Parderrubias y la Guerra Civil: muerte en el frente de batalla (I)

Parderrubias y la Guerra Civil: muerte en el frente de batalla (I)

Por Juan Carlos Sierra Freire

Dando continuidad al relato del periodo histórico de la Guerra Civil en la comarca de Parderrubias, iniciado con los artículos Parderrubias y su comarca en el tiempo de la Guerra y Cuando la Guerra no devuelve los hijos a sus madres, abordaremos en dos artículos sucesivos las historias de los vecinos fallecidos en los diversos frentes de guerra abiertos durante la contienda civil.

Dado que la provincia ourensana quedó desde el primer momento bajo el control de los golpistas, hasta donde conocemos, salvo rara excepción que indicaremos, todos los mozos de Parderrubias, que participaron de una manera u otra en la Guerra Civil, fueron reclutados por el Ejército sublevado, siendo enviados a distintos frentes o zonas de la retaguardia. En palabras de Cocho (2011), fueron “reclamados para combatir en una guerra que no provocaron, que no entendían y que los puso, fusil en mano, a pegar tiros lejos de su casa” (p. 241). «Soldados a la fuerza» como muy bien califica Matthews (2013). Durante las primeras semanas de Guerra, la capital ourensana se convirtió en un hervidero de soldados realizando trámites una vez llamados a filas. El Gobierno Civil y la estación ferroviaria El Empalme, de donde partían trenes repletos de soldados, conforman los principales centros de ebullición. A mediados de agosto de 1936 era incesante la afluencia de reclutas pertenecientes a las tres quintas convocadas (1933, 1934 y 1935), predominando los mozos de las aldeas, como era el caso de Parderrubias, a quienes el diario La Región describía de una manera exageradamente bucólica:

“…sufridos, trabajadores, sobrios y cumplidores. Ellos son la nota más cálida en el desfile constante de estos días… Van y vienen estos mozos alegres por nuestras calles, con sus chaquetas al hombro, sintiendo el pesado agobio de estos calores que sufrimos y que quizá allá en sus aldeas nunca tuvieron. Todos lucen orgullosos en sus pechos medallas y cruces; lacitos de la bandera nacional llevan sus ojales… Para vosotros todos, a los que habéis dejado vuestras ocupaciones en los campos, aun perenne el olor a heno de las yerbas secas… una simpatía inmensa palpita en todos los corazones” (La Región, 15 de agosto de 1936).

Con el fin de aminorar la sensación de separación de los reclutas con respecto a sus familiares, la Comandancia Militar de Ourense dispuso un servicio de coches ligeros y camiones para el frente, con el objeto de transportar todo aquello que los allegados quisieran remitirles. En las primeras fases de la Guerra, este servicio funcionó semanalmente con Luarca, Villablino y Guadarrama, incluyendo correo, paquetes y obsequios dirigidos a la tropa. Los encargos eran recogidos en el número 25 de la calle Paz.

Mozos de Parderrubias reclutados durante la Guerra

En Parderrubias, igual que en el resto de Zona Nacional, fueron movilizados durante la Guerra los mozos pertenecientes a quince reemplazos: los de los tres primeros trimestres de 1941, y los de los años 1940, 1939, 1938, 1937, 1936, 1935, 1934, 1933, 1932, 1931, 1930, 1929, 1928 y 1927. En total fueron llamados o reincorporados a filas 42 vecinos pertenecientes a los pueblos que actualmente integran la Parroquia de Parderrubias (i.e., sin incluir Solveira, A Manchica y Nogueira, pueblos que en esa época también pertenecían a la Parroquia).

A los tres primeros trimestres del reemplazo de 1941 (nacidos en 1920 y llamados a filas en agosto de 1938) pertenecían Eladio Grande Garrido, José Outumuro Outumuro y Ángel Pérez Outumuro. Los pertenecientes al reemplazo de 1940 (nacidos en 1919 y llamados en agosto de 1938) eran José Atrio Lorenzo, Modesto Garrido Fernández, José Lorenzo Rodríguez y José Seara Casas. Resulta singular el caso de Modesto, a quien la Guerra sorprende en la provincia de Toledo, zona republicana, a donde se había desplazado a la siega, siendo reclutado por el Ejército Republicano en febrero de 1938. En 1940, finalizada la Guerra, debe volver hacer el Servicio Militar con el otro bando: la conocida «mili de Franco», que duraba tres años. En su expediente se puede leer que «…prestó servicio en el Ejército Rojo como forzoso. Nada alega. El Ayuntamiento le declara soldado».

