroquia de Parderrubias comprendía varios núcleos de poboación (Yglesia, aSeara, Bouças, Solbeyra, Nugueyroa), reseñados todos eles nos asentamentos de bautizados, casados e falecidos, así coma nos escritos das Visitas do Señor Visitador. Nestas datas a Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias contaba con 30 feligreses como se pode apreciar nos escritos dos Libros de Fábrica da mesma.

Visita obispo
Acta da Visita do Sr. Obispo de Ourense a Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias en 1581. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

En  1566 foron bautizados na Parroquia de Parderrubias 14 novos veciños, dos cales sete eran varóns e sete mulleres. Os meses nos que tiveron lugar os bautizos (e presumiblemente os nacementos) foron  xaneiro (1), febreiro (1), marzo (2), maio (1), agosto (2), setembro (2), outubro (1) e decembro (4). Todos eles eran veciños da Parroquia de Santa Olaia aínda que algúns dos seus pais procedían dalgunha Parroquia ou lugar diferentes.Os nomes dos novos bautizados e o de seus pais eran os seguintes:

«Cathalina: hija de alonso doniz e margarida

vartulome: hijo de Rº golin y de Antonia

pedro: hijo de alonso golin debaixo y de constança

catalina: hija de Antoº de noboa y de doña cathalina

pedro: hijo de pedro daSeara y de Ysabel golin hija de maria golin

maria: hija de juan de Sampedro y de Eynes

vartolome: hija de Jnº  de Sampedro y de maria

maria: hija de pedro daSeara y de dominga

Juan: hijo de Juan de layglesia y de Ysabel

simon: hijo de Vieyto das pias y de micia

Eynes: hija de francº  gºsy de Luzia

Luzia: hija de fernan pascual y de francª

antonio: hjo de Alonso golin y de margarida

marina : hija de frco martin y de maria «.

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Pila Bautismal da Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias.

Nos asentamentos de bautizos aparecen, ademais do nome dos bautizados e o dos seus pais, o dos padriños, así como a data de celebración,  que normalmente era en domingo. Moitos dos nomes dos veciños apuntados («pedro daSeara», «juan de Sampedro», «juan de layglesia», «gregorio do campelo», etc.) aparecen designados polo seu nome de pila seguido do da súa aldea ou lugar de veciñanza. Esta é unha caracterización  toponímica que aínda pervive actualmente como costume nos nosos pobos e aldeas. Noutros casos faise referencia, xunto co nome, ao seu parentesco («muger da oº golin», «hija de gonzº dasPias», etc. ) ou ao seu oficio («pedro zapateiro», «criado de…», «carpinteiro», «capellan de Pereyras», etc.). Tamén nalgún caso faise referencia a algún alcume  como «alonso golin elviejo» ou «alº do canal coxo».

Algúns dos recén nados foron bautizados “causa necesitatis”. O bautizo únicamente se podía  administrar no propio fogar naqueles casos de máxima gravidade da situación ou perigo de morte. «Se pola distancia ou outras circunstancias o que debe ser bautizado non pode ir ou ser levado sen grave inconveniente á igrexa parroquial… pode e debe conferirse o bautismo noutra igrexa mais próxima… ou noutro lugar decente… Se o neno se atopa en perigo de morte debe ser bautizado sen demora» (Instituto Martín de Azpilcueta, 1983, p. 582).

Entre os anos 1565 e 1575 foron bautizados na parroquia de Santa Olaia de Parderrubias,  segundo se recolle do estudo dos seus asentamentos no Libro Parroquial 1 da devandita Parroquia, 126 nados, dos cales 54 (42,8%) foron homes e 72 (57,2%) mulleres. A media de bautizados nesta década foi duns 12 anuais, dos cales aproximadamente cinco eran homes e sete mulleres. Os anos cun maior número de bautizados foron 1569 e 1574 con 16, e 1566 con 14 (véxase Táboa 1). Todos os bautizados neste período, excepto un, que foi bautizado por “alonso gonzalez capellan de Pereyras”, fórono polo enton abade rector dela Blas Gonzalez.

Blas González
Documento firmado polo abade Blas Gonzalez, retor da Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias entre 1565 e 1575. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Na Táboa 1 pódese observar a distribución dos bautizados entre 1565 e 1575 na Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias.

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Táboa 1. Distribución de bautizados entre os anos 1565 e 1575 na Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias. Elaborada por J. L. Camba Seara.

