Mes: diciembre 2015

El teleclub de Parderrubias a través de una entrevista a don Isolino Camba

El teleclub de Parderrubias a través de una entrevista a don Isolino Camba

 Por Juan Carlos Sierra Freire

En el año 1962 se fundaba el primer teleclub de España, una modalidad de local social que pronto se extendería prácticamente por toda la geografía rural española. Casi todos los pueblos de España tuvieron su Teleclub, institución que llegaba a codearse en importancia con el ayuntamiento o la parroquia. Se crearon unos seis mil por todo el país, organizados en una red nacional. Su apertura supuso una revolución social, pues era el lugar en el que los vecinos podían ver la televisión: aquel invento que marcaría un antes y un después en la sociedad española de esa época. En muchos casos, el teleclub disponía del único receptor del pueblo. Era un espacio social en torno al invento del momento: la televisión. Pero no todo era televisión. El teleclub cambió la vida social de los pueblos; allí se cantaba, se hacía teatro, se contaban cuentos, se jugaba a las cartas y otros juegos de mesa, se participaba en charlas formativas divulgativas o se leía. No fuimos pocos los vecinos que descubrimos la afición por la lectura en este lugar.

Como no podía ser de otra manera, Parderrubias contó con su Teleclub. Nuestra generación creció al albor de este local. Muchas tardes dominicales transcurrían en el teleclub. Muchos vecinos vimos ahí por primera vez la televisión, descubrimos juegos como el parchís o nos atrevimos con algún clásico de la literatura española que publicaba la colección RTV.

Según consta en escrito de 27 de enero de 1972, dirigido a la Junta Central de Información, Turismo y Educación Popular (CITE) , el teleclub de Parderrubias (el nº 479) fue fundado el miércoles 20 de abril de 1966. Ese día se constituyó su primera Junta Directiva con carácter de Comisión Organizadora, presidida por don José Manuel Fernández Rúas, párroco de Parderrubias en esa fecha, a la postre verdadero mentor de su creación. En la edificación del local, situado a espaldas de la Casa Rectoral, en el núcleo urbano de A Iglesia, colaboró todo el vecindario, llevando a cabo labores de construcción y realizando aportaciones en metálico. A estas ayudas vecinales se unieron las subvenciones del ayuntamiento y de la Hermandad de Labradores. En 1970 la CITE de Ourense le concede una subvención de 40.000 pesetas para su mejora y adquisición de mobiliario. Desde su constitución, su función fundamental fue desarrollar actividades culturales y folclóricas, y la promoción de obras comunitarias. Era un punto de encuentro para ver la televisión, hecho poco habitual y muy preciado por los vecinos de Parderrubias de aquella época, aunque como bien refleja el escrito del año 1972 al que venimos haciendo mención, eran habituales las averías del receptor, el cual había ya sido reparado hasta en cuatro ocasiones desde su adquisición. Pero, por encima de todo, cabe destacar la importante misión que jugó en el fomento de la lectura y de las relaciones de convivencia entre los vecinos.

El progreso y el despoblamiento rural se llevaron por delante la mayoría de teleclubs. El de Parderrubias dejó de funcionar a principios de la década de los noventa del pasado siglo, siendo derruido para construir un local social más moderno y más acorde con los tiempos que corrían: el actual Local Social don Isolino Camba. Una buena parte de la historia reciente de nuestro pueblo se había escrito entre esas cuatro paredes.

La importancia del papel que jugaban los teleclubs en la sociedad de la época queda reflejada en la entrevista que el diario La Región realiza a Don Isolino Camba, maestro de Parderrubias, publicada a página completa el viernes 18 de septiembre de 1970. Dado el interés histórico de su contenido, y con el fin de no descontextualizarla, a continuación se realiza una transcripción literal de la entrevista llevada a cabo por F. Álvarez Alonso y acompañada de fotografías de Reza.


EL TELE-CLUB DE PARDERRUBIAS

(Entrevista a don Isolino Camba publicada en La Región de 18 de septiembre de 1970)

En realidad, Parderrubias es un pueblo que está formado por cuatro núcleos de población perfectamente diferenciados, es decir, Outeiro, La Iglesia, Barrio y Nigueiroá con un total de vecinos que sobrepasa la cifra de 80, por más que entre ellos haya algunos cuyas familias se componen de dos o tres miembros, y en algunos casos, esos miembros están separados por la emigración. Una parte del pueblo se encuentra a ambos lados de la carretera de Orense a Portugal –de la capital dista cosa de 16 kilómetros- pero el viajero no sabe cuándo ha llegado a Parderrubias porque falta toda señal indicadora, lo mismo a la entrada que a la salida, y si no conoce el terreno o no se pregunta, se pasa de largo por el pueblo. El resto se ve en lo alto de dos colinas muy próximas y en medio de una de ellas la torre de la iglesia parece que va a salir disparada hacia el cielo como un cohete teledirigido.

Quería ver el Teleclub que allí funciona y subí por el camino que da la vuelta ante el Outeiro para llegar al barrio de La Iglesia. Hay dos típicos cruceros casi juntos a medio camino y cuando pregunté por el presidente del Teleclub me indicaron que era el cura-párroco, pero que se hallaba ausente, en viaje de estudios.

– Pero si quiere hablar con el Maestro, él le dirá todo lo que quiera saber.

El Maestro, don Isolino Camba Casas, estaba en la escuela. Esperé a que terminase la clase para que me hablase de lo que hasta allí me había llevado.