Modesto Garrido Fernández, en Toledo, durante la Guerra Civil

En el reemplazo de 1939 fueron alistados seis mozos. nacidos en 1918 y llamados a filas en julio de 1937: Manuel Lorenzo Ínsula en el Regimiento de Artillería Antiaérea de Madrid; José Outumuro Martínez en el Regimiento de Artillería de Montaña nº 20, con sede en Zaragoza; Adolfo Outumuro Outumuro en el Regimiento de Infantería La Victoria nº 28 de Salamanca y Capitanía General 3º Cuerpo del Ejército de Valencia; Benito Pérez Outumuro en el Regimiento de Artillería de Costa nº 2 Monte Faro, en las Islas Cíes; Manuel Sampedro Seara en el Regimiento Burgos nº 31, con sede en León; y Manuel Seara Garrido en el 5º Grupo de Sanidad Militar, con sede en Huesca.

Al reemplazo de 1938 (nacidos, por tanto, en 1917 y llamados en mayo de 1937) pertenecen cuatro mozos: Felisindo Grande Seara, que en un primer momento disfrutó de prórroga por estudios; Adolfo Justo Sampedro en el Regimiento de Infantería Toledo nº 26, con sede en Zamora (como veremos más adelante, su hermano José fallece en Fuentes de Ebro en agosto de 1937); Manuel Outumuro Seara en Zapadores, Minadores e Ingenieros nº 3, con sede en Valencia, teniendo presencia en la Batalla del Ebro; y Benigno Seara en el Regimiento Zamora nº 29, con sede en A Coruña, que participa en el frente de Zaragoza.

Formaban parte del reemplazo de 1937 los mozos nacidos en 1916 (llamados a filas en febrero de 1937): Manuel Garrido Garrido en Artillería de Costa y Parque de Automóviles de la 8ª Región; Isolino Grande Garrido en el Regimiento de Artillería Ligera 16, con sede en A Coruña, Serrallo 18 y 3º Batallón de Automóviles; Carlos Lorenzo Ínsula, en Intendencia 8ª Región, con sede en A Coruña; Gumersindo Outumuro Martínez en Servicios Auxiliares del Regimiento Zaragoza 30, con sede en Lugo, y Parque de Artillería y Cuerpo Jurídico Militar de Sigüenza; y José Seara Garrido en Regimiento de Infantería Simancas nº 40, con sede en Gijón, y Batallón de Cazadores de Melilla.

Los dos mozos pertenecientes al reemplazo de 1936 (nacidos en 1915 y llamados en noviembre de 1936) fueron Eladio Garrido Garrido en el Parque de Automóviles 8ª Región, y José Justo Sampedro en el Regimiento de Infantería Gerona 18, con base en Zaragoza, fallecido en combate en Fuentes de Ebro el 29 de agosto de 1937. En el reemplazo de 1935 fueron alistados los mozos nacidos en 1914 y llamados en agosto de 1936: Jesús Fernández Fernández, Manuel Fernández Sueiro, Manuel María Martínez Gulín, Fernando Pérez Outumuro y Celso Seara García. Al alistamiento de 1934 pertenecen dos mozos nacidos en 1913 (llamados en agosto de 1936): Higinio Grande Garrido y Modesto Grande Grande, fallecido en el frente de Teruel en marzo de 1938. En el reemplazo de 1933 se encontraba José Pérez Outumuro, nacido en 1912 y llamado a filas en agosto de 1936. En el reemplazo de 1932 estaban los mozos nacidos en 1911 y llamados a filas en octubre de 1936: Manuel Fernández Rego, Evencio Fernández Outumuro, José Fernández Pérez y Jesús Grande Seara. El único mozo del reemplazo de 1931 era Abelardo González Outumuro, nacido en 1910, llamado a filas en noviembre de 1936 y fallecido a los pocos días de finalizar la Guerra. Al reemplazo de 1930 pertenecían Bienvenido Casas Fernández y Antonio Seara García, que habían nacido en 1909 y fueron llamados en marzo de 1937. En el reemplazo de 1929, correspondiente a los mozos nacidos en 1908 y llamados en septiembre de 1937, estaban Perfecto Fernández Outumuro y José María Grande Iglesias. En el reemplazo de 1928 no hubo ningún mozo de Parderrubias. Finalmente, en el reemplazo de 1927, formado por los mozos nacidos en 1906 y llamados en noviembre de 1938, estaban Celestino Grande Outumuro y José María Iglesias Garrido. El destino de estos últimos reemplazos era la formación de batallones de guarnición para atender a las poblaciones que caían en manos de los sublevados.