En canto aos casamentos celebrados na Parroquia no ano de 1566, figuran catro no citado Libro 1:

“Alonso ferro, vecino de ginzo, con Eynes doytomuro vecina de Parderrubias el 13 de henero”.

“Gonzalo doytomuro vecino de bouças con catalina vecina de Parderrubias el 12 de junio”.

“Juan perez, vº de sobrado y Antonia gonzalez vª de solveira el 10 de noviembre”.

“fernan giraldez vº de ulfe y maria daSeara de Parderrubias el 24 de noviembre”.

En todos estes casamentos oficiou como abade tamén Blas Gonzalez párroco de Santa Olaia de Parderrubias. É de destacar que estes matrimonios celebrábanse, como se pode comprobar pola veciñanza dos contraentes, entre os propios veciños de Parderrubias, e entre estes e  os doutras parroquias ou pobos próximos, e mesmo afastados como é o caso de veciños  de “ginzo” (Xinzo de Limia supostamente) ou “Sobrado”.

Boda 1566
Documento do asentamento dun matrimonio celebrado en “santa olaya deparderrubias” o 13 de xaneiro de 1566. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

No ano anterior, 1565, primeiro dos relacionados, figuran outros catro matrimonios:

“Afonso borrajo y Joana doytomuro el 17 de septiembre”.

“Dominga golin de Parderrubias y Diego de sanmamede vecino de sanmamede, el ultimo domingo de noviembre”.

“Rodrigo golin y Antonia martinez, el dia de San marcos”.

“Afonso doniz y margarida doytomuro el 9 de octubre”.

O casamento de “Bello Afonso borrajo y Joana doytomuro o 17 de septembro de 1565” é  o primeiro dos que aparecen no Libro de Bautizados da Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias. «Fueron padrinos y testigos Pero de golín vº de moreras y ysabel muger de jnº dela iglsa«. Los casó Blas Gonzalez.

primeira boda
Documento de asentamento do primeiro casamento rexistrado na Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias o 17 de septembro de 1565. Fonte: Arquivo Histórico Diocesán de Ourense.

Todos estes nomes corresponden a  antepasados da Parroquia de Parderrubias que naceron, foron bautizados, traballaron, casaron e morreron nela e que forman parte da nosa memoria histórica,  o que da fe da existencia no século XVI  dunha  comunidade asentada e bastante numerosa no que hoxe é o noso pobo e arredores.

Noutra ocasión trataremos o estudo de falecidos e confirmados na Parroquia de Parderrubias durante esta época.


Referencias

Instituto Martín Azpilcueta (1983). Código de Derecho Canónico. Barañáin: EUNSA.

Instituto Nacional de Estadística (2008). Censo de Pecheros de 1528 y 1591. Madrid: INE.

López Sabatel, J. A. (2013). La villa altomedieval gallega: núcleo de estructuración social y escenario de feudalización. Social and Education History, 2, 78-100.

Sáez, E. y Sáez, C. (1996). Colección diplomática del monasterio de Celanova (842-1230). Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá.

Sánchez Pardo, J. C. (2008). Territorio y poblamiento en Galicia entre la Antigüedad y la plena Edad Media. Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela.


VERSIÓN EN CASTELLANO

Nota. Este artículo aparece publicado más arriba en su versión original en gallego.

Se cumplen 450 años del nacimiento de 14 vecinos y de cuatro casamientos en Santa Olaia de Parderrubias (1566-2016). Por José Luis Camba Seara

La Parroquia de Parderrubias (su denominación cambia de unos documentos históricos a otros: Parietes-Rubias, pardeRubias, Parderrubias,  etc. (https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/ubicacion-y-constitucion/) es un pueblo, lugar o villa, cuyo topónimo antiguo data de hace más de mil años (Sánchez Pardo, 2008). Este autor hace mención a este lugar con su antigua nominación (Parietes Rubias), siendo altamente probable éste el origen de la actual toponimia: Parderrubias. Su primera mención documental dataría del año 957 en un documento de una  venta, documento al que aluden también López Sabatel (2013) y  Sáez y Sáez (1996). En un párrafo de este documento se menciona que en dicho año 957:

“Nigolago, Getina, Arias y Gogina, en su propio nombre, y Adaulfo y Menegundia, en su nombre y en representación de sus sobrinos, venden al monasterio de San Vicente la mitad de una villa” (López Sabatel, 2013, p. 85).

