Por Juan Carlos Sierra Freire
Cuando hoy gozamos la posibilidad de pedir a un dispositivo inteligente que nos encienda las luces del hogar, no somos conscientes de que disfrutar de luz artificial -cuando la natural se va- constituye un grandioso avance que llegó a nuestras vidas no hace demasiado tiempo. Hasta esa fecha, candiles, faroles o luces de carburo acompañaban a los vecinos de Parderrubias, haciéndoles la vida algo más fácil. Nuestra infancia comenzó a transcurrir en un pueblo en el que no había pasado ni una década desde la llegada de la luz eléctrica. Este enero de 2023 se cumplen 65 años de dicha efemérides, hecho que este artículo pretende recordar.
En 1954, dos de las personas con más influencia para gestionar avances para Parderrubias en aquel momento, don Isolino Camba Casas, como maestro nacional, y don José Rodríguez Barreiros, como párroco, iniciaron los trámites para que llegase la luz eléctrica a la parroquia. El 29 de diciembre de ese año, la Sociedad General Gallega de Electricidad, con sede en A Coruña, remitía al párroco un presupuesto que había solicitado don Isolino Camba para electrificar los pueblos de A Iglesia, Outeiro, Barrio y Carballeira. Quedaban fuera del presupuesto los pueblos de As Campinas y Nigueiroá, teniendo sus vecinos que esperar un poco más de tiempo para se hiciera la luz en sus casas. El presupuesto ascendía a 123.478,61 pesetas. La propia Sociedad aportaba 29.823,45, mientras que las restantes 93.555,16 corrían a cuenta de los vecinos, con la posibilidad de que la Obra Benéfica Social de la Falange subvencionase un 10% de la cuota vecinal. En ese presupuesto estaban incluidos el cobre a 52,40 pesetas y un transformador de 10 KW.

El proceso para que la luz eléctrica llegase a Parderrubias fue largo y laborioso, estando al frente del mismo la Junta Vecinal presidida por el párroco don José Rodríguez Barreiros y actuando como secretario don Isolino Camba. Finalmente, en la tarde del viernes 10 de enero de 1958 tuvo lugar el acto de inauguración en el espacio ubicado entra la tienda de mi abuelo Paulino y la casa de don Isolino. A dicho evento festivo -presidido por el Gobernador Civil- acudieron todos los vecinos de la parroquia, incluidos los de Nigueiroá y As Campinas, que se fueron a sus casas con la promesa de que la electrificación pronto llegaría también a sus pueblos. Tal como se puede observar en el plano conservado por don Isolino, el transformador fue colocado en A Carretera (lugar en el que sigue ubicado a día de hoy), de donde sale una línea paralela a la carretera, de la que parten tres líneas, una a cada uno de los pueblos.
El acontecimiento festivo fue de tal magnitud que el diario La Región se hizo eco de la noticia, eso sí, en formato de propaganda política del Régimen:
“Ha comenzado el año nuevo y no es ninguna nueva vida la que se emprende; es exactamente la misma, varían los marcos en que esta se desarrolla, varía el nombre de los lugares a los que, quizá por primera vez se lleva el indescriptible júbilo de la puesta en servicio de alguna mejora, pero, al fin y a la postre, la tarea es la de siempre, Sin desviarse un ápice, sigue los mismos caminos por los que discurrió año tras año. Comienza el año 1958 y otra vez vuelve a sentirse al ajetreo que siempre traen consigo los preparativos de alguna inauguración. Esta vez y como preludio de otra gran etapa en los anales de nuestra provincia, le ha tocado el turno al pueblo de Parderrubias, en el municipio de La Merca, a donde en la tarde de ayer se ha trasladado el gobernador civil, acompañado del ingeniero-jefe de la Agronómica, señor Vega Escandón; del secretario de la Obra Social del Movimiento, señor Montes Domínguez; del delegado provincial de excombatientes, señor Aguilar García y del perito delegado por FENOSA, señor Rionegro. En la citada localidad esperaban a las personalidades orensanas el alcalde de Celanova, señor Rodríguez Alonso; el alcalde de la Merca, don Senén Grande, y don Isolino Camba Casas y don José Rodríguez Barreiros, artífices de la