Aunque la gran mayoría de soldados volvió a casa, hubo tres víctimas mortales, y en ellas focalizaremos la atención. No obstante, algunos de los regresados de los frentes lo hicieron con secuelas de guerra para el resto de su vida. Es el caso de José Seara Casas, quien en la Ofensiva del Levante, en 1938, concretamente en el Frente de Sagunto, fue víctima de la explosión de una bomba que le llenó el cuerpo de metralla, convirtiéndose en mutilado de guerra después de pasar una larga temporada en el Hospital Militar de Zaragoza.

Frente de Aragón en 1937. Fuente: Biblioteca Nacional de España

Muertes en el frente

Como otros muchos pueblos de España, Parderrubias pagó un elevado tributo en la Guerra Civil en cuanto a heridos y víctimas mortales. Nuestro pueblo, no fue campo de batalla, ni escenario de trincheras ni objetivo de bombardeos, pero la sangre de sus vecinos se derramó en otras tierras en las que la barbarie se libraba a tiros fratricidas. En los libros parroquiales de Parderrubias se contabilizan cinco vecinos fallecidos en los distintos frentes de la Guerra Civil, dos de ellos eran naturales de Solveira y Bouzas, respectivamente, pueblos que en aquellas fechas pertenecían a la Parroquia de Parderrubias. Los tres vecinos, nacidos en los pueblos que actualmente constituyen la Parroquia de Parderrubias, que fallecieron en la Guerra son José, Modesto y Abelardo, a los que dedicamos este artículo y el próximo, con el objeto de que sus nombres y sus historias personales permanezcan en la memoria de todos nosotros.

José Justo Sampedro (1915-1937)

José, hijo de Manuel y de Carmen, nace en Barrio el 11 de septiembre de 1915. De oficio carpintero, es alistado en el reemplazo de 1936, siendo tallado en 1,69 metros. Al no alegar nada para no realizar el Servicio Militar es calificado como soldado útil en primera instancia. El 12 de enero de 1937 se incorpora al Regimiento de Infantería Gerona nº 18, con sede en Zaragoza. El frente de Aragón será su escenario de guerra. Desconocemos el Batallón en el que se integró, pero tomando como referencia los datos de su fallecimiento, presuponemos que era uno de los doce Batallones (101 a 112) que integraban la 105 División, formada el 5 de julio de 1937 en las inmediaciones de Zaragoza, al frente de la que estaba el Coronel de Infantería Mariano Santiago. Estando aun la División en período de organización, sus unidades fueron enviadas a luchar en diferentes puntos durante la Batalla de Belchite (Engel, 2010).

Firmas de los mozos del reemplazo de 1936 (en el centro la de José Justo Sampedro)
José Justo Sampedro

Una vez que Bilbao pasa a manos del ejército sublevado en junio de 1937, la misma suerte estaba a punto de correr Santander, por lo que a finales de agosto el Gobierno lanza como operación de distracción –con el fin de atraer a las tropas nacionales y así aminorar la presión sobre la capital cántabra- una ofensiva en Aragón. El General Pozas estaba al frente del operativo, mientras que las fuerzas sublevadas en el sector de Zaragoza estaban lideradas por el General Ponte.

En la madrugada del 24 de agosto de 1937, el Ejército Republicano lanza una ofensiva para conquistar Zaragoza, enfrentándose al Ejército Nacional a lo largo de todo un frente integrado por Zuera, San Mateo de Gállego, Leciñena, Puerto de Alcubierre, Perdiguera, Villamayor, Alfajarín, Pina de Ebro, Quinto, Codo, Belchite, Fuendetodos y Villanueva de Huerva. La debilidad de los sublevados en la zona hizo que pronto cayesen del lado de la República pueblos como Quinto y Codo. El 26 de agosto las tropas republicanas reciben refuerzos en el sector de Fuentes de Ebro, municipio en manos de los Nacionales, que no llegaría a ser conquistado. Era el último reducto de la defensa antes de llegar a Zaragoza. Los ataques republicanos fueron intensos, pero la resistencia de los Nacionales no se debilitó. La caída de Santander el 27 de agosto y la inesperada resistencia mostrada por las tropas nacionales hizo que se enlenteciesen los avances republicanos sobre Zaragoza –capital que no llegaría a ser tomada-, por lo que las fuerzas republicanas focalizaron sus esfuerzos en Belchite, iniciándose el asalto final sobre el pueblo el 28 de agosto. El día 26 los republicanos sitian completamente el pueblo, pero los Nacionales llegan a resistir entre barricadas hasta el 6 de septiembre, quedando el pueblo completamente destruido. Sus ruinas todavía se conservan en la actualidad. Se estima que en quince días murieron cinco mil personas.

