Origen
Nigueiroá, parte de Parderrubias, pero con una idiosincrasia propia y singular, tal vez consecuencia de la distancia de este lugar con respecto al resto de núcleos poblacionales de la Parroquia. La iglesia y la escuela se ubican a mucha mayor distancia que en el resto de pueblos que conforman la Parroquia de Santa Olaia. El lugar de Nigueiroá (Nugueyroá en 1566) pertenece a la Parroquia de Parderrubias (Parietes Rubias en el año 957, situada “inter Minio y Arnogia”; https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2016/06/11/e33-acerca-de-la-primera-referencia-documental-a-parderrubias-en-el-ano-957-por-tino-outumuro-y-lito-outumuro/). El término Nigueiroá proviene del latín nuce, nucaria, nugariola, nugueyrallia, nugueyroá, que significa nuez, nogal, tierra de nogales, derivando con el tiempo a Nigueiroá, Nogueiroá, Nogueira o Nogueiró. Nigueiroá significaría tierra de nogales, hecho que se evidencia en la existencia, todavía actualmente, de tierras de noceiras (nogales). En tiempos no muy lejanos existió un nogal centenario que medía más de metro y medio de ancho y 12 metros de alto, y que fue cortado y vendido en los años 40 del pasado siglo por 30.000 reales.
Aunque parece que no hay duda de que Nigueiroá significa tierra de nogales, también podría significar tierra negra u oscura. Mi madre, Filomena, que procedía de Loiro de Abaixo, se refería a unas tierras altas situadas al noroeste del pueblo, A Vacariza, en donde se levantaban de vez en cuando unas polvaredas negras insoportables, que junto al sudor propio del trabajo en esas tierras y la ventisca, tiznaban las caras y las ropas de negro. Pensamos que pudo haberse cambiado el nombre de nucaria o nugueyroa a Nigueiroá como consecuencia de posibles cambios fonológicos, por imposición de una forma de expresión o un mal uso, como ocurrió con los casos de Zaragoza (de Ceasare Augusta), Ourense (de Aurea) o Salamanca (de Helmántica, Augusta Emérita).
A pesar de que no se conocen muchos nombres de personas que hayan vivido aquí con anterioridad a 1850, a excepción de Francisco de las Casas Gómez en el año 1702, se sabe que antes de esa fecha existían ya habitantes en Nigueiroá (por ejemplo, mis bisabuelos Felipe Fernández y Elena Seara ya residían en este lugar). Esos asentamientos se deberían a que en esta zona había, y hay todavía, fuentes muy ricas en aguas cristalinas, frescas y de gran calidad (Fontiña, Fontenova, Val das Fontes, A Fonteiriña, Os Calrriños, etc.). Esto era clave para la supervivencia de sus habitantes, ya que ésta estuvo fundamentada básicamente en la agricultura minifundista y de subsistencia, y en el cuidado de pequeños rebaños de ganado. Desde que yo recuerdo (años cincuenta del siglo XX) nuestra gente vivía de la ganadería a nivel familiar y de pequeñas tierras para la agricultura. Cada familia se autoabastecía de lo que obtenía de sus tierras, de sus cosechas y del ganado, sobre todo vacuno.