–  ¿Quiere ver el local del Teleclub?, me preguntó, y como yo asintiera, añadió: está aquí cerca, al lado de la iglesia y en terrenos que fueron cedidos por la Parroquia para este fin.

El pueblo es típico, con ese tipismo un tanto deplorable de calles sórdidas y casas empobrecidas en el aspecto externo, que el progreso ha de ir eliminando, sin duda, con el transcurso del tiempo. Al final se halla una construcción reciente ante la que nos detenemos.

– Aquí es –dice el señor Camba Casas-, al tiempo que adelantándose unos pasos, abre la puerta.

El interior es alegre, amplio, luminoso, pues la claridad penetra a chorros por tres o cuatro ventanales, a pesar de que ahora se hallan cubiertos por unas cortinas. Luego cuento hasta siete bancos, una mesa, la mesa sobre la que suele estar el televisor y dos vitrinas, una en cada rincón del fondo.

– No hay televisor –me dice el maestro de Parderrubias- porque lo tenemos a reparar en este momento. Ya es la tercera vez que se estropea, pero suelen devolverlo en seguida.

Nos sentamos ante la mesa que se encuentra a la entrada.

– ¿Cómo ve usted el Teleclub, en el aspecto educativo? –le pregunto.

– Indudablemente –dice él- es un medio muy eficaz de propagación de la cultura.

– ¿Qué secciones lo componen?

Aparte, como es lógico, el televisor, está la biblioteca, en la que figuran la colección de RTV, enciclopedias, revistas, una colección de “Tele-Radio”, otra de “Tele-Club”, otra del periódico “La Voz Sindical” y otra de la “Historia de España” de Salvat. Además, hay juegos recreativos, tales como el ping-pong, parchís, dominó, etc.

Teleclub
Portada de Teleclub

-¿Se manifiesta su labor, como maestro, en el Tele-Club de alguna manera?

Más que como maestro, como uno de los directivos. Por ejemplo, en Navidades y en colaboración con el párroco, don Hermesindo Andrada Pérez, que es el presidente y verdadero animador de todas las actividades, hemos dado veladas teatrales. También se organizan, con cierta frecuencia, reuniones de la juventud de la parroquia para tratar diversas cuestiones y para dar charlas de carácter cultural u orientador o, simplemente, para una mejor labor de convivencia social.

-¿Participan los jóvenes con interés en estas actividades?

Ya lo creo. Incluso por dos veces han ayudado a construir en la Carretera el “Nacimiento” ensayando villancicos que luego se han ido a cantar por los pueblos del municipio.

-En cuanto a las charlas, ¿cuáles han despertado más interés hasta ahora?

Por regla general, las de divulgación agraria dadas por los agentes de Extensión Agrícola de Celanova.

-¿Cómo centro de reunión social?

Se han desplegado todas las posibilidades de las que se dispone, utilizando el local para celebrar asambleas parroquiales entre los chicos que, de esta manera, encuentran aquí un lugar adecuado para exponer sus opiniones y cambios de impresiones. Por otra parte, y como centro de recreo, se abre todas las tardes al anochecer y se utiliza también como sala de lectura, aunque desgraciadamente no es mucha la afición que hay a ella.

-¿Hay muchos aparatos de televisión en el pueblo?

Siete u ocho. Tres de ellos en establecimientos públicos.

-¿Desde cuándo funciona este Tele-Club?

Es de los primeros que se crearon en nuestra provincia, gracias a donativos del señor Fraga Iribarne y, en parte, gracias igualmente a las gestiones del párroco en aquel entonces, don Manuel Fernández Rúas, hoy capellán en el asilo de Carballino.

-¿Quiere hablarme del edificio?

Fue construido ex profeso para Tele-Club, y no se hizo más amplio por no disponer de terreno suficiente. El solar lo cedió la Parroquia y la construcción del edificio se llevó a cabo gracias a la prestación personal de los vecinos, que también contribuyeron económicamente al coste de las obras.

¿Con cuánto?

Cada vecino pagó una cuota de 300 pesetas. Y no solo hubo que construir, sino que previamente fue preciso echar abajo una edificación vieja que aquí había. Ahora bien la decoración del local y su acondicionamiento ha sido posible gracias a la subvención que nos concedió el Ministerio de Información y Turismo de 40.000 pesetas, que todavía estamos invirtiendo, pues aún falta parte del mobiliario y adecentamiento del exterior.

-¿Suele llenarse de gente?

Para ciertos actos se llena. Normalmente y como tal Tele-Club acude menos, ya que diariamente la gente no tiene tiempo para venir aquí y, por otra parte, no es muy grande que digamos el deseo de promocionarse en el medio rural.

-¿Cree Ud. que el Tele-Club puede contribuir a mejorar el nivel de vida en el campo?

Sí. Lo que hace falta es que haya unas personas capaces de entregarse a la labor adecuada para ello que, aun cuando difícil, es ideal para que se pueda sacar provecho de ella.

-¿Quiénes acuden más al Tele-Club de ordinario, los jóvenes o los mayores?

Los jóvenes suelen venir únicamente cuando los llaman. Los mayores son más asiduos.


Nota del autor. La preparación de este artículo fue posible gracias a la documentación aportada por José Luis Camba y a la información proporcionada por Manuel Outumuro Seara,  a quienes transmito mis agradecimientos.