Mapa del frente de Fuentes de Ebro en 1937

Los partes de Guerra del Ejército Nacional informaban de la situación en esos días:

El enemigo ha continuado presionando en este frente, siendo rechazados todos sus ataques y causándole grandísima cantidad de bajas, que se eleva a varios millares. Solo en uno de los ataques en el sector de Zuera han sido totalmente destrozados tres batallones rojos, de los cuales únicamente han podido escapar ochenta o cien hombres, quedando en poder de nuestras tropas más de 1.200 muertos. Es también muy grande el número de cadáveres enemigos que hay frente a otras varias de nuestras posiciones. Son totalmente falsas las noticias de las radios rojas sobre la proximidad del enemigo a Zaragoza, habiendo sido destrozadas sus infiltraciones” (27 de agosto de 1937).

Continuó la presión del enemigo, que atacó en varios sectores, siendo enérgicamente rechazado en todos ellos y sufriendo enormes pérdidas, entre ellas centenares de muertos. Se han hecho muchos prisioneros, y es también muy considerable el número de milicianos que se han pasado a nuestras filas, lo que prueba el gran quebranto y desaliento del enemigo” (28 de agosto de 1937).

En el de Villamayor no solo se ha rechazado a las fuerzas rojas, sino que se les ha perseguido, rectificándose nuestra línea a vanguardia, ocupándose importantes posiciones y cogiéndose mucho armamento, entre el que se encuentran 20 ametralladoras y abundante material que aun no ha sido clasificado. En este sector se inutilizaron tres tanques rusos. En los sectores de Fuentes y Belchite han sido rechazados todos los ataques del enemigo. Son elevadísimas las bajas sufridas por las fuerzas rojas en todos los sectores sin que hayan conseguido ventaja alguna en ninguno de ellos” (29 de agosto de 1937).

Frente de Aragón en 1937. Fuente: Biblioteca Nacional de España

La información proveniente del Ministerio de Defensa Nacional era sustancialmente diferente:

En las primeras horas de la mañana se consiguió romper la organización enemiga. La ruptura se efectuó en tres direcciones, y a virtud de ella quedaron aisladas de su base las fuerzas facciosas que defienden las posiciones del sector de Quinto… Los facciosos hicieron bastante resistencia, a pesar de lo cual, columnas leales profundizaron mucho en dirección a sus objetivos… Los rebeldes, obligados a replegarse, tuvieron grandes bajas, dejando en nuestro poder un centenar de prisioneros… La Aviación cooperó admirablemente a la maniobra del Ejército de Tierra. Desde el amanecer bombardeó intensísimamente los objetivos militares que habían de atacarse y, posteriormente, protegió el avance de las columnas” (Ahora, 25 de agosto de 1937).

El diario La Libertad del 26 de agosto informaba que el Ejército popular había ocupado la línea Mediana, Rodeu y Fuentes de Ebro, tomando Quinto y Codo causándole al enemigo gran número de bajas. Quinto estaba defendida por 1.500 hombres armados de artillería y armas automáticas. Su resistencia les supuso una gran cantidad de bajas. El parte de guerra republicano del 26 de agosto informaba que:

Hoy continúan las operaciones de nuestra ofensiva en el frente de Aragón. Esta mañana nuestras tropas entraron victoriosamente en Villamayor de Gállego. Con la toma de Villamayor, Zaragoza se encuentra bajo el fuego de nuestros cañones”.

Portada del diario La Libertad del 27 de agosto de 1937

El 28 de agosto, el diario Ahora describía la situación en el frente:

“…se ha combatido con intensidad, especialmente en el sector de Zuera. Parte de este pueblo, así como el caserío de la Estación, se hallan en nuestro poder. El enemigo ha sido rechazado en varios contraataques en diversos lugares del frente. Las bajas enemigas son cuantiosas. Continúan pasándose a nuestras filas muchos evadidos”.