consecución de la luz eléctrica, maestro nacional y párroco, respectivamente; además de las entidades menores locales, un innumerable gentío que incesantemente aclamó a nuestra primera autoridad, la que a su paso por la misma tenía como jalones del camino, pancartas alusivas al acto, bandas de música tocando frenéticamente, y niños agitando banderitas nacionales. Procedió a la bendición del transformador de nueva planta el Rvdo. P. D. Castor Gayo, e inmediatamente, y desde un balcón engalanado al efecto, el presidente de la junta de electrificación rural, señor Camba Casas, dirigió unas breves palabras de salutación a nuestras autoridades y les agradeció todos los esfuerzos por ellas desplegados para conseguir la total finalización de la obra. Terminó solicitando ayuda moral y económica para los dos únicos pueblecitos de la parroquia que aún quedan sin electrificar, puesto que su parquedad de recursos no les permitió la total financiación de las obras. Seguidamente, el alcalde de La Merca, señor Grande Vázquez, dijo que su municipio, parte integrante de esta España que es constante quehacer, no se conformaría con el logro de tan importante servicio, sino que seguiría laborando para su total engrandecimiento, que al fin y al cabo repercutiría en el engrandecimiento mismo de España. Por último, el señor Albert Rodríguez se refirió a los pueblos del municipio que aún no gozan de la luz eléctrica, diciendo que él los apoyaría económicamente, de acuerdo con la cuantía de sus recursos y por medio de la Obra Social del Movimiento. Resaltó la idea de que la mejora lograda no es un fin, sino un medio. Que no debían asustarse cuando les hablasen de concentración parcelaria, de mejoras de cultivos, de selección de semillas, de revalorización de ganados, etc., puesto que todo ello repercutiría en su propio beneficio. Que no debía intimidarles el tener que recurrir al Instituto Nacional de Colonización en solicitud de un crédito agrícola, ya que cualquier deuda puede ser amortizada en breve plazo si el trabajo que dedican a sus propiedades es auténtico. Se congratuló con ellos por aquel acontecimiento que le había llevado a Parderrubias, deseando que en cualquier otro momento pudiesen acudir a él, siempre que el motivo fuese la puesta en marcha de un servicio. Todo el pueblo que atentamente escuchó a los oradores, prodigó incesantemente sus aplausos cuando las autoridades provinciales emprendieron su regreso a la capital. El importe global de las obras ascendió a 250.000 pesetas, que fueron aportadas por el ayuntamiento de la localidad, el vecindario del mismo, la parte correspondiente a la empresa hidroeléctrica FENOSA, Obra Social del Movimiento, que también facilitó 700 kg. de hilo de cobre, e Instituto Nacional de Colonización. La electrificación beneficiará a unos 86 vecinos aproximadamente” (La Región, 11 de enero de 1958).
Resulta llamativo que la diferencia entre el presupuesto inicial y el coste final fuese de 126.522 pesetas, es decir, más del doble. Unos meses más tarde, la luz llegaría también a las Campinas. En junio se denunciaba a la Guardia Civil la sustracción, por parte de unos desconocidos, de los cuatro alambres de cobre del tendido eléctrico de baja tensión, que desde el transformador de Parderrubias suministraba fluido al pueblo de As Campinas; unos 25 kilos en total, valorados en dos mil pesetas.
Seis años después, el 11 de octubre de 1964, el Consejo Local del Movimiento del municipio de A Merca celebraba una reunión con representantes de todas las parroquias, con el objeto de concretar obras urgentes a incluir en el Plan de 1965. Entre las numerosas obras que se priorizaron está la instalación de iluminado público en toda la parroquia de Parderrubias. El alumbrado público también supuso un largo proceso que acabaría bastantes años más tarde con la colocación de luminarias que cambiarían la faz nocturna de los pueblos.
Nota. El autor agradece a José Luis Camba el acceso a la documentación conservada por don Isolino Camba, que ha permitido la elaboración de este artículo.