«…Et ipsa villa inter Minio et Arnogia, vocitata Parietes Rubias, pro quo accepimus de vobis precium, in quo et quanto nobis bene complacuit, per germanos capitales, quinque modios, vos dedistis et nos accepimus, et de ipso pretio apud vos nichil remansit in debito…»

Es decir, «… Y la misma villa entre el Miño y el Arnoya, llamada Parietes Rubias…».

Igrexa
Iglesia Parroquial de Santa Olaia de Parderrubias (siglo XVIII).

La obra citada de Sánchez Pardo (2008) incluye un mapa con la ubicación de las parroquias y aldeas de la hoy denominada comarca Terras de Celanova, en la provincia de Ourense, y en el que aparecen las parroquias nombradas por sus topónimos antiguos entre los siglos X y XIII (y posteriores), periodo estudiado por este historiador. Entre estas parroquias aparece Parietes Rubias (Parderrubias) y pueblos limítrofes como Peraria (Pereira), Villa Plana (Vilar), Spinoso (Espinoso), Montilanen (Muntián) o Ravanal (Rabal). Sánchez Pardo, teniendo en cuenta el nombre de la advocación de la Parroquia (Santa Eulalia, Santa Olaya, Santa Olalla, Santa Baia) aventura que su origen podría situarse incluso en el siglo V. Véanse las Figuras 1 y 2.

 

En el Censo de Pecheros del año 1527, realizado en la época de Carlos I (Instituto Nacional de Estadística, 2008), Parderrubias pertenecía administrativamente a la demarcación del Coto de Sobrado del Obispo que comprendía los pueblos de las parroquias de Sobrado del Obispo, Loiro, Parderrubias y Pereira. Este coto tenía entonces 80 vecinos (pecheros o familias que pagaban sus  impuestos) y limitaba entre otros con los cotos de Bentrazes, Soutopenedo y Vilar de Paio.

Los Libros de Fábrica de la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias

Dejando a un lado el debate cronológico sobre la antigüedad del topónimo Parderrubias (Parietes Rubias) voy a exponer algunos datos extraídos de los denominados Libros de Fábrica de la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias que se conservan en el Archivo Histórico Diocesano de Ourense.

Desde finales del siglo V se extendió la costumbre de la Iglesia Católica de llevar un control estricto sobre sus bienes y posesiones. Será a partir del siglo VI cuando se aluda a estos registros como Libros de Fábrica, denominados así porque en ellos se hace referencia a la masa de bienes destinados al mantenimiento de la Iglesia. Será con  el Concilio de Trento (1545-1563) cuando quedarán definitivamente reguladas las recomendaciones para el uso y clasificación de los libros parroquiales, generalizándose desde entonces su uso.

Los libros sacramentales se dividían en libros de Bautizados, Matrimonios, Difuntos, Confirmados y Statu Animorum. Entre los de carácter administrativo se diferenciaban los Libros de Fábrica propiamente dichos de los que llevaban el control de las Cofradías, Obras Pías y Misas Aniversario, Libros de Casas Rectorales, etc. Será precisamente en esta época, en el año 1562, cuando se realizan las primeras anotaciones de los Libros de la Parroquia de Parderrubias.

Los Libros de Fábrica de la Parroquia de Parderrubias que se conservan en el Archivo Histórico Diocesano de Ourense son de los más antiguos de la Diócesis, teniendo un incalculable valor e interés por los datos y referencias que en ellos se incluyen, posibilitando conocer la historia de Parderrubias a partir de mediados del siglo XVI,  pues parte de la misma queda recogida en ellos. Estos libros constituyen un claro exponente de la realidad económica y social de las parroquias rurales a lo largo de la Edad Moderna y una magnífica herramienta para reconstruir una parte escasamente conocida de nuestra historia.

Será en el año 1562 cuando nos encontremos con los primeros datos detallados de la Parroquia de Parderrubias. En el primero de los tres libros hay un documento eclesiástico datado en ese año referido a la visita que efectuó “a la parroquia de Santa Olaya de parde Rubias” el Visitador General del Obispado de Ourense, en donde “hallo por rretor  della a Alonso amigo de… y a  su capellan Gregorio de prado…”.