En Fuentes de Ebro, municipio que formaba parte del frente abierto por el Ejército Republicano en Aragón, con resultado final fallido en la toma de Zaragoza, dejó su vida José. El diario La Libertad del 27 de agosto de 1937 señalaba que las fuerzas republicanas habían ganado nuevas posiciones en el frente de Fuentes de Ebro, en donde se libró una gran violencia, sufriendo los nacionales un terrible desgaste. Ese día caía en manos republicanas Mediana de Aragón, situado a diez kilómetros de Fuentes de Ebro. El 29 de agosto, el diario El Sol informaba que en el frente de Mediana a Fuentes de Ebro continuaban los combates de manera intensa, mejorando las posiciones de las fuerzas republicanas.

Milicianos en el Frente de Aragón. Foto de Alec Wainman. Fuente: La Guerra Civil Española en Color
Diario La Voz del 29 de agosto de 1937

José fallecía a los 22 años de edad, el sábado 28 de agosto de 1937, en este frente aragonés, quedando sepultado en el mismo campo de batalla; pensamos que en una tumba individual, pues era costumbre entre los nacionales, a diferencia de los republicanos, que solían enterrar a sus muertos en fosas comunes (Mattews, 2013). José luchaba en las filas del Regimiento de Infantería Gerona nº 18, concretamente en uno de los batallones que integraban la 105 División del Ejército Nacional. Un telegrama dirigido al Delegado de Orden Público del Ayuntamiento de A Merca informaba de la trágica noticia:

Don Ricardo Campos García, Comandante Mayor del Regimiento Infantería Gerona número dieciocho, del que es Jefe Principal el Sr. Coronel Don Santiago Ruti Plasencia, certifico: Que el Soldado José Justo Sampedro, que se incorporó a este Regimiento el día 12 de enero de 1937 como perteneciente al reemplazo 1936, 3º trimestre, según antecedentes que obran en esta Oficina, halló muerte gloriosa en el cumplimiento de su deber a consecuencia de heridas recibidas en acción de guerra el día 29 de agosto último en el frente de Fuentes de Ebro. Y para que conste a petición de parte interesada y a sus efectos, expido el presente en Zaragoza a veinticuatro de noviembre de mil novecientos treinta y siete. II Año Triunfal. Rubricado Ricardo Campos. Vº Bº Comandante 1º Jefe Actual”.

Portada del diario La Región del 28 de agosto de 1937

El 10 de octubre se registra su fallecimiento en la Parroquia de Parderrubias. Según consta en su partida de funeral, firmada por el párroco don Juan Estévez, lo había hecho “peleando por Dios y por la Patria”. El alarde de patriotismo derramado sobre esa partida, difícilmente minimizaría el dolor de unos padres por la terrible pérdida de un hijo en plena juventud en estas circunstancias. Por su alma se celebraron Misas Gregorianas. Una Orden del Consejo Supremo de Justicia Militar, fechada el 4 de julio de 1941, declara a sus padres Manuel y Carmen con derecho a una pensión por el fallecimiento de su hijo José.

Sepultura en el campo de batalla. Fuente: Biblioteca Nacional de España

En un próximo artículo abordaremos la historia de Modesto y Abelardo, fallecidos y enterrados también lejos de su Parderrubias natal.

Soldados a la fuerza

«…una amplia proporción del gran número de soldados de reemplazo que nutrieron los ejércitos de ambas zonas no estaban ideológicamente comprometidos con el bando en el que luchaban»

(Paul Preston, 2013).

Agradecimientos

A Víctor Fortes por todas las facilidades prestadas para acceder al Arquivo Municipal da Merca, y a Manuel Felipe Garrido, José Manuel Justo y Marivi Seara por la documentación e información aportada a algunas de las secciones del artículo.

Referencias

Cocho, F. (2011). Guerra Civil. Que pasou en Galicia e en España. Edicións Xerais.

Engel, C. (2010). Historia de las Divisiones del Ejército Nacional 1936-1939 (2ª ed.). Almena Ediciones.

Matthews, J. (2013). Soldados a la fuerza. Reclutamiento obligatorio durante la guerra civil 1936-1939. Alianza Editorial.

2 comentarios sobre “Parderrubias y la Guerra Civil: muerte en el frente de batalla (I)

  1. Excelente trabajo. Mi padre era de Pereira de Montes_Elías GonzálezGulín_y, sé que dos de mis tíos abuelos, José y Manuel Gulín Cid fueron reclutados por los golpistas. Desconozco datos sobre el devenir de su experiencia en el combate. Sobrevivieron. Eso sí.
    Felicidades. Me encanta este blog.
    Arroja una enorme dignidad sobre las gentes de estas tierras y sobre sus descendientes. Esta intrahistoria que narras nos pone en el mapa. Gracias

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