Ubicación y paisaje
Nigueiroá está ubicado en el alto de la loma de un remonte, limitando al sur con As Campinas y río Porto, al oeste con el río Cavadas do Lobo y A Vacariza, y al noreste con un valle tangencial con huertas y plantaciones frutales que baja hasta la Carretera Nacional 540, que comunica Ourense con Portugal, y que continúa hasta los ríos Xeixal (nombre referente al cuarzo) y río Porto.
En los años cincuenta del pasado siglo Nigueiroá estaba configurado por una docena de casas construidas de pizarras, barro, piedras pequeñas, o mezcla de todo ello, excepto las más recientes edificadas ya en bloques grandes de granito. Existían seis o siete pozos y tres minas de agua fresca y transparente, y un lavadero público. En el centro del pueblo resaltaban ocho canastros (hórreos) de cuatro, seis, ocho y diez pies, construidos con bases de granito y encima una caja de madera con rendijas, que se utilizaban para guardar las espigas del maíz, el grano de trigo y centeno, y como secadero de frutos (https://aparroquiadeparderrubias.wordpress.com/2015/09/20/canastros-de-parderrubias-por-juan-carlos-sierra/. Y en los cuales, los niños del pueblo aprovechábamos para escondernos en nuestros juegos infantiles.
Canastros no campo de Nigueiroá
Tierras de Nigueiroá
Nigueiroá, además de sus casas, canastros, fuentes, pozos y caminos, está conformado por tierras con nombres y topónimos característicos: Fontiña, Souto da Seara, Chaira, Airas, Fonteiriña, Valiño, Xeixal, Tambillón, Vacariza, Laxe, Amiera, Porteiruga, As Campinas, etc., con significado propio. La orografía de siglos pasados ha cambiado debido a la Concentración Parcelaria finalizada a principios de la década de los ochenta del pasado siglo. Veamos estos significados. A Fontiña: fuente del pueblo. O Pociño: pozo para beber el ganado. A Noceira: tierras con nogales. A Mazaira: tierras de manzanos. A Oucira: tierras de matorrales, toxos, carqueixas, fopas. O Souto da Seara: tierras de robles y castaños en la heredad de mieses verdes. O Tambillón: tierras en terraplén. A Chaira: tierras de diversos cultivos. Aira de Arriba y Aira de Abaixo: lugar de mallar. Soutiño Novo: nuevos terrenos con plantaciones de castaños y robles. A Fonteiriña: lugar de varias fuentes o manantiales. O Valiño: valle pequeño. O Xeixal: terrenos junto al río Xeixal. Portairuga: valle junto al río Porto. A Curtiña: huertos cerrados. Piñeira: lugar de pinos. O Toxal: terrenos con toxos. A Vacariza: terrenos en los que se criaba ganado para curtir pieles. Calrriños: tierras regadas por caños con agua, regatos. Os Cupos: terrenos cedidos por el Estado a través de sorteo para su explotación. A Amieira: tierras con árboles llamados amieros. Pontón: tierras cercanas al pasadizo sobre el río Porto. As Presas: zona cercana a pequeñas presas de agua del río. Val das Fontes: tierras bañadas por fuentes de agua. O Portiño: tierras cerca del río Porto. O Pumar: tierra de manzanas. Laxe: tierras áridas, de secano. A Cubela: tierras en subida. As Campinas: campiñas.
Flora y fauna
Sorprende que un pueblo tan pequeño (menos de 6 o 7 km2) tenga tanta diversidad de árboles, plantas, frutos, flores y fauna. Nogales, carballos (robles), castaños, pinos, mimosas, acacias, avellanos, cerezos, manzanos, perales, viñedos, membrilleros, higueras, eucaliptos, salgueiros, amieros, álamos, fentos (helechos), edras, zarzas, bimbios (mimbres), fopas, carqueixas, toxos, laureles, ortigas, musgo, plantaciones de maíz, de trigo, cebada, patatas, remolacha, berzas, nabos, prados de hierba verde y fresca, huertos de lechugas, cebollas, pimientos, judías, habas, repollos, perejil, frutos (nueces, claudias, fatós, melocotones, pavías, higos, manzanas, castañas, peras, cerezas, avellanas, uvas, membrillos, bellotas, moras), y flores (rosas, geranios, caraveles o claveles, margaritas, flores silvestres, flor de toxo, flor de xestas, etc.).
Respecto al mundo animal, tanto si nos referimos a los domésticos como a los salvajes, también existe una gran diversidad: vacas, ovejas, cerdos, gallinas, burros, caballos, cabras, perros, gatos, lobos, zorros, conejos, hurones, comadrejas, culebras, víboras, lagartos, lagartijas, salamandras de tierra y de agua, caballitos de río, ranas, renacuajos, peces, mirlos, gavilanes, perdices, cucos, pardaos (gorriones), anduriñas (golondrinas), escornabois (escarabajos peloteros), etc.
La vida cotidiana
La vida en Nigueiroá en los años cincuenta y sesenta era la propia de pueblos pequeños sin bares, ni tiendas, ni plaza mayor, y sí de mucho y rudo trabajo, pero sin problemas ni conflictos de convivencia. Los mayores iban a sus tierras y huertas a labrar (sachar), arar, cosechar, regar, segar o llevar el ganado a pastar. Se vivía prácticamente de lo que se producía en el pueblo, del ganado y de la huerta: leche, huevos, gallinas, cerdos, patatas, vino, lechugas, berzas, trigo, maíz, centeno, frutas,… Cada ocho días, más o menos, se hacía una fornada de pan para una o dos familias. El pan que se consumía a diario era básicamente de centeno y maíz, mientras que el de trigo se reservaba para los domingos y festivos. Cuando venían al pueblo las pescaderas, lecheras o vendedores de ultramarinos se utilizaba, además del pago con dinero (reales y, más tarde, pesetas), el trueque cambiando huevos, trigo o centeno por aceite, azúcar, carne de ternera o pescado. Aquellos vecinos que habían matado dos cerdos, o más, también vendían los jamones curados, quedándose con uno o dos para consumo familiar. Otro producto que era muy demandado y apreciado por algunos compradores era un hongo de la espiga de trigo, del centeno y del maíz, de color negro, en forma de cuernos, llamado cornecelo (o cornucelo), en castellano cornezuelo, relacionado con el uso de la LSD. y con fines y aplicaciones farmacéuticas.

Las familias se recogían temprano, al anochecer, sobre todo en los inviernos fríos y lluviosos, junto a las lareiras (cocinas de leña) para charlar, cenar, tomar un vino o una copa de aguardiente. Quizás a la persona que recuerdo con un sentimiento más entrañable sea el Señor Narciso, que acogía a los pocos niños que había en el pueblo junto a la lareira y nos contaba cuentos e historias, posiblemente inventadas por él mismo, pero que nos encantaban. A finales de los años sesenta los jóvenes de Nigueiorá éramos Aurelio, Alfredo, Suso, Antonio, Manolo, Pepiño, Aurora, Filomena, Vivita, Manolita, Modestiño, Consuelo, Esperanciña y yo.
Existen testimonios e indicios que hasta principios del siglo XX existió en Nigueiroá la Capilla de San Antón (que posiblemente datase de 1700). Situada cerca de las casas de José Fernández y Jesús, se derrumbaría como consecuencia de las lluvias y del paso del tiempo. No se pudo rehabilitar, y poco a poco fueron desapareciendo sus restos, repartiéndose entre los vecinos las imágenes de San Antón, Santa Bárbara y la Sagrada Familia. San Antón sigue siendo venerado en el primer fin de semana de septiembre, fecha en la que los vecinos realizan una xuntanza.

Nota. El lector puede encontrar más información en el Blog Nigueiroá de Parderrubias. Véase https://nigueiroa.wordpress.com