“Visita de la iglesia de sta Olaya depar de Rubias del año de 1562 aºs (años). En la iglesia de Santaolayade par de R(ubias)… y anos del mes dehenero del ano de m(il e quinientos) y sesentaydos. El mag(nifi)co y muy Rvdmo señor—Anda visitador general en todo el obispado de ore(nse) don fran(cisco) –larias ob(bis)po del s(ueb)o obispado… Magnifico sr my señor… y hallo por retor della a alonso amigo de… y su capellan que…. Y dice misa todos los domingos y días de fiestas…..”.

Visitador
Documento que acredita la visita del Sr. Visitador del Obispado de Ourense a la Iglesia Parroquial de Santa Olaia de Parderrubias en el año 1562. Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Ourense.

El primer bautizo, legible, que aparece registrado en el Libro de Bautizados de la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias, corresponde al de una niña llamada “constança”, bautizada “el priº domingo de septiembre del año de 1564” por el que era párroco “francº do Casullo”.

primeiro bautizo
Documento que acredita el primer bautizo, legible, en la Iglesia Parroquial de Santa Olaia de Parderrubias en el año 1564. Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Ourense.

Año de mil e quinientos sesenta e seis: hace 450 años

Centrándonos en el año de 1566, es decir, hace  450 años, la Parroquia de Parderrubias comprendía varios núcleos de población (Yglesia, aSeara, Bouças, Solbeyra, Nugueyroa), reseñados todos ellos en los asentamientos de bautizados, casados y fallecidos, así como en los escritos de las Visitas del Sr. Visitador. En esta época la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias contaba con 30 feligreses como se puede apreciar en los escritos de los Libros de Fábrica de la misma.

Visita obispo
Acta de la Visita del Sr. Obispo de Ourense a la Parroquia de de Santa Olaia de Parderrubias en 1581. Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Ourense.

En 1566 fueron bautizados en la Parroquia de Parderrubias 14 nuevos vecinos, de los cuales siete eran varones y siete mujeres. Los meses en los que tuvieron lugar los bautizos (y presumiblemente, los nacimientos) fueron enero (1), febrero (1), marzo (2), mayo (1), agosto (2), septiembre (2), octubre (1) y diciembre (4). Todos ellos eran vecinos de la Parroquia de Santa Olaia, aunque algunos de sus padres procedían de alguna parroquia o lugar diferentes. Los nombres de los nuevos bautizados y los de sus padres eran los siguientes:

«Cathalina: hija de alonso doniz e margarida

vartulome: hijo de Rº golin y de Antonia

pedro: hijo de alonso golin debaixo y de constança

catalina: hija de Antoº de noboa y de doña cathalina

pedro: hijo de pedro daSeara y de Ysabel golin hija de maria golin

maria: hija de juan de Sampedro y de Eynes

vartolome: hija de Jnº  de Sampedro y de maria

maria: hija de pedro daSeara y de dominga

Juan: hijo de Juan de layglesia y de Ysabel

simon: hijo de Vieyto das pias y de micia

Eynes: hija de francº  gºsy de Luzia

Luzia: hija de fernan pascual y de francª

antonio: hjo de Alonso golin y de margarida

marina : hija de frco martin y de maria».

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Pila Bautismal de la Iglesia Parroquial de Santa Olaia de Parderrubias.

En los asentamientos de bautizos aparecen, además del nombre de los bautizados y el de sus padres, el de los padrinos, así como la fecha de celebración, que normalmente era en domingo. Muchos de los nombres de los vecinos reseñados («pedro da Seara», «juan de Sampedro», «juan de layglesia», «gregorio do campelo», etc.) aparecen designados por su nombre de pila seguido del de su aldea o lugar de vecindad. Esta es una caracterización toponímica que aún pervive actualmente como costumbre en nuestros pueblos y aldeas. En otros casos se hacía referencia, junto con el nombre, a su parentesco («muger de alº golin», hija de gonzº dasPias», etc.) o a su oficio («pedro zapatero», «criado de…», «carpintero», «capellan de Pereyras», etc.). También en algún caso se hace referencia a algún apodo (alcume) como «alonso golin el viejo» o «alº do canal coxo».

Algunos de los recién nacidos fueron bautizado “causa necesitatis”. El bautizo únicamente se podía administrar en el propio hogar en aquellos casos de máxima gravedad de la situación o peligro de muerte. “Si por la lejanía u otras circunstancias el que ha de ser bautizado no puede ir o ser llevado sin grave inconveniente a la iglesia parroquial… puede y debe conferirse el bautismo en otra iglesia más cercana… o en otro lugar decente… Si el niño se encuentra en peligro de muerte debe ser bautizado sin demora…” (Instituto Martín de Azpilcueta, 1983, p. 582).

Entre los años 1565 y 1575 fueron bautizados en la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias, según se extrae del estudio de sus asentamientos en el Libro Parroquial 1 de dicha Parroquia, 126 nacidos, de los cuales 54 (42,8%) fueron varones y 72 (57,2%) mujeres. La media de bautizados en esta década fue de unos 12 anuales, de los cuales aproximadamente cinco eran hombres y siete mujeres. Los años con un mayor número de bautizados fueron 1569 y 1574 con 16, y 1566 con 14 (véase la Tabla 1). Todos los bautizados en este periodo, excepto uno que fue bautizado por “alonso gonzalez capellan de Pereyras”, lo fueron por el entonces abad rector de ella “Blas Gonzalez”.

Blas González
Documento firmado por el abad Blas Gonzalez, rector da Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias entre 1565 y 1575. Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Ourense.

En la Tabla 1 se puede  observar la distribución de los bautizados entre 1565 y 1575 en la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias.

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Tabla 1. Distribución de bautizados entre los años 1565 y 1575 en la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias. Elaborada por J. L. Camba Seara.

Con respecto a los casamientos celebrados en la Parroquia en el año 1566, figuran cuatro en el citado Libro 1:

“Alonso ferro, vecino de ginzo, con Eynes doytomuro vecina de Parderrubias el 13 de henero”.

“Gonzalo doytomuro vecino de bouças con catalina vecina de Parderrubias el 12 de junio”.

“Juan perez, vº de sobrado y Antonia gonzalez vª de solveira el 10 de noviembre”.

“fernan giraldez vº de ulfe y maria daSeara de Parderrubias el 24 de noviembre.”

En todos estos matrimonios ofició como abad también Blas González párroco de Santa Olaia de Parderrubias. Es de destacar que estos matrimonios se celebraban, como se puede comprobar por la vecindad de los contrayentes, entre los propios vecinos de Parderrubias, o entre estos y los de otras parroquias o pueblos próximos, e incluso alejados como es el caso de vecinos de ginzo (Xinzo de Limia, supuestamente) o Sobrado.

Boda 1566
Documento de asentamiento de un matrimonio celebrado en “santa olaya deparderrubias” el 13 de enero de 1566. Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Ourense.

En el año anterior, 1565, primero de los relacionados, figuran otros cuatro matrimonios:

“Bello Afonso borrajo y Joana doytomuro el 17 de septiembre”.

“Dominga golin de Parderrubias y Diego de sanmamede vecino de sanmamede, el ultimo domingo de noviembre”.

“Rodrigo golin y Antonia martinez, el dia de San marcos”.

“Afonso doniz y margarida doytomuro el 9 de octubre”.

Por tanto, el matrimonio de Bello Afonso borrajo con Joana doytomuro celebrado el 17 de septiembre de 1565 supone el primer casamiento registrado en la Parroquia. Fueron padrinos y testigos”pero de golín vº de moreras y ysabel mujer de jnº dela iglsa”.

primeira boda
Documento de asentamiento del primer casamiento registrado en la Parroquia de Santa Olaia de Parderrubias el 17 de septiembre de 1565. Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Ourense.

Todos estos nombres corresponden a antepasados de la Parroquia de Parderrubias que nacieron, fueron bautizados, trabajaron, se casaron y fallecieron en ella, y que forman  parte de  nuestra memoria histórica, lo que da fe de la existencia en el siglo XVI de una comunidad asentada y bastante numerosa en lo que hoy es nuestro pueblo y alrededores.

En otra ocasión abordaremos el estudio de fallecidos y confirmados en la Parroquia de Parderrubias durante esta época.


 Referencias

Instituto Martín Azpilcueta (1983). Código de Derecho Canónico. Barañáin: EUNSA.

Instituto Nacional de Estadística (2008). Censo de Pecheros de 1528 y 1591. Madrid: INE.

López Sabatel, J. A. (2013). La villa altomedieval gallega: núcleo de estructuración social y escenario de feudalización. Social and Education History, 2, 78-100.

Sáez, E. y Sáez, C. (1996). Colección diplomática del monasterio de Celanova (842-1230). Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá.

Sánchez Pardo, J. C. (2008). Territorio y poblamiento en Galicia entre la Antigüedad y la plena Edad Media. Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela.